Un hombre con largos y negros cabellos se encontraba obcecado mientras observaba un mapa de la nación del fuego sobre una mesa con diversas piezas de majong sobre el mismo, al igual que algunas notas y papeles. En su mano diestra se encontraba un pergamino abierto del cual solo sujetaba un extremo, mientras el resto del manuscrito habia caído hasta su regazo. Mientras con su zurda agitaba con suavidad un pequeño puñado de piezas.
Si quitar la vista del mapa dejaría de agitar las piezas en su mano sujetándolas con fuerza como si anticipara un pequeño cambio inminente en su entorno. Para efectivamente ser perturbado por un joven de indomable espíritu que irrumpía en la estancia un poco exaltado - ¡Taka-sama! - Proclamaría mientras se aproximaba al hombre sentado frente al mapa que liberaría su mano diestra soltando el pergamino sobre la mesa, para extenderla hacia el joven recién llegado anticipando su reacción - ¡Aquí tiene el informe de los rastreadores, parece ser que esta noche habrán alcanzado Ciudad Momobami! - No solo ejercía de mensajero, sino que tambien resumía el contenido de los informes - Debes aprender a vivir la vida con menos estrés y ansiedad Yamada-kun - Le diría el hombre que pasaría a mover una pieza del mapa hacia la ciudad Momobami apuntando la misma hacia Konoha - Desde allí fácilmente llegara a Konoha en menos de un día, pero probablemente esperaran al amanecer para las apariencias - Diría Taka permaneciendo bastante concentrado.
Entonces tomaría una de las piezas de su mano y la colocaría entre Konoha y ciudad Momobami - Muy bien, enviaremos al nuevo Sencho, Adan - Diría con seguridad Uchiha Zei tras sopesar un poco las posibilidades con las que contaban en esos momentos - ¿Pero esta seguro señor de enviarlo a él? - Yamada se mostraba con serias dudas respecto a esa decisión - Tomo el puesto de forma bastante salvaje y estamos en una misión importante - Yamanaka Adan hacia poco que habia obtenido el puesto de Sencho tras derrotar a su predecesora de un solo movimiento, pero sus habilidades aun estaban en duda entre algunos miembros de la rebelión - Que mejor oportunidad que esta para poner a prueba sus habilidades, contáctale, liderara la operación, será su oportunidad de demostrar su valía y que no fue un golpe de suerte su victoria, tambien reúnele todo el apoyo que cuente con cierta habilidad que este disponible en las cercanías, deberán estar listos esta noche - El líder seria franco y directo, no habia muchas más opciones en esos momentos puesto que su segundo al mando estaba explorando la Tierra Libre en estos momentos y su tercero al mando se encontraba en una operación en cubierta.
El joven Yamada saldría rápidamente la estancia con su impaciencia e ímpetu habituales buscando acatar las ordenes lo antes posible con la máxima eficiencia. Mientras Zei dejaría caer las otras piezas que sostenía alrededor de la pieza que representaba a Adan y tomaría de nuevo el pergamino cifrado que habia recibido hará unas escasas horas - Ayy Nezu, sin ti aun estaríamos ciegos ante los movimientos del enemigo - Repasaría de nuevo el mensaje en el que se detallaba como un noble del imperio visitaría en cualquier momento Konoha, pero que en realidad se trataba de alguien de la confianza plena de Kami-sama encargado de disipar cualquier sospecha de traición en el imperio y sofocarla antes de que cause daños en el sistema - No podemos desaprovechar esta oportunidad de capturar a un siervo directo de Kami-sama - Por lo general nadie conocía en persona a Kami-sama, nadie sabia de su paradero, ni siquiera los lideres de las aldeas. Con lo cual el hecho de que un subordinado tan importante que por lo general mantenía su identidad completamente oculta bajo un perfil insignificante - Solo lamento que hayas tenido que exponerte así para lograr que demos este paso... - Ahora todo quedaba en manos de las jovenes hojas de la rebelión.
La ciudad fronteriza Momobami se encontraba en el País del Fuego a un par de escasos kilómetros del País de la Cascada. Una gran ciudad con altos edificios con acabamos tradicionales que ejercía como un punto de comercio entre varias naciones. El ambiente en la ciudad era bullicioso y muy ajetreado aun las horas del día que comenzaban a transcender hacia la noche dejando en el cielo un mosaico de tonos anaranjados muy vivos y cálidos, asomando en el horizonte una bruma oscura y azul marino que acechaban para teñir todo el cielo.
Múltiples miembros afines a la rebelión o que habian sido colaboradores de la misma recientemente fueron contactados para esta misión. Se priorizo buscar a los más capaces, aptos y poderosos que se encontraran en las inmediaciones dada la urgencia de la situación y el escaso tiempo del que se disponía. Yamanaka Adan, recientemente nombrado Sencho, habia sido seleccionado como el líder de la operación y quien controlaría los detalles. El mismo habría sido convocado en una posada discreta y humilde de la ciudad con el fin de recibir los detalles de la misión de la mano de uno de los subordinados de confianza de Taka, el joven Yamada, en lo que llegaban los miembros seleccionados.
En la posada una amplia habitación habia sido reservada por Yamada. En la cual estaría el joven esperando al Sencho y todos los otros miembros de elite seleccionados para poder cumplir la misión. El joven portaba en su mano un pergamino escrito por el propio líder de la rebelión Uchiha Zei con los detalles de la misión, el joven esperaría para abrirlo a que todos los shinobi llegaran.
Dos pequeñas niñas iban corriendo de un lado al otro recogiendo ropa, telas, algunos objetos cotidianos, diversas botellas de alcohol, con el fin de empaquetar y embolsas todo mientras una pila de equipaje se iba amontonando en la entrada. Las dos pequeñas sirvientas eran idénticas como dos gotas de agua con la única distinción de que el cabello de una era rosado y el de la otra era azul, pero por lo resto era exactamente iguales, hasta en sus kimonos de sirvientas.
Mientras tanto en una habitación adyacente una mujer estaba reunida con un hombre enmascarado y cubierto por una capa, la sombra de la propia habitación aun diluían más la silueta de aquella presencia. La única luz en el lugar era una vela que iluminaba principalmente a la mujer de cabellos azulados - ¿Entonces, comprendes lo que hay que hacer? - Diría la presencia sombría con una voz grave y algo distorsionada por la mascara que portaba - Si, si, no soy estúpida no es la primera vez que hacemos esto - Diría la mujer mientras se servía una copa más en su platillo - Pero es la primera vez que la la semilla de la traición parece venir de una de las sombras que designamos, si el País del Fuego se unifica en una sola fuerza todo se retrasara - El hombre parecía muy serio con sus palabras, habia un poco de furia en su tono, no quería tolerar - Bueno no hay que sufrir, reavivare la llama de la hostilidad entre los rebeldes y el imperio en el Fuego, no sufras y en el peor de los casos aplastaremos a todo el Fuego como un ejemplo de lo que sucede si traicionan a Kami-sama - La mujer pasaría la calabaza en la que guardaba su alcohol al hombre, que la tomaría con un gesto vago sin problemas.
La entidad misteriosa se habría quedado reflexionando por unos momentos - Bueno, no es lo ideal pero serviría, aunque ya sabes que la prioridad es que la gente siga distraída con su lucha de poder, no puede unificarse ninguna nación - El silencio se apodero una vez más de la sala en lo que la misterios entidad se servía para si un poco del licor - Todo ira bien, como siempre, tu deberías centrarte en la subasta de Yani, no? - Le respondería efusivamente buscando ya cambiar de tema - Todo saldría exactamente como queremos, así que no te preocupes por esas pequeñeces - Parecía no querer ser cuestionado con sus labores.
La puerta corredera de la estancia se abriría dejando entrar la luz del exterior iluminando un poco toda la estancia mientras una leve brisa de viento apago la vela que habia en su interior dejando al descubierto la solitaria figura de una mujer con una calabaza y un platillo vacío en el lado opuesto de la mesa, pero sin ningún interlocutor - Fumei-sama, ya tenemos el equipaje listo para el viaje - Diría una de las sirvientas de cabellos rosados - Esplendido Mei, partiremos enseguida - La mujer se iba levantando mientras se acercaba para tomar de nuevo su calabaza - Avisa a Mai, quiero llegar a Ciudad Momobami cuanto antes, que avise a los mensajeros para que los guardaespaldas nos esperen allí directamente paso de esperar a que vengan aquí, optimicemos un poco el tiempo - La mujer sencillamente saldría de la estancia cerrando la misma dejando tras de si un platillo rellenado de licor, en cuanto la estancia volvió a oscurecerse una mano tomaría el platillo y bebería.
La elegante ciudad Momobami comenzaba a prepararse para el atardecer, pero eso no disminuía para nada el ambiente exaltado de comercio e intercambio de vienes. Las calles se llenaban de los mercaderes y compradores, aunque allí estaban solo la gente de clase baja y como mucho de media, siendo el mayor volumen de compras y ventas, pero sin duda no eran los más lucrativos negocios que se hacían en la ciudad. Ese tipo de negocios se reservaban en reservados y comidas privadas donde entre lujosa y exquisita comida se cerraban grandes negocios.
Ese tipo de reuniones y contactos se realizaban en las más prestigiosas y exclusivas posadas de la ciudad y en algunos restaurantes de prestigio por todo el País del Fuego. Concretamente en uno de los restaurantes "Sky Lounge Stellar Garden" un restaurante que conformaba una gran torre reservando salas cada vez más exclusivas a mayor altura de la torre se encontraran, contando con vistas impresionantes de toda la ciudad, esta noche tenia una reserva concretada en un par de horas una noble del país de las cascadas que llego esa misma tarde a la ciudad, la reserva era de la sala más alta del restaurante para ella, sus sirvientes y guardaespaldas.
Pero antes de ir a esa cena la noble quiso reunirse con sus guardaespaldas en la posada donde se hospedaría esa noche. Los guardaespaldas como era costumbre habian sido seleccionados aleatoriamente entre los shinobi que trabajaban para el imperio, ningún patrón, ni ningún cargo especial. Tampoco se habian esmerado mucho en investigar a los seleccionados o sus historiales, puesto que desde el punto de vista de la señora, todo miembro del imperio debía ser alguien confiable, al fin y al cabo todos adoraban al mismo dios.
Fumei esperaría en sus aposentos a la llegada de los guardaespaldas, mientras sus dos sirvientas esperaban en la puerta del lugar para recibirlos. La posada evidentemente era una lujosa y muy elegante, desde el exterior era difícil saber quien se encontraba en que habitación. De modo que las dos jóvenes que aguardaban en la recepción del lugar eran las únicas que sabían donde estaba la noble, las mismas tenían un pequeño anexo de documentos con las fotografías y los nombres de los guardaespaldas contratados.