La misión de hoy definitivamente no era la más atractiva, pero era sencilla y pagaba la comida de algunos días, así que no tenía de otra. Por suerte, no tenía que madrugar tanto como la última vez, esta misión permitía acercarse a la casa de un anciano y la casa de su vecino a eso de las 10 de la mañana, donde el movimiento era algo más tranquilo y ordenado, no tan estruendoso como a las 7 de la mañana, llena de obreros, shinobis saliendo y llegando de sus misiones, estudiantes a los gritos con sus kunais de goma, alardeando de lo bien que lo lanzaban, y cosas similares... Riku no fue a la academia, en su pequeña aldea no había ninguna, tan sólo pasó directo al examen Genin, que dio de forma "libre", siendo un poco más complejo para demostrar su conocimiento aprendido por su cuenta, aunque de todos modos lo logró, y se mostró orgulloso en su aldea por unos días, hasta que tuvo que volver a Iwagakure para continuar su desarrollo como ninja. Poco a poco, se acercó a las casas descritas. Tenían una larga cerca que iba desde la acera hasta lo que permitían ver sus ojos. Tocó la puerta de uno de los ancianos, que se acercó a la puerta paulatinamente, oyéndose a su par un ruido de bastón. ~¿Sí? Ah, eres tú, el mediador del Tsuchikage. Pff, qué sabrá de mediar un niñato. En fin...~ Riku no dijo nada, pero claramente se lo veía disgustado con el comentario. Ambos salieron y Riku, al llegar a la acera, dijo: ~Voy a llamar a su vecino. Espere aquí, por favor.~ el viejo retrucó ~¡Claro! ¿A donde quieres que me vaya, si no? ¡Ya demasiado tener que lidiar con ese viejo cascarrabias y su mediación!~ Riku se fue suspirando de la forma más sonora y profunda posible, el hastío ya era enorme y ni siquiera habían empezado. Tocó la puerta del otro anciano, y se escuchó un ruido similar. Un lento -clac, clac- se oía, aunque este era más metálico. Cuando abrió, el anciano se movía en andador. ~¿Sí? ¿Diga?~ ~Soy el mediador que envió el Tsuchikage~ ~¿Qué?~ ~EL MEDIADOR, SEÑOR, DE PARTE DEL TSUCHIKAGE.~ ~¡Aaah! Sí, enseguida salgo...~ dijo, retirando el pestillo de la puerta, y saliendo al jardín, con parsimonia en sus lentos y asistidos pasos, aunque su gesto mutó brutalmente al ver al otro anciano. ~¡Ya te dije, no voy a pintar la cerca color verde!~ su tono sonaba áspero y autoritario, mas el otro anciano no se dejó intimidar ~¡Ni yo de rojo! ¡Todo el vecindario tiene el mismo color! ¡Toda la maldita aldea es roja! ¡Veo rojo hasta con los ojos cerrados!~ Riku, moviendo sus palmas hacia abajo en señal de calma, dijo ~Calma, por favor. ¿Y qué tal si pensamos en otro color en el que estén ambos de acuerdo, como por ejemplo... ¿Amarillo?~ ~¡QUÉ HORROR!~ gritaron a coro ambos ancianos ~Bueno, ya, ya... Hmmm... ¿Blanco?~ Un viejo asintió y hizo un sonido de aprobación con su boca, pero el otro puso el grito en el cielo ~¡NI LOCO! Cuando corte el césped, se va a manchar de verde, ¡Y NO QUIERO ESE COLOR HORRENDO EN MI CERCA!~ el otro viejo, que ya se había calmado, no pudo evitar responder indignado. ~Bueno, qué tal...~ dijo Riku, pero no alcanzó para callar a los viejos ~Oigan, silencio por favor...~ dijo, pero sin éxito. Tomó un poco de su arcilla explosiva, moldeó un pequeño gorrión y lo lanzó al cielo, expandiéndose a un tamaño más normal en el aire. Los viejos estaban tan absortos en la discusión que ignoraron esta acción. Luego de unos segundos, Riku cerró el puño, generando una explosión muy sonora que hizo estremecer a todo el vecindario. Las aves reales de todo el lugar huyeron temerosas, al oir semejante explosión. ~Ahora sí. Yo creo que este color les va a gustar a ambos... Celeste.~ dijo, y los viejos se quedaron callados unos segundos, mientras algunos vecinos se acercaban a curiosear debido a la fuerte explosión, que había dejado una mancha de humo en el cielo. Los viejos, espontáneamente, a saber si fue por mutuo acuerdo o por el miedo de las represalias que pudiera tomar el Ashira, asintieron, se dieron la mano, y se fue cada uno para su casa. Riku persiguió a uno para que firme su manifiesto, y se marchó, contento y suspirando de alivio, por haberse librado de esa situación tan engorrosa, porque ya lo dice el dicho, el que quiere celeste...
[Auto D] Un conflicto muy anciano
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