Última modificación: 06-07-2023, 09:12 PM por Kurosame.
Hola, Iza. Le respondería un poco tenso, pero con la confianza de usar la versión corta de su nombre. Kurosame lamentaba la captura de Izanami y lamentaba no poder rescatarla en su momento, así que persistía en él cierto sentimiento de culpa y remordimiento. Prefería ignorar el hecho por ahora.
Asentiría sobre el último comentario de Izanami. Órdenes, sí. Vamos. A decir verdad, la vida de Kurosame era increíblemente cómoda dentro de su reputación y estatus como miembro del Consejo, y sin embargo, sufría una batalla entre la conformidad y la ambición, una batalla que hasta ahora no tenía un claro victorioso.
Kurosame e Izanami desaparecerían de entre las sombras y la oscuridad, moviéndose a alta velocidad hacia el puerto más cercano, para luego tomar un barco hacia la Fortaleza Shoseki -Kurosame prefería nadar entre las islas si viajaba solo, pero por alguna razón, prefería no dejar sola a Izanami, otra vez.
La Fortaleza Shoseki se alzaba majestuosa como una imponente sombra en la oscuridad. Sus altas murallas se elevaban bajo el cielo estrellado, proyectando la sensación de seguridad y poder que merecía el Imperio del Agua. Las torres de vigilancia servían como centinelas silenciosos, sus siluetas recortadas contra la pálida luz de la luna.
Dentro, las paredes iluminadas por tenues luces que destellan desde las ventanas. Estas luces, difusas y cálidas, dan vida a las sombras que bailan en los recovecos de los muros, pero escapando de las celdas oscuras de los más peligrosos prisioneros.
Llegamos. Entrarían a la prisión después de pasar por toda la seguridad. Era una noche quieta y calmada entre todo. En el camino transcurrieron los patios adornados con jardines iluminados, donde las flores nocturnas desplegaban su fragancia en el aire sereno.
¿Sabes algo de Kaguya Haku? Hasta ahora nadie nos ha ofrecido información de ella, solo sabemos que es una agente rebelde de importancia. Diría mientras recorrían los pasillos oscuros de la prisión. Verdaderamente no sé por qué nos han llamado hasta aquí, no somos interrogadores. Sin saber mucho más que aportar a la conversación, seguiría. ¿Cómo te encuentras estos últimos días, Izanami? Preguntaría, en parte para saber más de ella, en parte con un tono disimulado de genuina preocupación. Izanami enmascaraba todos sus sentimientos en una sola expresión indiferente, así que rara vez sabía lo que ésta pensaba. En cambio, Kurosame era un libro abierto. Era claro que Kurosame quería saber sobre lo que habría ocurrido con Izanami durante todo este tiempo, pero no podía preguntarle directamente.
Asentiría sobre el último comentario de Izanami. Órdenes, sí. Vamos. A decir verdad, la vida de Kurosame era increíblemente cómoda dentro de su reputación y estatus como miembro del Consejo, y sin embargo, sufría una batalla entre la conformidad y la ambición, una batalla que hasta ahora no tenía un claro victorioso.
Kurosame e Izanami desaparecerían de entre las sombras y la oscuridad, moviéndose a alta velocidad hacia el puerto más cercano, para luego tomar un barco hacia la Fortaleza Shoseki -Kurosame prefería nadar entre las islas si viajaba solo, pero por alguna razón, prefería no dejar sola a Izanami, otra vez.
Fortaleza Shoseki - Horas de la madrugada
La Fortaleza Shoseki se alzaba majestuosa como una imponente sombra en la oscuridad. Sus altas murallas se elevaban bajo el cielo estrellado, proyectando la sensación de seguridad y poder que merecía el Imperio del Agua. Las torres de vigilancia servían como centinelas silenciosos, sus siluetas recortadas contra la pálida luz de la luna.
Dentro, las paredes iluminadas por tenues luces que destellan desde las ventanas. Estas luces, difusas y cálidas, dan vida a las sombras que bailan en los recovecos de los muros, pero escapando de las celdas oscuras de los más peligrosos prisioneros.
Llegamos. Entrarían a la prisión después de pasar por toda la seguridad. Era una noche quieta y calmada entre todo. En el camino transcurrieron los patios adornados con jardines iluminados, donde las flores nocturnas desplegaban su fragancia en el aire sereno.
¿Sabes algo de Kaguya Haku? Hasta ahora nadie nos ha ofrecido información de ella, solo sabemos que es una agente rebelde de importancia. Diría mientras recorrían los pasillos oscuros de la prisión. Verdaderamente no sé por qué nos han llamado hasta aquí, no somos interrogadores. Sin saber mucho más que aportar a la conversación, seguiría. ¿Cómo te encuentras estos últimos días, Izanami? Preguntaría, en parte para saber más de ella, en parte con un tono disimulado de genuina preocupación. Izanami enmascaraba todos sus sentimientos en una sola expresión indiferente, así que rara vez sabía lo que ésta pensaba. En cambio, Kurosame era un libro abierto. Era claro que Kurosame quería saber sobre lo que habría ocurrido con Izanami durante todo este tiempo, pero no podía preguntarle directamente.