[Yūgure] La perdedora legendaria y su mal augurio
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La rubia de Yūgure había decidido darse un día de descanso en medio de su rutina. Había llegado a un encantador pueblo situado en el corazón del país helado, cercano relativamente a la guarida de la organización, rodeado por vastos paisajes de nieve y montañas nevadas, mantenía una belleza escénica y un clima gélido, como todo en ese país. El pueblo había sido construido en armonía con su entorno, utilizando materiales como madera resistente y piedra helada para soportar las bajas temperaturas.

Las casas del pueblo estaban diseñadas para resistir las condiciones climáticas extremas. Construidas con estructuras robustas y resistentes, combinando madera y hielo en su arquitectura, creando un aspecto único y deslumbrante. Los techos inclinados permitían que la nieve se deslizara fácilmente, evitando su acumulación excesiva.

Por otro lado, la gente se vestía acorde al clima helado. Usaban ropas gruesas y abrigadas, utilizando capas múltiples para protegerse del frío intenso. Los colores de las prendas solían ser tonos fríos, como el azul hielo y el blanco níveo. Los detalles y bordados en las prendas a menudo representaban símbolos relacionados con el hielo y la nieve, reflejando la conexión del pueblo con su entorno. Los habitantes también usaban accesorios como gorros de hielo tallado, guantes y botas aislantes. Algunos llevaban consigo pequeños cristales de hielo mágicos que emitían un brillo suave y proporcionaban un poco de calor adicional en los días más fríos o eso solían creer.

Las calles estaban cubiertas por unas suaves capas de nieve blanca, que se mantenían relativamente limpia gracias a los esfuerzos constantes de los residentes. Farolas de hielo tallado en intricados diseños iluminaban las calles por la noche, proporcionando un resplandor mágico en medio de la oscuridad invernal. Era preciso que en medio de tal noche la rubia buscara un lugar para calentarse un poco.

Sus pies no tardaron en dejarla al frente de una especie de casino. Allí, una especie de historia empezaría a forjarse, aunque ya lo sabía, Bisha era realmente mala cuando de apuestas se trataba y pese a ese, sentía una gran adicción por el juego. Entró, buscó situarse donde mejor podía y empezó, uno a uno, a apostar cada peso que tenía. En una de esas, sin embargo, la tasa de té que tenía caliente se quebró justo antes de tomarla en la mano.

E…Esto…— y justo en ese momento, su número se ganaba el premio mayor de la lotería más grande la noche. —Tks… Algo está mal— se dijo así misma poniéndose de pies y encaminándose a la salida del casino —¡Bishamon-sama, no se vaya sin su premio!— gritó una chica que corría tras ella con una cheque gigante que ponía la aterradora cifra que acababa de ganar y travesando las calles llenas de nieve con sandalias que apenas cubrían sus pies del frío. —Ah… Lo, lo siento. Gracias por traerlo hasta aquí— dijo tras tomarlo y emprender marcha a lo que se conocía como el cuartel de Yūgure.

Sin embargo, al llegar ahí un gran nada del tamaño del universo fue lo que encontró. En antaño, cada vez que ganaba algo, un suceso adverso tenía lugar, ¿pero esta vez? —Que bien… esta vez no— había cerrado sus ojos y dejado salir el aire de sus pulmones como si hubiera sentido un gran alivio, pero entonces una figura de papel irrumpió su descanso haciendo que sus ojos se abrieran de golpe y sintieran el pánico. —¡¿Shujin?!—. El papel tenía un mensaje conciso y bastante claro: ¡Ayuda!
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"La fuente de todas las miserias para el hombre no es la muerte, sino el miedo a la muerte."

.-Ya casi no... Puedo ver nada.- Eran aquellos pasos tambaleantes, era aquel un cuerpo que apenas podía luchar contra la gravedad... Aquellos músculos estaban completamente deshechos y, muy probablemente, incluso sus huesos habían sido víctimas de algún tipo de daño. Desde aquel brutal combate que Shujin había librado en contra de Shiva no había pasado demasiado, pero para efectos de la mente resquebrajada del hombre nacido en Iwagakure, parecía ser que cada minuto era en sí mismo una infinidad... Conforme pasaba el tiempo los niveles de adrenalina en su cuerpo disminuían rápidamente, poco a poco su cuerpo era completamente consciente de todos y cada uno de los gastos que él se había visto forzado a realizar con tal de seguir viviendo; Poco a poco el dolor se hacía cada vez más intenso y si no hubiese sido por las posibilidades que le otorgaba su pacto de invocación, quizás habría quedado completamente abandonado en medio de aquella fría cordillera del País de la Tierra.

Su angustia y necesidad por obtener algún tipo de alivio y poder así salvar su vida le habían motivado a recurrir a quien probablemente era la única persona con vida que aun poseía su confianza. Aquella mujer de manos sanadoras, de cabellera dorada, la misma que le conocía desde hacia mucho tiempo e incluso podía decir con propiedad que sabía bien lo que se ocultaba tras aquella máscara de porcelana blanca... Una pequeña figura de papel había sido enviada al viento, no con un mensaje complejo sino más bien con una petición del todo clara: "Ayuda" como único grito desesperado; Era extraño ver a Shujin en aquellas condiciones, era extraño que aquel hombre tan alejado de todo lazo humano se viese en la necesidad irrevocable de recurrir a otros.

Con sus últimas fuerzas había logrado llegar al Castillo Ketsueki, la ciudad de invocación propia de los Quirópteros, un lugar frío y solitario donde incluso quien era el maestro del pacto corría peligro si es que no tenía cuidado. Aquellas criaturas nocturnas, más parecidas a pesadillas, acostumbraban a dejarse llevar por la ley del más fuerte, es decir, si es que acaso tenían la posibilidad de advertir en su "Maestro" una gota de debilidad, indudablemente irían a por él, estableciendo nuevas líneas de jerarquía dentro de la familia de sangre. Fue por esa misma razón que su estadía en ese lugar fue tan fugaz como le fue posible, aunque aquello terminase por quemar definitivamente todas sus reservas de chakra, la única posibilidad era abandonar dicha ciudad y recaer en el único lugar lógico donde podría encontrar una pizca de esperanza: La guarida de la nueva organización de la cual él estaba siendo parte. No podía saber a ciencia cierta si es que acaso la kunoichi de Konoha podría llegar a tiempo, tampoco podía asegurar que la disponibilidad de Bishamon le permitiría abandonar su deber e ir en busca de él como método de rescate pero... ¿Es que acaso tenía otra alternativa? .-Sólo espero que...- Tras una nube de humo blanco, Shujin había podido por fin llegar al lugar de reunión de Yugure, el sonido del ambiente era desolador e incluso desesperanzador dadas las circunstancias; Aparentemente nadie se encontraba en el lugar .-Mierda....- Su boca tenía sabor a sangre, los daños eran mucho más que los evidentes .-Sólo tengo que... Recorrer un...Poc...!.- En una caminata lenta, una de sus piernas finalmente cedió y dejó de responder. Aquel último salto que había hecho para esquivar el ataque de Shiva veía ahora sus repercusiones en toda magnitud, a duras penas el hombre que ahora estaba desprovisto de su máscara y cuyas ropas estaban completamente sucias y desgastadas pudo mantenerse en pie.

Era curioso, puesto que, para un punto los sentidos siempre agudos de Shujin poco a poco comenzaban a apagarse, el renegado no era consciente de aquello y, como si todo fuese parte de un gran Genjutsu, comenzaría a desvariar respecto a lo que se encontraba a su alrededor .-Parece que... Finalmente fue imposible ¿no?.- Sus ojos a medida que su cuerpo avanzaba lentamente, comenzaron a cerrarse víctimas de un sopor difícil de combatir ¿Había perdido ya demasiada sangre? ¿Su cuerpo estaría sufriendo muchas fallas? Según los escasos conocimientos médicos del invocador de murciélagos, todo era perfectamente posible después de haber estado frente a frente a un monstruo de aquel calibre... .-Ese color...- Un breve suspiro le llenó de vida, ¿Era acaso una ilusión? ¿Serían sus sentidos jugándole mas jugarretas? Un color dorado pareció moverse frente a él, estaba poco claro, pero .-Ese aroma.- Su brazo derecho, como propio de un ciego, se levantó frente a él para guiar su caminar, si es que aquella imagen que veía era una simple ilusión, entonces no podría tocarle, pero contrario a ello, aquella mano malherida pudo finalmente posarse sobre un hombro amigo .-He comen...zado a perder la.- Más sangre cayó de su boca acompañada de una toz fuerte .-Sensibilidad...- Sus ojos no podían encontrar a los de su compañera, si bien estaba allí junto a ella, parecía ser que en realidad no era el caso, por primera vez el discurso que Shujin siempre empleaba, el de ser más un espectro que un ser humano, parecía cobrar mucho sentido, sólo estaba allí físicamente, porque su mente y sus sentidos apenas podían enfocarse en articular palabras que pudiesen ayudar a Bishamon a entender lo que ocurría .-Mis piernas y brazos... Ya no están...- Sus ojos poco a poco se fueron cerrando, quizás porque había recuperado en parte la tranquilidad y se sentía a salvo, o bien por el simple hecho de que sus energías se habían agotado completamente .-Gra....- Apenas y fue audible aquel último balbuceo, la mano que se apoyaba en el hombro de la kunoichi finalmente cayó.
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Última modificación: 07-07-2023, 12:41 AM por Bishamon.
Todo, o nada...

¿Era real? Aquel sentimiento no se desvanecía, el mal presagio la perseguía, una vez daba con ella no la soltaba hasta que la calamidad estuviera completa y esta vez no era la excepción. Tragó saliva con esfuerzo y justo después de estar en la cueva, con el papel en su diestra, arrancó a buscar por los corredores, por los pasillos y en las habitaciones de la cueva. Nadie, ninguno de la organización estaba ahí. Si Shujin estaba en peligro ¿dónde podría estar? No tenía pistas para buscarle, sus puños se cerraron con fuerza y posteriormente su mandíbula se tensó.

Mierda…— se dijo así misma.

Ahora mismo estaba en lo que se había asignado como su habitación y entonces pasó, el sonido característico de una nube de humo había llegado a sus oídos, y como la alarma de la cueva no se activó supuso que era alguno de sus camaradas. Salió despedida y entonces lo vio. Shujin caminaba casi que arrastrándose con las pocas fuerzas que le quedaban. No sabía si era eso un genjutsu o si era real. Si lo había podido decir, a simple vista le quedaban escasos minutos de vida.

¡Shujin!— gritó corriendo hasta dar con él.

En momentos normales, Bisha se había tomado la molestia de revisar al enfermo, mirar puntos vitales, signos, síntomas y enfocarse, pero no tenía tiempo, lo sabía. Bisha le tomó con el brazo derecho que había estirado hasta ella.

Estoy aquí, no morirás, no en mi turno… No hables más.— sentenció mientras trataba de escucharle.

Lo puso en el piso mientras pensó en todos los daños posibles, en los más adversos, así que, buscaría ir a todo, o Shujin podría morir. Inmediatamente realizó un par de sellos, correspondientes a varias técnicas. La primera de ella era invocar a Katsuyu, su mejor aliada para estos casos y posteriormente crear dos clones.

Katsuyu, transferencia de chakra, ¡Ahora!— no había tiempo para presentaciones. Uno de los clones haría transferencia y chakra por medio de Katsuyu, el otro usaría el Shosen para evitar hemorragias y Bisha haría el trabajo principal con una técnica casi prohibida, esa misma que daba la vida propia a cambio de la de un muerto. ¿Estaba dispuesta a eso? Si Shujin moría ¿Bisha daría su propia vida para traerle de regreso?

El shosen creado por el primer clon hizo su trabajo, poco a poco, este se iba moviendo cerrando las heridas y las hemorragias superficiales que pudiera tener. Katsuyu de inmediato por medio del otro clon empezaron a transferir chakra y Bisha, sentada al frente de Shujin empezaría el trabajo mayor. Su fuerza vital empezaba a traspasarse al otro. —No morirás, si hace falta... yo misma te traeré de entre los muertos. Resiste, solo un poco más...

Hospital Bishamon (?)
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Por primera vez en todas sus experiencias, la muerte parecía ser un abrazo cálido y acogedor... Aquella sensación fría y de vacío que ya antes muchas de sus "otras versiones" habían experimentado definitivamente no tenía cabida en una escena como esa; Si bien su cuerpo yacía inmóvil y recostado en el frío suelo, las energías y el empeño con que aquella mujer intentaba retenerlo sin lugar a dudas significaba probablemente el gesto más cálido que alguna vez alguien había tenido con él, cuestión curiosa puesto que su vida había iniciado junto a un médico y ahora... "Volvía a nacer" .-Gracias.- El esfuerzo que el hombre había hecho para articular esa simple palabra había sido inmenso, ya no hablábamos únicamente de las dificultades propias de un cuerpo maltrecho sino también de un alma fragmentada que probablemente nunca había tenido algo que agradecer, aquel agradecimiento era único, quizás irrepetible y muy probablemente muy débil como para poder ser escuchado con completa propiedad, pero allí estaba, había sido real .-Aunque hayan pasado todos estos años.- Con sus ojos entreabiertos y observando como figuras de momento borrosas le transmitían energía, Shujin había comenzado a dejarse llevar por los recuerdos .-Un humano que rechaza su propia naturaleza... Inmiscuida en un ambiente de tal oscuridad cuando en realidad.- Como si fuese una vívida fotografía, un momentáneo pero eterno recuerdo se evocó en sus pensamientos, una joven Bishamon que alguna vez le transmitió a él su sueño de ser una gran médico... Un joven Shujin que optó por cambiar al mundo sacrificándose a sí mismo, ¿Dos caras de una misma moneda? Para nada, eran aquellos dos monedas distintas; Una chica de luz, un tipo cubierto en sombras pero que al momento de haber compartido con ella, había entendido mucho de la vida y a la vez despertado un sin fin de preguntas .-"Tus manos están hechas para sanar".- Un suspiro escapó de su boca, el dolor comenzaba a alejarse .-Se lo dije hace ya tantos años y... Sigue aquí, por más que quise darle a entender que su camino y el mío no eran el mismo.- ¿Cómo verla fijamente al rostro? ¿Cómo enfrentarla directamente si no era a través de aquella máscara de porcelana? Aquel era el símbolo de la distancia, lo que transformaba a Shujin en un otro, uno que tenía lazos humanos, uno que no le debía explicaciones a nadie por el hecho de ser un infame asesino.

La relación con Bishamon había sido una de las primeras que había provocado en él una serie de dudas, los lazos humanos, las cadenas que portamos, siempre habían sido y eran la más grande problemática que el Enmascarado se había dedicado a comprender... Muchas veces nos transformaban en monstruos, pero en otras sólo funcionaban como distracciones y debilitamientos, tener un propósito en la vida... Una voluntad de piedra, requería que los objetivos fueran firmes, necesitaba de un ser que estuviese dispuesto a recorrer la senda de los sacrificios. Pero ¿Qué ocurría si tu vida no te pertenecía completamente? ¿Qué ocurría cuando toda tu persona estaba depositada en otra distinta? Fuerza como Bishamon... ¿Distracción? Como Shiva y Surazal .-No, no es momento de tribulaciones...- Ignorando el procedimiento médico y con las pocas fuerzas que comenzaba a recuperar, Shujin llevó una de sus manos, la izquierda, a su rostro con el fin de taparlo casi completamente .-¿Cre-crees que... Podré recuperarme?.- ¿Por qué a pesar de haber estado al borde de la muerte aquel hombre sólo buscaba "continuar"? ¿Qué llevaba constantemente a aquel huérfano a enfrentar sus límites? .-Debo...- De momento sus palabras eran pausadas, como si la respiración aun le fuese pesada .-Debo ser capaz.- ¿A qué se refería? Sus ojos, descubiertos, observaban a una pequeña babosa y a dos mujeres rubias cada vez con mayor nitidez, sin duda alguna aquella kunoichi era una experta, no había demorado en tomar todas las medidas pertinentes .-Debo ser capaz... De obtener aun más fuerza.- Su mano, que cansada de tapar su rostro se había dirigido hasta su pecho, de pronto se empuñó con una fuerza que hasta ese entonces no tenía... Estaba molesto, decepcionado de sus propias capacidades .-Al menos para...- Suspiró una vez más .-N-no deberte la vida.-

¿Qué ocurriría tras este incidente? ¿Cómo podría levantarse sabiendo que su vida ahora simplemente no le pertenecía? El control se había perdido totalmente .-Ni siquiera entiendo...- ¿Por qué sus fuerzas se recuperaban tan rápidamente? Aquel método utilizado era diferente a los que él antes había experimentado, algo era diferente .-Cómo has podido lograr que se vaya el dolor.- Probablemente no hablaba únicamente de su estado físico, pero tampoco estaba dispuesto a ahondar mucho más en aquella idea .-Supongo que en esta ocasión me he pasado.- Se notaba en la fluidez de sus palabras que poco a poco era más consciente de lo que ocurría a su alrededor, en ese sentido, probablemente en esta oportunidad viviría .-Tendremos que añadir otro "fracaso" a la interminable lista.- Parecía molesto, pues nada más terminada esa frase, chasqueó su lengua tal y como hacía cuando se frustraba .-Lo siento, no supe a quien más acudir...- Finalmente, después de mucho, buscó a su compañera con la mirada .-Fui descuidado... Ya no soy un niño para actuar así.- Un diálogo que había comenzado con un agradecimiento sincero, volvía a encontrar la calidez ahora en las disculpas.
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