Ay Konoha, aldea de la voluntad de fuego. ¿Quién lo diría? Una aldea que en su momento se veía como una de las mejores versiones de una utopía, personas que nunca se iban a corromper por simplemente el dinero, poder o algunas otras cosas paganas. Eran como el modelo a seguir de cualquier aldea, como si fuesen el escogido en una historia donde los demás. Eran simplemente copias, intentando imitar su poderío y poder. ¿Les salió bien la jugada?, No. Al final, Konoha termino como lo que tanto odiaban y repugnaban. Un montón de ninjas que se movían por el dinero, poder y etc.
Algo malo, pero. ¿Aún se sentía esa pizca de voluntad y de cosas amorosas?, No. Claro que no, las personas aceptaban pagos por hacer de todo. Se empezó lo que se conoce como distopías. Todo estaba devastado, y las personas. Las personas ya no tenían esa pizca que tanto predicaban. Con el tiempo se les fue quitando, dándonos cuenta de cómo las personas no tenían empatía. Y todo por culpa de guerras como Yugata No Toshi, o la invasión de Kami-Sama. De la cual fui parte. Y te aseguro, las personas velan por sus propios intereses. Me pude dar cuenta de ello.
Pero eso no era todo. Después de que los Imperiales llegasen al poder, nosotros tuvimos que movernos y convertirnos en Imperiales, algunos nos tuvimos que ir a montañas como fue mi caso y otros fueron más radicales e intentaron acabar con ellos. Lo cual fue una mala idea. Después de todo, el mundo ya estaba podrido y no podíamos hacer mucho, y los que aún confiaban en el poderío de la voluntad de fuego. Cuál es el caso que veremos hoy. Pelearon con todas sus fuerzas, para terminar asesinados, y tras las rejas. Lo mismo que me pasó a mi. De hecho.
Mi tiempo ahí no fue de lo mejor, contaba los días. Parecían años y lo peor que fueron pocos días, sufrí torturas para hacerme hablar. Y yo no sabía nada, me trataron como prisionero de Guerra Estadounidense. Era increíble lo que pasé. Y nada, simplemente no me decían nada. Esperé mucho tiempo, y al final de todo. Ni siquiera fueron las personas que considero familia que me rescataron. Fueron los que algún día conocí para hacer ese ataque a esa fortaleza. Pero todo está bien, al final se acordarán de mí.
Llegué y simplemente me saludaron. No me preguntaron si estaba bien, al final. No les importó ni en lo absoluto. Me mandaron a otra misión, una que no me correspondía. Pues sabían mis capacidades y me mandaron a recolectar flores fuera de la aldea, después de todo el maltrato que sufrí, sin que nadie se hubiera preocupado por mi, sin que nadie hablase conmigo, La angustia me comía por dentro. Al final, tomé una decisión. No volver a pisar tierras de personas que no me merecían. Quizás, y un solo quizás. A dónde vaya me quieran.
- Hola Jikaro, ¿A dónde vas?, ¿Vas de misión? - Pregunto el amigable portero, que aún con sueño me preguntó a dónde iba. No le respondí, simplemente le di el pergamino de la misión. Me dejó irme, intente mirar atrás, pero seguí caminando, ¿A dónde?, Hacia mi nuevo hogar
Algo malo, pero. ¿Aún se sentía esa pizca de voluntad y de cosas amorosas?, No. Claro que no, las personas aceptaban pagos por hacer de todo. Se empezó lo que se conoce como distopías. Todo estaba devastado, y las personas. Las personas ya no tenían esa pizca que tanto predicaban. Con el tiempo se les fue quitando, dándonos cuenta de cómo las personas no tenían empatía. Y todo por culpa de guerras como Yugata No Toshi, o la invasión de Kami-Sama. De la cual fui parte. Y te aseguro, las personas velan por sus propios intereses. Me pude dar cuenta de ello.
Pero eso no era todo. Después de que los Imperiales llegasen al poder, nosotros tuvimos que movernos y convertirnos en Imperiales, algunos nos tuvimos que ir a montañas como fue mi caso y otros fueron más radicales e intentaron acabar con ellos. Lo cual fue una mala idea. Después de todo, el mundo ya estaba podrido y no podíamos hacer mucho, y los que aún confiaban en el poderío de la voluntad de fuego. Cuál es el caso que veremos hoy. Pelearon con todas sus fuerzas, para terminar asesinados, y tras las rejas. Lo mismo que me pasó a mi. De hecho.
Mi tiempo ahí no fue de lo mejor, contaba los días. Parecían años y lo peor que fueron pocos días, sufrí torturas para hacerme hablar. Y yo no sabía nada, me trataron como prisionero de Guerra Estadounidense. Era increíble lo que pasé. Y nada, simplemente no me decían nada. Esperé mucho tiempo, y al final de todo. Ni siquiera fueron las personas que considero familia que me rescataron. Fueron los que algún día conocí para hacer ese ataque a esa fortaleza. Pero todo está bien, al final se acordarán de mí.
Llegué y simplemente me saludaron. No me preguntaron si estaba bien, al final. No les importó ni en lo absoluto. Me mandaron a otra misión, una que no me correspondía. Pues sabían mis capacidades y me mandaron a recolectar flores fuera de la aldea, después de todo el maltrato que sufrí, sin que nadie se hubiera preocupado por mi, sin que nadie hablase conmigo, La angustia me comía por dentro. Al final, tomé una decisión. No volver a pisar tierras de personas que no me merecían. Quizás, y un solo quizás. A dónde vaya me quieran.
- Hola Jikaro, ¿A dónde vas?, ¿Vas de misión? - Pregunto el amigable portero, que aún con sueño me preguntó a dónde iba. No le respondí, simplemente le di el pergamino de la misión. Me dejó irme, intente mirar atrás, pero seguí caminando, ¿A dónde?, Hacia mi nuevo hogar