La Serpiente y El Muro [Con Zamuro]

Quizás fuera la casualidad, quizás fuera el destino, sin embargo, algo me motivó a irme hacia El País de los Pájaros, buscando aprender más. La búsqueda por ADN raros y cosas de interés, como jutsus, me motivaron a moverme por esos lugares. Si bien podía no encontrar un ADN interesante, el terreno escarpado y accidentado del país hacía un buen lugar para crear un escondite o una base militar.

La población era muy pequeña, la gran mayoría civiles sin capacidad de manipular chakra, sin embargo, los nobles y ricos solían contratar shinobis mercenarios que sirvieran de guardias y guardaespaldas, así como de matones que se encargaban de sus enemigos.

La fuerza militar de la zona no debía ser un gran desafío, pero aún así me movía con la cautela que mi apariencia me permitía. Me moví entre la gente y la aldea, hasta llegar a una especie de cantina de madera sin paredes, siendo una palapa de palma y ramas con sillas y una barra.

Poco gente había a esa hora del día, así que me acerqué al de la barra y pedí un trago.

-¿que hay de nuevo en la aldea?- le pregunté al tendero.

-Nada chico, muy poco. Aquí pocas cosas pasan-dijo el tendero. 

-¿Algún chisme local o algo?- le pregunté.

-Nada, bueno, últimamente ha habido tráfico de alcohol y drogas que van hacia El País del Viento, ya ves que está muy cerca al sur, pero no creo que haya mucho más... quizás...algunas personas han desaparecido en los últimos días, pero se cree que 2 nobles mandaron a sus mercenarios a matarse. Nadie lo sabe con seguridad, sólo es un rumor-dijo el tendero, retirándose de mi asiento para seguir limpiando sus tarros.

Bebí mi cerveza de raiz y seguí observando el lugar, con la capucha blanca cubriendo mi cabeza y mi rostro, así como mis sentidos enfocados en oír. Quizás si esperaba un poco, podría encontrar algo interesante. "Poco" no es "nada", sino "algo" y "algo" pasaba en ese lugar, sólo había que buscarlo bien.

El día estaba normal, era un día soleado y la temperatura no era fuera de otro mundo, era sin lugar a dudas, un día prometedor para el chico y aunque había decido en ser un errante de la vida y caminar por todo el mundo en busca de propósitos y marca el mundo que lo rodeaba uno de sus principales destino sería la aldea de su país natal y aunque era la capital del país al menos de los ninjas de esta nación, sabía que nunca había destacado su nación en ningún ámbito en especial, solo en la fauna de varias aves las cuales para los amentos de estos era un destino de bastante interés, quien sabía tales se encontraría a alguien o algo lo cual en este pueblo no había encontrado.

Hace ya un tiempo el Chunnin había pensado en crear una organización, sentía que tenía él las aptitudes mínimas para hacerlo y esta era la intención del Otenki en esta aldea buscar algunos miembros para su futura organización, cuáles serían los objetivos de esta organización que vería el mundo era simple servir de mercenarios nacionales, los cuales no tendrían fijación por nada en especial tan solo los lo que se apostaba para ellos, aunque era algo que vería a futuro, después de todo quien sabía podría ser algo que nunca había hecho y quien sabía si se lograba dar sería bastante interesante para el Otenki y sus intereses. creo que el mejor lugar para encontrar gente sería... realmente no sabía muy bien, adonde buscar el Chico y estaba un poco perdido, pero aun así se encontraría una cantina la cual le llamaba la curiosidad y aunque sentía que talves aquí encontraría la persona que buscaba o que quería encontrar no sabía si saldría bien.

La única persona que le llamaba la atención era una persona la cual estaba encapuchada y aunque no quería molestar esperaría que este se diera cuenta de la presencia del Otenki para asi reaccionar.

15 Mayo del 15 DK

No había mucha gente en el lugar, y tomé mi tiempo para beber mi cerveza de raiz con un sandwich, pues en esa palapa no se podían permitir tener una cocina en condiciones, era tan sólo para pasar el rato. Aunque no hacía calor, tampoco era fresco, y estar bajo la sombra con una bebida fría era agradable.

De pronto, otra persona llegó al lugar, esperaría un rato antes de mirar de reojo, cubierto con la capucha. Era él, se me hacía conocido pero no recordaba exactamente de donde.

-Dame otro tarro-le dije al cantinero, dándome más cerveza de raíz. Al principio discimulé haberlo visto, pero movido por mi curiosidad me le acerqué.

Sutilmente me senté en una silla cercana a él, en la mesa de junto, alcé la vista y mi mirada reptiliana buscaría la suya.

-Creo que nos conocemos, pero no recuerdo la verdad de donde ¿eres de por aquí?- le preguntaría, sorbiendo de mi cerveza, esperando su respuesta.

-Por aquí las cosas han estado un poco aburridas, ya sabes, para un "aventurero" como yo que busca cosas interesantes, quizás sepas de algo- le dije con una sonrisa pero con mi mirada aún seria.

Esperaría su respuesta, mientras le observaría de arriba hacia abajo en una mirada rápida, dejando que mi reojo acomodara las cosas en su lugar. Era ver sin ver para observar la totalidad de algo, como según se dice hacían los samurai. Se veía interesante, fuerte quizás, pero también se me hacía conocido.