Había llegado al asentamiento costero donde solía vivir la mayor parte de la población del país, aprovechando para analizar el lugar y pasar como un turista. Sus platos de pescado y mariscos eran la gastronomía principal, y las visitas a sus pequeños museos, los cuales eran casas antiguas adaptadas, me enseñó bastante sobre la historia del lugar.
Esa noche, partí junto con un grupo de pastores de cabras para subir a las montañas.
-¿Que le trae por aquí, muchacho?- me cuestionó uno de los pastores, llevando su rebaño de regreso.
-Me gusta explorar la naturaleza. Este lugar es tranquilo y creo que no hay muchos animales peligrosos- le respondí, caminando junto a él- escuché que hay varios cuarteles abandonados, minas abandonadas y zonas abandonadas ¿serán peligrosas?
El pastor me lanzó una mirada incrédula, alzando su ceja mientras me veía con seriedad.
-Si planea explorar esos lugares, tenga cuidado. Sí, hay varios cuarteles y minas abandonadas, pero en varias hay grupos de bandidos y criminales que usan eso como refugio. Nosotros hasta allá no llegamos, pero si quiere ir, pasando los picos de la montaña podrá encontrar alguno. No se exactamente donde quedan, pero se que los hay por ahí, porque a veces bajan al pueblo a comprar víveres y a bajar cargas desde el puerto-dijo el pastor.
Caminamos un rato más, hasta que llegué a una considerable altura. Me despedí de ellos y continué mi camino, avanzando por una vereda que evitaba la punta de la montaña y me guiaba entre la punta de otra montaña. Mi camino me llevó a algunos lugares extraños, donde analicé derrumbes y cabañas destruídas hace años, pero nada que me pudiera servir.
Al ser mucho el espacio a explorar, decidí descansar bajo las ruinas de un fuerte del País del Rayo, del cual no quedaban más que rocas arrumbadas y quemadas, y algunas vigas de madera que aún tenían algun banderín del país. Creé 3 clones y los mandé a explorar la zona, y un rato después, invoqué a mi serpiente sorpresa, en donde había guardado cantimploras llenas de agua y alimento, como pastelillos de arroz. Desinvoqué a la serpiente, y continué esperando. Ya casi era mediodía, yo estaba durmiendo, cuando llegaron mis clones, 1 primero y otros 2 juntos. Los desinvoqué y obtuve su información.
-Un cuartel abandonado en la zona norte, pertenecía al país del Rayo y ahora viven ahí un grupo de bandidos. Una mina al oeste, en donde se extraía hierro pero que ahora sirve a refugiados y exiliados. Y al noreste, en una cueva que sirve de entrada a otro fuerte abandonado, un grupo de criminales tomaron el lugar... quizás convenga más este último- Pensé, volviendo a descansar en la ruina. Dejaría pasar el resto del día, aprovechando para comer y beber, así como para recuperar mi chakra.
En cuanto anocheció, me acerqué a la zona. Mis ropas y piel blanca me ayudaban a pasar desapercibido, logrando avanzar entre espacios rocosos sin ser visto. No se veía a nadie en la entrada, pero mi clon había visto al menos a 5 personas en esa ocasión.
Me deslicé y rodeé el lugar, luego, mandé un clon con un henge no jutsu con la forma de un perro que buscaría entrar en esa zona. Avanzó hasta ver dos parapetos, desde donde 2 sujetos podían disparar sus flechas, y en medio, una puerta pesada de hierro. Mi perro se asomó por los parapetos, desde donde podía meter su cabeza pero no su cuerpo. Era una especie de caseta, en donde había un guardia comiendo.
-!Largo de aquí, animal!- gritó el guardia, arrojando una piedra hacia mi clon, el cual logró evitar. Se alejó y volvió a revisar el otro parapeto, que era una rendija de otra caseta, en donde otro guardia con ballesta yacía descansando. Metíó su cabeza pero no podía pasar bien, por lo que decidí hacer regresar mi clon y deshacerlo.
Ahora, realicé los sellos y tomé la forma del perro, me dirigí a la segunda caseta y, haciendo uso de mi habilidad Hebi No Okurimono, logré deslizar mi cuerpo por la rendija, y sorprender al guardia, acabando con él usando mi kunai. Mis sensores térmicos detectaron al guardia de enfrente y a otros diez más dentro de la fortaleza abandonada. Al menos dentro de mi rango.
Avancé por la caseta y entré a un pasillo de hormigón, donde al final había otra puerta que se abría con 2 llaves. Quité 1 llave al cuerpo del primer guardia y entré a la segunda caseta, abriendo la puerta. Antes de que el guardia pudiera soltar su emparedado y tomar su arma, extendí mis brazos, inmobilizándolo y asfixiándolo. Le quité la llave y lo senté. Dejé que recuperara algo de aire, mientras extendía mi chakra hacia él, ejecutando un genjutsu Hebi Aikyou, obligándole a decirme el cómo abrir la puerta, las trampas y defensas que tenía el lugar y la cantidad de gente que había ahí dentro.
-Se abren las dos llaves al mismo tiempo y se empuja la puerta, luego, quedará la entrada principal y un pasillo al otro lado. El pasillo es largo y de hormigón, en donde otro par de casetas custodian la entrada. Había varias rendijas desde donde varios arqueros podían disparar. Para entrar, debes preguntar por Toshiro y decirle que vas al baño.- dijo el sujeto, hipnotizado.
Tras esto, le asesiné y tomé su forma, caminé por el pasillo como dijo, el cual era un largo corredor.
-Yamato ¿que sucede?- me cuestionó uno de los vigilantes.
-Dile a Toshiro que necesito usar el baño- le respondí.
-Maldita sea, rápido, que el jefe llega en cualquier momento-dijo el guardia. Toshiro era otro guardia tras la segunda gran compuerta, en medio de ambas casetas, quien abrió tantito la puerta para que pudiera pasar.
-Date prisa-dijo el guardia.
Asentí con la cabeza y me dirigí por un pasillo, entrando por una puerta que llevaba a los casilleros, en donde los guardias dejaban sus pertenencias. Creé un par de clones y me quedé en esa zona de casilleros. Mis clones, con forma del guardia de la entrada, se dirigeron primero a Toshiro, quien al verlos se sorprendió, pero antes de dar la alarma, fue asfixiado por ambos clones, luego, ambos clones se dirigieron hacia las casetas, usando sus kunai para acabar con los guardias.
Esculcaron sus ropas, avanzaron por las habitaciones cercanas a las casetas y acabaron con otros dos guardias que daban un rondín. Uno de mis clones tomó la forma de Toshiro y otro de uno de los guardias de la caseta, y juntos se dirigieron por otro corredor que se metía dentro de la fortaleza.
Tras unas puertas enormes se encontraba una explanada enorme, en donde algunos sujetos patrullaban.
-¿Que hacen aquí?- me cuestionaron los sujetos, como 10 de ellos, mirándonos con coraje. Un par desenfundaron sus armas.
-¿Porque no están en la entrada?- cuestionó otro sujeto. Ambos extendieron sus mangas, lanzando una lluvia de agujas contra los enemigos, los cuales se protegieron con las manos el rostro, para luego ser atacados por los shuriken de mis clones. De nuevo, lanzaron sus shuriken contra los sujetos, utilizando el Kage Shuriken no Jutsu, acribillando a los diez sujetos.
Otro grupo de soldados salieron armados con ballestas, abriendo otro par de enormes puertas al otro extremo de la explanada.
Mis clones crearon una cúpula de roca, protegiéndose de las flechas. Amarraron sellos explosivos a sus kunai y, al saltar un clon ilusorio, este fue acribillado por las ballestas, permitiendo salir a ambos clones lanzando sus sellos explosivos. Detonándolos. Tras las explosiones se dirigieron hacia los soldados, usando otro kunai que tenían para acabar con ellos.
De los veinte soldados con ballestas, once habían muerto y el resto retrocedió, disparando. Uno de mis clones fue herido, deshaciéndose. El otro, intentó abrir las puertas pero no pudo. Finalmente, se quedó ahí mientras yo me dirigí hacia esa zona. No había llegado, cuando volvieron a abrir la puerta, apuntando sus ballestas, pero mi clon estaba en el techo, por lo que no vieron a nadie.
Caminando con cuidado, lograron divisar mi figura blanca a lo lejos. Apuntaron hacia mi, pero mi clon usó lo que le quedaba de chakra lanzando un Kami Oroshi, creando una explosión de viento que arrojó a los ballesteros al suelo hasta 20 metros. Cayó sobre uno de ellos con su kunai, y logró herir a otros más antes de que fuera herido y deshecho con una flecha.
Mientras tanto, lancé mis kunai con sellos explosivos (2) creando explosiones que dejaron malheridos a los demás.
Estaba exhausto, por lo que tuve que robar chakra de los que yacían aún vivos pero heridos con el Chakra Kyuuin No Jutsu. Logré elevar un poco mis reservas, volviendo a avanzar con cuidado por la zona. Volví a activar mis sensores térmicos, quedaban unas 13 personas, las cuales se habían reunido en otra explanada.
Tras la explanada en donde estaba, se encontraba una cámara amplia y luego, otra explanada. Eso lo supe pues, al atravesar las puertas al otro lado de la explanada, había otro par al otro extremo y las siluetas de calor se veían ahí.
Me tomé mi tiempo para descansar, viendo las puertas, recuperando mi chakra. De pronto, me puse de pie y realicé mis sellos.
-Sanhebi-dije, invocando una inmensa serpiente de 20 metros de altura, la cual atacó y reventó las puertas del lugar, mandando a volar unos 5 sujetos que yacían detrás de estas. De los 13, cinco estaban heridos y siete comenzaron a dispara con sus ballestas en llamas, dañando a la Sanhebi, pero logrando ésta embestir a algunos más. Sus mordiscos dejaron fuera de combate a cuatro, y cuando embistió a los otros 3, el último enemigo hizo un movimiento, dejando caer frente a la Sanhebi una barrera de acero con una pagoda encima. La sanhebi atacó el muro de acero, pero enseguida el último guardia la hizo estallar, acribillándola con la explosión.
-¿Saldrás a combatir o te tengo que buscar?- me cuestionó el shinobi, un hombre de tez blanca y largo cabello dorados, de gran musculatura, el cual avanzó a paso lento hacia mí.
Yo estaba detrás de las puerta y, cuando lo sentí cerca, me giré y disparé mis agujas, a lo que él intentó generar otra barrera, pero ésta cayó después, bloqueando la puerta y recibiendo el daño.
-Maldita sea-gruñó el enemigo, haciendo explotar la barrera. Las astillas y el humo inundaron el ambiente del lugar. El shinobi se aproximó hasta donde estaba, preparando en su mano una técnica. Una enorme serpiente de 3 cabezas se materializó desde el piso, dándole una embestida que chocó contra su "rasengan". El choque lo mandó a volar, aunque también dañó a la serpiente.
Creó una barrera de chakra a su alrededor, un Chakura Kekkai, el cual soportó la embestida del Sanhebi, aunque apenas, y tras hacerla estallar, desinvocando la Sanhebi, salí del suelo, con mi brazo extendiéndose 15 metros hasta impactarlo con un Chou Kasseiken, un orbe negro en forma de átomo.
El ataque impactó su pecho, destruyendo los huesos de su pecho y dañando sus órganos internos, mandándolo a volar hacia el otro extremo de la explanada. No podía respirar, por lo que aproveché para lanzar otro ataque, estirando mis brazos para envolverlo, inmobilizándolo hasta dejarlo inconsciente por asfixia. Luego, le robaría su chakra.
La fortaleza estaba desocupada, pero por palabras de uno de los guardias, "el jefe" llegaría pronto, por lo que debía preparar la defensa de mi nueva base.