Recuerdos de Satoru - Parte 4 [monotema]
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Última modificación: 07-04-2023, 11:12 PM por Musacus.
mapa del viaje/trayecto

Aquella famosa Ciudad nuevamente ante los ojos de Satoru, era por excelencia el centro comercial mas grande y exótico que había visto, seria la oportunidad perfecta para alistarse, comprar algunos cebos de pesca, frutas y semillas. Mientras viajaban Satoru acordó compartir el camino hasta el País del Hielo con un Mercader, que casualmente iba en la misma dirección. Toda una aventura..! el dilema principal era como acceder, pues teníamos en medio la cordillera como limite entre países y era bien sabido que no era nada sencillo acceder, tanto por las condiciones climáticas, como la vigilancia. Pero ese problema ya estaba resuelto, debíamos encontrarnos en la costa norte de Ciudad Kouten, desde allí tendríamos un guía el cual nos facilitaría el pase, claro que era un método poco legal, ya que de esta forma teníamos el pase asegurado sin intervención del Imperio, aun así también era costoso. Ambos estábamos solos, por lo que un poco de compañía en estos tiempos agitados siempre seria bienvenida. Luego de los preparativos salíamos al mediodía hacia el centro de la Ciudad, debíamos cruzar el País de costa a costa, por lo que seria un largo viaje, siempre estar atentos de los ladrones, pues el Mercader que acompañaba llevaba un cargamento con sigo, mas que nada fiambres, pescados, conservas y algunas hierbas propias del norte del País. Varias horas de caminata bajo el frio de la nieve nos llevaron a una estancia donde descansaríamos hasta el día siguiente, acarrear todo el peso de la carretilla no era tarea fácil, el Mercader le hizo la oferta de llevar el carro por El a cambio de comida durante el viaje, por lo que no había que pensarlo demasiado, Satoru accedió fácilmente, además era una forma de entrenar, todo concordaba... 


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Ya amanecidos encaramos viaje, no sin antes desayunar y pagarle al dueño de la posada, muy amablemente nos indico el camino con mejor acceso. A medida que avanzábamos incrementaba la cantidad de gente, signo de que allí había una gran concentración de hogares y tiendas, pasadas unas horas ya estábamos en pleno centro. El Mercader le sugirió a Satoru que se quedasen allí unas horas, para conseguir algo de dinero y vender sus productos.
                                           -Hay que aprovechar las oportunidades, mucha gente por aquí! - dijo el Mercader mientras preparaba su puesto de venta.
                                                   -¡Ve chico reparte estos panfletos..! necesitamos clientes! - de esta forma le encargo a Satoru la publicidad.
De esta forma Satoru se encargo de distribuir los panfletos señalando los productos su gran calidad y exclusividad. Mientras el Mercader vendía productos a su gracia. Tuvo la suerte de que mucha gente se acercara, pues sus hierbas y flores eran codiciadas por algunos, debido a su gran aroma, estas se conseguían en la cima de montes, por eso se dificultaba su obtención. Pasada la tarde ya retomábamos el viaje... estábamos a unas pocas horas del encuentro con el guía, quien nos llevaría hasta Shimo y luego el País del Hielo.
La historia había dejado un gran agujero en el Corazón del Hielo, actualmente se encontraban en ruinas y recuperándose de una guerra que había echo estragos, los pocos sobrevivientes que quedaban se dedicaban a la pesca y minería aunque también se podían encontrar guías expertos, normalmente adultos mayores con habilidades Shinobi, resignados por la gran presión del Imperio acudieron a servir como guías de Hielo y Mar. Era sabido que la única forma de acceder a ellos era mediante algún contacto cercano, no prestaban servicio a extraños, su servicio nunca fallaba, eran excelentes guardias y exploradores. Para suerte de Satoru su abuelo tenia buenos amigos, el fue quien hizo contacto con aquel miembro del País del Hielo. 



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La luna ya se estaba poniendo y con los últimos rayos de sol llegamos al punto de encuentro. Una pequeña taberna costera, sola, en medio de la nada, la densidad poblacional había bajado mucho, por allí circulaban viajeros o mensajeros, los mercaderes habituaban mas la zona sur era mas bien un lugar deshabitado, por lo que no fue difícil identificar al Guía. Quien pudimos reconocer en cuanto entramos a la taberna. Solo eran dos hombres, el tabernero quien servía cerveza y el guía que gustosamente disfrutaba su comida. Mientras el Anciano acomodaba su carreta, ajustando cabos y demás, Satoru tomo la iniciativa a presentarse, por lo que saco el emblema de su lazo materno y se dirigió a aquel hombre.
-Buenas noches, me presento, mi nombre es Satoru- Dijo Satoru al entrar 

-Estoy buscando al hombre que camina sobre el mar- Este era el código clave de presentación. De esta forma el guía debía responder según su abuelo.

-Han pasado años Satoru, ¿Qué no me recuerdas?- Dijo el Hombre
-Bah.. haha supongo que no, eras un niño-
-Mi abuelo me ha contado grandes historias sobre usted, es un honor para mi...- Dijo Satoru
-Ese viejo! nunca le suelta a la lengua - Dijo el Hombre
-Con gusto les ayudare- Dijo el hombre mientras le daba un trago a su cerveza.
-Llámame Osho- 
Luego de presentarnos y arreglar el trayecto, costos y demás, le presente al Anciano, quien gustoso de verlo le agradeció por su ayuda, el anciano mercader era oriundo del Rayo pero conocía la situación del País del Hielo, tenia como causa brindar apoyo y contención, llevarles medicamentos y alimentos a la gente de allí. Ya desde hace algunos años atrás había tomado esa decisión la cual le cambiaria la vida, hoy era un mercader pero también un servidor de los necesitados, una causa noble. 
Una vez ya echas las formalidades el Guía nos indico el trayecto que haríamos hasta llegar al País del Hielo, debíamos ser precavidos por la actividad de los Yakuza, simplemente evitarlos era lo mas sensato. Por esto mismo nuestro guía Osho había desarrollado una técnica ninja para cruzar mares, esto facilitaría muchas cosas, pero ¿Cómo seria dicha técnica?, esto es algo que a Satoru le llamaba mucho la atención, aun así no quiso preguntar, era mejor verlo con sus propios ojos. Luego de darnos todas las indicaciones, dentro de ellas, debíamos estar bien abrigados ya que no podríamos a detenernos en ningún momento ni menos encender una hoguera. En principio viajaríamos por costa hasta la cordillera, una vez allí entraríamos en mar a paso congelado. Lo indicado era salir de noche asique hicimos un breve descanso en aquella taberna y luego partimos.

Pasados unos minutos los viajeros ya se encontraban en camino, dos de ellos a pie y el viejo Mercader dentro de su carreta que era arrastrada por Satoru, tendrían un largo camino por la noche acompañada de una fuerte brisa y una espesa capa de nieve, pero esto no los detendría, a paso lento pero seguro. El anciano desde su refugio (El Carro) cada cierto tiempo preparaba té y lo convidaba para recuperar calor. Un viaje silencioso, con algunas conversaciones que llevaban a pensar sobre le historia y divagaciones sobre posibles futuros, Satoru siempre contemplativo a la sabiduría de aquel Hombre que tenía mil historias para contar y sobre todo grandes habilidades, estaba claro que podía aprender cosas de El, por lo que el viaje no se hizo largo sino amable ademá los silencios y la calma siempre son buenos para la mente y el espíritu... 

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Satoru
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