Era una mañana bastante fría, ese día tome la decisión de salir temprano de mi solitario apartamento, al abrir la puerta de este, de inmediato sentí una fuerte briza de viendo tocar mi cuerpo, cualquiera en esa situación hubiera vuelto adentro a buscar para abrigarse, pero yo no le quise prestar atención, tenia muchas ganas de salir, había tanto que quería hacer, las mañanas siempre se hacen demasiado cortas, por lo que comencé a caminar de inmediato antes de que se hiciera tarde.
Una vez en parado en la calle, camine por un par de calles en dirección a la zona de entrenamiento, quería lanzar mis kunai, sabía que había enfocado mucho de mi tiempo en entrenamientos con armas, por lo que este era el momento, quería ver los resultados de todo ese esfuerzo, cuanto había mejorado mi destreza desde mi último entrenamiento, el viento continuaba soplando en mi contra y yo mantenía un paso lento, fue entonces que levante la mirada y a lo lejos la vi.
Era ese gran edificio que muy dentro mío significaba tanto, en ese lugar fue donde había aprendido todas las artes shinobi, esta era la academia ninja de konoha, a medida que seguía caminando esta cada vez se veía mas grande e imponente como si no hubiera pasado un día desde que Sali de ella, aun podía recordar con mucha nostalgia las caras de los que eran mis antiguos compañeros, de un principio la odiaba, extrañaba a mis padres y me toco pasar por muchas situaciones bastante difíciles, sin embargo, en este lugar fue donde lleve a cabo mi primer Jutsu, donde lance mi primer kunai y donde tuve mi primera batalla de entrenamiento, las cosas no fueron fáciles, pero logre salir adelante.
Sin darme cuenta ya estaba en frente de la gran academia, en ese momento dejé de caminar, me detuve un poco para verla un poco mejor, todo me traía recuerdos, a lo lejos se podía ver un grupo de muchachos muy pequeños, los cuales estaban siendo regañados por un profesor, esto me recordaba bastante a mis tiempos en la academia, en un principio todos los días estaba metido en problemas, pero no importa como sea, son de aquellos recuerdos que guardo con un especial cariño, en ese momento, en mi rostro se mostro una ligera sonrisa, al notarla decidí seguir caminando, abriéndome paso por una reja, logre entrar por un costado hasta el campo de entrenamiento.
Ha pasado mucho tiempo desde que no he visto a ninguno de mis antiguos compañeros de clases, muchos de ellos, eran horribles como ninjas, la verdad se me hace difícil que continúen con su camino shinobi, se me imaginan mas ayudando a sus padres, con alguna que otra cosa, pero esto no es para lamentarse pues, la vida a veces es difícil, pero por lo que yo creo, todo pasa por algo.
en ese momento, había llegado hasta un gran poste, este poste lo recordaba claramente de mi tiempo en la academia, aun tenia las visibles marcas de entrenamientos que dejaba al practicar hora tras hora, me aleje un poco del poste, flexionando un poco mis piernas, era el momento de entrenar, metí mi mano en mi estuche y saque un kunai, este era el primero que obtuve al llegar a la aldea y le tenia un especial cariño, se podría decir que era mi favorito, un regalo de un viejo amigo, con el cual entrene y mejore cada día, en este mismo momento, tome un instante para concentrarme y comencé a lanzar mis kunai en dirección al poste.
En ese momento un antiguo recuerdo volvía hacia mi, este era de uno de mis primeros días estudiando en la academia, para ese entonces, no conocía a nadie mas en mi clase, el sensei llego temprano e hizo un examen sorpresa, en el pretendía evaluar la destreza y la puntería de todos nosotros, armando una larga fila en la cual estaba toda la clase, dentro de esa fila, yo estaba en los últimos lugares, todos mis compañeros lanzaron sus armas, en ese momento bastante bien, era extraño que no lograran darle al poste, sin embargo siempre habían algunas excepciones considerando lo pequeños que éramos en ese entonces.
La fila había avanzado y había llegado la hora de arrojar mi kunai hacia el poste, esta era la primera vez que lo hacía, en esos tiempos, nadie aun me había explicado como debía hacerlo y cuando falle el disparo todos se comenzaron a reír de mí, en ese momento me enoje bastante, no estaba dispuesto a que algo así me volviera a suceder, por lo que me dedique a los entrenamientos y deje de lado el perder el tiempo con los mediocres.
A medida que el tiempo avanzo, comencé a notar como mis calificaciones comenzaron a aumentar, llegando al punto en el que logre volverme el mejor de la clase y eso no es todo, pues logre sacarle una gran diferencia al chico que me seguía en el segundo lugar, en un principio todos se reían de mí, pero eso ya no sería así nunca más, sin embargo, jamás pensé en pagarles con la misma moneda, no valían la pena.
En ese momento lancé mi kunai justamente hacia el poste, dando en el centro del blanco, en mi cara salió una ligera sonrisa y dije – justo en el blanco.
Una vez en parado en la calle, camine por un par de calles en dirección a la zona de entrenamiento, quería lanzar mis kunai, sabía que había enfocado mucho de mi tiempo en entrenamientos con armas, por lo que este era el momento, quería ver los resultados de todo ese esfuerzo, cuanto había mejorado mi destreza desde mi último entrenamiento, el viento continuaba soplando en mi contra y yo mantenía un paso lento, fue entonces que levante la mirada y a lo lejos la vi.
Era ese gran edificio que muy dentro mío significaba tanto, en ese lugar fue donde había aprendido todas las artes shinobi, esta era la academia ninja de konoha, a medida que seguía caminando esta cada vez se veía mas grande e imponente como si no hubiera pasado un día desde que Sali de ella, aun podía recordar con mucha nostalgia las caras de los que eran mis antiguos compañeros, de un principio la odiaba, extrañaba a mis padres y me toco pasar por muchas situaciones bastante difíciles, sin embargo, en este lugar fue donde lleve a cabo mi primer Jutsu, donde lance mi primer kunai y donde tuve mi primera batalla de entrenamiento, las cosas no fueron fáciles, pero logre salir adelante.
Sin darme cuenta ya estaba en frente de la gran academia, en ese momento dejé de caminar, me detuve un poco para verla un poco mejor, todo me traía recuerdos, a lo lejos se podía ver un grupo de muchachos muy pequeños, los cuales estaban siendo regañados por un profesor, esto me recordaba bastante a mis tiempos en la academia, en un principio todos los días estaba metido en problemas, pero no importa como sea, son de aquellos recuerdos que guardo con un especial cariño, en ese momento, en mi rostro se mostro una ligera sonrisa, al notarla decidí seguir caminando, abriéndome paso por una reja, logre entrar por un costado hasta el campo de entrenamiento.
Ha pasado mucho tiempo desde que no he visto a ninguno de mis antiguos compañeros de clases, muchos de ellos, eran horribles como ninjas, la verdad se me hace difícil que continúen con su camino shinobi, se me imaginan mas ayudando a sus padres, con alguna que otra cosa, pero esto no es para lamentarse pues, la vida a veces es difícil, pero por lo que yo creo, todo pasa por algo.
en ese momento, había llegado hasta un gran poste, este poste lo recordaba claramente de mi tiempo en la academia, aun tenia las visibles marcas de entrenamientos que dejaba al practicar hora tras hora, me aleje un poco del poste, flexionando un poco mis piernas, era el momento de entrenar, metí mi mano en mi estuche y saque un kunai, este era el primero que obtuve al llegar a la aldea y le tenia un especial cariño, se podría decir que era mi favorito, un regalo de un viejo amigo, con el cual entrene y mejore cada día, en este mismo momento, tome un instante para concentrarme y comencé a lanzar mis kunai en dirección al poste.
En ese momento un antiguo recuerdo volvía hacia mi, este era de uno de mis primeros días estudiando en la academia, para ese entonces, no conocía a nadie mas en mi clase, el sensei llego temprano e hizo un examen sorpresa, en el pretendía evaluar la destreza y la puntería de todos nosotros, armando una larga fila en la cual estaba toda la clase, dentro de esa fila, yo estaba en los últimos lugares, todos mis compañeros lanzaron sus armas, en ese momento bastante bien, era extraño que no lograran darle al poste, sin embargo siempre habían algunas excepciones considerando lo pequeños que éramos en ese entonces.
La fila había avanzado y había llegado la hora de arrojar mi kunai hacia el poste, esta era la primera vez que lo hacía, en esos tiempos, nadie aun me había explicado como debía hacerlo y cuando falle el disparo todos se comenzaron a reír de mí, en ese momento me enoje bastante, no estaba dispuesto a que algo así me volviera a suceder, por lo que me dedique a los entrenamientos y deje de lado el perder el tiempo con los mediocres.
A medida que el tiempo avanzo, comencé a notar como mis calificaciones comenzaron a aumentar, llegando al punto en el que logre volverme el mejor de la clase y eso no es todo, pues logre sacarle una gran diferencia al chico que me seguía en el segundo lugar, en un principio todos se reían de mí, pero eso ya no sería así nunca más, sin embargo, jamás pensé en pagarles con la misma moneda, no valían la pena.
En ese momento lancé mi kunai justamente hacia el poste, dando en el centro del blanco, en mi cara salió una ligera sonrisa y dije – justo en el blanco.
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