[Invocación] Un guardián para Zeon.
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En el País del Agua, nuevamente caminando por sitios poco transitados, se encontraba Deikum, quien estaba apreciando el ambiente que este país ofrecía a los turistas, las lluvias incesantes le daba un aire un tanto lúgubre y frío, pero ciertamente era una gran contraste en comparación con los demás países, que al igual que este, se sumían en sus elementos por completo.

Sus pensamientos estaban un tanto llenos, había tomado una decisión desde hace tiempo, la de formar una organización capaz de doblegar a ambos bandos que actualmente se encontraban en juego, ignoraría por completo aquellas que trabajaran en las sombras, pues su ideal no era estar oculto y actuar en silencio, sino demostrar que podía pararse fajo el foco y aun así poder luchar cara a cara contra esos poderes que solo tenían sus intereses en mente y no la del resto del pueblo.

Para esto, por supuesto, necesitaba de muchas cosas aún, como por ejemplo compañeros que compartieran sus ideales y lo ayudasen a hacer su sueño realidad. Esto sin duda demostraría ser difícil de completar, puesto que aun con todo el viaje que había hecho, aun no había encontrado a nadie, todos estaban enfocados en temas más inmediatos que en temas futuros e incluso algunos otros simplemente habían aceptado sus lúgubres futuros y no estaban dispuestos a luchar por sus sueños.

—Ahhh… —Un fuerte suspiro salió de su boca mientras viajaba por la orilla de las tantas playas del país. —¿Dónde pudiese comenzar? —No había nadie a su alrededor, por lo que la pregunta la haría en voz alta, su andar continuaba, pero con cada paso que daba sentía un ligero arrastre, estaba en una intersección y no sabía que ruta tomar, muchas decisiones tenían que tomarse, pero la primera de seguro sería la más difícil, y lo estaba demostrando ser.

¿Qué comparten esas grandes figuras en la historia? La pregunta apareció en su mente, debía comenzar por algo básico, no todos compartían aldea, no todos compartían elementos salvo unos cuantos, debía haber algo mucho más básico, mucho mas pequeño que la gran mayoría compartiese.

Y de repente vino a él, aquello de lo que todos compartían eran las invocaciones, cada leyenda había estado acompañado de un animal que los había acompañado en sus batallas y que quizás les habían dado la ventaja que necesitaban para salir victoriosos, incluso los villanos en esas historias contaban con las suyas propias y de solo pensarlo tenía sentido, sería un aliado incondicional para la persona, una que sin duda le daría un nivel de poder superior contra otros oponentes, especialmente aquellos que viajasen solos.

—Podría ser un sapo gigantes, o un ave enorme que me lleve a los cielos y me permita viajar más rápido. —La mente del rubio empezó a llenarse de escenas con él como el protagonista, montado en una gama distinta de animales, algunos escupiendo fuego, otros simplemente golpeando, pero todos enormes, criaturas solo vistas en representaciones gráficas de mitos y leyendas, sus ojos se estaban llenando de emoción y esperanza, tanto que decidió en ese mimos momento comenzar a hacer la tanda de sellos que a según funcionaba para aquello que él deseaba hacer.

—¡Kuchiyose no Jutsu! —Diría en voz alta, mordiéndose el dedo gordo de su mano derecha y colocándole en la arena, viendo esparcirse una especie de sello debajo de él, creando una especie de círculo a su alrededor con su mano como el epicentro. *Puff* Una nube de humo se esparció en el aire, la expectativa de Deikum estaba por todo lo alto, deseaba ver que gran criatura sería invocada con su chakra, sus ojos inmediatamente se elevaron, esperando ver la gran figura de un animal junto a él.

Pero no se veía nada, el humo se disipó y sus ojos, aunque seguían mirando a lo alto, no pudieron ver más que el cielo a la distancia. ¿Será que es un ave y decidió volar más alto? Se preguntó, levantando aún más la mirada para ver derecho hacia arriba, esperando ver la sombra de algo, pero incluso con eso nada ocurrió.

—Ejem. —Algo a sus pies se aclaró la garganta, el sonido sonaba un poco carrasposo, casi como si hablar no fuese algo en lo que fuese bueno—. Me parece un poco irrespetuoso haberme invocado para luego ignorarme, ¿qué se supone que estás buscando?

El marionetista se sintió aturdido ante esas palabras, ¿era otra cosa distinta a lo que había esperado? Bajó la mirada lentamente, temiendo ver un perro promedio o quizás un oso bebé, pero lo que sus ojos capturaron fue muy distinto a lo que esperaba. —¿Una salamandra? —Salió de su boca en un tono dubitativo y despectivo.

—¿Te sorprende? —Dijo la extraña criatura, que luego de un poco más de inspección por parte del rubio, era evidente que pertenecía a la familia de las salamandras, aunque su aspecto fuese muy distinto al de las que uno pudiese ver en el mundo.

Comenzando por su color, el cual era de una tonalidad de morado que se acercaba más al negro, con detalles en su rostro, espalda y cola de un color morado que le daban un aspecto general de que se trataba de una criatura altamente venenosa; pero esto no era lo más resaltante, no, la cosa por la que el rostro de Deikum expresaba sorpresa era por el tamaño, después de esperar observar una criatura asombrosa e intimidante, frente a él se encontraba una salamandra más gran que el resto, ciertamente merecedora de llamarse “gigante”, pero solo si se comparaba con los animales normales, puesto que este reptil medía apenas unos treinta centímetros de cabeza a cola.

—Pff… —El Chikamatsu dejó salir un sonido relacionado con la burla, tapándose inmediatamente la boca con su puño, pero no pudiendo evitar que su risa se escapara después—. Jajajajaja… —el hombre incluso se arrodilló por la risa, causando que la criatura frente a él se molestara.

—Eh, no vine aquí para que te burlarás de mi, solo respondí tu llamado, así que podrías tener un poco más de respeto.

—No… jajaja… perdón… espera… —dijo el rubio mientras se tomaba el estomago con su mano derecha, calmándose luego de unos segundos de respiración—. Phew, perdóname, fue la ironía de la situación la que me causo risa.

—¿Ironía? —Preguntó el “pequeño” reptil.

—Si —respondió, secándose una lagrima de su ojo derecho, misma que se había formado de tanto reírse—, verás, estaba comparándote con esas criaturas de leyenda, pero era de esperar que alguien como yo, por muy grande que sea su sueño, reciba a un compañero como tú, simplemente cayó en mí la ironía de todo y no pude evitar reír —continuó, pero luego dio una pequeña pausa para estirar su mano derecha—, un placer, mi nombre es Deikum, espero, si me dejas, contar con tu apoyo de aquí en adelante.

—Mi nombre es Morcen, y no creas que solo con esa explicación me has ganado, aun no sé de que hablas y sigo pensando que te ríes de mi tamaño. —Su tono sonaba molesto, pero el carraspeo de su voz no ayudaban mucho en la situación.

—Un placer, Morcen, verás, empezaré a contarte para que también veas la ironía… —Comenzó entonces la historia de su vida y de su plan, de Zeon, de los pasos que necesitaba completar y de como llegó al pensamiento de tener una invocación, algo que lo llevase al mismo nivel que aquellas personas que cambiaron la historia, ya fuese para bien o para mal—. Es por eso que incluso encuentro adecuado que tu seas mi invocación, de seguro también tienes un ideal o una meta que supera con creces lo que cualquiera pueda pensar de ti al solo verte, después de todo, somos muy pequeños en este vasto mundo, pero deseamos algo que lo abarca por completo, entonces, ¿qué dices, Morcen? ¿Te unirías a Zeon?

—No te mentiré, encuentro la ironía de la que hablas, pero siento que te hace falta más respeto con los demás —al decir esto, el rostro del rubio se entristeció un poco, pensando que la respuesta sería un negativo—, pero, tienes razón, tus sueños ciertamente abarcan mucho más de lo que un humano como tu pudiese tomar, te acompañaré, no solo para enseñarte modales sino porque ahora tengo interés en observar esa meta teniendo éxito o fallando. —Sus palabras esta vez si se sentían más profundas, aun con su tono carrasposo—. Igual estoy molesta contigo y tendrás que recompensarme de manera adecuada, pero eso lo podremos hablar más adelante, mientras tanto… —Se medio aclaró la garganta comenzando a dar unas pasos hacia atrás—. Deberás pasar una prueba antes de firmar, la verdad ha pasado mucho tiempo desde que alguien hizo esto, así que los retos terminan estando en la mano de cada uno de nosotros, por mi parte… —Una sonrisa, o al menos algo similar a alguna se dibujó en el pequeño rostro de esta salamandra—. Tengo algo sencillo, solo debes sobrevivir un día entero comiendo nada más y nada menos que mi cocina.

—¿Tu… cocina? —El rubio se sentía un tanto perplejo ante tal examen, ¿qué tan horrible sería la cocina de una salamandra? ¿Sería a base de insectos?

—Sí, mi cocina, una muuuy especial, tan especial, de hecho, que tengo listo tu primer platillo. —Y con eso, Morcen abrió la boca, dejando salir una esfera color morado oscuro, de casi su tamaño entero para cuando terminó de sacarla, colocandola a los pies del marionetista.

Deikum se agachó, con la intención de tomar aquello que incluso a simple vista no parecía para nada saludable, y ciertamente no lo era, una vez su rostro estaba más cerca de aquella bola, su rostro enteró se contrajo, tratando de escapar de aquel olor tan asqueroso que la bola emanaba, no solo tenía un olor putrefacto, de hecho, había algo más. —¿Eh? —Preguntó el hombre, notando que su visión empezaba a nublarse un poco.

—¿Olvidé decirte que mis platos son especiales porque contienen veneno? Si puedes comerte al menos tres de estas en menos de veinticuatro horas, seré toda tuya…

El Chikamatsu se encontraba mareado, apenas entendiendo las palabras de la salamandra, escuchando solo veneno y tener que comerse varias de estas. ¿Es esta la prueba? Su mente ya estaba desvariando, pero, ¿escaparía de apenas su primer obstáculo? No, sus planes eran mucho mas grandes que esto y si moría aquí entonces demostraba que no estaba destinado a completar sus metas. Tomó entonces la bola, sintiendo un extraño ardor en su mano para luego comérsela, el sabor era muy pesado y asqueroso, más de una vez tuvo que tragarse su propio vómito mientras sentía como esta mezcla de quién sabe qué le quemaba la piel dentro de su boca, incluso sus ojos empezaron a tener una reacción en contra de aquello, lágrimas empezaron a deslizarse por sus cachetes; antes de darse cuenta, su cuerpo había caído al suelo, quedando inconsciente.

Su mirada se abrió poco a poco, tenía un fuerte dolor en el pecho y notaba como su rostro se sentía extrañamente pegado al suelo. —¿Do… dónde estoy? —Su voz apenas y se escuchaba, su vista muy nublada lograron captar la figura de Morcen, quien empezó a caminar frente a él.

—Pensé que habías muerto, te aplaudo por llevarte eso a la boca de inmediato, pero has perdido mucho tiempo, te quedan apenas ocho horas para completar mi desafío y de aquí en adelante será más difícil, deberías rendirte…

—N-no… —Apenas y pudo susurrar el rubio, intentando levantarse a duras penas, arrancando parte del piso con su rostro a causa de la sangre seca que vomitó.

—Eres persistente, al menos te doy eso —dijo, para luego abrir su boca y dejar salir otra bola de veneno idéntica a la anterior—. Ahí tienes la siguiente, pero recuerda que solo tienes ocho-

Tuvo que parase en seco, puesto que Deikum no la dejó finalizar, metiéndose la bola en su boca y teniendo una reacción mucho peor a la anterior, no solo vomitando sangre sino llorando también, incluso unas venas azuladas empezaron a brotar en su rostro y garganta a la vez que se forzaba a sí mismo a tragar aquella “comida”; cayendo nuevamente inconsciente al suelo.

—Supongo que me toca esperar… —dijo Morcen, caminando un poco alrededor del marionetista en el suelo—. A este paso, sin embargo, terminará muerto, y una vez se cumplan las horas yo me iré, él habrá fallado la prueba.

El tiempo pasó, acercándose cada vez más la destinada hora, conforme los minutos empezaban a entrar en la cuenta regresiva, Morcen, viendo el cuerpo del rubio comenzó a suspirar. —Era de esperarse, ¿quizás fue mi culpa? No, no puede ser, me dijeron que podría poner la prueba que quisiera, no es como si hubiese un modelo, si muere es por no estar preparado, eso es todo. —Claramente estaba entrando en pánico, pero aquello era causa de la inexperiencia, por ambas partes.

Ya el tiempo se estaba acabando, incluso la salamandra ya estaba empezando a darse vuelta para irse, cuando un pequeño sonido la hizo voltearse. Deikum estaba de pie, o al menos eso intentaba, su cuerpo se veía aparentemente pesado y su vista parecía no estar allí del todo. —O.. o.. t… r… a… —su voz ya no daba para más, pero Morcen no necesitaba de mucho para darse cuenta de lo que le estaban pidiendo.

Sin decir nada, dejó la bola de veneno en los pies del rubio, quién con mucho esfuerzo se agachó, la tomó y se la llevó a la boca, todo lo que ocurrió después fue diferente a lo anteriormente visto, esta vez, como con extrema habilidad, el Chikamatsu logró tragarse el veneno y permanecer en pie, incluso dándole un pulgar arriba a la salamandra, quien lo vio sorprendida.

—P-pues supongo que pasaste la prueba —dijo, cerrando los ojos como en señal de que siempre lo hubiese sabido—. La próxima vez no te tardes tanto, ya sabes, casi me voy de ser porque te despertaste en el momento correcto, pero tienes que tener más cuidado con eso, es decir, no puedes simplemente confiarte y dormir durante casi toda la prueba, no señor…

Un sonido seco se escuchó, haciendo que la salamandra levantase la mirada, observando el cuerpo al borde de morir de su posible compañero. De repente, un intenso miedo surgió en ella, moviéndose rápidamente hacia el hombre como para intentar salvarlo.

Un tiempo después, nuevamente un par de pupilas se levantaron, esta vez observando un poco mejor las cosas a su alrededor, las cuales en este momento no era más que el cielo parcialmente nublado del País del Agua. —¿Eh? —Su voz salió normal, no sentía ningún dolor ni la sensación de ardor, miró rápidamente hacia sus lados, observando a Morcer junto a él, aunque esta era un poco distinta, le faltaba su cola—. ¿Qué ha pasado?

—Pues que casi mueres, tuve que darte el antídoto a todo ese veneno que consumiste, después de todo fue mi culpa que ingirieras tanto de él, no es como si hubiesen indicaciones escritas de cómo hacer esto e igual ya pasaste la prueba… —Tenía todas las intenciones de seguir hablando, pero sintió unas manos agarrándola firmemente.

—¿¡Pasé la prueba!?

—¿¡Eh!? Sí, ¡bájame!

La alegría en el rostro de Deikum era casi palpable, dando vueltas en su eje aun con Morcen en sus manos, quien cabe destacar, empezaba a molestarse por tal acto de indecencia, respondiendo incluso con fuerte mordisco en la mano de su apresor. —¡Te dije que me soltarás!

Unos minutos y disculpas mas tardes, ambos se sentaron uno frente al otro. —Ejem… —La pequeña salamandra fue la primera en hablar—. Como te había dicho, necesitabas pasar una prueba y eso hiciste, así que no veo porque no podría ser tu invocación, igual, como te había dicho antes, me las tienes que pagar por reírte, que no tiene nada que ver con la prueba, así que espero que estes preparado, ahora, sin más que decir… —Un pequeño pergamino apareció entre ellos, el mismo rodó un poco y dejó ver un espacio en donde alguien podría escribir—. Debes firmar aquí y hacer un ligero pacto de sangre, yo haré lo mismo.

Casi de inmediato, el rubio se mordió su dedo, colocándolo en el papel y creando una firma improvisada en el mismo, luego, la salamandra, aunque un poco confundida por la prontitud, hizo lo mismo, haciendo una pequeña marca en la parte de abajo del papel, una vez ambos hicieron eso, el pergamino se enrolló y desapareció sin más.

—El primer paso para pagármelas será llevarme a un sitio con árboles grandes —dijo, sin dar muchas más especificaciones—. Invocame una vez estés allí. —Y con eso, y otro [i*Puff*[/i], desapareció envuelto en una nubecita.

Morcen. Pensó el rubio, repitiendo el nombre de su nueva invocación una y otra vez en su mente. Al menos puedo decir que chequee algo de la larga lista, pero ahora se añade otra, ¿un sitio con muchos árboles? Quizás sea hora de visitar el País de Fuego, no conozco donde hayan más bosques que allí. Ahora tenía una mente clara, un lugar a donde ir, aunque no fuese para su plan principal, pero no importaba mucho, estaba seguro de que allí encontraría herramientas para seguir avanzando. —Por Zeon.
La Torre
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