El humo de las bombas servía, más que como distracción, para darle un cierre dramático a toda esta historia. Cuando el ninja de la roca y los clones de su compañero entraron a la jaula se encontrarían con cinco chicas que aún mostraban rastros de vida. Sus movimientos eran erráticos y mostraban, en cierta forma, señas de estar dejando atrás los potentes efectos de la droga que antes les mantenía en un estado casi inconsciente.
La cueva en toda su extensión había caído en un silencio absoluto que, de analizarlo un poco, tendría vibras incluso sobrenaturales. Cada paso y cada movimiento del ninja y los clones parecía un estruendo que se silenciaba en cuestión de instantes, sin viajar muy lejos. El ambiente se había infestado de una sensación ominosa y vomitiva, y la única posible explicación para ello la tenían los dos cultistas que aún vivían.
Pero sin tomarlo en consideración, el Iwanin y los clones de Samuru se dedicarían a tomar a una de las mujeres cada uno para llevarlas a la salida, y salvar a quienes pudieran. Pero los esfuerzos serían en vano. Entre las mujeres habría una en particular que resultaría más pesada al tacto que el resto. El clon de Samuru que se encargaría de llevarla consigo no tendría problemas en hacerlo, pues como ninja sus habilidades distaban de las de un humano corriente. Pero cuando el otro clon y el iwanin se disponían a salir de la jaula, una risa ahogada se escucharía de entre el grupo.
— ...te dediqué mi vida y ahora mi eternidad... — Diría una de las chicas, cargada por uno de los clones. De entre sus ropajes sacaría un kunai y lo clavaría en la nuca del clon que le cargaba. La copia estallaría en humo, para desgracia del cultista, quien también desharía su disfraz al caer al suelo. Pero antes de que el otro ninja y el otro clon pudiesen reaccionar, haría un gesto con las manos y el caos del final del camino llegaría.
De entre los ropajes de las chicas que seguían con vida surgirían explosiones. Tanto el Iwanin como el otro clon serían víctimas de una cada uno, al llevar consigo a las supuestas sobrevivientes. Cuatro explosiones, y una quinta llegaría poco después, bienvenida por un grito espectral que el cultista lanzaría.
— ¡POR JASHIN! — Tras el grito, otra explosión. Había accionado hasta los sellos explosivos que aún llevaba consigo.
La cueva se estremeció en toda su extensión y trozos del tejado empezaban a caer. La lejanía de la entrada aseguraba que, incluso tras la potente explosión el Iwanin tendría tiempo para retirarse antes de ser sepultado por las rocas, pero debía ser rápido. Y debía aceptar de inmediato que la vida que llevaba a sus espaldas había estallado junto con las otras sobrevivientes. De girarse para volver la vista a la jaula, se encontraría con una imagen que no describiré y que probablemente se quedase marcada en fuego en la memoria de Akío.
Entre la oscuridad, oculto y observando desde lejos, un par de ojos brillantes adornaban una sonrisa llena de maldad. Más abajo de aquella sonrisa, una herida que borboteaba sangre. El Nagamushi era testigo, y ganador, de la contienda -al menos en sus términos-. En su mano sostenía un kunai empapado en su propia sangre, que momentos antes había pasado por su propio cuello. Pero seguía con vida. Seguía con vida y ahora se sentía más vivo que nunca. El dolor se había vuelto placer. Y el ritual había terminado con éxito. El sacrificio de todos los cultistas, y el de todas las víctimas, habían llevado a esto.
Poco le importaba al sujeto lo que los otros hicieran a partir de ahora, pues él estaba un escalón más arriba. Se deslizaría cual serpiente por algún recoveco que encontrase para recuperar las energías y dejar que el tiempo le regalase una eventual salida al mundo de nuevo. Pero, por ahora, se mantendría oculto en aquella cueva. Un nuevo bendito por Jashin había nacido, y pronto llegaría el momento de castigar a los infieles.
OFF
Llegó el último post de la misión. Al menos de mi parte.
Felicidades por terminarla con éxito y con vida. Les regalé un poco de desarrollo de personaje en este último turno, especialmente a Akio.
Libero los hides pertinentes del turno anterior.
Con respecto a las explosiones y el asesinato del clon espero me banquen la godroleada, que es el último post y quería darle drama narrativo. Ambos pueden postear una vez más reaccionando a lo que gusten y entregando el cadáver a su contratante, pero no es del todo obligatorio. Si deciden hacerlo, el último que cierre el tema pls. Si no, pueden comunicármelo por discord para cerrarlo yo.
Hay una consecuencia global luego de esta misión, y es que el cultista que sobrevivió y recibió el don de jashin será un NPC de rango alto para el bingo próximamente, por si le ven cara conocida.
Resumen:
– Akio: Entras a la jaula, tomas a una de las mujeres que estaban con vida y te alejas. Recibes una de las explosiones de lleno, pero más allá del daño no hay mucha repercusión. Tras esto, debes salir de la cueva rápidamente si no quieres terminar sepultado. (Asumo que sales, así que si decides no postear de nuevo no hay problema).
– Samuru: Tus clones toman una mujer cada uno. Pero uno de los clones toma al cultista hengeado y termina muriendo al ser atacado por el mismo. Luego de que el clon desaparece, el cultista activa los sellos explosivos que tenían las 4 mujeres sobrevivientes, y se autoinmola para completar el ritual.
– Huji: Muere, no sin antes llevarse consigo a las últimas 4 mujeres destinadas al sacrificio.
– Noboyuki: Al completarse el ritual recibe el don de Jashin y termina de adentrarse en la cueva para evitar más enfrentamientos. Pueden considerar que le perdieron la pista, y si quieren reportar algo sobre él a alguien, son libres de hacerlo.
Y con esto terminamos. Yo me encargaré personalmente de repartir sus recompensas por una misión cumplida. Lamento mucho el repentino cambio de narrador y mi propia tardanza, y les agradezco enormemente haber continuado. Tras este post tienen el presente libre para misiones avanzadas.