Surgimiento. [One-Shot]
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Ubicación desconocida dentro del País del Viento.
Diciembre del 15 D.V.



¿Cuándo había sido la última vez que había estado allí? Este extraño lugar, en lo profundo de lo que alguna vez fue llamado la aldea oculta entre la arena, repleto de escombros, restos de cadáveres ya básicamente en huesos. Llegar aquí no fue sencillo, viajar por el país del viento se había vuelto una tarea riesgosa, las bandas delictivas y otros grupos se mantenían en una lucha constante por el control de este territorio.

Afortunadamente, solo aquellos con el conocimiento de este lugar podían atravesarlo, esquivando ciertas trampas que sin duda podrían en peligro la vida de cualquier incauto que quisiera arriesgarse a lo desconocido. Un sistema no tan detallado de cavernas fue hecho, el estado del mismo parecía estar a punto de caer y hundir a todos en metros de arena que serviría como su tumba, pero al final de este, y debajo de quién sabe qué lugar, se encontraba una especie de gran salón, la altura de este era impresionante, teniendo como al menos unos cuarenta metros de techo a base, solo una plataforma se podía observar en el centro, “flotando” mediante hilos de chakra en el centro del lugar.

Allí, y en distintos huecos alrededor del gran cilindro, se podían observar cabezas de personas que iban poco a poco llegando, cada uno en silencio, cada uno oculto a su manera, observando. —¡Bienvenidos sean todos! —Una voz carismática se escuchó en lo que una figura inhumana se posó en el centro de la plataforma— Con la llegada de todos podemos dar por comenzada la decimotercera reunión del clan Chikamatsu, espero que todos hayan tenido un buen año, veo caras nuevas y parecieran faltar otras, pero no importa, esta reunión es importante, como ya saben, cada año se hacen unas elecciones de líder —dijo, siendo seguido por una pequeña pausa, moviéndose y acomodándose un poco como si su titiritero aún no estuviese cómodo con los hilos—, este año debería ser especial, puesto que nuestro estimado líder ha desaparecido.

Las voces de los allí reunidos se empezaron a escuchar en una especie de cacofonía silenciosa, esto era por los susurros entre cada uno de ellos, que sumándose, poco a poco empezaban a llenar ese gran salón con ruidos ininteligibles.

—Bueno bueno… —La figura movió sus manos como para calmar al público, ciertamente no había terminado de hablar— Aunque entiendo que la noticia es una un tanto fuerte, no podemos desanimarnos por ella, todos aquí presentes conocen los riesgos de nuestro clan, o de los clanes de Suna, allí afuera, sin hogar, sin rumbo, tomando el papel de refugiado en otras aldeas, no pudiendo sentirnos cómodos y peor aún, rodeado de bandos que de una u otra manera pueden querer de nuestro apoyo. —Su voz se sacudió un poco al decir esto, estos tiempos ponían muchos pensamientos patrióticos y miedos en la mente de cualquiera— Es por esto que, a pesar de lo extraña que se pueda sentir esta elección, debemos seguir caminando y escoger a alguien que nos pueda dirigir a un futuro mejor. Cualquiera que desee ser el candidato, puede moverse a esta plataforma junto a mi y presentarse.

Con sus palabras, los susurros hicieron su regreso, las voces iban de un lado a otro y, entre ellas, muy escondido en una de las entradas, una pareja conversaba: —¿Estás seguro de esto, Deikum?

—Sí, mis deseos de crear un mejor lugar sin depender de algún bando pueden ser completados de esta manera.

—Pero, ¿entiendes que de ser elegido tendrás una mira en la espalda? ¿Quién sabe lo que le pasó al antiguo líder? Podría estar muerto en algún lugar desconocido o encerrado en una celda de quién sabe dónde, tú sabes que esto no es más que un plan de ya sean los rebeldes o los imperiales para tomar control de nuestro clan y usarnos en sus batallas, ¿por qué no mejor escapar?

—¿Escapar a dónde? ¿Por cuánto tiempo? ¿Te estás escuchando a ti misma, Komon? No podemos seguir escapando, no podemos seguir deambulando sin rumbo, no podemos seguir temiendo entrar en cualquier país solo por el temor de ser raptados, robados —dijo, haciendo una pausa mientras tragaba su ira—, yo sé que la meta parece imposible de lograr, pero también sé que solo se necesita un detonante para poder tomar el control de nuestro destino, de nuestro legado y si eso me pide poner mi vida de por medio, pues con gusto lo haré.

La mujer a su lado simplemente bajó la mirada, derrotada con palabras que ciertamente sonaban muy bien, pero aún llena de terror por el quizás que le deparaba su futuro o el de todos allí presentes.

Con esto, dos figuras ya se encontraban de pie en la plataforma, una alta y una baja, dos con apariencia masculina y aún sin mostrar sus rostros, Deikum entonces se volteó, saltando de su hueco en el salón y aterrizando junto a ellos y la marioneta, allí, se quitó su capucha dejando ver sus cabellos dorados y su figura. Al observar esto, las otras dos figuras, aunque un tanto reticentes, hicieron lo mismo, dejando ver sus facciones y quizás con eso el tipo de persona que eran, por un lado, la más baja, tenía un aspecto andrógeno, junto con su túnica y su cabello corto, era casi imposible saber si era un hombre o una mujer con tan solo mirarle; por el otro lado, la enorme figura era completamente diferente, sus facciones gritaban masculinidad a todo pulmón, su quijada cuadrada y su barbilla de igual forma, pómulos resaltados por músculos y huesos pronunciados, su nariz grande y carnosa y por si todo aquello no fuese suficiente, una enorme cicatriz viajaba desde lo alto de su ceja izquierda hasta su barbilla del lado derecho de su rostro.

—Estos serán entonces los candidatos para ser los líderes del clan, por favor, preséntense.

La primera figura, la más alta y masculina, dio un paso atrás, dando vuelta en su eje hasta quedar de pie frente “al público”. —Mi nombre es Durgas, con los años me he vuelto parte de la aldea de Iwagakure, he servido en peleas y siempre he llevado el nombre de mi clan por lo alto, yo sé que puedo poner el nombre de nuestro clan por todo lo alto, sé que puedo liderarlos para que vuelvan a estar orgullosos de ser quienes son y sé que con el tiempo podremos tomar de nuevo nuestro hogar, solo necesitamos apoyo y yo ya he conseguido eso… del Imperio.

El sonido de sorpresa resonó por toda la cueva, muchos de allí tenían bien en claro cuáles eran sus posiciones con respecto al panorama “político” del mundo, muchos eran partidarios de los imperiales así como otros de los rebeldes, pero la gran mayoría se mantenía neutra, no queriendo abandonar algo tan básico como sus identidades para apoyar a un bando por sobre el otro, más aún cuando ninguna parecía tenerlos en su mejor interés.

—¡Ja! —Una burla resaltó de entre los susurros que habían comenzado, la mayoría es una especie de descontento por sobre las palabras del hombre— ¿Cómo te atreves a llenarte la boca y hablar de grandezas cuando te unes a asesinos? Fueron ellos los que nos quitaron nuestro hogar, fueron ellos los causantes de que ahora tengamos que venir a escondidas por miedo a que algún criminal nos asesine en estas tierras sin ley. —El rostro andrógeno estaba marcado de ira, sus palabras tratando de ser cortantes a la vez que se daba la vuelta y empezaba a ver los huecos del salón— Mi nombre es Rina, miembro de los rebeldes que luchan por acabar con este tipo de personas y restaurar la paz de la que tanto hemos escuchado por nuestros antecesores, es con ayuda de mi grupo que podremos avanzar, pero debemos hacerlo luchando contra aquellos que nos quitaron nuestras cosas, debemos hacerlo por venganza, no nada más de nosotros como clan sino como pueblo, como aldea, debemos unirnos a otros como nosotros y solo así poder alcanzar un destino mejor.

Los susurros volvieron a llenar el gran salón, esta vez acompañado de una fuerte discusión entre Rina y Durgas, quienes parecían incluso al borde de los golpes. Sin embargo, la figura no humana en el centro de os tres candidatos se movió una vez más, esta vez reaccionando velozmente y posicionándose en el centro de de los dos, levantando sus brazos de madera frente a los dos. —Paren, ustedes ya han tenido la oportunidad de hablar, es hora de dejar que lo haga el tercer candidato.

Con sus palabras vino una calma general, todos miraron entonces a la figura de cabellos dorados, todos con alta expectativa, incluso en uno de los huecos, muy arriba, la figura de Komon se asomaba, con sus dos manos juntas a la altura de su pecho y dando una plegaria silenciosa.

—Mi nombre es Deikum —dijo, sin darse la vuelta a mirar al “público” como los otros dos—, soy un nómada, alguien que vive de verdad de la manera en la que ustedes dos han dicho, sin hogar, sin destino, pero a diferencia del resto, con un propósito. —La mirada de las dos figuras fueron una de burla, no tomando en serio las palabras de este joven—. A diferencia de ustedes, que se aliaron con alguna facción y dicen tener al clan en su mente, yo solo he deambulado, observando los desastres que tanto los imperiales como los rebeldes causan, dime —dijo,  mirando a Durgas—, ¿qué podría traernos de bueno el imperio? Aquellos que destruyeron nuestro hogar y nuestra manera de vivir, ¿acaso planeas que sirvamos como esclavos para ellos con la ilusión de que una vez que lo hagamos bien nos devuelvan parte de nuestro derecho? Y tú —pronunció esta vez, mirando a Rina—, ¿pelear junto a los rebeldes? ¿Por cuánto tiempo? ¿Aún más escondidos de lo que ya estamos? Si nos uniésemos a ellos nos pondría una mira en la espalda de todos, niños, ancianos, no importa quien sea, nos buscarían y nos tratarían de erradicar, viviríamos en miedo… —Tomó una pequeña pausa, respirando profundo y levantando la mirada hacia el techo oscuro—. No, ese no es un buen camino tampoco, pero, ¿qué nos queda? —Se dio la vuelta esta vez, ahora si mirando a sus amigos, compañeros, familia— Propongo un tercer camino, uno que luchará por nosotros, por lo que debe ser nuestro, por nuestro futuro, no como individuos, sino como clan, ¿será peligroso? Por supuesto, pero, ¿no es esa una mejor opción que luchar por facciones que solo querrán usarnos en una guerra sin sentido? No se equivoquen, estoy dispuesto a arriesgar mi cuello por ustedes, por dar la cara, pero al menos le ofrezco un futuro donde no tendrán que pelear junto a otros que no piensan nada de ustedes. —Miró a Durgas mientras hablaba— O aquellos que solo los ven como una pieza de armamento más. —Miró a Rina, terminando allí su discurso, exhalando lentamente y tratando de calmar su corazón lleno de ansiedad.

No fue sino después de un par de segundos, que Komon gritó desde su hueco, sus palabras ininteligibles para Deikum, puesto que para cuando gritó, el resto de los miembros hizo lo mismo, vitoreando y apoyando la única decisión que de una manera u otra los tomaba verdaderamente en cuenta.

—Supongo que el ganador ha sido decidido —dijo la marioneta en la plataforma, levantando ambos brazos y apuntando al rubio—. Ustedes lo han demostrado, indudablemente será un camino arduo para el resto, pero sin duda las palabras de este joven nos han llenado de inspiración, incluso yo deseo ver lo que ese futuro nos depara, juntos podremos lograrlo y todo será gracias a él, nuestro nuevo líder, Deikum Chikamatsu.

Gritos de alegría ahogaron por completo los varios gritos de molestia, los cuales se fueron reduciendo considerablemente una vez que Rina y Durgas desaparecieron de la plataforma, aparentemente llevándose con ellos a aquellos que preferían ser parte de los rebeldes o imperiales.

Con eso, la noche terminó siendo amena y larga, muchos se acercaron al rubio, estrechándole la mano, otros le advertían de lo duro que sería lograr su visión, pero aun así se mantendrían apoyándolo. Incluso Komon, había saltado rápidamente y había abrazado el rubio, diciéndole unas cuantas palabras en el oído: —Pase lo que pase, te apoyaré, pero no puedo dejar de tener miedo.

Deikum puso su mano en la nuca de ella. —Lo sé, pero te prometo que con esto podremos tener un futuro mejor, por nosotros, por nuestro clan, por Zeon.
La Torre
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