Luego de una noche algo agitada Satoru por fin encontró dicho motel que le había sugerido aquel Chunin en la academia, además el documento que le entregó a Satoru claramente era Auténtico ya que llevaba el sello de la Aldea y la academia, no había de qué preocuparse salvo por el halo de suspenso que rodeaba aquellas calles vacías, al parecer la multitud de gente que había más temprano decidió volver a sus respectivos hogares. También notó como algunas estructuras estaban echas pedazos, inclusive algunas casas destruidas, las calles algo desordenadas, como si hubiese habido algún enfrentamiento. Satoru llamó a la puerta pero como nadie respondió decidió pasar, al fin y al cabo el cartel estaba encendido e indicaba con su luminaria, ya algo defectuosa, “open”. Antes de entrar Satoru miró hacia los lados como si hubiera sentido la presencia de alguien
-debe ser el cansancio- pensó.
Solo había dos personas en la sala, ambos sentados frente al mostrador donde se tomaría el pedido de habitación, uno de cada lado, a simple vista un adulto anciano con un sombrero de paja y otro del lado interno del mostrador vestía un traje propio de su oficio. Satoru casi sin hacer ruido debido a las altas horas de la noche, se acercó hacia él que parecía ser él administrador. En cuanto Satoru se puso frente a la mesa, ambos señores dejaron de balbucear y le miraron.
-Solo la noche joven? ¿O tienes pensado quedarte unos días más?- dijo el Encargado
-De hecho ya tengo reservada una habitación. dijo Satoru mientras le mostraba el documento.
-Ahh! veo que eres nuevo por aquí, te toca la habitación tres- respondió el Encargado. Mientras le hacía entrega de una llave. A lo que Satoru respondió -Muchas gracias y por cierto estoy buscando empleo, como verá estoy de vuelta en la ciudad y necesito capital hasta que consiga mis primeras misiones, si saben de algo me vendría muy bien- En un intento desesperado de obtener dinero Satoru no veía otro remedio que preguntarle a aquellos viejos si sabrían de algo. Los señores al cabo de mirarse y esbozar unas pequeñas risas -Claro que sí!!- exclamaron al mismo tiempo. El Anciano junto a Satoru lo miró de arriba abajo y dijo
-Ya que lo mencionas, pareces ser bastante rudo creo que eres el indicado- mientras le guiñaba un ojo. Satoru no supo qué responder a ese comentario, pero ante la posibilidad de su primer empleo no dudaría.
-Cuente conmigo! Todo lo que implique fuerza será tarea sencilla para mi- dijo Satoru en un intento fallido de parecer rudo.
-Pues bien Joven, mañana a primera hora te espero en la zona residencial en el centro de expresión Loto Blanco- dijo el Anciano
-Allí estaré!- dijo Satoru. Entusiasmado porque sus plegarias habían funcionado, algo que lo desconcertaba era la ubicación de tal lugar, pero ya se las ingeniaría. Si todo seguía así pronto estaría instalado en Konoha.
Luego de un breve intercambio de palabras el Anciano se levantó y emprendió viaje hacia la Salida mientras que Satoru se despedía de ambos con una reverencia e iba hacia sus aposentos.
-¡Casi se me olvida!- gritó el Anciano. Justo al tiempo que arrojaba una moneda a una velocidad considerable. Satoru demostró su destreza de reflejos al coger la moneda sin vacilar a pesar de las altas horas de la madrugada, Satoru siempre estaba atento. El Anciano hizo ok! con su mano y se retiró.
-Este Viejo despistado- dijo el Encargado
-Se olvido mencionar que ese es tu pase de entrada al Dojo, cuida esa moneda sin ella te aseguro que no pasarás- advirtió el Encargado.
-Oh! ¡Gracias por mencionarlo! que tenga buenas noches- respondió Satoru. Mientras miraba aquella moneda tan particular. Satoru subió las escaleras y se dirigió al cuarto correspondiente, el número tres. Una vez dentro Satoru se contentó al encontrarse con un cuarto por lo menos humilde, esto le hizo recordar a sus antiguos aposentos, por lo que estaba conforme, además había una pequeña ventana por donde mirar las ultimas luces de la ciudad. Luego de desvestirse Satoru se arrojó sobre la cama satisfecho por su buena llegada a Konoha...
-debe ser el cansancio- pensó.
Solo había dos personas en la sala, ambos sentados frente al mostrador donde se tomaría el pedido de habitación, uno de cada lado, a simple vista un adulto anciano con un sombrero de paja y otro del lado interno del mostrador vestía un traje propio de su oficio. Satoru casi sin hacer ruido debido a las altas horas de la noche, se acercó hacia él que parecía ser él administrador. En cuanto Satoru se puso frente a la mesa, ambos señores dejaron de balbucear y le miraron.
-Solo la noche joven? ¿O tienes pensado quedarte unos días más?- dijo el Encargado
-De hecho ya tengo reservada una habitación. dijo Satoru mientras le mostraba el documento.
-Ahh! veo que eres nuevo por aquí, te toca la habitación tres- respondió el Encargado. Mientras le hacía entrega de una llave. A lo que Satoru respondió -Muchas gracias y por cierto estoy buscando empleo, como verá estoy de vuelta en la ciudad y necesito capital hasta que consiga mis primeras misiones, si saben de algo me vendría muy bien- En un intento desesperado de obtener dinero Satoru no veía otro remedio que preguntarle a aquellos viejos si sabrían de algo. Los señores al cabo de mirarse y esbozar unas pequeñas risas -Claro que sí!!- exclamaron al mismo tiempo. El Anciano junto a Satoru lo miró de arriba abajo y dijo
-Ya que lo mencionas, pareces ser bastante rudo creo que eres el indicado- mientras le guiñaba un ojo. Satoru no supo qué responder a ese comentario, pero ante la posibilidad de su primer empleo no dudaría.
-Cuente conmigo! Todo lo que implique fuerza será tarea sencilla para mi- dijo Satoru en un intento fallido de parecer rudo.
-Pues bien Joven, mañana a primera hora te espero en la zona residencial en el centro de expresión Loto Blanco- dijo el Anciano
-Allí estaré!- dijo Satoru. Entusiasmado porque sus plegarias habían funcionado, algo que lo desconcertaba era la ubicación de tal lugar, pero ya se las ingeniaría. Si todo seguía así pronto estaría instalado en Konoha.
Luego de un breve intercambio de palabras el Anciano se levantó y emprendió viaje hacia la Salida mientras que Satoru se despedía de ambos con una reverencia e iba hacia sus aposentos.
-¡Casi se me olvida!- gritó el Anciano. Justo al tiempo que arrojaba una moneda a una velocidad considerable. Satoru demostró su destreza de reflejos al coger la moneda sin vacilar a pesar de las altas horas de la madrugada, Satoru siempre estaba atento. El Anciano hizo ok! con su mano y se retiró.
-Este Viejo despistado- dijo el Encargado
-Se olvido mencionar que ese es tu pase de entrada al Dojo, cuida esa moneda sin ella te aseguro que no pasarás- advirtió el Encargado.
-Oh! ¡Gracias por mencionarlo! que tenga buenas noches- respondió Satoru. Mientras miraba aquella moneda tan particular. Satoru subió las escaleras y se dirigió al cuarto correspondiente, el número tres. Una vez dentro Satoru se contentó al encontrarse con un cuarto por lo menos humilde, esto le hizo recordar a sus antiguos aposentos, por lo que estaba conforme, además había una pequeña ventana por donde mirar las ultimas luces de la ciudad. Luego de desvestirse Satoru se arrojó sobre la cama satisfecho por su buena llegada a Konoha...