La copa relucía a un costado de la arena, sobre un pedestal, y como un espejo reflejaba en su brillante metal las sombras de la batalla que se libraba ante ella.
Desde su silla alta, el presentador observaba con especial atención aquel último combate. Sabía bien que ambos participantes eran de temer, cada uno con sus increíbles y poderosas cualidades, pero aquel sujeto domador de arena llamado Larry le generaba una preocupación especial. Ya estaba al tanto del peligro que significaba enfrentarse a él, pues había dejado bastante claro que parecía no tener reparos ni límite alguno a la hora de pelear. Era un sujeto muy decidido y determinante.
Y si bien Kurosame también lo era, había muchas diferencias entre ellos dos. La personalidad irreverente de Arata contrastaba bastante con la calma y amabilidad que trasmitía el tiburón. Y la desemejanza entre ellos se notaba también en sus objetivos, siendo el del primero una aspiración completamente material por la cual no le importaría destrozar a quien tuviese en frente, mientras que al de la Niebla le interesaba más honrar a su Clan y a su Aldea haciendo una demostración de poder y habilidades, peleando limpio y sin provocar daños mayores o peligrosos a sus adversarios.
Sabiendo como eran las cosas, el tiburón entendía que no podía subestimar a un oponente con la fama de Larry, así que, tan pronto como sonó el gong, ejecutaría sus primeros y casi imperceptibles movimientos. En seguida manifestaría el increíble poder del chakra suiton, dejando salir de su boca incontables tiburones de agua rojiza, teñida de sangre, los que se unirían para formar una gigantesca ola de diez metros de alto que se alzaría directamente contra Arata.
Por su parte, Arata había dado un salto hacia atrás buscando distancia. Las primeras técnicas que ejecutó no fueron visibles, pero las dos siguientes sí; Una cabeza de dragón de lodo que disparaba proyectiles emergería delante de él, a unos dos metros de su posición, y para finalizar el muchacho haría uso de su preciso control del elemento doton para elevar el suelo bajo sus pies y salvarse de ser arrastrado por el agua roja que el tsunami fallido dejó en el terreno.
Kurosame no pensaba finalizar las ofensivas, y continuaría haciendo uso de sus tiburones de agua, esta vez introduciendo cuatro de ellos en el terreno para que persiguieran al rival. Para protegerse, Arata contaría con la defensa y ofensa que prometía aquel dragón de lodo, y al mismo tiempo se lanzaría en carrera para descender por la plataforma, donde en algún punto se detendría para hacer frente a los tiburones que viajaban bajo tierra. Sin embargo, estos serían finalmente sacrificados para acabar con el dragón de lodo y sus peligrosos proyectiles.
Fue entonces que Kurosame procuró protegerse ante futuros ataques, y ejecutó una técnica que lo envolvería en un aura carmesí, a modo de armadura.
Arata, habiéndose percatado de lo sucedido con el dragón de lodo, decidiría regresar. Debajo de él, sin que nadie lo notara, se habían ido gestando poco a poco sus armas más poderosas: las maleables unidades de satetsu.
Pero a pesar de no verlo, había alguien que sospechaba de lo que sucedía bajo los pies de Larry, y ese era el presentador. Ya había presenciado sus combates, por ende ya sabía cuales eran sus habilidades y las posibilidades. Lo que no esperaba, definitivamente, era que ejecutara su técnica fatal a la distancia.
Súbitamente, tras un poderoso grito por parte del Jiki, el suelo circundante a Kurosame se resquebrajaría y de allí saldrían tres pares de cuchillas de arena, muy afiladas, que buscarían perforar los brazos y las piernas del Hoshigaki. En un esfuerzo monumental, Arata había logrado emboscar e inmovilizar a su oponente, dañando de gravedad sus cuatro extremidades.
Tras darse cuenta de que las intenciones de Arata eran las mismas que en su combate contra Ohona, el presentador, temeroso de que el combate escalara a algo más sangriento y brutal, decidió intervenir al instante y detener la pelea. Con la mano en alto daría la orden de hacer sonar el gong, y entonces todo acabaría.
Al mismo tiempo que los médicos se acercaban a la plataforma para constatar el estado del Hoshigaki, una mujer de piel azul bajaría de las gradas con la intención de entrar a la arena, aunque sería retenida por los guardias del recinto.
Nuestro amigable presentador haría presencia en el terreno de combate y, una vez que Kurosame fuese asistido y retirado del lugar, levantaría el micrófono a la altura de su rostro para avivar al atónito y desencajado público.
—
¡Damaaaas y caballeroooos! —engoló, y los presentes estallaron en gritos y silbidos, aplausos y abucheos. Algunos estaban contentos, otros protestaban con indignación—.
¡Finalmente, después de tantas batallas, solo el auténtico Guerrero Dragón ha permanecido en pie! ¡Me complace presentar al Campeón indiscutido de esta categoría! Quiero un gran aplauso para... ¡Larry! —La diestra señaló al Jiki, y ante el anuncio las gradas vibraron con fervor y pasión. Arata tenía fans y haters por igual, y si bien sus métodos podían ser cuestionables, nadie podría discutir su gran talento y habilidades.
Lo había logrado. Su determinación despiadada lo había llevado a conseguir aquellos tan anhelados
30.000 ryos.
conclusión
-Kurosame ha sido derrotado. Arata obtiene la victoria.
-Arata gana 50 PE y 50 puntos de reputación por ganar el combate.
-Kurosame gana 25 PE y 25 puntos de reputación por participar del combate.
-Arata se consagra campeón de la categoría Torneo del Dragón.
¡Felicitaciones, Larratita! <3
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