— Disculpe, señor, ¿es usted la persona que me dará el mapa para encontrar la flor? — Su femenina voz hace eco en los oídos del anciano, quien se voltea de inmediato y se encuentra con la figura de Acheron. No necesita hacer preguntas, con aquello entiende que se trata de la kunoichi enviada para el trabajo solicitado. — Aquí tienes, jovencita. Si bien me sorprende que hayan enviado a alguien tan joven, los ninjas de la Niebla nunca dejan de sorprenderme. Confío en ti. — Solo recibe un asentimiento por parte de la fémina, quien toma el dibujo y se marcha de la zona, la cual está ubicada en un pueblo cerca a unas montañas. Por lo indicado, debe ir hasta ellas.
— No debería ser complicado si utilizo chakra en mis pies, pero podría hacer esto más interesante. — Cuando trabaja de forma independiente, y cree que puede resultar sencillo, busca colocar alguna dificultad que la ayude a mejorar y fortalecerse. En esta ocasión, decide escalar las montañas sin usar chakra, solo su fortaleza física. Será duro, pero sabe que si lo logra, será una persona totalmente nueva cuando regrese a casa.
Largas horas le toma escalar y avanzar. Lleva consigo mucha agua para hidratarse, pues para ella, que aún es una gennin, esta travesía no le es sencilla. Sus manos sangran, al igual que sus rodillas. Sin embargo, soporta todo dolor sin emitir ninguna queja. Si bien le falta fuerza física, lo cual es normal debido a que le falta tiempo de entrenamiento, mentalmente se trata de una mujer increíble. Haber vivido tantas cosas a una edad temprana logró que obtuviera una maduración que muchos envidian, pero ella no le da importancia. Tiene en su mente un objetivo y es ser una kunoichi de las mejores en la aldea. Le queda mucho camino por recorrer, pero sabe que el potencial lo tiene. Aquel hombre que es su modelo a decir se lo ha dicho y recalcado en más de una vez, y ella duda que lo haga solo para hacerla sentir mejor. No es esa clase de persona. Por lo tanto, ella también debe tener confianza en que está destinada para ser alguien importante al servicio de la villa. Solo depende de ella el esforzarse y darlo todo en el día a día.
— Según el mapa, no debo estar lejos. Pero eso significa que pronto puedo encontrarme con animales salvajes. No deberían ser problema, pero me encuentro exhausta. Tal vez deba tomarme unos minutos para descansar.
En lo alto de la montaña, se toma unos 10 minutos para observar el paisaje mientras recupera sus energías. Considera que crece mucho cuando realiza misiones en compañía de otros ninjas, pero al estar sola logra este tipo de cosas, competir contra ella misma, darlo todo independiente de que la situación no lo amerite. No necesita que la obliguen para dar el 100%, sus metas son más que suficientes para inspirarla.
Una vez considera que ha recuperado el aliento, inicia un descenso hasta la zona media de las montañas, en donde puede volver a estar a la altura del nivel del mar. Con eso ya puede respirar mejor, por lo que se cansa menos. Al estar en terreno plano nuevamente escucha distintos rugidos a su alrededor. Las bestias y criaturas que protegen la flor hacen acto de presencia y no parecen querer dejar que Acheron obtenga lo deseado sin pelear.
— Bien, así es como debe ser. No vine aquí a dar un simple paseo. Puedo ser una gennin, pero no quiero que mi fuerza representa a un ninja de rango bajo. Soy mucho más que eso, lo sé.
Desenvaina la wakizashi que siempre lleva en la espalda y se dispone a pelear. También se ayuda con ninjutsu, especialmente aquel que puede realizar con ayuda de sus cuerdas vocales, habilidad propia del linaje Suzume. Mientras derrota a sus alocados enemigos, avanza, llegando al tan famoso lago. — Bien, estoy cerca… — Puede ver más allá la famosa flor, pero custodiándola se encuentran dos… ¿cosas? Tienen forma humanoide, pero no parecen ser personas.
El mundo se encuentra lleno de misterios y este debe ser uno de ellos. Sin embargo, en esta oportunidad no le corresponder investigarlo, solo pasar a través de la fuerza y tomar aquella bella flor que tanta ayuda le dará a la aldea.
En un principio, el combate se torna muy difícil. Los humanoides, cuya vestimenta parece muy antigua, parecen poseer inteligencia. Sus golpes apuntan a donde la kunoichi tiene heridas producto del viaje complejo y anteriores peleas. Pero eso también los vuelve más predecibles, pudiendo saber ella qué movimientos hacer para esquivar y contraatacar. Luego de largos minutos de combate, logra hacerlos caer.
Luego, a paso lento avanza hasta su objetivo, tomando la bendita flor, pero siendo obligada a tirarse al suelo a descansar. Se queda ahí un rato, está exhausta.
— Supongo que puedo permitirme utilizar chakra en el viaje de vuelta. — Así será mucho más fácil ir por las montañas.
— No debería ser complicado si utilizo chakra en mis pies, pero podría hacer esto más interesante. — Cuando trabaja de forma independiente, y cree que puede resultar sencillo, busca colocar alguna dificultad que la ayude a mejorar y fortalecerse. En esta ocasión, decide escalar las montañas sin usar chakra, solo su fortaleza física. Será duro, pero sabe que si lo logra, será una persona totalmente nueva cuando regrese a casa.
Largas horas le toma escalar y avanzar. Lleva consigo mucha agua para hidratarse, pues para ella, que aún es una gennin, esta travesía no le es sencilla. Sus manos sangran, al igual que sus rodillas. Sin embargo, soporta todo dolor sin emitir ninguna queja. Si bien le falta fuerza física, lo cual es normal debido a que le falta tiempo de entrenamiento, mentalmente se trata de una mujer increíble. Haber vivido tantas cosas a una edad temprana logró que obtuviera una maduración que muchos envidian, pero ella no le da importancia. Tiene en su mente un objetivo y es ser una kunoichi de las mejores en la aldea. Le queda mucho camino por recorrer, pero sabe que el potencial lo tiene. Aquel hombre que es su modelo a decir se lo ha dicho y recalcado en más de una vez, y ella duda que lo haga solo para hacerla sentir mejor. No es esa clase de persona. Por lo tanto, ella también debe tener confianza en que está destinada para ser alguien importante al servicio de la villa. Solo depende de ella el esforzarse y darlo todo en el día a día.
— Según el mapa, no debo estar lejos. Pero eso significa que pronto puedo encontrarme con animales salvajes. No deberían ser problema, pero me encuentro exhausta. Tal vez deba tomarme unos minutos para descansar.
En lo alto de la montaña, se toma unos 10 minutos para observar el paisaje mientras recupera sus energías. Considera que crece mucho cuando realiza misiones en compañía de otros ninjas, pero al estar sola logra este tipo de cosas, competir contra ella misma, darlo todo independiente de que la situación no lo amerite. No necesita que la obliguen para dar el 100%, sus metas son más que suficientes para inspirarla.
Una vez considera que ha recuperado el aliento, inicia un descenso hasta la zona media de las montañas, en donde puede volver a estar a la altura del nivel del mar. Con eso ya puede respirar mejor, por lo que se cansa menos. Al estar en terreno plano nuevamente escucha distintos rugidos a su alrededor. Las bestias y criaturas que protegen la flor hacen acto de presencia y no parecen querer dejar que Acheron obtenga lo deseado sin pelear.
— Bien, así es como debe ser. No vine aquí a dar un simple paseo. Puedo ser una gennin, pero no quiero que mi fuerza representa a un ninja de rango bajo. Soy mucho más que eso, lo sé.
Desenvaina la wakizashi que siempre lleva en la espalda y se dispone a pelear. También se ayuda con ninjutsu, especialmente aquel que puede realizar con ayuda de sus cuerdas vocales, habilidad propia del linaje Suzume. Mientras derrota a sus alocados enemigos, avanza, llegando al tan famoso lago. — Bien, estoy cerca… — Puede ver más allá la famosa flor, pero custodiándola se encuentran dos… ¿cosas? Tienen forma humanoide, pero no parecen ser personas.
El mundo se encuentra lleno de misterios y este debe ser uno de ellos. Sin embargo, en esta oportunidad no le corresponder investigarlo, solo pasar a través de la fuerza y tomar aquella bella flor que tanta ayuda le dará a la aldea.
En un principio, el combate se torna muy difícil. Los humanoides, cuya vestimenta parece muy antigua, parecen poseer inteligencia. Sus golpes apuntan a donde la kunoichi tiene heridas producto del viaje complejo y anteriores peleas. Pero eso también los vuelve más predecibles, pudiendo saber ella qué movimientos hacer para esquivar y contraatacar. Luego de largos minutos de combate, logra hacerlos caer.
Luego, a paso lento avanza hasta su objetivo, tomando la bendita flor, pero siendo obligada a tirarse al suelo a descansar. Se queda ahí un rato, está exhausta.
— Supongo que puedo permitirme utilizar chakra en el viaje de vuelta. — Así será mucho más fácil ir por las montañas.