País de las Montañas
Tras una serie de acuerdos políticos entre tres países con la intención de mejorar sus relaciones, tres shinobis serían seleccionados y tendrían la oportunidad de participar en un evento local del País de las Montañas llamado el examen de supervivencia. A diferencia de los antiguos exámenes chūnin que se realizaban a gran escala, donde los shinobis se enfrentaban en duelos entre ellos, este era un entrenamiento puramente de supervivencia. Por tradición, los shinobis locales de la región isleña se enfrentaban a las adversidades de su propia nación, como las grandes y empinadas montañas y cerros, los valles frondosos a las faldas de estos, llenos de animales, y algunos ríos bastante pequeños. Todo esto era lo que los tres shinobis encontrarían en el lugar donde tendrían que debutar.
Aquellos tres afortunados llegaron juntos en un barco oficial, pero pequeño, de Kirigakure. Durante el viaje, cada uno tuvo tiempo de observar las bellezas del mar y todas sus maravillas. Una vez que Relincho, Gyojin y Daiki llegaron a las costas de la isla, fueron recibidos por un jounin de la zona, uno de los encargados de supervisar todo y, en especial, de hacerse cargo de los invitados. - Bienvenidos, shinobis espero que el viaje no hubiera sido incomodo, tengo fe que disfrutaran de esta actividad antigua que se hace en la nación - menciono el joven de pelo albino, mientras con su mano le hacia señas que lo siguieran hacia las profundidades de la isla.
Mientras más se adentraban los tres shinobis, podían escuchar los cantos de algunas aves y ver los árboles y el evidente, aunque no muy grande, camino de tierra que se dirigía a un lugar desconocido para ellos. A medida que se acercaban más, podían escuchar el bullicio de la gente y el movimiento, lo que indicaba que se acercaban a su objetivo.
Estando ya en el lugar, los tres observaron una gran cantidad de genin y algunos chūnin del país que participaban. La mayoría de ellos estaban dialogando, evidentemente esperando a que se dieran las órdenes para hacer algo más.
- Está por comenzar el examen, chicos, así que si quieren pueden hablar entre ustedes o con los demás genin de la zona. No hagan desmadres y todo irá bien. Yo iré a hablar con los otros supervisores que ya llegaron - dijo mientras se dirigía a un grupo más reducido y aislado de shinobis.
Ahora dependía completamente de los chicos decidir qué hacer para matar el tiempo. Incluso podrían hablar en lo que parecía ser el lugar de una pequeña fogata apagada, que tenía troncos alrededor sin usar.