Última modificación: 01-06-2024, 09:32 AM por Relincho.
"Levántate, estúpido caballo" pensó para sí mismo, Relincho.
Había muchas ocasiones en las Relincho no podía funcionar por sí mismo. Necesitaba, muy amenudo, la voz de alguien que lo motivara a actuar, a despertarse todos los días y a ser una persona responsable y con actitud. Esa voz era la de su yo interior.
"¿Para qué sirves? ¿Estás fabricando una futura casa a los gusanos que te comerán cuando mueras?" se dijo. "Venga, ve a desayunar".
Aquel día sentía que no era uno de esos días en los que uno puede estar radiante y sentir de una manera casi tangible el porqué están vivos. Era más bien al revés. Relincho consiguió desayunar en su casa. Pero lo único que comió fue una longaniza seca del día anterior.
"Eso no es un desayuno. Es un trozo de carne seguramente pasado" se dijo. "Levántate y hazte un buen desayuno. Una vez lo hagas, el día empezará a ir a mejor".
Relincho volvió a comer otro trozo de longaniza.
"No me lo puedo creer, idiota".
Al poco rato, Relincho había conseguido salir de casa. Era de aquellos extraños días en los que no tenía una misión asignada, pero en los que debería ponerse a buscar una. O eso, o estaría condenado a desayunar la misma longaniza el resto de su vida. Si podía trabajar, al menos podría permitirse una mejora en el desayuno. Quién sabe, quizá una loganiza nueva.
"Venga, es hora de ir al centro de misiones. Y conseguir algo. Haz de tu vida algo importante, trozo de mierda" se dijo amablemente.
Cuando se quiso dar cuenta, Relincho estaba en la puerta de Kirigakure, listo para salir a alguna zona lejos de la villa. Una vez allí, Relincho respiró profundamente.
"Reflexionemos. Parémonos un instante a pensar. Hoy es uno de esos días malos. Pero no pensemos que por eso hemos perdido el día. Aun estamos a tiempo de encauzarlo, de hacer algo productivo. Una vez hayamos superado un bache como este, tendremos un subidón de energía que nos hará pensar que podemos con todo. Son estos momentos difíciles los que nos definen. Venga, démonos la vuelta, y demostremos al mundo por qué somos unos ninjas" se dijo mentalmente.
Al instante, Relincho dio un paso adelante. Se había marchado de la villa.
"Idiota" pensó.
Había muchas ocasiones en las Relincho no podía funcionar por sí mismo. Necesitaba, muy amenudo, la voz de alguien que lo motivara a actuar, a despertarse todos los días y a ser una persona responsable y con actitud. Esa voz era la de su yo interior.
"¿Para qué sirves? ¿Estás fabricando una futura casa a los gusanos que te comerán cuando mueras?" se dijo. "Venga, ve a desayunar".
Aquel día sentía que no era uno de esos días en los que uno puede estar radiante y sentir de una manera casi tangible el porqué están vivos. Era más bien al revés. Relincho consiguió desayunar en su casa. Pero lo único que comió fue una longaniza seca del día anterior.
"Eso no es un desayuno. Es un trozo de carne seguramente pasado" se dijo. "Levántate y hazte un buen desayuno. Una vez lo hagas, el día empezará a ir a mejor".
Relincho volvió a comer otro trozo de longaniza.
"No me lo puedo creer, idiota".
Al poco rato, Relincho había conseguido salir de casa. Era de aquellos extraños días en los que no tenía una misión asignada, pero en los que debería ponerse a buscar una. O eso, o estaría condenado a desayunar la misma longaniza el resto de su vida. Si podía trabajar, al menos podría permitirse una mejora en el desayuno. Quién sabe, quizá una loganiza nueva.
"Venga, es hora de ir al centro de misiones. Y conseguir algo. Haz de tu vida algo importante, trozo de mierda" se dijo amablemente.
Cuando se quiso dar cuenta, Relincho estaba en la puerta de Kirigakure, listo para salir a alguna zona lejos de la villa. Una vez allí, Relincho respiró profundamente.
"Reflexionemos. Parémonos un instante a pensar. Hoy es uno de esos días malos. Pero no pensemos que por eso hemos perdido el día. Aun estamos a tiempo de encauzarlo, de hacer algo productivo. Una vez hayamos superado un bache como este, tendremos un subidón de energía que nos hará pensar que podemos con todo. Son estos momentos difíciles los que nos definen. Venga, démonos la vuelta, y demostremos al mundo por qué somos unos ninjas" se dijo mentalmente.
Al instante, Relincho dio un paso adelante. Se había marchado de la villa.
"Idiota" pensó.