Comprendo que las pequeñas cosas son importantes pues de ellas nacen las más grandes y como comprendo esto sé que cada misión es una oportunidad para demostrar mi valía como shinobi de la Nube. Por eso cuando se me encomendó investigar el misterioso robo de verduras en los campos de los agricultores locales, acepté con una sonrisa. Sin embargo, varios días han pasado y los cultivos siguen desapareciendo. Y así, el insecto dentro de mi se vuelve más grande, se alimenta de mi carne y sus pisadas cada vez resultan más pesadas. A este paso, no me quedaran músculos con los que caminar hasta las granjas ni ojos para vigilar por la noche, pues mis glóbulos habrán sido consumidos por las crías de esta criatura.
Hace tres días, al llegar a los campos por primera vez, me encontré con agricultores preocupados. Las verduras desaparecían durante la noche, dejando a la comunidad con suficiente alimento como para sustentarse, pero sin el exceso necesario para comerciar. Hoy me encontré con granjeros enojados que exigían respuestas y con cada uno de sus reclamos y con cada una de sus preguntas y amenazas, el insecto dentro de mi se reía, engordando, y sus crías se movían bajo la piel de mis párpados y dentro de mi lengua. Cada día que me presento en las granjas, la formicación es más intensa. Temo, esta noche, sentirla en mis sueños.
Mi investigación sobre los cultivos desaparecidos no llevó a nada. Esa será la historia oficial. Acusaré a los granjeros de mentir en sus informes y, sí hace falta, me buscaré un chivo expiatorio. Por muy ladrones que sean, no puedo dejar a esos huérfanos sin comida.
Espero que esta sea la respuesta que el insecto busca de mi, y espero que una vez todo haya terminado, se eche a dormir una larga siesta en mi hígado y no regresé hasta que vuelva a necesitarlo.
Esta misión no ha hecho más que revelarme, exponerme frente a un espejo. Mi reflejo me ha echo preguntas y aun no se si las he respondido bien. Es una sensación similar a la que se tiene después de dar en examen. Pero esta vez, no sé que me espera más allá del veredicto de ese reflejo mío.