[Flashback] Combate a fuego vivo
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El sol del mediodía bañaba el campo de entrenamiento de Konoha con su cálido resplandor, haciendo que las partículas de polvo suspendidas en el aire brillaran como diminutos diamantes. A pesar de la belleza del día, el ambiente estaba impregnado de una tensión que se podía cortar con un kunai. Frente a mí, en posición de combate, se encontraba mi mejor amigo, con nuestras miradas fijas en un duelo de determinación y camaradería.

Prepárate, Iwao ─me dijo, su voz cargada de una sonrisa amigable pero con un brillo desafiante danzando en sus ojos.

Estoy listo ─respondí, sintiendo cómo la adrenalina comenzaba a bombear con fuerza a través de mis venas, avivando mi espíritu combativo.

El combate se inició con una explosión de movimientos rápidos y precisos. Mi amigo lanzó una patada giratoria que logré esquivar con destreza, pero su siguiente golpe, un ráfaga de potentes puñetazos, me tomó desprevenido, impactándome en el costado y enviándome de bruces al suelo. A pesar del dolor punzante que recorría mi cuerpo, algo dentro de mí cambió en ese instante. Un ardor intenso comenzó a crecer en mi chakra, una fuerza desconocida que nunca antes había experimentado. Mis pensamientos se nublaron por un momento, y una oleada de ira y poder se apoderó de mí. Me esforcé por comprender de dónde provenía esa nueva y abrumadora fuerza en mi interior, pero fue en vano.

Realizando un sencillo sello de manos, concentré mi chakra Shakuton y en cuestión de segundos, la temperatura de mi sangre se elevó drásticamente, haciendo que mi piel ardiera al contacto. Cada golpe que lanzaba estaba envuelto en un calor abrasador, una manifestación física de mi creciente poder interno.

Con el impulso de esta nueva fuerza, contraataqué con una ferocidad y determinación renovadas. A pesar de la sorpresa inicial de mi amigo, no se rindió y continuó luchando con valentía y habilidad. Nuestros movimientos se volvieron más brutales y desesperados, cada uno de nosotros intentando superar al otro en este combate intenso.

Finalmente, realicé una serie de sellos de manos y una luz brillante y deslumbrante estalló a mi alrededor, cegando temporalmente a mi amigo y al profesor que observaba la pelea con creciente preocupación. Aprovechando su momentánea desorientación, me abalancé sobre él con una serie de patadas y puñetazos ardientes, cada uno de los cuales era como una llama abrasadora que dejaba marcas en su piel y lo debilitaba con su intensidad. A pesar de sus esfuerzos por defenderse, mi nuevo poder resultaba ser abrumador. Con una combinación de velocidad, fuerza y técnica, lo acorralé, lanzando una serie de ataques devastadores que lo dejaron sin aliento y yaciendo en el suelo, derrotado y herido.

Alarmado por la brutalidad y la intensidad del combate, el profesor se interpuso entre nosotros, poniendo fin al enfrentamiento. Sin embargo, impulsado por la ira y el poder descontrolado que aún ardía en mi interior, intenté atacar al instructor también. A pesar de mis esfuerzos y mi estado alterado, el profesor me detuvo con habilidad, y me envió directamente al despacho de la directora, donde sabía que me esperaban serias consecuencias

En el despacho, la luz del sol se filtraba a través de las cortinas, proyectando sombras que danzaban sobre los papeles amontonados y los pergaminos sellados que adornaban la habitación. Sentado en una silla rígida, frente a la emblemática bandana de Konoha, me encontraba sumido en un estado de agotamiento físico y mental.
Mis manos temblaban ligeramente mientras las apoyaba sobre mis rodillas, y mis ojos se desviaban ocasionalmente hacia la ventana, como buscando una salida a mis pensamientos tumultuosos. Me sentía abrumado por una mezcla de emociones: la excitación de la victoria, el miedo por el poder desconocido que había surgido de mí y la preocupación por las consecuencias de mis actos.

"¿De dónde había surgido ese poder?" me preguntaba una y otra vez. Nunca antes había experimentado un ardor tan intenso en mi chakra, una fuerza que me había permitido dominar el combate pero que también me había llevado al borde de la pérdida de control. La sensación de ese poder ardiente, aunque emocionante, me aterraba. "¿Por qué mi chakra había ardido con tanta intensidad?" mi mente buscaba respuestas, pero solo encontraba más preguntas. Necesitaba entender qué lo había desencadenado y cómo podía aprender a controlarlo para evitar futuros incidentes como el de hoy.
Pasivas

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Tras el enfrentamiento en el campo de entrenamiento, una sensación abrumadora de arrepentimiento y confusión se apoderó de mí. Mientras recorría las calles de Konoha, que solían ser mi refugio y mi lugar de confort, ahora me parecían extrañas y melancólicas. Cada paso que daba estaba cargado de un peso emocional, como si el suelo mismo me recordara la gravedad de mis acciones. A pesar del brillo del sol y del bullicio habitual de la aldea, todo a mi alrededor se sentía opaco y ensombrecido por el tormento de mis pensamientos.

Al llegar a mi hogar, traté de encontrar algo de normalidad cambiándome de ropa y comiendo algo ligero. Sin embargo, cada bocado que tomaba se sentía como un recordatorio de lo que había sucedido, y el alivio temporal que me proporcionaba la comida se desvanecía rápidamente, dejándome atrapado en un torbellino de sentimientos y dudas.

Después de un momento de reflexión, decidí que debía enfrentar las consecuencias de mis acciones y buscar la comprensión y el perdón de mi mejor amigo. Con el corazón en un puño, me dirigí a su casa, sintiendo un nudo de nerviosismo en el estómago. Al llegar, mi mano temblorosa tocó suavemente la puerta, consciente de que lo que iba a enfrentar no sería fácil ni para él ni para mí.

La puerta se abrió lentamente, revelando la figura de mi amigo con una expresión airada y preocupada a la vez. Sus ojos reflejaban la confusión y el dolor que sentía por lo sucedido, y su rostro mostraba claramente su descontento y desconfianza hacia mí en ese momento.

Con una mirada cargada de culpa y sinceridad, comencé a hablar, tratando de transmitir todo el remordimiento que sentía. ─ Lo siento mucho por lo que pasó. No sé qué me pasó exactamente, perdí el control ─empecé, buscando sus ojos con una sinceridad palpable, esperando encontrar algún rastro de comprensión en ellos.

A pesar de mostrarse evidentemente consternado por lo sucedido, mi amigo soltó un suspiro de resignación y se mostró dispuesto a escuchar mi versión de los hechos. ─ ¿Qué fue eso, Iwao? Me dejaste totalmente descolocado. Hemos entrenado juntos miles de veces y nunca antes tu chakra había manifestado tal intensidad, llegando a causarme tantas quemaduras ─inquirió, su voz reflejaba una combinación de curiosidad y profunda preocupación.

Incapaz de encontrar una respuesta clara y concisa, continué con mi confesión, tratando de explicar lo inexplicable. ─ No lo sé, es algo que aún no comprendo del todo. Me sentí abrumado, como si mi ira hubiera liberado una fuerza incontrolable dentro de mí. Me siento fatal por haber perdido el control y haber actuado con tanta agresividad hacia ti ─dije, mi voz temblorosa reflejaba mi arrepentimiento sincero, mientras mis manos se retorcían nerviosamente.

Tras un momento de silencio tenso, mi amigo lo rompió, su tono era serio pero al mismo tiempo ofrecía una pizca de comprensión. ─ Está bien, entiendo que algo te descontroló. Pero necesitas aprender a manejar eso, Iwao. Es peligroso para ti y para los demás.

Mis ojos se iluminaron con esperanza ante su respuesta y me apresuré a pedir su ayuda. ─ Lo sé, y quiero aprender. No quiero que vuelva a suceder algo así. ¿Podrías ayudarme a mejorar mi control de chakra? ─le pregunté, esperanzado pero a la vez ansioso por su respuesta, consciente de que esta sería una parte crucial para evitar futuros incidentes.

Mi amigo me observó durante un momento, evaluando mi sinceridad y determinación. Finalmente, asintió con un gesto serio pero comprensivo. ─ Claro, te ayudaré. Pero también deberías hablar con los profesores y tratar de encontrar la raíz de este problema. Necesitas entender lo que desencadenó esa reacción en ti ─aconsejó, enfatizando la importancia de buscar respuestas y soluciones de manera integral.

Asentí con gratitud, reconociendo el valor de su apoyo y sabios consejos. Continuamos conversando durante un rato más, compartiendo nuestras preocupaciones y reflexiones acerca del incidente. Finalmente, nos comprometimos a reunirnos en otra ocasión para comenzar a trabajar en el control de mi chakra y para buscar respuestas a mis inquietudes, fortaleciendo así nuestra amistad.

A pesar de la dificultad de la conversación, me sentí aliviado y agradecido por la comprensión y el apoyo de mi amigo. Tomé conciencia de la importancia de enfrentar mis errores, aprender de ellos y buscar ayuda cuando es necesario. Con renovada determinación, me prometí a mí mismo que haría todo lo posible por comprender y controlar mi poder interno, no solo por mi bienestar sino también por la seguridad de aquellos a mi alrededor.

Este tema ha sido cerrado.

Pasivas

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