Otro usuario del Juinjutsu (Ren)
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Última modificación: 15-03-2024, 09:52 AM por Miku.
Durante la noche en las frías calles de Kirigakure, cuando la luna estaba en su punto más alto y era la única luz natural que había en el ambiente, un hombre algo enclenque caminaba tranquilamente con un pequeño costal de tela café entre sus manos. El hombre miraba con emoción el interior del costal soltando unas pequeñas carcajadas de vez en cuando mientras imaginaba lo que podría hacer con el contenido del costalito. Resulta que el hombre, minutos antes, había atracado una pequeña tienda de pasteles a unas cuadras de su posición actual, llevándose consigo toda la ganancia obtenida durante el día por los pasteleros.

El hombre obvio estaba emocionado, había tenido suerte ese día y ahora tenía dinero fácil en la bolsa, con él, podría comer y emborracharse, talvez durante una semana, así que tendría días de sobra para volver a atracar otra tienda. Además, no podía estar más agradecido con el universo puesto que ningún Shinobi de la Niebla vio sus malos actos, por lo que estaba libre de algún castigo judicial por parte de Kirigakure, o eso pensaba él.

Entre las sombras de la noche y con un sigilo magistral, Miku del Clan Yuki seguía al hombre en su andar, mirándolo como se burlaba de los pobres pasteleros y agradecía la suerte que tenía, una actitud desagradable y totalmente repudiada por la Yuki. Se podría decir que ella sí tuvo suerte, puesto que se encontraba regresando a su casa luego de una pequeña y sencilla misión a las afueras de la aldea cuando escuchó el pleito que se estaba armando dentro de la pastelería y cuando el ladrón se largó, ella ingresó al local y solicitó toda la información que los pasteleros pudieran darle sobre el hombre y fue así que comenzó a seguirlo.

El tipo estaba por llegar a su casa, una cabaña de madera no muy lejos de la zona comercial, no muy bien cuidada y con una ventana rota, sin duda, un hogar de alguien de muy pocos recursos que tampoco quiere trabajar y salir adelante. Fue en ese preciso momento cuando Miku decidió actuar, la Yuki saltó de entre las sombras y se posicionó delante del hombre, quien, al verla, su expresión cambió completamente a una de miedo. La placa metálica de la bandana de Kirigakure en la bufanda de Miku brillaba con ayuda de la luz de la luna. La Kunoichi de la Niebla simplemente decidió hacer un movimiento rápido para acercarse y golpear la cara del ladrón, haciendo que el costal y las monedas cayeran al suelo regándose por la zona, posteriormente, la Yuki finalizó su ofensiva con una certera patada en su abdomen que sentenció al tipo y lo hizo caer al suelo.

La aspirante a Ninja Médico se acercó a él y tocó una parte de su hombro que estaba descubierta, comenzando a imprimirle una marca mientras el enclenque soltaba unos quejidos de dolor - No volverás a robar NADA en tu vida, no quiero hacerte sufrir, por favor, acata esta indicación y todo saldrá bien - Dijo la Yuki con un tono dulce y amigable, obvio no quería hacerle daño al tipo, pero tampoco podía dejarlo que siguiera robando a quien quisiera. La poca resistencia física del tipo hizo que quedara inconsciente justo después de las palabras de la peli marrón, ella suspiró y se levantó mientras lo miraba.

(Un ladrón menos… aunque parece que nunca se acabarán…)

Estadísticas de Miku Yuki


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El frío reinaba en el país el agua eso era algo que todo el mundo sabía una vez pisaba estas interesantes tierras Aunque No únicamente el frío era el que reinaba sino también el nocturno viento acompañado por la luminosidad de la luna, que era la única fuente de luz natural que era capaz de divisarse en el cielo y que bañaba tenuemente la piel de la albina quién yacía sentada en el tejado de una pequeña casa mirando el cielo contemplando recuerdos, tanto buenos como malos pasaban por su mente... Pensando si había tomado la decisión correcta cuando dejó su propia aldea.

 Aquel pensamiento la carcomía cada noche saber que ya no contaba con un hogar al cual volver o una cama en la cual dormir o siquiera una familia que lo esperase, Y aunque aún poseía todas esas cosas en konoha aquel ya no era su hogar... Siempre se preguntaba si cuando volviese a la aldea sería bien recibida sin embargo aquel pensamiento se trizaba haciendo añicos tan pronto como era presente en su mente, Aunque sabía que quién la perdonaría quizás ya no era digna de acercársele de nuevo pues lo había abandonado por el capricho de volverse más fuerte.

 Aunque había profundizado sus estudios sobre las artes prohibidas del sello maldito se preguntaba si había tomado la decisión correcta... Había estudiado el concepto de la maestría elemental e incluso había aprendido a dominar el quinto elemento que le faltaba pero... No tenía con quién compartirlo, momentos así le dolían en la conciencia sabiendo que la madre del Uchiha siempre estaba allí animandola para que se volviese más fuerte y apoyándola cuando lo requiriese... Por ende sus ojos rebosaban de tristeza mientras contemplaban la luna llena. Llanto sin lágrimas ni sollozos simplemente un rostro inerte lamentable en verdad...

 Aunque fuese una frágil doncella tan bella capaz de eclipsar las mismas estrellas, su belleza era comparable al de una refinada escultura o quizás hasta una inerte pintura. Mientras su cabello ondeaba al compás de la danza del viento y sus ojos miraban fijamente la luna en espera de un amanecer perfecto... Sería capaz de escuchar todo el ajetreo que se generaría en los suelos de Aquel lugar. Al echar la vista al suelo vería como un hombre sería derrumbado por una chica de una belleza interesante y también sería capaz de observar como la chica le ponía un sello que ella reconoció al instante.

 Aquel hombre caería inconsciente debido a que era débil y carecía de la resistencia o siquiera fuerza para resistir al sello por lo que la albina se levantaría para ponerse de pie y observar más atentamente los pasos que haría aquella chica de pelo marrón casi rojizo- me parece interesante conseguir a alguien que también utilice sellos malditos- diría el albina para sí misma a la par que el mismo viento llevaba aquel susurro hasta los oídos de la yuki- pero parece ser alguien débil... Aunque... Veo que tiene potencial...- cada palabra el mismo viento la cargaría como un susurro que iría directo a los oídos de la contraria. 

 - dime... ¿Cuál es tu nombre?- Aunque Ren parecía ser una persona antipática de primera instancia la verdad es que cuando alguien llamaba su atención dudaba poco en hablar y se centraba más en conseguir lo que buscaba o al menos Esa era la personalidad que había forjado desde que abandonó su aldea para centrarse en La búsqueda del conocimiento y el poder propio...

Estadísticas de Ren Uchiha
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La Yuki miraba con sus ojos azules llenos de vida al pobre ladrón inconsciente en el suelo, feliz por haber capturado y neutralizado a otro de esos malos tipos, pero también sabía que había logrado neutralizarlo a consta de obligarlo a no hacerlo, cosa que al menos, ella odiaba, pero sabía que era una especie de mal necesario.

Miku estaba por recoger el cuerpo inconsciente del hombre para llevarlo a un lugar más seguro que las frías y solitarias calles de Kirigakure en la oscuridad de la noche, cuando ciertas palabras cayeron hasta sus canales auditivos, haciendo que su cuerpo temblara levemente ante las palabras tan frías y llenas de oscuridad de alguien que, hasta ahora, no se hacía presente.

La Kunoichi de la Niebla se giró rápidamente para ver sus alrededores y poder descubrir de donde habían venido aquellas palabras, sin éxito, claro. Sus ojos buscaban desesperadamente el origen de las oscuras palabras mientras su cuerpo seguía temblando levemente. Hasta ese momento, todas sus misiones habían sido sencillas y muy fáciles, y por esa razón, no estaba acostumbrada a los combates y si, tenía aún nervios de entrar en uno en caso de que aquellas palabras fueran de algún invasor hostil.

- ¿Quién… eres?... ¡Sal de tu escondite! - Sus últimas palabras iban dirigidas al aire con todo el valor que podía reunir.

Miku intentó relajarse ante el miedo que empezaba a crecer en ella, respirando hondo y exhalando el aire acumulado por sus pulmones, sintiendo que aquello era efectivo al sentir que su miedo se calmaba, pero sus nervios seguían presentes.

Pero, sobre todo, en su mente, ciertas palabras quedaron grabadas, las palabras de aquella voz que de alguna forma, indicaban que también era usuario de los Sellos Malditos, una disciplina que se le fue enseñada a la Yuki apenas unas pocas semanas atrás y que de momento no usaba a la perfección.
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Aunque el objetivo original de la albina con su presencia no era causar temor a la contraria debe admitir que esa reacción le agradaba levemente quizás fuese una reacción esperable debido al ambiente presente pues la oscuridad inundaba las calles y su figura se mantenía oculta entre las mismas sombras quizás no lo había pensado bien al momento de hablar pero ambiente generado era considerablemente tétrico o aterrador... Eso sumado a la carente presencia de iluminación y el tono frío de la voz de la albina sería suficiente para asustar a cualquiera con una actitud decente o que no se dotará de una valentia sobrehumana.

 Además que la reacción de la contraria hizo que la albina entendiera su carencia de experiencia ante situaciones de peligro, Aunque la albina no se presentaba a sí misma como una situación de alto riesgo sino que fue un ambiente generado sin intención, por lo que ante las peticiones es la contraria se alzaría de entre las sombras estando todavía sobre el tejado de aquella casa dando un aspecto aún más aterrador y tétrico a la escena debido a sus ojos carmesíes. Esta chica aunque no lo quisiese daba miedo debido a la escena... Cosas...

 - Mi nombre es Suisei Ren... - tras aquella presentación con un rápido viaje en movimiento daría un salto para aterrizar a unos pocos metros de la contraria dándole la espalda durante unos leves instantes antes de darse la vuelta en su dirección y centrar su mirada en los ojos de la chica- Perdón si te asusté... - un tono frío casi tétrico como si el de un fantasma se tratase fue audible de nuevo su piel carente de vida y sus ojos sin emoción sumado a un rostro de Gran belleza pero carente de expresiones podían dar una impresión de ser alguien de ultratumba.

 Pero obviamente era todo lo contrario... - también soy usuaria de la misma técnica que acabas de hacer... Provengo del país del fuego...- sus palabras serán frías y sin ningún rastro de emoción en su voz y su rostro tampoco ayudaba mucho a buscar empatía...
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La Yuki miró a todos lados intentando buscar el lugar de donde provenía aquella voz de ultratumba, carente de vida y emociones, solo era una voz tenebrosa y que obvio, asustó a Miku. De pronto, los ojos azules de Miku se centraron en una pequeña casa no muy lejos de su posición, en su tejado, de deslumbraba una silueta oscura como la noche, pero su particularidad eran aquellos orbes rojos carmesí que se hacían notar, causando más miedo en la Kunoichi de la Niebla.

La chica se presentó como Ren Suisei antes de bajar de hábilmente y a una velocidad abismal de aquel tejado, quedando a pocos centímetros de la posición de Miku. Ren se disculpó con Miku, pues su intención no era asustarla, pero ya lo había hecho, la belleza de la Uchiha contrastaba enormemente con sus palabras y sus ojos sin vida, sin sentimientos, solo se podía notar el oscuro vacío en el que se encontraba pasando por ese momento.

Los nervios de la Yuki no disminuyeron, ella temblaba levemente mientras intentaba hacerse la valiente sin éxito alguno, pero lo que más le sorprendió fue aquella revelación. Ren conocía la técnica que Miku usó para obligar al ladrón a detener sus robos, Ren también era una usuaria de aquella disciplina maldita que su padre le había enseñado apenas pocas semanas atrás.

- Entonces… ¿también sabes usar el Juinjutsu?... -

Su padre le había dicho que aquella técnica era rara de ver y muy pocos aspiraban a poseerla debido a lo desconocida que era, pero los pocos usuarios que existían del Juinjutsu, eran Ninjas excepcionales y muy fuertes. Miku no sabía con certeza, pero creía enormemente que tenía en frente a una Kunoichi muy habilidosa, pues pocos dominan el Juinjutsu a la perfección y al menos, Ren parecía conocerlo muy bien.

- Miku… ese es mi nombre… ¿un… gusto?... -

El nerviosismo en sus palabras era evidente, muy evidente, normalmente no teme tanto de las personas, pero podía sentir como aquella chica de ojos carmesí estaba rodeada por una oscuridad que parecía ser infinita.
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Parecía que la chica pelirroja, estaba con su corazón palpitando con fuerza en su pecho, observando con temor a aquella misteriosa figura que se cernía sobre ella. La voz que se había escuchado resonaba en su mente como un eco siniestro, sin vida ni emociones, tan fría como el hielo que corría por sus venas. Su mirada parecía desviarse frenéticamente en busca de la procedencia de aquella voz de ultratumba, pero solo lograba encontrar la oscuridad que se extendía a su alrededor.

 Fue entonces cuando aquellos ojos azules se posaron en la pequeña casa cercana, en la que se destacaba una silueta oscura en el tejado. La figura de Ren se recortaba contra el cielo nocturno, sus ojos rojos como la sangre brillando con una intensidad perturbadora. Una sensación helante se hizo presente, quizás el ambiente frio por la noche o el miedo, o incluso... la misma presencia de la albina.

La figura descendió con una elegancia sobrenatural, moviéndose con una rapidez impresionante hasta quedar frente a Miku. La albina se presentó como Ren Suisei, disculpándose por el susto que le había causado. Sus palabras flotaban en el viento, sin sentir ni un ápice de emoción, envueltas en una sombra misteriosa que brotaba desde lo más hondo de su ser.

Miku no pudo evitar sentirse cautivada por la belleza de Ren, su presencia enigmática y su mirada vacía la intrigaban y aterraban al mismo tiempo. La joven Uchiha intuía que detrás de aquella apariencia serena se escondía un abismo de oscuridad, un vacío insondable que parecía devorar todo a su paso.

La noche se extendía ante ellas, silenciosa y ominosa, mientras Miku y Ren se enfrentaban con sus miradas, en un duelo silencioso de voluntades. En aquel instante, la Renegada de la hoja comprendió que para la contraria no había escapatoria si no una pelea iniciaba, sin embargo estaba destinada a adentrarse en el misterio que envolvía a aquella figura inocente a simple vista, aquellos ojos sin vida miraban fijamente a la Yuki.

 - Si... soy capaz de usar el Juinjutsu... un viejo amigo me lo enseño...- diría posando su mano en un libro que se encontraba resguardado en un bolso que estaba sujetado a su cintura- Un viejo demonio de los países mas allá de las sombras, aunque esa es una larga historia- vocifero la albina antes de escuchar el nombre de la contraria- Miku... por lo que veo eres una chica bastante inexperta...- murmuro la albina para si misma, aunque en voz alta- Eh?... acaso... tienes miedo?- la voz de albina se mezclaba con el mismo viento, la noche con su aura y el claro de luna con su piel. Noche cayente y niebla eterna, bajo el claro y deslumbrante brillo de la luna llena inmaculada.

 - Sal... Yami...- murmuria la albina para que de las sombras una figura poco a poco se levantara, volviendo el ambiente aun mas pesado y tenebroso, sin embargo la albina no parecía cambiar su actitud fría, como si ya estuviera acostumbrada a ello. Aquella figura parecía ser un fantasma formado de oscuridad pura y sufrimiento, un Desukimera que habia estado resguardándose en las sombras desde que fue creado hacia ya bastante tiempo. Su apariencia se asemejaba a una figura antropomórfica compuesta de oscuridad, con una presencia pesada y sofocante, como si la misma muerte estuviera presente allí- Tus servicios ya no son requeridos, puedes desvanecerte- diría cerrando los ojos para que aquel ente desapareciera por completo, provocando que el ambiente pesado y el augurio de muerte se disiparan con el.

 - Creo que así esta mejor...- murmuro dándole una sutil mirada a la pelirroja- Ya se fue... - dijo fríamente.

Anton: Desukimera


Yami-Desukimera
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