[Flashback] Manos a la obra
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[Imagen: 1815709.png]  Manos a la obra  [Imagen: 1815709.png]



Año 9 D.Y.

Ryu intentó abrir la puerta de su nuevo hogar, pero esta no cedía aunque girara la llave y apretara el pomo con fuerza. Al final, no le quedó otra que retroceder unos pasos y tomar aire, para después correr directamente hacia ella y golpearla con su hombro. Gracias a eso consiguió entrar, pero a costa de reventar la cerradura; aunque cuando vio los trozos rotos y oxidados en el suelo, le quedó claro que igualmente habría tenido que cambiarla, así que solo había acelerado las cosas. Se encogió de hombros indiferente y levantó la mirada, echando un vistazo a la casa donde probablemente viviría durante bastantes años.

La casa en sí era bastante pequeña y con una estructura antigua, toda construida en madera que comenzaba a mostrar los primeros signos de estar en mal estado; al menos por ahora no parecía que se le fuera a caer encima, así que con eso la bastaba. Tan solo había una única habitación el piso de abajo, con una pequeña cocina que prácticamente había sido devorada por la grasa, un sofá que probablemente tenía más años que él, varias ventanas aunque la mayoría estaban rotas y una mesilla en el centro con un par de tazas de café encima que tenían toda la pinta de estar llenas de moho. Por último, también podían verse una escalera de palos que llevaba al piso de arriba.

El hombre dragón inspiró hondo por la nariz y sonrió de medio lado mientras caminaba por su pequeña cueva. Aunque Lady, que entró correteando por el suelo y nada más acercarse un poco a un mueble estornudó por el polvo; gruñió mientras miraba los alrededores con sus diminutos ojos, aunque no intimidaba mucho ya que era más pequeña que una mano─. Vamos Lady no te enfades, aún tengo que limpiar todo y cambiar los muebles. Verás que al final te encantará ─trató de calmar a su pequeña amiga mientras se agachaba y extendía su mano para que se subiera. La reptil le olfateó los dedos y le miró con cara de pocos amigos, pero al final acabó accediendo así que trepó por su brazo hasta su hombro.

─. Me he gastado los pocos ahorros que tenía en este sitio, así que voy a tener que buscarme la vida para encontrar los materiales para construir los muebles yo mismo. Creo que Udatachi es el jefe de una ferretería, capaz me hace el favor...
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Lady
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Después de dos días trabajando día y noche, el piso de abajo ya estaría limpio y solo quedaría sacar un par más de muebles viejos, aunque eran los más grandes y pesados de la casa así que tampoco iba a ser tarea fácil. Durante toda la mudanza, Ryu mostró estar bastante emocionado aunque tuviera que vivir en un cuchitril; después de tantos años en el orfanato, lo que más había deseado era ser independiente por fin para poder hacer lo que quisiera y no tener ataduras. Los años en aquel sitio habían sido muy aburridos, ya que los tutores eran muy rígidos y estrictos, pero esa tortura había acabado por fin; ¿cómo no iba a estar feliz?

Mientras cargaba decoraciones y muebles una y otra vez, no podía dejar de fantasear el cómo sería su vida a partir de ahora. En unos pocos días empezaría en la academia ninja, así que si se lo curraba quizá podría llegar a cobrar un buen sueldo; y no solo eso, con el entrenamiento probablemente se le pondría un cuerpo de escándalo así que lo tendría más fácil para ligar y quién sabe, llegar a casarse. Durante mucho tiempo había pensado que habría acabado mendigando, pero por fin la vida parecía que estaba sonriéndole. Sí, no vivía en una mansión ni era rico, pero a él le bastaba con poder comer bien y tener el dinero justo para permitirse unas copas con sus colegas. Además, trabajando como shinobi no se iba a aburrir; quién sabe, quizá hasta algún día moriría con honor como en los libros de fantasía y aventuras.

Llegadas las 6 de la tarde, lo único que quedaría por sacar sería el horno, aunque poco quedaba de él ya que se lo había comido el óxido y la roña. Ryu flexionó las rodillas mientras lo sujetaba por debajo y hizo fuerza hacia arriba para levantarlo, pero no hubo manera. Igualmente, el hombre reptil fue testarudo y no dejó de intentarlo, hasta el punto que las venas de sus brazos comenzaron a inflarse y su cara se puso roja por el esfuerzo─. Grrrr... Vamos joder ─gruñó mientras cerraba los ojos, y entonces sus músculos comenzaron a crecer mientras su cuerpo se recubría de unas pequeñas escamas. Usó la fuerza extra que le daba su sangre de dragón, consiguiendo levantar el electrodoméstico mientras soltaba un bufido orgulloso─. Uffff, venga va, que es el último ─apretó su mandíbula mientras daba pequeños pasos para llevárselo fuera─. ¿Ves Lady? Te dije que no necesitaba la ayuda de nadie.
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Lady
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