Aquella pequeña cafetería era humilde, de vidrios empañados y un letrero escrito a mano sobre madera añejada por el sol, las tazas eran de vidrio, aunque parecía ser refinado, era simplemente porque del desierto, el vidrio era el material más fácil de obtener, este y las cosas hechas de arcilla, al igual que ese plato que sostenía un pastelillo de canela bastante mal hecho pero de agradable sabor, pero aun así, solo un par de mascadas habían sido dadas en la ultima hora desde que aquella morena se sentó ahí, a estudiar y pasar el tiempo… con una simple túnica de color negro por sobre su cuerpo, con esos aretes dorados que adornaban sus orejas y con aquel collar dorado con negro que se posaba sobre su cuerpo. La capucha sobre su cabellera le protegían del viento que de repente se alzaba, llenando de arena ese pobre pastelito que no pudo terminar de ser consumido, pues la joven marionetista solo cuidaba de aquel café con licor de caña que le servían ya por tercera vez con sus manos y capas.
De pierna cruzada, la joven dejaría sus papeles sobre la mesa, se restregaría los ojos y volvería a ver la pantalla que tenía en la mesa… los papeles eran simples informes, bastante fáciles de leer para cualquiera, cualquiera menos ella, menos Muki, la joven analfabeta, con una cara de decepción en su rostro, esta simplemente observaba los rostros de los líderes de la yakuza sobre la mesa y reconocía poco a poco las palabras que abajo había logrado descifrar… - diablos… así no se puede… - dijo Muki, algo molesta mientras rascaba su cabeza… por debajo de su capucha, una arañita se asomaría lentamente – al menos ya sabes sus nombres y ubicaciones… ¿enserio quieres hacer esto? – no tengo opciones.