[Común] [Concurso SV] - Un té platonico

Te voy a contar una historia, esta es una historia de mi pasado, mis tiempos en la Isla de la Luna, cuando aún era una joven de apenas 16 años, una joven amorosa y tierna enamoradiza, de esa época en donde no solo me sentía bien conmigo misma, si no que mis sentimientos afloraban con mayor facilidad que hoy en día, pero, no todo trata de mí, obviamente, es más, es la historia de Perona… una joven procedente de la misma isla de la Luna, al igual que yo, la mujer que me robo el corazón, mi primer amor.

Era el año 9 D.K. en una época bastante alegre para nuestra isla natal, un grupo de personas que solo vivían de la pesca y de antiguas tradiciones, era un grupo de aldeanos muy aburridos donde todos actuaban y hablaban de la misma manera, todos menos ella, la joven de vestidos extravagantes y una sonrisa burlesca, apenas la vi, algo hizo clic en mí, algo que no había concebido antes en mi vida, solo podía notarla ahí, a ella, con su pelo teñido de color rosa y su andar poco habitual. Tal vez no era la mujer más bella del lugar, su rostro era algo que no a todos les agradaba a primera vista, pero algo me atrajo hacia ella, y no hablo de sus largas y sensuales piernas, ni tampoco de esa cintura de avispa que hasta el día de hoy ostenta, ni mucho menos de ese espectacular par de pechos que adornan muy bien a su figura, no, realmente no me atrajo su cuerpo para nada, tampoco era su rostro lo que más me atraía, era su forma de ser, eran sus palabras y la manera en que se enfrentaba a lo desconocido.

A diario, yo la veía pasear por la aldea, saludaba a todos de manera amigable aunque no todos le devolvían el saludo de la misma manera, portaba cruces y calzas altas, aun cuando hacía un calor infernal, iba a la playa con un bañador negro y mangas de tela transparente, además de siempre llevar pantimedias que adornaban sus piernas, además, y siempre llevaba sombrilla con ella, solía sacarle la lengua a la gente mientras pasaba y burlarse de los demás, yo siempre la vi pasar y ser así de peculiar, pero ella, ella también me veía a mí. Ambas íbamos a la misma escuela, éramos jóvenes promesas que podrían volverse ninjas en un futuro no muy lejano, además, a diferencia de ella, yo no era muy confiada de mi misma, sentía una apatía por los demás y no deseaba mostrar siquiera mi rostro… aún recuerdo que en nuestra infancia, aun cuando aún no hablábamos ni nada, un día ella paso toda una tarde observándome y, al pasar junto a mí, me dejo una mascarilla que usaba habitualmente durante las clases para evitar mostrar que bostezaba en medio de las lecciones… puede ser que para muchos eso no sea una gran señal o algo muy importante, pero para mí, alguien que no era capaz de expresar lo mucho que me avergonzaba ser vista y comparada con otras personas, ser elogiada por tener una bonita cara o cosas así, esas cosas realmente me molestaban… y solo ella se dio cuenta.

Eh de decir que ambas éramos… extrañas, ella lo hacía notar, yo por mi parte, me quedaba por detrás, no tenía esa personalidad explosiva que hoy en día me domina, tampoco había salido a recorrer el mundo todavía, pero ese era un sueño que compartía con ella… aún recuerdo ese día en que ambas estábamos sentadas en un risco al atardecer, observando el mar y riéndonos juntas, hablando sobre esa compañera de clases que tan mal nos caía… todo eso, mientras ella me contaba sus sueños… ella quería salir, quería conocer el mundo, quería ser feliz y conocer el amor… sin embargo, yo en ese momento, en ese entonces, me atreví… le dije que yo ya había conocido el amor, y que era ella la dueña de mis sentimientos.

Era extraño, hasta ese entonces toda mi vida había sido reglada por las antiguas enseñanzas, mis padres siempre me decían que esperaban el día en que yo me casara, formara una familia y les trajera nietos al mundo, a mi corta edad, siempre pensé que eso era lo que debía de hacer, siempre pensé que era mi destino ser una ama de casa, tener a mi marido, esperarlo a que llegara del día de pesca y obviamente, amarlo y cuidarlo a él y a nuestros hijos, sin embargo, ahí estaba, junto a ella, quien sin mucho que consensuar, ya se había sentado sobre mis muslos, afirmo mi rostro, bajo mi mascarilla y, en una suerte de experimentación, me beso con esos labios pálidos y carnosos que tenía… pude sentirlo, sus muslos rosaban mi piel, mi corazón se exalto de la alegría, mi cara se sonrojo a más no poder y mis ojos se cerraron por instinto… fue mi primer beso, y ella lo había dado de la mejor manera posible… sin embargo, no pude evitar sentirlo, sus labios estaban tensos, sus manos intentaron recorrer mi cuerpo, mis manos se posaron en su cintura y pude sentir como temblaba al besarme… ella no lo sintió como yo.

Hoy en día, mi vida ha cambiado, ha dado un vuelco completo, ahora soy una gran nómada que recorre las aldeas en busca de trabajo, me siento en confianza conmigo misma y he declarado abiertamente mis intereses en el amor, soy una lesbiana de tomo y lomo, nunca me han atraído los hombres y nunca lo harán, he cumplido mi sueño, y ahora que la veo sentada a ella frente a mí, bebiéndose ese café expreso y comiendo pastelitos en base de mantequilla lo sé, yo nunca pude haberla hecho feliz, más de lo que hago ahora, ella me cuenta sus historias, sus aventuras, y yo, yo me vuelvo más como era antes, retraída cada vez que la veo… Peona, te amo, pero nunca dejare de ser más que tu mejor amiga, y tú, tu eres mi mejor amiga, y espero poder compartir contigo el resto de nuestras vidas estas historias que nos alegran día a día… espero que seas feliz con aquel hombre del que te enamoraste, yo te apoyare, y si algún día llegas a engendrar hijos, quiero que me consideres su madrina, con amor, Ulti.