Cacería [Simple D]
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Última modificación: 11-02-2023, 08:48 AM por Akaza.
20 de Enero, año 15 D.Y.

La aldea Cauce boscoso corría una mala racha, los aldeanos estaban desesperados con la presencia de unos animales salvajes hasta ahora sin identificar, no era rara la aparición puntual de algún animal que incomode la vida cotidiana pero aquel era un caso especial. Parecían ser un grupo de animales especialmente nerviosos y fieros, les destrozaban los cultivos, les atacaban el ganado y en general habían sembrado cierto miedo entre sus gentes. Tras pensárselo detenidamente el consejo del pueblo tomo la decisión de solicitar los servicios de Kirigakure, querían uno de sus especialistas para resolver el problema.

La aldea era de tamaño intermedio, la zona norte era la que sufría dichos ataques, estaba cerca de una zona boscosa y rocosa, era un terreno inclinado ascendente, los aldeanos sospechaba que los ataques siempre venían de esa dirección. La gente del lugar era gente modesta y mundana, recibían bien a los extranjeros, eran abiertos y amables. Habían citado a los ninjas en el ayuntamiento, un pequeño edificio de piedra, en la primera planta, tras cruzar dos puertas estaba la oficina del consejo, todo tenía carteles y cualquiera podía acceder.

Era un cuarto pequeño con una mesa en el centro, dos sillas, un armario y un par de cajoneras. Allí esperaba un tipo bajo, regordete, calvo, con boina, pantalón vaquero con tirantes y una camiseta blanca. Estaba fumando un puro de considerables dimensiones, le daba largas y lo dejaba descansar cada cierto tiempo en un cenicero blanco, los papeles se amontonaban ante su mesa y este buen hombre estaba impaciente, quería conocer de una vez a los ninjas.

El día estaba tranquilo aunque unas cuantas nubes en el firmamento amenazaban cubrir los rayos del gran astro, los viejos del pueblo vaticinaban que se acercaba "un día de perros".


Datos misión
Especialización en Ninjutsu

Ninjutsu - Estilo Cauteloso
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Era ya media mañana del 20 de Enero del año 15D.Y. para cuando llegué a los albores de la aldea Cauce Boscoso. El Sol se alzaba vigoroso  en un cielo de un vívido azul claro, apenas amenazado por algunas nubes blancas de esponjoso aspecto. La calidez del astro rey enfrentada al frío aire que soplaba hacía que se me erizara la piel, fría en la cara, manos y orejas.

Hacía unas horas que había recibido la misión. Ésa era la rutina de cada día: levantarse temprano, ir a la oficina de asignación de misiones y allí el oficial de turno espera en una mesa con una pequeña montaña de rollos de pergaminos, cada uno de los cuales contiene una misión de diferente rango. En aquél día, el oficial correspondiente había sido un joven de cabello corto y negro y ojos marrones y serios detrás de unas gafas rectangulares; y el pergamino contenía una misión simple de cacería.

Simple, sin duda, pero al menos más entretenida que las habituales de ayudar en algún restaurante, en el servicio de mensajería, cortando el césped de algún miembro de la clase pudiente o, peor aún, haciendo de niñera de alguno de esos insufribles críos de gente adinerada. Para alguien con el adiestramiento de asesino como yo, ésas tareas resultaban tediosas… aunque siempre las realicé con la mayor de las eficiencias y la mejor de las falsas sonrisas que pude poner.

Así fue como emprendí el camino a la no tan pequeña como cabría esperar aldea de Cauce Boscoso (por supuesto, tras pasar por el habitual escrutinio de los guardias de las puertas) y así fue como me adentré en las calles de la urbe. Sin siquiera una simple empalizada, hasta un conejo podía cruzar el umbral del lugar si así lo deseara. Raro era que no sufrieran más ataques de animales.

Llegué por el lado Este, siguiendo la vía principal desde Kiri. Para aquella ocasión me había decantado por vestir una chaqueta blanca de lana gruesa sobre una camisa de manga larga de algodón y unos pantalones de Hakama azul cielo, a juego con el firmamento de aquél día y con la cinta que ataba mi largo cabello semirecogido. Por encima de todo, una capa azul kiriano me mantenía protegida de un frío que rara vez me molestaba.

Atravesé las calles sin mayores dificultades y sin detenerme demasiado a mirar a quienes las transitaban, llegando hasta el pequeño edificio de piedra que era el Ayuntamiento tras preguntar con dulce voz y amplia sonrisa a una anciana que paseaba. Y allí, a las puertas del edificio, decidí esperar al compañero que me habían dicho que me acompañaría en aquél encargo.
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Fastidiado y con un semblante molesto, Katsuki entró al departamento encargado de la asignación de misiones. Tenía que trabajar y seguir sumando méritos, aunque siempre se cuestionaba cuál podría ser la importancia de hacer trabajos de mano de obra, que básicamente cualquier civil podría hacer. ¿Acaso era  una especie de "pago de piso" que todos los ninjas debían de hacer tras graduarse de la academia?. De cualquier manera, ya estaba allí y solo esperaba que esa situación no se prolongara durante mucho más tiempo.
 
Uno de los administrativos del sitio se encargaría de darle los detalles generales de su labor de hoy. «Esta vez no luce tan mal la cosa» pensaría el rubio tras conocer la información.
 
No tuvo que demorarse en nada, portaba consigo sus herramientas y utensilios básicos de genin, así que simplemente partió con dirección a la aldea "cauce boscoso", lugar donde habían sido solicitados los servicios.
 
Tras un tiempo, llegaría al sitio en cuestión. Hoy, como casi siempre, vestía unos pantalones tácticos y una sudadera negra, que servía de refugio para las frías brisas matutinas. Para recibir las indicaciones específicas de la misión, tendría que llegar a la alcaldía, allí, el solicitante se encontraría esperándolo a él y a la otra persona que también había sido asignada. Katsuki tuvo que pedir algunas direcciones a los transeúntes para poder llegar, puesto que las ubicaciones no eran precisamente su fuerte, pero al cabo de unos pocos minutos, dio con el destino.

Vengo desde Kirigakure para cumplir con la misión solicitada —. Exclamaría en tono brusco tan pronto ingresar al Ayuntamiento, era evidente que la cordialidad y la sutileza eran cosas que no iban con Katsuki.
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Última modificación: 13-02-2023, 04:22 PM por Ryu Kutsuki.
19 de Enero del 15 D.Y
Kirigakure no Sato, País del Agua

Ryu no podía estar más contento. Días atrás, después de dar el informe en las oficinas de Kumogakure, le habían ordenado que viajara a Kirigakure para ayudar en las tareas que fuesen necesarias, ya que los ninjas de la niebla estaban saturados de trabajo; es bien sabido que el imperio del Rayo mantiene una relación cordial con el del Agua, así que no era de extrañar que tomaran una decisión así. Debería volver a la aldea en un par de semanas aproximadamente, así que en cierta parte el hombre dragón se tomó aquellas órdenes como una invitación a salir de vacaciones. Sí, debería trabajar obviamente, además necesitaba el dinero, pero seguro que tendría tiempo libre de sobra para visitar y conocer la cultura del País del Agua.

Después de tomar un dirigible y un par de barcos, llegó a su destino el día 17. Durante un par de días los superiores no necesitaron sus servicios, así que pudo gandulear e incluso salir a beber a un bar de la zona, conociendo a un grupo de jóvenes que eran bastante agradables. Lo único que odiaba de aquel lugar era la constante niebla y la gran humedad, y de hecho por no estar acostumbrado a ese clima uno de los días se lo pasó resfriado.

Pero al final el deber llamó a su puerta, literalmente. Un ninja de la niebla se presentó en la habitación de su hotel, entregándole un pergamino y marchándose sin decir ninguna palabra. Él arqueó una ceja burlonamente y algo confundido─. La gente de la Niebla es muy rara ─murmuraría mientras negaba con la cabeza y abría el pergamino, leyendo su contenido. Él y otro par de genins eran reclamados en la aldea del cauce boscoso para encargarse de un problema con animales salvajes, los cuales cada vez causaban más destrozos contra los ganaderos del poblado. Ryu suspiró, al parecer debería aparcar sus vacaciones hasta que acabara esa misión─. Vamos Lady, tenemos trabajo que hacer ─agarró su chaqueta y se la puso con un solo gesto mientras miraba a su pequeña lagarta. La reptil abrió los ojos, se desperezó y se metió dentro del bolsillo de la chaqueta.



20 de Enero del 15 D.Y
Aldea del Cauce Boscoso, País del Agua

La gente de aquella aldea resultó ser muy amigable, puede que incluso más que en Kiri. Los edificios parecían bastante humildes en comparación a sus tierras, pero tenía un encanto que personalmente al Tokage le hacía sentir muy cómodo. Lo único que podría joder su buen humor era el sueño, ya que durante el viaje había dormido poco; la cama del camarote de su barco tenía un colchón que parecía estar relleno de cemento.

Caminó por las calles dirigiéndose a la oficina del consejo, que es donde le habían dicho que tenía que ir. Sus pasos eran un poco acelerados, ya que llegaba 5 minutos tarde y temía que le meterían una bronca; ya había tenido suficientes problemas con sus superiores, para encima tener otra mancha en su historial─. En esta misión no puedo cagarla, sino a este paso me van a despedir.

Finalmente llegó al ayuntamiento. Entró apresuradamente por la puerta, esquivando a la poca gente que se le ponía por en medio, hasta que consiguió llegar a la oficina. Abrió la puerta con la respiración agitada mientras levantaba una mano a modo de saludo y sonreía mostrando sus dientes afilados. Además, todos podrían ver como la pequeña cabeza de su ninseki se asomaba por el bolsillo frontal de su chaqueta─. ¡Hey, soy Ryu Kutsuki! Vengo del País del Rayo para dar apoyo a los ninjas de la Niebla.

Inventario
[Imagen: Picsart_23-08-12_09-43-58-677.jpg]

Lady
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El calvo con boina se llamaba Tek, era un tipo tranquilo, muy de su gente y hoy tenía una tarea importante, tenía que explicarles a 3 ninjas que necesitaba su ayuda intentando no dar a entender que su gente no era capaz de realizar aquella tarea, pues era algo que la avergonzaba. Según fueron llegando los citados se les fue indicando que debían esperar en la sala de espera, un pasillo con unos asientos improvisados, no era la gran cosa. Cuando llegaron los tres se les indicó que podrían pasar a la sala donde Tek estaba esperando, por desgracia no había sillas para sentarse todos, tan solo dos.

Bienvenidos, cof cof…  Bueno, supongo que ya sabéis que os ha traído aquí, tenemos un problemilla con un par de animales salvajes que acosa a nuestro ganado y a nuestras tierras. Justo nuestros cazadores están de viaje y necesitamos… una mano amiga para solucionar el problema sin tener que esperar por ellos. Suele causar algún problema todas las noches, si no es una cosa es otra. Sospechamos que son jabalís, aunque nadie los ha avistado con la suficiente claridad. – Hizo un espacio de pausa para permitir preguntas breves. - Cualquier duda que tengan, la chica de la recepción puede resolvérsela. Pidan lo que quieran, la gente de aquí es muy abierta y siempre les ayudarán en lo que necesiten. Ahora si me disculpan… Tengo un lio de papeleo de tres pares de coj…

Y así fue la reunión, directa, corta y sin rodeos, básicamente el reflejo de la personalidad de Tek. La asistenta de la entrada preguntaría al trio de participantes si necesitaban algo y solventaría cualquier duda del grupo. Katsuki, Rin y Ryu podrían organizarse a su gusto, tenían todo el día por de noche para que llegase la noche, pero eso no les impedía ir de expedición, preparar trampas, conocerse, elaborar una estrategia o lo que ellos considerasen. 

Información importante
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Los minutos pasaron mientras esperaba junto a la puerta, resguardando mis manos en los bolsillos del blanco abrigo y sacándolas tan solo para calentarlas con un aliento cálido que formaba pequeñas nubes de vapor al exhalar, frotándolas después para acariciar mi cara con ellas al igual que había visto hacer a Julie tantas veces en mi antiguo trabajo en el bar: todo un teatro para entretener a quienes me observaran y encajar en la definición de “chica normal”.


Finalmente, observé una figura que destacaba sobre el resto, como si no encajara en aquél pueblo: se trataba de un joven alto; de más o menos mi edad. Su cabello era de un rubio llamativo y vestía un pantalón militar y una sudadera negra que me habría sorprendido que abrigara lo suficiente por sí sola en aquél clima invernal de no ser porque a mi misma me afectaba poco el frío.


- ¡Ohio! Eres el…- empecé a saludar, esbozando una amplia y amable sonrisa en cuanto el rubio estuvo a mi altura. Desgraciadamente, fui totalmente ignorada dejando mi cara desconfigurada como daño lateral. ¿Qué demonios?


Tras un segundo de duda, volteé y me adentré en el viejo edificio siguiendo a quien deduje sería mi compañero en ésta misión. O al menos las palabras que exclamó tal y como entró es lo que dieron a entender.


Un hombre que rondaba los cincuenta, de pelo canoso pero bien peinado, con un traje gastado y sentado tras una mesa junto a la entrada, nos dió las indicaciones necesarias para llegar a la oficina del alcalde seguida de la frase “esperad un momento en la salita de espera que enseguida os atiende”. Tras sus palabras, recorrimos el pequeño camino flanqueado por las paredes de piedra hacia el corazón del ayuntamiento, llegando hasta una puerta de madera custodiada por un banco con asientos.


Sonriente y en apariencia alegre pero sin mediar palabra, esperaba junto a mi compañero de aldea a que nos hicieran pasar. Justo terminé de abrir el abrigo (dejando así ver la bandana que me identificaba como kunoichi de kiri usada en mi cintura), cuando un nuevo personaje se hizo notar al entrar en escena: en ésta ocasión se trataba de un joven mayor que debía rondar los veinticinco años, de constitución claramente atlética y piel bronceada, pelo negro y ojos grises. Con su altura y su físico en general, no solamente me sacaba una cabeza entera, sino que a su lado incluso mi compañero parecía un simple niño. Mis ojos rápidamente se clavaron en su bandana de kumo, antes de volver a su expresión “relajada” habitual.


- Ohio, Kutsuki-san.- saludé con amabilidad. - yo soy Kuroyuki Rin, genin de Kiri. Gracias por venir a ayudarnos con nuestra misión.- me presenté entonces, con una ligera reverencia de agradecimiento. Entonces, me acerqué rápidamente a mi interlocutor.- ¡Ara! ¿Quién es ésta criatura tan adorable? - mis dedos se acercaron con delicadeza aunque sin tocar a la criatura que asomaba por el bolsillo del ninja, prácticamente a la altura de mis ojos.


Desgraciadamente la conversación no pudo progresar mucho, pues aquél fue el momento elegido por el solicitante para hacernos pasar a su oficina.


Cerrando la puerta tras de mí, fui la última en entrar a la sala y procuré quedarme entre medias de mis compañeros, justo un paso detrás. Con un rápido vistazo, observé la habitación decorada escuetamente: una pequeña mesa en el centro de la habitación con dos sillas de la misma medida, un escritorio probablemente con cajoneras, un armario al fondo y una pila de papeles acumulados sobre dicho escritorio. También un cenicero con ceniza aún humeante, probablemente del puro consumido por el alcalde, a quien también conocía por primera vez.


En lo referente a aquél hombre, sin duda destacaba por su tamaño, que podía competir con el de mi nuevo compañero de kumo tanto en altura como en la complexión fornida. Con su cabeza calva, contrastaba su semblante amable y humilde junto a su conjunto más propio de un aldeano que el de un alcalde. Siguiendo la línea “campechana”, informó de los por-menores de la misión de forma clara, directa y concisa, dando unos minutos para poder hacer preguntas.


- Esto… si no es mucha molestia, ¿podría darnos más detalles de los incidentes? ¿Cómo saben que son jabalíes? ¿Han encontrado algún rastro quizá? - pregunté con inocencia, avanzando un par de pasos para ser el centro de la atención por el breve instante en que conversaba con el alcalde.
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Tras haberse reportado y posteriormente siendo guiado con el señor Tek, quien era el solicitante de la misión, Katsuki se daría cuenta de que había una chica a un costado suyo que también caminaba hacia el mismo rumbo. «Esta mocosa ¿siempre estuvo aquí?»  se cuestionaría tras darle un vistazo de reojo. Casi de inmediato se integraría otra persona más, esta vez, un genin de la nube. El muchacho parecía ser amable y entusiasta y no dudó en presentarse con el par.
 
Katsuki —. Tras observarlo, el rubio simplemente se limitó a decir su nombre. No es como si tuviera algo en su contra, o en contra de los ninjas de la nube, si acaso le parecía un poco irritante que fuera tan hablador, pero en general no tenía ningún problema, era solo que no le apetecía decir más.
 
El genin se cruzó de brazos y se giró un poco para no ver la escena de presentación entre la chica, que dijo llamarse Rin, y Ryu, ni tampoco la interacción de la primera con el ninseki «Rídiculo...».

Tras eso, los tres entrarían a la oficina y escucharían los detalles generales de parte del alcalde, quien parecía tener un poco de prisa para librarse de ese asunto. Rin parecía intrigada en el caso y quiso saber un poco más al respecto, de modo que lanzaría algunas preguntas hacia el alcalde.
 
Ha dicho que cualquier duda lo consultemos con la chica de recepción —. Intervino Katsuki con tono áspero. Desde luego que no tenía la intención de hacer quedar mal a su compañera, simplemente ese era su temperamento, brusco, bruto, seco. Sumado a su personalidad de poca paciencia, le complicaba un poco el entablar amistad con las demás personas.
 
El rubio dio la media vuelta para salir de la oficina, antes de despegarse de sus compañeros diría para ambos. — Importa poco qué sean, solo hay que cazarlos. Me adelantaré al bosque para poner algunas trampas —. Si eran, o no, jabalíes,  era incierto. Aunque las amenazas seguro debían tener un tamaño similar a ese, por lo que podría tomarlo como estándar. No sabían al rededor de cuantos miembros comprendían la plaga, pero las trampillas siempre resultaban útiles para disminuir el riesgo, y Katsuki esperaba que esta vez resultara igual.
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Cuando llegó a la sala de espera, vio a los dos ninjas de Kirigakure que serían sus compañeros en aquella misión. La primera en presentarse fue Rin, una adolescente que a primera vista no parecía tener más de 16 años; era bastante pequeña, y tenía unas facciones que recordaban a las de una muñeca─. Es un gusto, Rin. No tienes que agradecérmelo, tengo muchas ganas de ver con mis propios ojos las habilidades que tenéis los de Kiri ─le respondió mientras hacia una pequeña reverencia con su cabeza a modo de saludo. Por otro lado, la reptil soltó un agudo gruñido cuando la muchacha acercó su dedo a ella, y después de eso volvió a esconderse en el bolsillo─. Perdón, es bastante malhumorada y tímida. Se llama Lady, es mi Ninseki ─le explicó mientras soltaba una carcajada por la reacción de su pequeña amiga. Aunque después cayó en que probablemente ellos no conocerían esa palabra─. Osea... Mi lagarto adiestrado. Todos los del clan Tokage tenemos uno.

El siguiente en presentarse sería Katsuki, un joven rubio que era un poco más bajito que él. Tenía cara de pocos amigos, y a la manera de hablar era bastante seco y brusco por lo que Ryu dedujo que no era una persona muy amistosa─. ¿Katsuki? Que curioso, prácticamente nos llamamos igu... ─iba a continuar hablando, pero fue interrumpido para entrar a la habitación donde estaba Tek, quien les explicaría los detalles de la misión. Se encogió de hombros y metió las manos en sus bolsillos despreocupadamente, al final había llegado a tiempo así que estaba alegre porque no recibiría ninguna sanción.

Escuchó el breve discurso de aquel hombre, cruzado de brazos y con una postura confiada─. Bah, si son jabalís entonces estará chupado. Voy a espantarlos a golpes ─comentaría cuando dejara de hablar mientras flexionaba su bíceps y cerraba el puño; estaba claro que era un individuo un poco particular, pero por lo menos mostraba tener bastante energía.

Rin hizo una pregunta, a lo que Katsuki respondió de mala gana comentándole que tendría que ir con la recepcionista─. ¿Para qué preguntar? Podemos ir nosotros mismos a buscar los rastros, de hecho justo estaba pensando en hacer eso ─tomó la palabra mientras comenzaba a caminar para salir de la sala─. Aunque creo que antes voy a hablar con algún ganadero, quizá descubro algo interesante.
[Imagen: Picsart_23-08-12_09-43-58-677.jpg]

Lady
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Tek se sorprendió cuando fue interrumpido por la joven asignada a la misión, ya había comenzado a mirar a su puro y podía casi probarlo habiendo acabado su trabajo cuando la voz de la niña le interrumpió, puso cara gruñona y movió la cabeza de un lado al otro.

¡Pues vaya pregunta! ¡Somos gente que sabe reconocer esas cosas! - Mentía, en realidad sin sus cazadores mas experimentados no tenían ningún conocimiento al respecto no obstante Tek defendía su orgullo y el de la aldea, aunque tuviese que exagerar para conseguirlo. – Si que le gustó la intervención de Katsuki. – Eso es, escucha a tu compañero, un comportamiento ejemplar. – Rápidamente en cuanto el fue posible le echó mano nuevamente al puro para darle una laaaaaaaaarga calada.

A partir de ahí cada uno de sus protagonistas invertiría parte de su tiempo libre en diferentes tareas, en primer lugar, Katsuki optaría por visitar el bosque, sabía decisión, eso no solo le permitiría colocar trampas, también conocer el terreno, sus pros y sus contras. Gracias a su tiempo invertido Katsuki obtuvo conocimientos de la zona, aprendiendo la entrada de alguna pequeña cueva, las zonas más frondosas, con vegetación mas alta, zonas en las que no da el aire, además obtendría la posibilidad de colocar hasta 10 trampas.

En otra parte Ryu invertía su tiempo en preguntarle a gente de la zona, no tendría éxito con todos, pero sí que hubo una pista importante, un granadero que parecía ser mas listo que orgulloso, no como el resto que defendían el honor de su pueblo ocultando la verdad o mintiendo para obtenerla. Aquel hombre, con trigo en la boca y una gorra del bar de su pueblo en la cabeza fue totalmente honesto, habló que el resto de ganaderos tenían mucho ego y no querían reconocer que no era un jabalí, el sabía que era un animal cuadrúpedo por las huellas, pero debía medir al menos el doble que un jabalí, estaba claro.

Finalmente, Rin podría optar por interrogar a la gente de aquel lugar de asamblea o ayuntamiento, era muy probable que no obtuviese respuestas sinceras, pero si conseguía atar los hilos obtendría la verdad hasta con respuestas de mentira.

Pasarían los minutos y con ellos las horas, pronto se haría de noche, una noche clara, sin casi nubes y con un firmamento totalmente avistable. La luna llena estaba iluminando toda la aldea aquella noche, era la hora de actuar y los 3 lo sabían, ellos tomarían las riendas de como se desarrollarían los hechos aquella noche.


Datos
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*Inútiles*.Fue lo primero que pensé. *Me han asignado a dos cabezas huecas para hacer ésta misión. Si es algo más grande que jabalíes vamos a tener problemas. Aunque bueno, tampoco es que me importe mucho su seguridad* seguía pensando a medida que les veía alejarse.

Por un lado estaba aquél que me había ignorado deliberadamente y después se presentó como “Katsuki”, vistiendo los pantalones estampados y de pelo rubio. Rudo, estúpido, engreído. Así es como se había dado a conocer aquel cuyo nombre parecía más un estornudo que un nombre. Confirmó mis sospechas sobre su actitud cuando me interrumpió al hacer las preguntas básicas para recolectar información a aquél que debía poseer la información (pues era el alcalde del pueblo y el solicitante de la misión).

Por un momento había en replicarle, pero rápidamente concluí que era el tipo de persona con la que es imposible razonar, así que me limité a sonreír y volver a mi posición inicial, dejando al de ojos rubí como responsable de representar al grupo. Para sorpresa de nadie, no hizo ninguna pregunta más al alcalde ni tampoco se molestó en preguntarle a la recepcionista; simplemente se limitó a ir al bosque a colocar trampas sin ninguna certeza de que las trampas que debía preparar era para jabalíes. *Bueno, si sabe preparar trampas de algo servirá. Las trampas siempre son útiles.*

En segundo lugar estaba Tek, el campechano alcalde al que unas preguntas básicas por mi parte habían puesto en un aprieto “Somos gente que sabe reconocer esas cosas” es la forma sutil de decir “no tenemos ni idea porque no tenemos ninguna prueba, así que nos hemos limitado a hacer conjeturas y darlas por válidas a falta de saber hacer algo mejor”. Si bien éste tipo de incompetencia es común, cuando la vida está en riesgo ese tipo de actitudes puede causar la muerte. *Aunque en cualquier caso, estoy convencida de que no será la mía*.

En tercer y último lugar estaba el shinobi de Kumo, Kutsuki, quien tampoco había visto necesidad de preguntar, pudiendo ir él mismo a comprobar mediante rastros a qué podíamos estar enfrentándonos. Si bien preguntar al cliente toda la información posible es un paso esencial para cualquier profesional del oficio, lo cierto es que comprobar la información por uno mismo es incluso más útil. *Aunque no son excluyentes la una de la otra…*

- ¿Ara? - es cuanto había respondido anteriormente, cuando el pequeño reptil se escondió en el interior del bolsillo para alejarse de mi mano. - ¿Ninseki?¿Un lagarto adiestrado? Tenéis habilidades muy curiosas en Kumo, Kutsuki-san – había reido de forma dulce tapando mis labios con la yema de mis dedos.- Encantada de conocerte, Lady-chan- había añadido entonces, sonriendo de forma amplia hacia el bolsilo donde se encontraba el animal. Nos hicieron pasar a la sala antes de añadir nada más

Y así fue como nos separamos, yendo cada uno por su cuenta. Katsuki se fue al bosque sin mediar palabra y Kutsuki le siguió, diciendo que preguntaría por los alrededores a los granjeros (lo cual era sin duda una gran idea).

- Con su permiso – me limité a decir yo con una reverencia hacia Tek, el alcalde, antes de salir también.

Una vez fuera, ya no había rastro de ninguno de mis compañeros.

A falta de una idea mejor, deshice el camino hasta la entrada del edificio, donde busqué a la chica de recepción con la intención de hacer las preguntas que no había podido hacerle al alcalde, con la esperanza de obtener alguna respuesta útil. Una vez la localicé, esperé a que estuviera desocupada y entonces me acerqué a ella con la mejor de mis sonrisas.

- Disculpe, ¿podría atenderme un momento? Soy Kuroyuki Rin, enviada de la aldea de Kirigakure para cumplir con la solicitud de cacería. El alcalde Tek me ha dicho que acuda a usted en caso de tener alguna duda sobre la misión. ¿Hace mucho que sufren los ataques? ¿Cómo lidian normalmente con los ataques de animales salvajes?¿No tienen guardas forestales o cazadores contratados quizá? ¿Están seguros de que son jabalíes?¿Tienen alguna prueba? Algún rastro que hayan encontrado, algún testigo que les haya visto… ¿Y sabe si ha sucedido algún evento recientemente? Quizá la aparición de algún animal fuera de la zona, o se ha deforestado alguna zona del bosque, algún desliz de tierra… Si hay alguna cosa no se sepa ¿sabe de alguien que sí lo sepa y pueda preguntarle? -

La batería de preguntas salió sola. No estaba segura de que aquella mujer fuera a responderlo todo o, simplemente si tendría la información necesaria para darme, pero tenía la intención de ser lo más profesional posible y obtener toda la información que pudiera. La información es vida. Tras hablar con la recepcionista hablaría con quien ella me recomendase para obtener lo que quería saber, y si hacía falta hablaría con más personas, aunque esperaba no fuera necesario.

Una vez concluidas las entrevistas había llegado el momento de reunirme con mis compañeros. Siendo imposible encontrar al rubio en el bosque colocando trampas (y también sin ganas de compartir más tiempo con él del necesario), me decidí por buscar a Kutsuki en las granjas de los alrededores con la esperanza de reunirnos antes de que cayera la noche. Por el camino, me aseguré de que mis herramientas ninja estaban debidamente afiladas y bien guardadas para su uso en caso de necesidad.
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Tras salir de la alcaldía, Katsuki tomaría paso veloz con dirección a la zona boscosa. Lo primero que haría sería recorrer el lugar para tener una idea aproximada de la geografía, detalles importantes como senderos, madrigueras y caminos no podían ser pasados por alto, después de todo, tendría que haber una ruta predilecta para que la criatura -cual sea que fuese- llegase a los cultivos agrícolas y se metiera con el ganado. «¿Espera un segundo, los jabalíes siquiera cazan?» sería uno de los tantos pensamientos que le transitaría al kirinin mientras empezaba a colocar las trampas. De alguna manera entendía la preocupación de los aldeanos si sus sembradíos se viesen afectados por un jabalí, pero no podía concebir a un cerdo salvaje metiéndose con los animales de granja.
 
No le prestó demasiada más atención a sus pensamientos y se enfocaría en colocar algunas trampas en aquellos senderos que conducían a las zonas agrícolas y ganaderas más importantes. Contaba con algunas armas arrojadizas, algunos artículos luminosos y algo así como 8 metros de hilo metálico.
 
Aquí irán la primeras cuatro —. Comentaría para si mismo. El tipo de trampa utilizada fue demasiado simple, tan solo ató hilos metálicos entre dos ramas bajas. Al extremo de cada hilo iría una shuriken, eso desde luego no causaría mucho daño, pero esperaba que, de atrapar la pata de la criatura, causara suficiente incomodidad por el dolor y no pudiera correr tan rápido.
 
Su siguiente movimiento no sería añadir más trampas, si no bloquear los caminos secundarios. Arrastró grandes rocas y algunos troncos de árboles caídos para impedir el libre tránsito por el bosque. Con ello, y con algo de suerte, los animales que buscaban se verían obligados a pasar por la zona de trampas.
 
Por último, utilizaría todo el hilo ninja restante para crear una especie de trampa telaraña de mayor rango de cobertura. Esta estaba ubicada casi en los límites de salida del bosque, y se dispuso de tal manera que, cuando algo grande saliese de allí, activara la bengala ninja que llevaba atada. Sí, la única finalidad de esa trampa era avisarle al grupo que el animal ya había salido del bosque y se dirigía hacia ellos.
 
Bueno, con todo esto hecho, creo que es hora de encontrarme con esos bastardos —. El cielo ya se empezaba a tintar con matices oscuros. Katsuki tampoco era alguien terco o tonto, sabía que las probabilidades de éxito aumentaban si estaban trabajando en equipo, así que se dirigió a la aldea con la intención de re agruparse.
 
Off Rol
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Última modificación: 22-02-2023, 03:11 PM por Ryu Kutsuki.
Al final, la información que el hombre dragón pudo sacar de los ganaderos no fue mucha; todos parecían estar controlados por el orgullo, y aunque los shinobis estaban intentando ayudarles ni siquiera con esas querían ser totalmente sinceros. Aquella actitud hastiaba a Ryu, pero al fin y al cabo el problema lo estaban teniendo ellos así que si no podían solucionarlo por culpa de sus mentiras, él no se iba a sentir culpable. Por lo menos había descubierto que lo más probable es que los animales no fueran jabalís, sino criaturas el doble de grandes. Al ninja del Rayo tampoco es que le hubiera extrañado que los causantes fueran los primeros, ya que había escuchado más de una vez a granjeros comentar que se les habían colado en el huerto y les habían destrozado todo, pero sí que es verdad que nunca había escuchado algún caso de jabalís atacando a un ganado. ¿Quizá se trataría de algún depredador? Era lo que más le cuadraba, pero no lo tenía muy claro ya que no conocía la fauna de la zona.

Cuando empezó a caer la noche, el pelinegro esperaba a sus compañeros sobre el tejado de una de las granjas afectadas, con la mirada clavada en los árboles y arbustos por si veía cualquier movimiento sospechoso. Además, hizo un sello de mano y cada pocos segundos iba siseando con su lengua bífida para detectar las hormonas de todos los seres vivos que había cerca en un radio de 50 metros. Si aquellos animales se acercaban, él se percataría.

Zettai Gengo

Habría un momento donde sentiría un par de presencias detrás suyo, por lo que giró su cabeza para percatarse de que sus compañeros se acercaban a la zona. Él levantaría la mano para que les viera─. ¡Iros preparando, seguramente esos animales vendrán a por su banquete pronto! ─gritaría cuando estuvieran lo suficientemente cerca para escucharle─. Cuando se acerquen podré detectarlos, así que nada más sienta algo raro os avisaré.


Chakra: 247-35= 212
[Imagen: Picsart_23-08-12_09-43-58-677.jpg]

Lady
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Nuestros protagonistas se dividirían momentáneamente en diferentes rutas cuya meta era la misma, finalizar con éxito aquella peculiar misión. En primer lugar, teníamos a Rin quien optaría por un estilo mas correcto y diplomático, en cuanto le fue posible se dirigió a la secretaria de la alcaldía y la avasalló a preguntas sin darle tregua alguna, la chica parecía sorprendida por ver a alguien tomarse su trabajo tan enserio, contestó como pudo una por una todas las preguntas de Rin.

Si, veamos… Los ataques empezaron hace unos 4 o 5 días, justo cuando el alcalde Tek participó en una cacería con sus amigos. Normalmente no hay problema al lidiar con ellos, la gente que trabaja en el campo sabe como solucionar esos problemas. Tenemos cazadores, pero andan fuera así que ahora mismo no tenemos ningún… experto. – Paró para tomar aire y escuchar a Rin continuar con el interrogatorio. – El alcalde asegura haber avistado con sus amigos las huellas de jabalís, pero no las he visto en persona. Poco mas puedo ayudarle señorita, lo lamento, quizás la gente del pueblo esté más informada.

En un lugar muy diferente Katsuki analizaba el terreno y aprendía que zonas y senderos podían ser mas interesantes, no solo para sacarles ventaja con sus trampas sino para conocer mejor la geografía local. Su estrategia sería adecuada, colocar una serie de trampas en las entradas a las zonas agrícolas, su acción de bloquear los caminos ayudaría, aunque no sería totalmente efectiva pues era una zona demasiado abierta por la que moverse, finalmente prepararía una trampa final en los límites del bosque con una bengala, astuto y eficaz.

En otra zona el último de nuestros astutos ninjas había obtenido cierta información sincera, además se había preparado para detectar nuevas presencias en la zona, percibiría la de los animales del pueblo, la de los que lo habitaban y finalmente la de sus dos compañeros de misión. Con todo esto los tres se reunirían y la noche caería, tendrían al menos media hora para compartir información unos con otro, después de eso una bengala surcaría el cielo a 200m de su posición, la trampa de Katsuki había funcionado y todo el mundo podría ser testigo al levantar la vista. No se podía ver a tanta distancia que animal había activado dicha trampa pero Ryu enseguida percibiría si se acercaba que un ser vivo andaba por la zona, esta vez parecía adentrarse en el bosque para buscar una nueva ruta con la que acercarse al poblado.


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Aun con el vano intento por parte de la recepcionista de responder mis preguntas, apenas había logrado obtener más información de la que ya sabía: hacía 5 días desde el primer ataque, justo después de que el alcalde y sus amigos salieran a cazar. Además de ellos, ttenían cazadores extras misteriosamente desaparecidos y, por si no fuera suficiente sospechoso, el alcalde y sus amigos eran ser los únicos testigos de los animales y solo a través de vagas huellas en la tierra. Todo era demasiado conveniente sin lugar a dudas.

Para cuando encontré al shinobi de kumo el Sol se había ya puesto y el cielo lucía en un intenso azul oscuro casi negro salpicado por las miles de millones de estrellas que acompañaban a una luna llena que se reflejaba con destellos plateados en el paisaje nocturno y tranquilo.

En lo referente al shinobi, había podido reconocer su figura a lo lejos tumbada sobre el tejado de una de las casas. Apenas me pudo ver, alzó la mano y vaticinó un premuro ataque de los supuestos cerdos salvajes hablándonos tanto a mi como a Katsuki, a quien pude ver unos metros detrás de mí al voltear la cabeza, llegando desde el sendero que viene del bosque.

- Hola de nuevo – sonreí - ¡Ara! La próxima vez agradecería que antes de iros acordáramos dónde nos encontramos. He estado un buen rato buscándoos por los alrededores – continué con voz amable y dulce -He estado hablando con la recepcionista. Al parecer el alcalde salió de caza con unos amigos suyos hace 5 días y desde entonces es que han sufrido los ataques. Además son los únicos que han investigado los lugares donde han recibido daños y dicen haber reconocido huellas de jabalíes. - mis ojos pasaban de uno a otro de mis interlocutores mientras hablaba. Para terminar, mis labios tocaron suavemente mis labios y mis ojos se entrecerraron al sonreír- Tienen a más cazadores en el pueblo, pero ahora están fuera por alguna razón que no me han dicho. ¿No es raro? Es casi como si fuera demasiada casualidad. - dije mientras reía tontamente. Mis dedos se entrelazaron con los de la otra mano para acunar mi mejilla derecha con ambas al ladear el rostro – Aaaaah mooo; ya me imagino al alcalde y sus amigos mandando a los cazadores a algún sitio para salir ellos y cazar algo que no debían sin que nadie les vigilara – añadí en tono de broma. Mis manos cayeron junto a mi cuerpo en una posición natural y volví a recuperar una postura erguida – o quizá sea como en una de esas novelas de miedo donde aparece algún monstruo raro, mandan a los cazadores en su búsqueda y los matan a todos y por eso tienen que pedir ayuda – concluí, siguiendo la broma, aunque para ese momento mis ojos estaban ya abiertos y la sonrisa había tomado un aire amenazador -

Seguíamos intercambiando opiniones cuando un estallido iluminó fugazmente la copa de los árboles cercanos y el tejadillo de las casas lindantes al bosque. ¿Sería esa una de las trampas de Katsuki?

- ¿Qué ha sido eso? - pregunté con fingida sorpresa. Por un momento, un destello de un rostro amenazante, con ojos abiertos y mirada iracunda ensombreció mi rostro. Pero fue apenas un parpadeo imperceptible antes de que mi máscara de cara inocente y dulce ocultara mi verdadera naturaleza. Sin intención alguna de tomar el liderazgo, me limité a seguir a los dos chicos, tanto en sentido literal como figurado al aceptar cualquier plan que pudieran proponer al respecto.

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La noche a punto de caer sería la señal no tácita para que el tercio de genins se reuniera. Katsuki sería el último en llegar, Rin y Ryu ya se encontraban juntos, aunque tampoco parecía que tuvieran demasiado tiempo de encontrarse. Tan pronto como se acercó lo suficiente, sería la kunoichi quien se expresaría primero.
 
«¿Próxima vez?... » La mente del rubio se detuvo en esas palabras. El siempre había trabajado solo, no le gustaba depender de otras personas, ni asociarse de manera innecesaria con los demás. Si bien, no es como si estuviera en malos términos con sus compañeros de misión, tampoco es como si deseara que hubiese una próxima vez, ¿o sí?.
 
Las palabras de la Yuki, referente a lo que había escuchado y de lo cual había ideado un par de supuestos, parecían ser un poco fuera de los estándares considerados como normales, eso extrañó un poco a Katsuki. «Definitivamente no quiero una próxima vez» pensó con ligero temor. La actitud tan calmada y pasiva de la chica era lo que más le causaba escalofríos. 
 
Él también aprovecharía para ponerse al día, aunque lo haría de manera tan resumida como fuese posible. Comentó que visitó la zona del bosque, encontró algunas zonas con arbustos y ramas destruidas, colocó algunas trampas y hasta una señal de aviso. Curiosamente, la señal de aviso no demoraría demasiado en hacer acto de presencia.
 
Justamente es la trampa de bengala que puse a las orillas del bosque. El animal debe estar acercándose al pueblo — Concretaría Katsuki.
 
Él dirigió una mirada hacia sus compañeros, buscando complicidad para andar hacia la zona donde emergió la luz. Una vez se pusieran de acuerdo, sería cuestión de andar a máxima velocidad hasta el sitio. Un par de kunais serían tomados por la diestra del muchacho.
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Ryu escuchó con atención los avances de sus compañeros, cruzado de brazos mientras asentía con la cabeza de vez en cuando. Al final, después de unos minutos llegaría su turno, así que carraspeó la garganta antes de hablar─ Hmmh... Yo no he podido sacarles gran cosa a los granjeros, los habitantes de esta aldea son idiotas ─comentó sin importarle si algún ganadero estaba escuchando mientras rodaba los ojos y apoyaba las manos en su cadera─. Solo sé que los animales a los que nos enfrentamos no son jabalís, sino criaturas el doble de grandes. No han dado mas detalles ─les explicaría mientras se encogía de hombros y suspiraba, mostrando lo harto que estaba del secretismo de los de aquella zona.

Terminada la puesta en común, la verdadera misión comenzaría al poco tiempo. Los ojos del reptil pudieron ver a lo lejos el destello de una de las bengalas que había puesto Katsuki, y al poco rato detectó con su lengua la presencia de una criatura que se acercaba. Aún no sabía lo que era, pero tenía toda la pinta de que estaba buscando un camino alternativo para entrar a la aldea y causar destrozos─. Sí Katsuki, se está acercando. Parece que está buscando una ruta alternativa ─informaría a todo el grupo el hombre dragón después que su compañero.

Cuando el shinobi de la Niebla comentó el ir a por el animal, Ryu ya había hecho un sello con sus manos mientras flexionaba sus rodillas, listo para saltar de al granja y comenzar a correr a toda velocidad en dirección a la criatura. No dejó de sesear en ningún momento, ya que así podría saber en todo momento dónde se encontraba y si se acercaban más de los suyos─. Vamos, seguidme. Si nos acercamos a alguna trampa avísame, sería bastante patético que cayera en alguna ─miró un momento al rubio para comentarle eso, y con aquella impulsividad que tanto le caracterizaba, sin miedo sería el primero en avanzar dispuesto a cazar a lo que se supusiera que fuera eso.

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Chakra: 230 (Al subirme stats en la ficha me subió 18 puntos el chakra) - 20= 210

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La trampa de Katsuki sería un éxito, era la alarma que necesitaban para saber que algo se acercaba, los 3 ninjas reaccionarían adecuadamente analizando la situación y preparándose para ponerse manos a la obra. Justo antes de su desplazamiento el único aldeano que le había sido sincero a Kutsuki, estaba paseando por el pueblo y ahora se acercaba a los ninjas alertado por la bengala que se había activado.

¡Eh, eh!

Corría hacia ellos levantando y agitando las manos con algo de miedo de que al sorprenderlos estos le atacasen, pidió tranquilidad y luego dio un curioso y breve apunte.

¡Es la hora a la que suele ocurrir! ¿Qué ha sido eso? ¡Seguro que es el animal! Siempre pasa primero por la casa del alcalde, es la gran casa de piedra de allí.

Señaló en cierta dirección hacia una casa a 150metros, la de mejor calidad y estética, dos plantas en el lateral cercano al bosque de la aldea, además Katsuki podría rastrear que el animal iba en esa ruta confirmando lo que decía aquel honesto trabajador. Si los ninjas avanzaban rápido podrían ver por fin a la vestía salir del bosque y cruzar un par de prados hacia la casa del alcalde, era hermoso, un ciervo enorme con una cornamenta mas grande aún que de alguna manera portaba con una elegancia increíble, era blanco y marrón. Fue directo a la puerta de la casa del alcalde y la embistió con su cornamenta hasta en dos ocasiones, una vez el ciervo viese al primer ninja acercarse cargaría hacia el enfurecido.

Las luces de debajo de la casa del alcalde se encenderían mientras el ciervo hacia extraños ruidos tratando de llamar a alguien, su pierna trasera derecha tenía una fea herida pero que era capaz de soportar.

Ataque del ciervo
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Tras una breve explicación de la origen del sonido y destello por parte de Katsuki (una trampa de bengala colocada por él mismo para alertar en caso de que algo se aproximara a los lindes del bosque) y la confirmación de Kutsuki, los tres emprendimos la marcha liderada por éste último en ruta de contacto hacia la presa. Presa que , en un sorprendente giro de los acontecimientos, el propio iwaniense había confirmado que no sería un jabalí. Casi me desmayé del asombro cuando explicó aquello que había podido averiguar de los campesinos.

Justo entonces, apenas empezaba la carrera, un aldeano se acercó corriendo mientras gritaba y alzaba las manos para llamar la atención, exclamando cosas de lo más interesantes *¿Siempre ocurre a la misma hora y hace la misma ruta? Conveniente… demasiado conveniente…* pensé sin mediar palabra, dirigiendo mis ojos del rubio al moreno mientras sentía cómo mi pronóstico del alcalde haciendo cosas indebidas tomaba más fuerza cada vez. Casi se me escapó una sonrisa sorna.

Sin embargo al final iba a dar igual; sin importar lo que fuera, habíamos sido contratados para darle caza y eso es lo que tenía intención de hacer. Siempre y cuando no me supusiera un peligro por la mala información.

Ladear la cabeza y sonreír sería mi respuesta para aquél hombre antes de emprender de nuevo la marcha, siempre un par de metros por detrás de Kutsuki mientras mis dedos jugueteaban con la punta redondeada de un par de kunais que extraje de su vaina en mi pierna derecha durante la carrera.

La luna iluminó con plateados reflejos los prados que cubrían la distancia entre la casa donde nos habíamos reunido y la señalada como casa del alcalde. Ahí se encontraba nuestra presa, la cual no era un jabalí, sino un majestuoso ciervo que cargaba con fuerza contra la puerta del lugar con su gran cornamenta.

- Ara, pues parece que al final parece que al final esta gente no sabe reconocer… “éstas cosas” – reí divertida haciendo alusión a las palabras que el hombre, dueño además de aquella vivienda, había pronunciado apenas unas horas atrás.

Apenas captó nuestra presencia, el animal cesó en su empeño de atravesar la puerta y centró su atención en nosotros o, más en concreto, en Kutsuki, quien estaba algo más adelantado. Sin pensárselo dos veces, el animal cargó contra él.

Confiando en que el shinobi de iwa sería capaz de cuidarse a sí mismo, me limité a desplazarme lateralmente hacia la izquierda para salir del posible radio de embiste de la bestia, hasta quedar a unos 10m de la criatura.

- Entonces… ¿Lo matamos? - inquirí con una sonrisa amenazante que mostraba mi disposición a cumplir de forma rápida y eficiente con la misión.
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El grupo se habría aventurado para dar caza a la bestia, aunque durante el camino fueron interrumpidos por uno de los aldeanos, quien les dio la indicación de ir a la casa del alcalde─. ¡Gracias mozo, cuando cacemos a ese bicho te invitaré a una copa en compensación! ─gritaría con energía, guiñándole un ojo al ganadero mientras cerraba sus puños y sin frenar su carrera en ningún momento, confiando en que sus compañeros le estarían siguiendo el paso─. Que extraño... Si fuera una persona no sería tan raro que atacara al alcalde, ¿pero un animal?

Tras aquel sprint, llegarían a la zona donde se encontraba la criatura. Lo que sorprendió bastante a Ryu, fue darse cuenta de que se trataba de un ciervo y no un depredador. Además, parecía que tenía una pata herida. Sin embargo, no pudo apreciar mucho su belleza ya que nada más verle, comenzó a correr hacia él para embestirle con su enorme cornamenta. Pero el hombre dragón estaría listo para eso; nada más su presa hizo el amago de ir a por él, sus músculos se hincharon un poco y unas pequeñas escamas se formaron sobre su piel (Libero hide)─. ¡Veamos si eres lo suficientemente fuerte para empujarme!

Seki Iken

El Tokage no se movería ni un centímetro, tan solo extendió sus brazos listo para recibir el golpe del ciervo mientras sonreía extasiado. Pararía el impacto con sus propias manos con la fuerza digna de un reptil, sosteniéndolo por sus cuernos mientras flexionaba sus rodillas para no dejarle avanzar. La tierra bajo sus pies crujió un poco, pero logró bloquear todo el daño sin ningún problema.

No os quedéis parados y cortadle el cuello, si lo suelto me va a empalar ─le diría a sus compañeros sin soltar al animal, utilizando toda su fuerza bruta para que no pudiera moverse y sus compañeros pudieran rematar la faena fácilmente.

Daño cornada: 20*0'1-5 (por rama estoica)= -3 
Chakra: 210-20-20= 170

Técnica mantenida:
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La lectura de Rin sobre la situación fue la correcta, supo posicionarse para no ser el objetivo del elegante ciervo herido. Por su parte Ryu se preparó para recibir el impacto y así frenar el envite del animal, sus músculos se tensaron y sus pies se hundieron ligeramente en el suelo deteniendo por completo la potencia de aquel movimiento. El ciervo ahora intentó agitar la cabeza para escaparse y tiró hacia detrás pero el agarre del ninja era tan potente que sería más fácil romper su cornamenta que zafarse de aquella situación.

De pronto un ruido a modo de berreo procedente de la casa del alcalde se repitió varias veces, era similar al del ciervo grande, pero con una menor intensidad, el ciervo se detuvo de inmediato y dejó de pelear cuando escuchó el ruido. En la casa del alcalde se podía percibir como había movimiento en el piso de abajo y de pronto, a mitad de berreo este se detuvo.

El ciervo entró entonces en pánico y su fuerza y garra se multiplicaron, agitó su cornamenta de un lado al otro con una fiereza digna de alguien que pelea con todo su ser, tan solo quería zafarse y ya no parecía tener intenciones hostiles hacia los ninjas, pues siempre intentaba girar su cabeza hacia la casa del alcalde.

Las luces de las casas de esa zona del vecindario comenzaba a encenderse alertados por los ruidos, los más rápidos se asomaban a las ventanas a observar lo que ocurría mientras los movimientos bruscos en la casa del alcalde empezaban a ser más evidentes a través de las cortinas, todo era de alguna manera un caos.

Resumen
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