La fortaleza del vampiro.
Los estudios sobre la sangre realizados por mis padres dieron como frutos a mi, y aunque no estaba interesado en cosas respecto a la medicina o la genética, si que me llamaba la atención debido a las habilidades de mi clan.
De regreso de la academia, pasé por los bosques de sakura que rodeaban esa sección de la zona habitacional, una zona de un nivel notablemente mucho mayor que el resto.
Un camino empedrado, con flores creciendo a los lados, atravesarían un estanque lleno de peces para llevarme al imponente palacio de color negro. Era de estilo japonés medieval, un castillo, de hecho. Sus piedras y maderas negras con acabados en blanco, contrastaban en medio de esa marea de pétalos rosas de los cerezos, y unos barandales rojos, de madera, impedían que el caminante cayera al agua o se saliera del camino.
Abrí las enormes puertas de madera, y rápidamente, una mujer alta y de piel blanca, usando traje negro de varón, se me acercó con un pergamino en la mano. Ella era la mayordomo o ama de llaves, otorgada por el estado a mi familia.
-Ha llegado esta carta desde la academia, señor-dijo la mujer, que aunque su cabello negro era corto, tenía un medio fleco que, al inclinarse, le tapaba un ojo.
-Gracias, Carmilla-le dije, tomando el pergamino para leerlo- puedes retirarte por hoy. Hay algo que necesito hacer.
Me dirigí a una de las decenas de salas que tenía el castillo, viendo hacia el lago sin ninguna casa de frente. Deslicé las puertas de papel y me senté para leer la carta.
"Usted ha sido aceptado en la academia ninja de Kumogakure, deberá presentarse a la brevedad"- decía la carta, firmada por el raikage y por los responsables de la academia. Traía otras notas adicionales, hablando sobre lo que se sabía de mis padres hasta ahora: nada. Otra nota, era otra carta en donde mi clan anunciaba su reunión para investir a Kurosákura Chinoike como la nueva líder del clan, siendo la sucesora de su padre, un ya viejo shinobi quien, pese a su edad, siguió teniendo hijos hasta una edad avanzada, y ella había demostrado ser la hija mas fuerte.
-Los eventos de hoy suenan interesantes. Finalmente seré ninja, por otro lado, el clan celebrará nueva investidura de líder. Por mi parte, bien-dije, dejando las cartas sobre la mesa. Cerca, en un frigobar de bamboo, extendería mi brazo para tomar una botella refresco de cola, viendo hacia el exterior.
Alrededor de mi, había varias pinturas y artes que mis padres habían comprado con el tiempo, pero había algo que me gustaba ver.
En una columna, colgada de ésta, yacía un sable envainado. Lo curioso de esta arma, era el hecho de estar hecha de sangre. Una espada de sangre eterna, creada por mi padre hace años.
Exhalé y tomé del mismo frigobar unos trozos de pizza fríos. Ese día había sido algo movido, pues además de atender asuntos del castillo, debía atender asuntos respecto a mi ingreso a la academia y las entrevistas realizadas por el kage y un comité de profesores.
Pronto, el aire fresco comenzaría a adormecerme, por lo que guardé mi refrigerio y me dirigí a mi habitación, en lo más alto del castillo. Con mis manos en mi bolsillo, apretando el pergamino, caminé solitario, con el eco de mis pisadas sobre el piso de madera lustroso.
Exhalé y alcé la cabeza. Finalmente, llegué a la planta superior, en donde ingresé en una puerta corrediza colorida, cuyo umbral era de madera roja con grecas.
Me dormiría un rato, un par de horas, hasta que, ya de noche, desperté. El cielo estaba despejado, la luna roja hacía resplandecer el agua de los lagos y estanques en rojo.
Bajé desde mi habitación hasta la planta baja, listo para acudir a los eventos de mi clan. Era una noche hermosa, de aire fresco y de intensidad media, unos 20 km/h, que hacía volar los pétalos de cerezo. Yo vestía con mis pantalones de mezclilla negros, un rompevientos negro y mis botas negras. Avancé por la zona residencial, caminando enfrente de esas enormes casas de políticos, militares, mafiosos y empresarios poderosos, llenas de lujo, elegancia y demostrando su abundancia.
En un castillo de color blanco, que ahora resplandecía con un color rojizo debido a la luna, en sus amplios jardines se reunieron los miembros del clan. Un par de guardias me pidieron mi invitación y, tras mostrarla, pude llegar hasta donde había un banquete.
Allí, una chica alta de aspecto fibroso, cabello rojo largo, ojos rojos grandes y vestida con un kimono rojo, estaba hablando con los ancianos del clan. Miembros del consejo shinobi de Kumo también estaban ahí presentes.
Tras unas palabras por parte de los ancianos, el antiguo líder del clan entregó su asiento, a su hija, "Kurosakura Chinoike", "Cerezo negro".
-Me alegra que vinieras-dijo un hombre joven de cabellos blancos cortos, vestido con traje-ojalá tus padres también estuvieran aquí.
-Gracias, tío Kan-dije, sonriendo.
-Oh, no hay que recordarle al muchacho eso. Esta es una fecha especial, deja que te presente a los invitados. Miembros del consejo de la academia, los jefes hermanos de la mafia Hung y el señor Jing, un noble importante de la aldea-dijo otro tío, uno de gran barriga, mirada alegre y cabellos grises largos.
El resto de la noche serían discursos sobre el clan y su nueva líder. Serviría para conocer más gente y estrechar relaciones.
Los estudios sobre la sangre realizados por mis padres dieron como frutos a mi, y aunque no estaba interesado en cosas respecto a la medicina o la genética, si que me llamaba la atención debido a las habilidades de mi clan.
De regreso de la academia, pasé por los bosques de sakura que rodeaban esa sección de la zona habitacional, una zona de un nivel notablemente mucho mayor que el resto.
Un camino empedrado, con flores creciendo a los lados, atravesarían un estanque lleno de peces para llevarme al imponente palacio de color negro. Era de estilo japonés medieval, un castillo, de hecho. Sus piedras y maderas negras con acabados en blanco, contrastaban en medio de esa marea de pétalos rosas de los cerezos, y unos barandales rojos, de madera, impedían que el caminante cayera al agua o se saliera del camino.
Abrí las enormes puertas de madera, y rápidamente, una mujer alta y de piel blanca, usando traje negro de varón, se me acercó con un pergamino en la mano. Ella era la mayordomo o ama de llaves, otorgada por el estado a mi familia.
-Ha llegado esta carta desde la academia, señor-dijo la mujer, que aunque su cabello negro era corto, tenía un medio fleco que, al inclinarse, le tapaba un ojo.
-Gracias, Carmilla-le dije, tomando el pergamino para leerlo- puedes retirarte por hoy. Hay algo que necesito hacer.
Me dirigí a una de las decenas de salas que tenía el castillo, viendo hacia el lago sin ninguna casa de frente. Deslicé las puertas de papel y me senté para leer la carta.
"Usted ha sido aceptado en la academia ninja de Kumogakure, deberá presentarse a la brevedad"- decía la carta, firmada por el raikage y por los responsables de la academia. Traía otras notas adicionales, hablando sobre lo que se sabía de mis padres hasta ahora: nada. Otra nota, era otra carta en donde mi clan anunciaba su reunión para investir a Kurosákura Chinoike como la nueva líder del clan, siendo la sucesora de su padre, un ya viejo shinobi quien, pese a su edad, siguió teniendo hijos hasta una edad avanzada, y ella había demostrado ser la hija mas fuerte.
-Los eventos de hoy suenan interesantes. Finalmente seré ninja, por otro lado, el clan celebrará nueva investidura de líder. Por mi parte, bien-dije, dejando las cartas sobre la mesa. Cerca, en un frigobar de bamboo, extendería mi brazo para tomar una botella refresco de cola, viendo hacia el exterior.
Alrededor de mi, había varias pinturas y artes que mis padres habían comprado con el tiempo, pero había algo que me gustaba ver.
En una columna, colgada de ésta, yacía un sable envainado. Lo curioso de esta arma, era el hecho de estar hecha de sangre. Una espada de sangre eterna, creada por mi padre hace años.
Exhalé y tomé del mismo frigobar unos trozos de pizza fríos. Ese día había sido algo movido, pues además de atender asuntos del castillo, debía atender asuntos respecto a mi ingreso a la academia y las entrevistas realizadas por el kage y un comité de profesores.
Pronto, el aire fresco comenzaría a adormecerme, por lo que guardé mi refrigerio y me dirigí a mi habitación, en lo más alto del castillo. Con mis manos en mi bolsillo, apretando el pergamino, caminé solitario, con el eco de mis pisadas sobre el piso de madera lustroso.
Exhalé y alcé la cabeza. Finalmente, llegué a la planta superior, en donde ingresé en una puerta corrediza colorida, cuyo umbral era de madera roja con grecas.
Me dormiría un rato, un par de horas, hasta que, ya de noche, desperté. El cielo estaba despejado, la luna roja hacía resplandecer el agua de los lagos y estanques en rojo.
Bajé desde mi habitación hasta la planta baja, listo para acudir a los eventos de mi clan. Era una noche hermosa, de aire fresco y de intensidad media, unos 20 km/h, que hacía volar los pétalos de cerezo. Yo vestía con mis pantalones de mezclilla negros, un rompevientos negro y mis botas negras. Avancé por la zona residencial, caminando enfrente de esas enormes casas de políticos, militares, mafiosos y empresarios poderosos, llenas de lujo, elegancia y demostrando su abundancia.
En un castillo de color blanco, que ahora resplandecía con un color rojizo debido a la luna, en sus amplios jardines se reunieron los miembros del clan. Un par de guardias me pidieron mi invitación y, tras mostrarla, pude llegar hasta donde había un banquete.
Allí, una chica alta de aspecto fibroso, cabello rojo largo, ojos rojos grandes y vestida con un kimono rojo, estaba hablando con los ancianos del clan. Miembros del consejo shinobi de Kumo también estaban ahí presentes.
Tras unas palabras por parte de los ancianos, el antiguo líder del clan entregó su asiento, a su hija, "Kurosakura Chinoike", "Cerezo negro".
-Me alegra que vinieras-dijo un hombre joven de cabellos blancos cortos, vestido con traje-ojalá tus padres también estuvieran aquí.
-Gracias, tío Kan-dije, sonriendo.
-Oh, no hay que recordarle al muchacho eso. Esta es una fecha especial, deja que te presente a los invitados. Miembros del consejo de la academia, los jefes hermanos de la mafia Hung y el señor Jing, un noble importante de la aldea-dijo otro tío, uno de gran barriga, mirada alegre y cabellos grises largos.
El resto de la noche serían discursos sobre el clan y su nueva líder. Serviría para conocer más gente y estrechar relaciones.