no Kibō"
13:05 PM
Las miradas en la sala estaban puestas en Kazan Meishi, una mujer decidida y fuerte, con un propósito en mente. Sabía que no iba a ser cosa fácil trasladar tales armamentos a la tierra de la cascada, para concluir el pacto y aumentar el poderío militar del bando rebelde perteneciente a ese País. Es una mujer de palabra, y lo va a hacer aprovechando este momento de descuido y fragilidad por parte del Imperio de la Tierra. Meishi le pega un manotazo a la mesa y exclama — ¡Todo está hecho, aprovecharemos está oportunidad para trasladar las armas al País de la Cascada en el punto acordado! — Procedería a beber un poco de agua para refrescar la garganta — Está noche... Muchos de ustedes servirán de apoyo para cuidar este importante encargo. — Los hombres y mujeres presentes no tenían nada que decir, quien les estaba hablando seriamente era la mismísima autoridad máxima del País de la Tierra, en el bando rebelde. — Transportaremos chalecos, sellos bomba, bombas de humo y muchas armas de filo. Sugeriría tener bastante cuidado, y mantener los ojos bien abiertos. —
La mayoría esperaba algún tipo de discurso motivadora, pero no fue así. Meishi en el fondo sabía que la perra de Iburi Kiyo bajó la guardia, entre otros más Senchō de la Facción rebelde. Todo el plan se puso en marcha y en cuestión de varias horas, finalmente, el gran cargamento estaba completo y repleto de un centenar de armas. El cargamento saldría por el Norte, en dirección al País de la Cascada a la media noche.
— Shh... ¿Sintieron eso? —! Diría un rebelde con las habilidades de un Shinobi rango Chūnin. Era sensor, detectó varias fuentes de chakra hacia al frente, a unos cuarenta metros. Cómo aún se encontraban en el País de la Tierra, esa zona estaba cubierta por rocas de diferentes tamaños, aunque extrañamente no entorpecían el camino. El carromato pasaría tranquilamente en ese camino construído hace décadas, la presencia de aquellas rocas eran simples decoraciones — Detengase, algo no está del todo bien aquí. — Ejecutō un sello manual ampliando aún más su rango de detección, hasta que los vio, el camino estaba "bloqueado" por al menos unos ciento veinte Imperiales, que usaban las rocas como cobertura, para evitar ser vistos.— He contado ciento veinte... —
Todos miran al sensor con preocupación. Pero, las más valientes Kunoichi chocan sus puños — ¿Y cuál es el miedo, Kibaku? Esto será pan comido. Tendremos que abrimos paso para llegar, esperaremos aquí. ¡Todos, prepárense para la batalla, esto se va a poner bastante feo! — Hana mantenía esa sonrisa tan característica suya, que "emite" un resplandor tan brillante como los rayos del sol, transmitiendo una potente serenidad, a pesar de la clara desventaja numérica. Hana los llenaba de esperanza y confiaban en ella, sabían que esto iba a ser problema para ella y toda su gente — ¡Kazan—sama confía en nosotros! —
— Se han detenido. — Diría un Imperial sensor de la tierra a Kano Kurama, aquel que había sido enviado como apoyo para esta operación de destrucción total por el Gōdai Senchō Imperial, Yuki Akemi. Yuki Akemi tiene fe en Kano Kurama, sobre todo por sus exelentes habilidades en el área del Genjutsu, área donde su clan es temido y recordado por dejar en ridículo al mismísimo Sharingan. — Son solo cincuenta, pero entre ellos hay dos fuentes de chakra excesivamente grandes. Supongo que esos son los primeros objetivos en caer. —!Dan hablaba a Kano, con una total tranquilidad y sabiduría. Luego, tocó el botón del comunicador para orientar a los otros ciento dieciocho Imperiales. — Buaahh... Atención, atención. El enemigo se ha detenido, posiblemente nos haya detectado. Nuestra señora Kiyo no quiere errores o la vamos a pasar bastante mal, todos prepárense. —
Este mensaje sería transmitido a todos, Dan no tuvo temor en expresarse de esa forma, cómo si estuviera aburrido, pero no era así. Llevan mucho tiempo en esta posición esperando a que el cargamento rebelde saliera de Iwa para interceptarlo en esta tierra desolada, así evitarían causar destrozos a las edificaciones y demás cosas. Kenpachi estaría posicionado atrás de una roca y el mensaje llegaría a su comunicador, una vez que observe bien notaría que todos sus aliados tenían armas en mano, al menos, los especialistas en combate cercano. Otros disponían de sellos especiales cuya función desconoce el Kenpachi, enviado por el Gōdai Senchō, Kidō Zuko.
Los rebeldes y Imperiales están separados por unos meseros cuarenta metros, ambos bandos planeaban su estrategia. Kenpachi, cómo experto y peligroso en el manejo de las armas de filo de corto alcance disponía de un escuadrón que podría movilizar a su antojo, harían caso a sus órdenes, puesto a que tenían más que claro que se trata de alguien temible y poderoso, que no les gustaría tener como enemigo. Era un Hyouji.
— ¡Yoshi, lista! —
— ¡Gumi, lista!
— ¡Sen-senso, listo! —
— Ren... Listo. —