Mientras caminaba entre la maleza y el frondoso bosque el cual era armonizado por todo tipo de aves, el shinobi por fin llegaría su destino, el cual se trataba de una planicie donde por motivos que Otenki desconocía está totalmente pelado no había nada que podría molestar, lo cual era perfecto para entrenar todo tipo de técnicas, aunque principal mente sus técnicas ambientales las cuales generalmente asustaban a la gente o tenían algún efecto. – creo que ya puedo entrenar...- dijo mientras se quedaba en el centro del peladero, comenzaba a liberar su chakra, el cual comenzaba a cambiar todo el entorno de un modo que comenzaría a cambiar el clima de lo que solía ser algo bastante bueno y tranquilo, comenzaría a ser uno malo y feo con presencia a que llovería en cualquier momento, o al menos eso era lo que solía pasar en aquellos lados lluvias fuertes, pero por la voluntad del Otenki todo podía cambiar. – hora de nublar todo- pensó el Otenki mientras todo el entorno de la nada comenzaba a nublarse y dificultaba la visión a la distancia.
Debido a que el clima había cambiado las aves se había ido y el silencio se sentiría en todo el entorno no había ruido ninguno el Otenki lo sabía, pero quien lo sabría talvez se encontraría con alguna sorpresa en esta ocasión.