En busca del artista [Mision-D]
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El hombre con su silencio logró herir el orgullo del ninja, este no era capaz de entender que todo el espíritu luchador del vándalo había desaparecido con tanta facilidad, si tan solo hubiese visto de lo que era capaz el imperio, pues los shinobi no fueron los únicos que habían pagado un alto precio. La población civil fue sometida y castigada con la misma brutalidad o mas que los ninja, pues su personalidad y sus sueños debían ser moldeados de cero por el imperio y esto requería destruir todo lo anterior hasta los cimientos, cualquier chispa de esperanza era peligrosa, pues la más débil de las ascuas podía provocar un gran incendio. Por eso era que sabía que le esperaba y que luchar era peor, pues tenía familia, familia que peligraría si él se resistía. 

Akaza terminó perdiendo los nervios, su incomprensión pudo vencer a su razón, empujando al sujeto con brusquedad para tirarlo al suelo, preguntándole como era posible que se rindiese con tantísima facilidad. -A ti qué te importa, maldito perro.- Dijo el hombre tirado en el suelo, el ninja lo había malinterpretado, no se había rendido, él seguía luchando, por su familia y sus seres queridos, sabía que la muerte propia no era mejor que la ajena, pero al menos podía decidir salvar a los suyos con su sumisión. -Esto lo hago por mi cuenta, pero si conociese a alguien tampoco se lo presentaría a un sucio cerdo, un traidor a sus hermanos.- Terminó escupiendo al ninja, pero al fin podía atisbarse el porqué de su odio, no era por ser in shinobi, sino por trabajar para aquellos que los subyugaban, renegando de los principios de un ninja, yendo en contra de su naturaleza. -Por mi podéis llevarme a la horca, ya me quitasteis a mi hija, no me quitareis mas.- Hizo alusión a un difunto familiar, aquella cuya imagen ya conocía el Ashira, no tendría que pensarlo demasiado para llegar a la conclusión, la mujer del pequeño retrato se trataba de la hija de ese hombre. 

-Lo que no entiendo es por que tu trabajas para ese maldito del doijin. Los ninjas luchabais por nosotros, nos defendíais ¿Hablas de espíritu de lucha? Lávate la boca antes de hablar de eso niño.- Sus palabras fueron duras, mas que eso, crueles y despiadadas, pero también tenía razón, los shinobi en un principio fueron creados para salvar al débil, pero su decadencia y el como su idea de ellos mismos se retorció fue lo que llevó a esta situación. Yogensha no nació como un dios, pero si se entrenó como un shinobi, la megalomanía se la otorgaba el poder que adquirió, no con el que llegó a este mundo. 
[Imagen: yexpdWD.png]

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Contestó enrabietado llamándome perro, si que era un perro, era un perro superviviente, aunque él se refería a perro fiel al imperio, no podía culparlo, no conocía mi historia. ¿Sucio cerdo? ¿Traidor a sus hermanos? Si bien no podía culparlo comenzaban a entrarme ganas de matarlo, con todo lo que mi familia había tenido que aguantar escuchar esos comentarios eran punzadas en el pecho. Ahora hacia alusión a su hija, obviamente la chica de la foto, respetable causa, pero había desaprovechado una oportunidad abismal. Finalmente comenzó a preguntar porque yo trabajaba para ellos y continuar con su retahíla de insultos sin criterio.

Voy a decirte algo, puto inútil, después no voy a perder mas el tiempo contigo. Has tenido mas de una oportunidad de salvarte de esta. – Le di un golpe en la cabeza. - ¡MAS DE UNA! Eran oportunidades de seguir haciendo lo que estabas haciendo, de seguir peleando por lo que te han quitado de la manera que tú quieras. – Un nuevo golpe en la cabeza. – El mensaje que promueves es mas importante que tu propia vida y si no eres capaz de darte cuenta de eso y de la situación me importa una mierda. – Lo agarré y continué arrastrando hacia la salida, estaba enfadado, aquel tipo tenía una buena meta, pero una pésima visión y capacidad de deducción. Si su vida no le importa una mierda podía habérsela quitado al morir su hija, pero no lo había hecho porque quería difundir un mensaje, bien. ¿Y ahora porque dejaba de hacerlo? Maldita sea, que poco enfoque. Pronto llegué a la salida, iba a entregarlo, aunque mis intenciones iniciales no iban acorde a mis actos. Al llegar al punto grité llamando a mi superior para notificarle mi llegada y mi éxito en la misión.

¡Eh! ¡Ya he llegado y traigo al tipo!

Esperaría unos instantes para ver si recibía ayuda para subir a el pintor a la superficie, de no hacerlo lo amenazaría y le instaría a subir primero, dada su sumisión anterior y su aceptación ante el destino que le esperaba imaginaba que no tendría problema al aceptar la orden. Esta misión me había ayudado para coger perspectiva y entender ambos bandos, los del imperio eran orgullosos y generaban una especie de falso respeto ante algunos de la clase media y podía imaginarme que algunos de los rebeldes eran como aquel tipo, con sueños y motivaciones pero con falta de estrategia y orden, quizás, solo quizás algún día yo podría aportar eso que a algunos le falta y organizarlos para poder derrocar a los tiranos.


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Finalmente la previsión del pobre hombre se cumplió, aquel ninja terminó cumpliendo con su trabajo con gusto, ya fuera por sus ideales o porque delincuente de poca  monta le sacó de quicio, lo cierto es que terminó haciendo lo que el imperio quería. No era algo que le gustase al Ashira, eso seguro, pero terminó cumpliendo su función en el corrupto sistema. Con fuerza y violencia reprendió al pintor, lo golpeó incluso unas cuantas veces para desquitarse de cada improperio que el hombre le lanzó y después, no contento con ello, lo arrastró por las cloacas hasta llegar a la boca de alcantarilla por la que él había salido, aún abierta y con aquel rubio esperando el botín que Akaza debía traerle. 

Con ayuda del agente ambos lograron sacarlo de allí, ya no debía preocuparse de que escapara, el agente lo estaba esposando mientras el ninja subía malhumorado, adolorido en lo mas profundo de su corazón por tener que entregar a ese tipo, aunque no demasiado, pues había logrado también sacarle de quicio. -Bien hecho ninja, hice mal en desconfiar de ti, supongo. Hablare bien de ti en la comisaría.- Realmente lo haría? Eso era todo un misterio, pero aunque lo hiciese no cambiaría nada en realidad, él seguía siendo un ninja, la fuente de todos los males en el mundo, o así lo hacían creer. El policía se llevaría al detenido a comisaría para, con mucha suerte para el pobre, solo sería un preso. El oficial lo miró a nuestro héroe antes de tirar del apresado. -Ya me encargo yo del resto, puedes irte.-

Y así esta historia llegó a su fin, con un preso, un confuso y un corrupto, que fue el único que realmente tuvo lo que quiso. 

OFF FINAL DE MISIÓN

Este tema ha sido cerrado.

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Mision Completada

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