Última modificación: 07-07-2024, 12:01 AM por Loremaster.
8 de Enero 15 D.Y
— Ohhh... Por favor, Heiko. ¿No confías en mí? Por supuesto que puede sobrevivir, y descuida no te hará nada, claro eso sí me da tiempo de colocarle el collar antes de que despierte. — Comentaría Makai, podía notarse sarcasmo y despreocupación en sus palabras, hasta tal punto de que llegó a preocupar a Heiko. Makai es un anciano, su personalidad es la del buen viejito bonachón, muy alegre. Vestía una bata blanca y tenían también puestos unos anteojos cuyos cristales emitían un brillo siniestro, combinado con su semblante lleno de locura. La alegría de Makai no es nada más ni nada menos que una vil fachada, en realidad es alguien cruel, solo vela por sus propios intereses, ha sido así desde que tomó aquel mal camino en Kumogakure y fue el motivo de su exilio. — Etto... P-p-pero ¿Será el mismo de antes? ¿O tendrá más fuerza? ¿Qué le va a pasar exactamente..? — Era una lluvia de preguntas, una tras otra, Makai no contestó ninguna. — Bien... Bien, ya es hora. ¡Aquí voy...! — Alzó la voz feliz, dejando salir una sanguijuela viscosa, esta cayó al suelo y se deslizó rápidamente hasta acercarse a la pierna izquierda de Raiga, reptandi hasta llegar al cuello y atravesar su piel. La sangre brotó desde la herida y enseguida las venas resaltaron, en especial la yugular, siendo apenas los trailer. Raiga despertó por el inmenso dolor que sentía — ¡¡¡AAAAAAAAGHHH!!! — al pasar unos segundos comenzó a llorar sangre y los gritos no cesaban — ¡¡¡NOOOOO!!! — Los cabellos del sujeto de prueba número noventa y nueve, comenzaron a crecer — Parece que su chakra está respondiendo bien ante el chakra oscuro, se están combinan... — Diría Makai a Heiko, viéndola de reojo, hasta que Raiga emitió otro grito desgarrador.
País de los Pantanos, Laboratorio Norte
— ¿Piensas que sea capaz de sobrevivir, Makai-sama? — Preguntaría con una mirada inocente la joven Kunoichi. Heiko medía alrededor de un metro con sesenta, portaba la vestimenta común de Getsugakure: chaleco tactico, un mono y sus sandalias típicas de una Kunoichi. Sus ojos eran púrpuras y el cabello blanco, llegaba hasta por los hombros. Tenía también unos anteojos puestos, ya que tiene problemas con la vista y le cuesta ver de cerca, su mirada se tomaría borrosa, tal vez es miopía o la radiación. Los anteojos tenían una adquisición integrada por Makai, podía ver el interior del cuerpo humano y ver el estado actual del mismo órganos internos etc. Eso combinado junto a sus habilidades como Ninja médico, le permitía determinar si alguien padece de alguna enfermedad mortal. La mirada de la peliblanca yacía perdida en su compañero sedado, postrado y encadenado en una silla, otro Ninja de Getsu. Raiga es un poco más bajo que Heiko, tal vez unos cinco o diez centímetros menos, vestía también ropajes similares, solo que no portaba la bandana, la perdió cuando aquella bestia lo trajo arrastrado — .... —
— Ohhh... Por favor, Heiko. ¿No confías en mí? Por supuesto que puede sobrevivir, y descuida no te hará nada, claro eso sí me da tiempo de colocarle el collar antes de que despierte. — Comentaría Makai, podía notarse sarcasmo y despreocupación en sus palabras, hasta tal punto de que llegó a preocupar a Heiko. Makai es un anciano, su personalidad es la del buen viejito bonachón, muy alegre. Vestía una bata blanca y tenían también puestos unos anteojos cuyos cristales emitían un brillo siniestro, combinado con su semblante lleno de locura. La alegría de Makai no es nada más ni nada menos que una vil fachada, en realidad es alguien cruel, solo vela por sus propios intereses, ha sido así desde que tomó aquel mal camino en Kumogakure y fue el motivo de su exilio. — Etto... P-p-pero ¿Será el mismo de antes? ¿O tendrá más fuerza? ¿Qué le va a pasar exactamente..? — Era una lluvia de preguntas, una tras otra, Makai no contestó ninguna. — Bien... Bien, ya es hora. ¡Aquí voy...! — Alzó la voz feliz, dejando salir una sanguijuela viscosa, esta cayó al suelo y se deslizó rápidamente hasta acercarse a la pierna izquierda de Raiga, reptandi hasta llegar al cuello y atravesar su piel. La sangre brotó desde la herida y enseguida las venas resaltaron, en especial la yugular, siendo apenas los trailer. Raiga despertó por el inmenso dolor que sentía — ¡¡¡AAAAAAAAGHHH!!! — al pasar unos segundos comenzó a llorar sangre y los gritos no cesaban — ¡¡¡NOOOOO!!! — Los cabellos del sujeto de prueba número noventa y nueve, comenzaron a crecer — Parece que su chakra está respondiendo bien ante el chakra oscuro, se están combinan... — Diría Makai a Heiko, viéndola de reojo, hasta que Raiga emitió otro grito desgarrador.
La sangre de la Kunoichi estaba helada, sudaba frío. Quería huir, huir tan lejos como podía. Pero... ¿Cómo hacerlo si la salida del Laboratorio, está siendo custodiada por un gigante de casi cuatro metros?. Estaba atrapada, no hay salida, sentía que está en el infierno. — ¡Raiga, por favor resiste! ¡Tienes que sobrevivir! — Grita, las lágrimas y mocos brotaban. — ¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAGHHHHH!!!!! — El cuerpo del muchacho se movía descontroladamente, en lo que su piel era recubierta por un manto de chakra, que segundos después cambió su forma simulando ser unos vendajes. En su cara sólo quedó al descubierto un enrojecido ojo derecho. Los brazos se transformaron en unas Katanas que poseían un filo de infarto.
Makai espectaba la película en primera fila, el muchacho fue capaz de resistir aquel chakra. Sin embargo, lo que se le hacía extraño al doctor desquiciado, es que hubiera pasado todas las fases. El proceso inicial provoca un aumento de musculatura y afila los dientes, en el segundo comienza a deformarse. Raiga pasó directamente a la etapa final. — ¡Magnífico! ¡Magnífico! ¡No resultaste ser tan débil cómo parecias! — Makai desvía la mirada al techo y coloca un dedo en un labio —Aunque, supongo que los golpes que te dio él tuvieron algo que ver... Hmmm. Nah, no lo creo. — Dirigió nuevamente la mirada a Raiga, que partió las cadenas. — Oh, mierda... — Retrocedió y pudo notar que el sujeto miraba atentamente a Heiko, la Kunoichi. Ella empezó a temblar y cuándo quería decir algo, no podía. Su cuerpo no le estaba respondiendo, era producto del miedo. Reconoce que aquella cara en su antiguo compañero es sed de venganza. — Parece que no ha perdido sus recuerdos, te está reconociendo, y por lo que veo no son ganas de darte un abrazo. Después de todo, lo traicionaste y trajiste aquí, jodiste su vida sólo por unos doscientos mil Ryō, eso valió su compañerismo para ti. — Revela cruzando los brazos.Heiko cae al suelo de rodillas con las manos a los costados de su cabeza ¿Era su final? ¿Makai iba a permitir que esa cosa saciara su sed de Venganza con Heiko?.