Narrado en Primera Persona
Mi relación con Adan viene de muchos años atrás. Mi madre, una amante de las flores, solía llevarme de compras junto con ella a la reconocida floristería Yamanaka, la cual a pesar de las épocas de crisis y toda esa mierda que atravesó la pobre y antigua Konohagakure no Sato, seguía a flote y trabajando tratando de darle algo de color a la gris vida que la humanidad tiene que resignarse a vivir en en estos días. Nos conocimos de pequeños, el es algo mayor que yo, pero eso nunca represento ningún problema en nuestra amistad, hemos aprendido desde compartir nuestras alegrías y tristezas hasta contarnos nuestros más profundos secretos. Desde hace tiempo, Adan me ha contado acerca de sus entrenamientos con su abuelo y yo los entrenamientos con mi padre, ha raid de esto siempre hemos querido entrenar en conjunto pero sabíamos que era algo difícil debido a la rigurosa vigilancia por partes de los malditos inquisidores. Al final de cuentas, lo que mas rescato es que es una historia que se esta comenzando a escribir, aunque de momentos siento como si lo conociera de otra vida, una shinobi quizás... pero lo que si se que es real es que muchas aventuras nos esperan de cara al futuro y espero con ansias vivirlas de manera conjunta.
Narrado en Tercera Persona
Era una tarde tranquila, Rukasu ya había cumplido con su entrenamiento matutino y se dirigía hacia la zona comercial de la aldea a realizar unos encargos para su madre. Como de costumbre, el joven Uchiha decidió tomar un pequeño desvío rumbo hacia la floristería Yamanaka donde sabría que allí seguramente encontraría a su amigo Adan.
La brisa acariciaba su cabello y lo despeinaba un poco, aunque el semblante del pelinegro permanecía serio y frio como de costumbre mientras transitaba aquella enérgica parte de la ciudad. Carteles por todos lados, gente yendo y viniendo, para Rukasu era casi imposible imaginarse como podría haber sido esto en el pasado, cuando la gente vivía sin temor, cuando los niños podían elegir su futuro libremente y sin ese temor a perder la vida por tomar una decisión quizás acertada pero errónea bajo la lupa de aquellos quienes se creen dueños de este miserable mundo.
La caminata había hecho trabajar bastante la mente del joven pelinegro, quizás sus genes influenciaran en sus pensamientos y ese linaje guerrero del legendario Clan Uchiha se hacia sentir como poco a poco a iban acrecentando y dejándose ver tanto física como psicológicamente en el siempre calmo Rukasu.
Una vez en la floristería, Rukasu se asomo por gran ventanal principal de la bella vidriera, tratando de tener cuidado de no tirar ningún jarrón ni arruinar ninguna de las bellas flores exhibidas en la puerta de aquel tan reconocido negocio. Tras lograr hacer contacto visual con Adan, el Joven Uchiha como de costumbre, se dirigió al callejón continuo al edificio en cuestión y comenzó a saltar entre pared y pared para de esta forma llegar al tejado del mismo. Era un edificio de unos 30 metros de altura, Adan y el solían sentarse allí a tener largas y entretenidas charlas donde ambos desahogaban sus penas así como también contaban las buenas nuevas o quizás solamente se sentaban a admirar desde lo alto la gran ciudad. Una vez arriba, Rukasu solo se limitó a esperar a Adan mientras miraba el denso flujo de gente yendo y viniendo por aquella popular zona comercial.
La brisa acariciaba su cabello y lo despeinaba un poco, aunque el semblante del pelinegro permanecía serio y frio como de costumbre mientras transitaba aquella enérgica parte de la ciudad. Carteles por todos lados, gente yendo y viniendo, para Rukasu era casi imposible imaginarse como podría haber sido esto en el pasado, cuando la gente vivía sin temor, cuando los niños podían elegir su futuro libremente y sin ese temor a perder la vida por tomar una decisión quizás acertada pero errónea bajo la lupa de aquellos quienes se creen dueños de este miserable mundo.
La caminata había hecho trabajar bastante la mente del joven pelinegro, quizás sus genes influenciaran en sus pensamientos y ese linaje guerrero del legendario Clan Uchiha se hacia sentir como poco a poco a iban acrecentando y dejándose ver tanto física como psicológicamente en el siempre calmo Rukasu.
Una vez en la floristería, Rukasu se asomo por gran ventanal principal de la bella vidriera, tratando de tener cuidado de no tirar ningún jarrón ni arruinar ninguna de las bellas flores exhibidas en la puerta de aquel tan reconocido negocio. Tras lograr hacer contacto visual con Adan, el Joven Uchiha como de costumbre, se dirigió al callejón continuo al edificio en cuestión y comenzó a saltar entre pared y pared para de esta forma llegar al tejado del mismo. Era un edificio de unos 30 metros de altura, Adan y el solían sentarse allí a tener largas y entretenidas charlas donde ambos desahogaban sus penas así como también contaban las buenas nuevas o quizás solamente se sentaban a admirar desde lo alto la gran ciudad. Una vez arriba, Rukasu solo se limitó a esperar a Adan mientras miraba el denso flujo de gente yendo y viniendo por aquella popular zona comercial.