Una pequeña, polvorienta y ruinosa casa con el techo parcialmente derrumbado y con una humedad que calaba en los huesos no era el mejor refugio que habían tenido, pero serviría para reponer fuerzas, al menos durante una noche más. Con el paso del tiempo ambas se habían convertido en unas refugiadas bastante resueltas, no les había quedado más remedio que adaptarse a las circunstancias.
La joven Yamanaka salió de su refugio ruinoso en mitad de la noche de forma cuidadosa, no quería perturbar el descanso de su madre, no era necesario ya que no pensaba alejarse mucho del refugio. Apenas a unos pocos pasos encontró un pequeño riachuelo y Kimi calmó su sed para después aprovechar y llenar su cantimplora y la de su madre. La joven de cabello rubio a veces era bastante previsora y disfrutaba preparando y planificando sus cosas, especialmente ante cualquier posible imprevisto.
Sus ojos azules se fueron entornando mientras se acurrucaba junto a la orilla del riachuelo, fundida entre la oscuridad de la noche y la frondosidad del terreno. -Llenar el estómago de agua cada vez es menos efectivo para engañar al hambre y hace días que no consigo dormir bien por culpa del zumbido inoportuno de los insectos campestres, no podemos seguir así, cada día soporto menos esta situación.- Pensó la kunoichi molesta por su situación mientras que esperaba en perfecto silencio a las primeras horas de la mañana.
Con la primera claridad del día Kimi tomó de un puñado un montón de piedras del riachuelo y tras una pequeña caminata ojeando algunas de las copas de los árboles comenzó con su caza particular. Con una violenta precisión lanzó piedras contra alguno de los nidos que encontraba a su paso. -Ya tenemos desayuno, otra vez carne de estúpida tórtola, por suerte ya casi me he acostumbrado a comer esta porquería, no queda más remedio. Le pediré a madre que las desplume y las cocine después de que despierte, todavía es temprano.- Pensó para después recoger del terroso suelo las piezas de caza que había conseguido sin emoción ninguna, casi con desdén.