Bingo rango A [Kiri no Nuke]
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Kirigakure//7Am
Clima Frio


Eran las 7 de la mañana en Kirigakure; un nuevo día empezaba con olas serenas y gaviotas que llenaban el paisaje. En el puerto, varios barcos se mecían con la marea, listos para surcar todos los rincones del mundo. En esta ocasión, destacaba un barco de tamaño mediano, financiado por Kirigakure y capitaneado por un experimentado marino. El capitán, de pie en la cubierta, observaba cómo la marea impactaba su nave con suavidad, mientras algunas personas paseaban por el bullicioso puerto.

- Según tengo informado estos chicos deberían llegar dentro de poco...  -  murmuro en voz baja el capitán del barco, mientras esperaba a que alguna personas se dirigiera al barco, al final ellos ya sabían cual era, debido a que cuando habrían aceptado aquel bingo de alto riesgo, habrían recibido las indicaciones de que debían de hacer, pero en resumen consistía en dirigirse  hacia kiri y su puerto, para luego encontrarse con un señor, de aproximadamente 40 años con barba y pelo largo, el cual los llevaría hacia la isla que debían de ir a investigar donde se creía que estaba el bingo.


Reiko capitan
- Este es la tercera vez que llevo shinobis para esto... me pregunto si estos volverán con el cadáver o morirán como los segundos - exclamo mientras alejaba una gaviota que estaba en el barco, comiéndose un pez. - ¡¡aléjate mierda, que vas a ensuciar mi barco!! - gritaría Reiko a la gaviota que se alejaria hacia el puerto a comerse su pez tranquilo. - me pregunto cuando demonios llegaran estos chicos, espero que le hayan avisado a que era hora era, igual no entiendo muy bien por que tenia que se a esta hora, pero bueno - exclamo Seiko mientras miraba y veía como unas figuras se acercaban al barco, talvez se tratasen de ellos o quien sabe talvez solo eran mas gente del montón que estaba por ahí en busca de que los llevarían a navegar por los mares o comprar mariscos.

El viaje sin lugar a dudas seria largo, donde mas demoraran aquellos esperados shinobis  mas tarde llegarían y quien sabe hasta talvez el shinobi  que buscaban se marchara del lugar si no llegaban según lo esperado.

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Mientras avanzaba con paso firme hacia los bulliciosos puertos, mis pensamientos se veían envueltos en la inconveniencia de los viajes marítimos tempranos. 'No entiendo por qué los barcos siempre zarpan a horas tan tempranas; es algo verdaderamente molesto', reflexionaba para mis adentros. Tal vez, buscaba disfrazar los nervios que bullían en mi interior, alimentados por la crucial misión que se me había encomendado: la captura de un ex patriota de alto rango. Aquella tarea se había instalado en mi mente durante toda la noche, como una sombra persistente. Me preocupaba en demasía; enfrentarse a un antiguo shinobi de la aldea, alguien con experiencia, sugería la posesión de un conocimiento profundo sobre nuestro estilo de combate y los secretos de nuestros clanes. 'En cuanto este individuo se percate de que manejo el Hyoton, conocerá mis habilidades, tanto las mías como las de Melessar'.

Previamente, se nos habían revelado las habilidades conocidas de este individuo antes de aceptar la misión. Esto nos proporcionaba una ventaja crucial de cara al enfrentamiento. Sin embargo, algo que el exiliado seguramente no había tomado en cuenta era la presencia de la compañera de Iwa que nos acompañaría en esta ocasión: Yuta. La pequeña portadora de un par de enormes cuernos, se unía una vez más a mí para llevar a cabo esta misión. Anhelaba que el resultado fuera tan exitoso como aquella vez en nuestros primeros pasos por este mundo shinobi. Y para aquellos que se pregunten, sí, aquella misión anterior fue un rotundo éxito.

De todas formas, no era la primera vez que me encontraba cara a cara con otros shinobis en el campo de batalla. Hacía ya bastante tiempo que había dejado de ser aquella niña aprendiz que seguía en la academia, con profesores que día a día me enseñaban técnicas y habilidades. Estaba completamente segura de mis habilidades como miembro activo de Kirigakure, y más aún, me enorgullecía elevar el nombre de este lugar y del clan Yuki. Nada me detendría, y mucho menos un ex patriota.

Allí me encontraba, en esa mañana dirigida hacia los puertos donde esperaba encontrarme con el joven de cabello plateado. 'No me ha dicho nada acerca de esas gemelas; se lo tiene guardado. Por fin podré ver su estilo de pelea en una situación real; eso me interesa', reflexionaba mientras avanzaba. Recordaba, al llegar allí, aquel momento de nervios cuando esperaba a Yuta y a Kurami. En esa ocasión, les había recibido con un par de golosinas compradas en la cercanía. ¿Por qué no repetir la gentileza esta vez? Aprovecharía que el Kaguya aún no había llegado y que teníamos tiempo de sobra para presentarnos en la embarcación con el capitán. Así que decidí ir por un par de Taiyakis rellenos como regalo para ambos, mientras los aguardaba.

-Bien, el momento de zarpar está próximo chicos, será mejor que nos pongamos en marcha- indiqué a mis compañeros, instando a abandonar el lugar y comenzar nuestra travesía en busca del exiliado.

-Un placer Capitan Reiko, Sayuri Yuki- me presenté con una leve inclinación luego de subir por la rampa que enlazaba la embarcación con el suelo del puerto. Frente a mí, el capitán parecía algo ansioso y apresurado por el tiempo, aunque innecesariamente. Me aseguré de llegar con suficiente antelación para cumplir con la tarea encomendada. -Aquí, a mi lado, están Yuta y Melessar. Somos el trío encargado- finalicé la presentación de mis compañeros, abriendo un espacio para que ellos hicieran lo propio, retrocediendo con un gesto elegante.
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Bien temprano, incluso antes de que el sol salga anunciando un nuevo día me encuentro terminando de recoger y ordenar los utensilios en la mochila, después de una buena hora de meditación y repasando los detalles de tan complicada misión que se nos ha encomendado a mi y a dos shinobis más, una misión que no creía recibir en estos puntos de mi casi iniciada carrera como shinobi, podría ser un intento de ver mis avances y comprobar si valgo la pena o un intento de quitarnos de en medio, quien sabe, pero la misión esta vez pinta peligrosa.

- Shio Heizu - murmuro hacia mis adentros mientras repaso una última vez el informe de la misión.

Junto al informe adjunta toda la información sobre el sujeto a cazar o capturar, mas bien acabará siendo lo primero al tratarse de un renegado de Kiri y peligroso como indican, por ello está en busca y captura y figura en el libro Bingo, alguien tan joven y excepcional para la villa ha terminado en el mal camino y es cosa nuestra pararle, un desperdicio la verdad, sobre todo al leer sus capacidades y estudiar en la biblioteca de la villa un poco más sobre ese clan Heizu y su característico doujutsu de la niebla.

Realmente se trata de un tipo peligroso, lleva varios ninjas muertos al intentar capturarlo y encima esa extraña y molesta habilidad de crear niebla con tan solo la mirada lo hace mortal, esa estrategia de anular la visión de sus rivales y utilizarla a su favor es un arma muy ventajosa y útil cuando te enfrentas a varias personas como es el caso, debemos de ser precavidos y tenernos en comunicación en todo momento para evitar que nos pille a uno por sorpresa a través de esa niebla.

Tengo un par de ideas en mente, sobre todo sabiendo quienes son mis compañeras, dos kunoichis conocidas por mi, aunque no conozco bien del todo sus habilidades y estilo de combate, con Yuta tuve un breve intercambio de golpes en el país de las aguas termales, sitio donde la conocí y lo único que se de ella es que es rápida, fuerte y enérgica, pero también que se lanza sin pensar sobre su enemigo, espero que mantenga la mente fría en este caso, la otra es Sayuri, una compañera de Kiri y con la cual compartí aquella misión de escolta, solamente se de ella la procedencia de su clan, sus habilidades del manejo del elemento Hyoton pueden ser cruciales.

- Bien, manos a la obra

Con la mochila y todo preparado parto hacia el lugar de reunión, nada mas y nada menos que el puerto de la misma villa, allí un tal capitán Reiko nos llevará con su barco a la isla donde se supone que reside el criminal a capturar, tenemos que llegar a primera hora, tal vez para aprovechar la niebla latente de estas horas y pasar desapercibidos en el agua, pero intentar aprovecharnos de la niebla contra alguien como un miembro del clan Heizu puede salir mal.

Una vez estemos en el barco, en el trayecto tendremos una pequeña reunión de estrategia, quiero escuchar las ideas de mis dos compañeras y compartir las mías con ellas, si evitamos que el renegado nos separe con su niebla y podemos tener comunicación entre todos durante el encuentro seguramente esa molesta niebla se quede simplemente en una molestia, la cosa es ser rápido y no dejarse engullir por ella, me duele reconocerlo ya que me encanta luchar en esos ambientes pero esta vez el clima que tanto adoro juega en mi contra.

Por el camino me paro en el puesto de siempre, aquel pequeño puesto ambulante que desde primera hora recibe a todos con una sonrisa y una taza de té caliente, tras saludar a Sokka, el dueño del establecimiento, le pido que en vez de lo típico de una taza de té caliente me llene el termo hasta arriba de té rojo.

- Vaya Melessar, te veo más serio de lo normal y encima bien preparado ¿te vas de misión?

- Algo parecido - agarro el termo una vez lleno y procedo al pago - muchas gracias Sokka y que tengas un buen día

No me espero a su contestación, nada mas terminar mis palabras sigo con mi camino ya que la hora de partir se acerca, no quiero llegar tarde y que se marchen sin mi, sería una mancha en mi historial y no quiero fallar de esta manera tan lamentable en mi primera misión de verdad, algo que aunque me cause felicidad se que debo de mantenerme más frio que de costumbre, tengo que estar atento en todo momento, una vez subidos en el barco y estemos en el agua el peligro se vuelve inminente, no sabemos si el tal Shio Heizu atacará al barco cuando lo vea cerca de la pequeña isla, estará acostumbrado a que les manden ninjas detrás de él y si la isla a donde vamos es donde fue su ultimo avistamiento es posible que ande en guardia, incluso que haya trampas por el lugar.

- Buenos dias Sayuri - la saludo con una gran sonrisa a la par que hago una pequeña reverencia - un placer contar con una cara amiga para esta labor

Ella ha llegado primera al puerto, seguramente Yuta está por llegar, es normal que tarde un poco más ya que viajar del país de la tierra al del agua es una travesía un tanto larga y cansada, si ha sido inteligente habrá venido con un día de antelación para tomarse el otro de descanso y venir fresca y despejada hoy, espero que haya echo eso y que no venga corriendo directamente desde su villa y sobre todo espero que esa manía de tirarse de frente a por su rival la mantenga a ralla, no me gustaría volver con un compañero menos y sobre todo no me gustaría perder a una amiga como son ella y Sayuri.

- No se desespere señor Reiko, seguro que nuestra compañera está por llegar aunque no entiendo porque han decidido mandar a una shinobi de Iwagakure, tal vez por eso se esté demorando - con una sonrisa intento paliar esa desesperación de la que hace gala el capitán por quitarse de en medio la laboriosa tarea de llevar a tres shinobis a una posible muerte, espero que al menos su barco y el propio capitán no se vean envueltos en la batalla.
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La jornada ya comenzaba con una joven corriendo a toda velocidad por la ciudad costera, buscando cruzarla como un rayo. Apenas hacía unos minutos que la joven había puesto un pie en ese lugar, pero ya estaba corriendo a toda prisa para alcanzar el puerto y dejarlo atrás como un relámpago, porque estaba haciendo tarde para una cita urgente.

— ¡Ahhh, que se hace tarde! — Exclamaría Yuta.

— Te dije, cuando se le atascó la rueda al carro, que lo dejáramos y siguiéramos corriendo — Le contestaría Mochi.

La pequeña babosa azul estaba descansando en el hombro de Yuta, habiendo sido invocada por la joven durante su viaje desde Iwagakure en el carruaje, para hacerle compañía. Y porque cuando le pidió ayuda el otro día para buscar a unos gatos, la noble babosa se sintió un poco menospreciada al usar a un gran ninja como él de recadero. Así que pensó que la misión que la joven tenía hoy asignada sería lo suficientemente interesante para que la babosa se animara. Y así había sido.

Era un poco peculiar que la hubieran llamado desde Kirigakure con tanta urgencia para ir a buscar a un renegado de su aldea. Pero al parecer, estaban asignando a varios shinobi de la niebla con los que ya había trabajado en varias misiones por diferentes países y con los que había tenido buenos resultados. Tal vez por eso priorizaron llamar a la pequeña Yuta, en lugar de a un shinobi cualquiera de Kirigakure, para buscar el trabajo en equipo que se obtenía conociéndose tras varias misiones. Aunque de hecho, no le habían dicho quiénes serían esos compañeros, pero ella ya estaba barajando algunas opciones: Melessar, Yukine y Sayuri. Podían ser cualquiera de esos tres o incluso los tres.

No obstante, por el camino que la conducía hasta el pueblo donde debía reunirse en el puerto con sus compañeros y el transportista que los conduciría hasta el lugar donde empezar a buscar al renegado, el conductor del carro que la traía había encallado una rueda en un bache. Y la Oni no pudo evitar ponerse a ayudarlo para que pudieran seguir todos el camino. Lo óptimo hubiera sido dejarlo ahí y seguir a pie corriendo hasta su destino, que tampoco quedaba tan lejos. Pero ya estaba hecho. Ahora solo restaba correr con todas sus fuerzas para no hacerlos esperar.

Finalmente, irrumpiría en los astilleros, llegando a los muelles donde atracaban los barcos. Por suerte, ya no había muchos, puesto que la mayoría de pescadores habían zarpado. Pero justo reconoció en la distancia las caras de Melessar y Sayuri subiendo a una embarcación por la rampa de acceso. Con lo cual, la pequeña Oni correría aún más rápido, saltando al navío y pasando la zona de agua que separaba el muelle de la embarcación de un brinco.

— ¡Ya llegué! Siento el retraso — La joven estaba jadeando un poco por la carrera.

— Disculpenla, no tiene remedio. Un placer volver a verla, señorita Sayuri — Mochi saludaría cordialmente a Sayuri, con la que ya había colaborado.
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El capitán vería llegar al primer intrigante Sayuri una chica joven, la cual se había presentado, con formalidad. - una Yuki que interesante, de los dos grupos anteriores ninguno era Yuki.. - dijo, mientras pensaba que un miembro tan característico de la aldea, se involucrará, talvez la aldea se estaba empezando a tomar mas enserio aquel renegado de la aldea, aunque independiente de la situación Reiko no sabia mucho de que esperar, al final o morían o no los capturaban. - bueno sayuri, ¿tienes fe en que lograras vivir a el Heizu? - le preguntaría algo mientras esperaba a los demás miembros reclutados para la misión. 

En poco tiempo, llegaría el segundo intrigante Melessar, un joven de un cabello albino y de una tes blanca como las olas. - tu tienes que ser el Kaguya... ten cuidado chico anterior murió y también lo era - le diría con franqueza y de forma directa. - pero tranquilo de seguro podrás con tus compañeros, tengo fe, aun que talvez no salgan en una sola pieza... pero !!saldrán¡¡ - exclamo con una expresión que intentaba demostrar afecto y cariño, pero que muy bien no le salía. - ah y sobre la chica de Iwa es mas un factor sorpresa del imperio pasa cazarlo o eso fue lo que me dijeron -

Mientras Reiko preparaba todo lo esencial para irse y comenzar la travesía hacia la pequeña isla en la cual se había registrado la presencia del shinobi registrado, llegaría la ultima miembro pero no menos importe Yuta la chica de un clan que desconocía Reiko, que además le sorprendería verla con los medios cuernos y su babosa parlante. - de los tres Yuta eres posiblemente la mas llamativa - menciono mientras le miraba esas grandes astas. - hace mucho tiempo que no veía además un babosa parlante, si que cuando querían factor sorpresa, lo pensaron en grande - dijo sin dudas sorprendido. 

 - Les recomiendo que planeen algo en el camino, el viaje no será demasiado largo, pero lo suficiente como para que tengan alguna idea base de que decir o hacer - realmente Reiko por dentro no quería que mas personas murieran por el shinboi era un marinero, había vivido varias cosas, pero aun así se preocupaba por sus viajeros.

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Mientras navegaban a rumbo a la pequeña isla de donde se había encontrado, el sujeto Reiko navegaba con tranquilidad y calma, las aguas no parecían estar muy bravas y podía apreciar de un clima que al menos el kiri no estaba, además de algunas gaviotas y pelicanos en la zona pero sobre todo islotes, a la zona a la que iban era bastante conocida por sus islotes, ya no quedaba mucho tiempo, el capitán solo se quedaría mirando como sus tripulantes hacia diferentes actividades dentro del barco.

- Es curioso... traen todo tipo de shinobis pero... por que no traen solo uno que este muy capacitado y ya así no habrían tantos muertos - pensó mientras llegaban hacia la isla. - prepárense estamos llegando a la isla  - menciono mientras se veía en la isla aparente paz, no muchos problemas al menos a la distancia. Podrían observar como la isla tenia un pequeño "muelle" donde el barco podía estacionarse y como habían varias casas y una en especial estaba mas alejada de todas las demás, además de algunas personas corrientes como un anciano pescando en aquel muelle.

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-Ah sí, he notado que hay cierta falta de shinobis de mi clan últimamente, quién sabe-, respondía ante las palabras que el experimentado marinero dirigía hacia mí, dado que era la primera en llegar, un poco antes que mis demás compañeros. ‘Pobre Yuta, siempre la hacen venir aquí tan lejos’. Era verdad, esta situación. Cada vez que veía a la pequeña era fuera de las fronteras de su tierra, y casi siempre dentro o cerca de las líneas que dividen al País del Agua del resto de las demás naciones.

-Sí, bastante. Le aseguro que este equipo es de fiar. Pero ahora me toca hacerle a mí las preguntas, si le parece-, le regalaba una leve sonrisa para hacer más ameno el momento. -¿Conoce usted algo sobre el lugar al que vamos, o alguno de sus marineros?- Era una misión demasiado importante la que tenía por delante, y necesitaba toda la ventaja posible.

A partir de ahí comenzarían a llegar poco a poco mis compañeros. Era obvio que el Kaguya llegaría antes que Yuta, sobre todo por la proximidad, claro. ‘Pues bien, supongo que es momento de zarpar... Un exiliado del clan Heizu, debemos preparar bien nuestra estrategia’. Poco a poco fueron pasando imágenes por mi mente sobre las posibles técnicas y estilo de lucha que podría tener el objetivo al cual debíamos dar caza. Quizás tengamos algo de fortuna y no sea necesario matarlo, y podamos llevarlo como prisionero. Pero bueno, también estamos entrenados para matar, y si debe ser así, así será.


-Agradezco su sugerencia, Capitán, y justamente eso haremos. Por eso le preguntaba lo de antes, si conocía el lugar o sabe de alguien que lo conozca. Hasta un mapa vendría bien, pero creo que ya estaríamos tentando a nuestra suerte-, volvía a insistir en mi pregunta anterior, por si no la había respondido en aquel momento. -Por cierto, tendra un pequeño bote que podamos usar?-


-Hey, Mochi, ¿no quieres enviar a uno de tus... clones, se dice?-, no sabía exactamente cómo era aquello que hacía la babosa cuando hacía aparecer más de ellas. Es decir, la vi en su momento, pero no tenía idea de cómo lo hacía. -Bueno, ¿una de tus pequeñitas no quiere ponerse en mi hombro también?- Había hecho buenas migas con las invocaciones de Yuta y tenía pensado que fuese una compañera de toda la vida. -Ah, Yuta, quizás en esta misión sí conozcas a mi compañero-, es verdad, hasta el momento no había invocado a Kaizur en su presencia.

-Ok, muchachos, estaba pensando en no llegar con el barco al lugar. Vamos a un lugar que no conocemos de nada, y solo contamos con la poca o mucha información que el capitán nos pueda aportar. Así que desde que pisemos el suelo, estamos en desventaja-, era bastante obvio lo que comentaba, el exiliado quien sabe cuánto tiempo tenía viviendo en esta isla a la que íbamos. A lo mejor tenía aliados, y si alguien quiere saber quién llega a sus fronteras, tener vigilado el puerto es la primera regla que hay que tener en cuenta. -Espero que Reiko tenga una pequeña barca que nos pueda prestar, y así llegamos a la isla por otro sector, aprovechando que la embarcaion de Reiko llegue a sus muelles y nosotros pasamos algo desapercibidos llegando por otro sitio. No sé qué piensan ustedes-, la idea que tenía en mente era bastante clara y así tal cual la compartí con Melessar y Yuta.

-Con respecto a las habilidades de este señor... Se supone que, por la información que poseemos tanto Melessar como yo de su clan, usa bastante lo que es la niebla para cegar a sus rivales. Por mi parte, tengo jutsus de viento como contraparte, así que quizás ya eso nos lo quitamos de encima-, comenté. Y sí, también teníamos que comenzar a idear un plan para cuando llegase el momento del enfrentamiento contra el Heizu.

Resumen
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Como era de esperar Yuta fue la última en llegar al puerto de Kirigakure donde el capitán Reiko hacía alarde de impaciencia, tal vez por partir ya y quitarse el marrón de llevar a tres shinobis a la muerte tal y como exclama algo cansado, por lo visto no somos los primeros en ser mandados a cazar a ese tal Heizu, si la aldea no se decidía mandar a alguien con bastante potencial para acabar con él de una vez por todas solamente hay dos opciones, que el tal Shio Heizu no es tan peligroso como para la villa o tal vez la misma villa de la niebla lo esté usando para comprobar el potencial de los ninjas de la niebla, como una especie de examen para pasar el corte y saber si somos competentes o simplemente no estamos a la altura de sus expectativas, lo que me extraña que siendo una de esos dos opciones metan a una shinobi de Iwagakure como Yuta, pero según las palabras del capitán no somos los primeros ni seremos los últimos, espero que esté equivocado en esto último, ya no solo por mi si no por mis dos compañeras a las cuales he llegado a conocer mas o menos, sobre todo Yuta la cual el destino ha echo que nos encontremos varias veces en diversas misiones y eventos.

- No se preocupe capitán Reiko - sonrío a la par que muestro cierta tranquilidad - nosotros seremos la excepción

Es cierto que la confianza puede ser una mal aliada, el confiarte contra tu oponente es un gran fallo, pero mi confianza no va por ese palo, en ningún momento voy a menospreciar a nuestro oponente ni me voy a tirar de primeras a por él pensando que no es rival para mi, esa es la actitud que te puede costar la vida, mi confianza viene en mis dos compañeras y en que tendremos la cabeza fría y serena cuando llegue el momento.

Observo a la pequeña babosa Mochi, una invocación de Yuta la cual es bastante excéntrica y peculiar, ya que esa habilidad para dividirse en varios puede ser muy útil contra alguien como nuestro objetivo a capturar o cazar, aunque por las palabras de Reiko no creo que se deje capturar por las buenas, seguramente tendremos que acabar con su vida, sería demasiado peligroso capturarle y que se llegue a despertar antes de llegar a la villa de la niebla y tengamos que volver a reducirlo dentro del mismo barco donde Reiko puede correr peligro y si algo le pasase no creo que ninguno de los tres pudiéramos llevar el barco a puerto, es una opción que no puede pasar, Reiko es nuestro pase de vuelta para casa.

- Bien, ahora que estamos todos aquí y viendo que nos conocemos entre nosotros - miro a Yuta con una sonrisa - algunos mas que otros

El barco parte hacia la pequeña isla donde se supone que se encuentra el objetivo, por el camino Sayuri intenta buscar si nos pueden dejar algún barco pequeño, tal vez para inspeccionar la isla por el mar y no por tierra, el problema residiría en que si se da cuenta tener que luchar en un lugar como el mar no sería mucho problema, sobre todo teniendo a alguien del clan Yuki, su idea es bastante buena, miro de reojo a la pequeña Mochi y una idea se me cruza por la cabeza.

Antes de empezar llamo a Yuta y Sayuri hacia la parte de atrás del barco, una pequeña reunión de estrategia e intercambio de ideas antes de que llegar nos va a venir de perlas, una vez estamos sentados saco el termo de té rojo y le ofrezco un vaso a cada una de las dos kunoichis para ir entrando en calor, seguro que Yuta sobre todo lo agradece al no estar tan acostumbrada a este clima como nosotros dos.

- Supongo que Sayuri y yo habremos conseguido mas información del clan Heizu ya que somos de Kirigakure, pero creo que Mochi puede ser una pieza clave para evitar ese doujutsu tan molesto que poseen - aclaro la voz para volver a hablar - una duda sobre ella Yuta ¿cuando Mochi se divide ve y oye todo lo que ven las demás? Si es así me gustaría que cada uno de nosotros tengamos a una de ellas, escondida en algún lugar de nuestra ropa, que no se vea y que esté segura - tomo aire - en el caso de que nos encierre a uno de nosotros en esa molesta niebla Mochi será nuestros ojos para salir corriendo de ella e incluso decirnos por que lado nos va a atacar- sonrío mirando a la pequeña babosa - ¿es posible eso?

Quizás el poder tener a una pequeña Mochi en cada uno de nosotros estaremos comunicados en todo momento, si encierran a uno en la niebla tan solo basta que Mochi nos guie hacia la salida, por lo que he conseguido averiguar según el potencial de ese tal Heizugan la niebla puede abarcar mas área que alguien que no lo tenga tan entrenado, viendo que nuestro rival es bastante hábil seguramente no sea un pequeño banco de niebla, pero lo que si he llegado a averiguar hablando con uno del propio clan tras preguntarle es que esa niebla tiene un punto débil que muy pocos conocen y comparten, tal vez al saber que mi misión es cazar a un renegado que ha manchado la reputación de su clan me ha confiado ese pequeño secreto, la niebla de su técnica ocular no se desplaza, si no que es estática, si logras salir de ella tendrá que crear otra.

- Por lo que he conseguido averiguar sobre esa técnica ocular tan extraña del clan Heizu tan solo nos basta con dos cosas, estar separados entre nosotros unos diez metros mínimo, yo propongo la siguiente formación... Sayuri en el centro, a diez metros a la izquierda estaré yo mismo y a la derecha de ella a la misma distancia Yuta, si consigue encerrar a uno de nosotros en su niebla no creo que llegue a pillar al resto, ahí es cuando Mochi tendrá que guiar a la salida al que esté encerrado con la mayor rapidez posible, los dos que no estemos encerrados cubriremos a nuestro compañero - miro a Sayuri - supongo que dominarás el elemento Fuuton, así que tu y yo nos encargaremos de disipar la niebla ambiental y toda niebla que aparezca en la zona de combate, no creo que podemos disipar la niebla de sus ojos pero el resto seguramente podamos hacerlo

La primera parte de mi estrategia está en la mesa, la parte de defendernos del peligroso criminal, ahora toca la parte ofensiva ya que solo defendiendo no conseguiremos nada, en esto supongo que Yuta y yo podremos hacer algo.

- Sobre el ataque, teniendo en cuenta nuestra distribución, creo que lo mejor será que Sayuri nos apoye a distancia con sus técnicas y Yuta y yo intentaremos que no se acerque a tu ubicación al ponernos cuerpo a cuerpo con él... Yuta, tu y yo no estaremos en todo momento a diez metros de distancia cuando estemos cerca de él, de todas formas yo atacaré por el flanco izquierdo y tu por el derecho, si por algún casual crea una niebla alrededor suya y de nosotros dos cuando nos acercamos, aléjate rápidamente hacia el punto inicial y Sayuri se encargará de atacarle a distancia junto a mi, no soy muy bueno en la distancia pero tengo mis trucos

La conversación dura hasta que al fin vemos un pequeño puerto y el capitán Reiko nos avisa, para mi sorpresa donde yo me esperaba una isla abandonada resulta que hay una pequeña aldea de pescadores, no se si saben que en esa pequeña isla alberga un asesino buscado en el libro Bingo, y si lo saben seguramente sean cómplices, pero entonces la idea de que sea un asesino sanguinario se va de mi cabeza, si fuera así no habría nadie vivo en esta aldea, tal vez solamente quiera vivir tranquilo, pero si está siendo buscado es por algo y no un cualquiera está en el libro Bingo por placer.

- Será mejor que no hablemos a los aldeanos de que estamos buscando a alguien, si os preguntan estamos por una misión de recopilación sobre el censo de este pueblo por ejemplo, pero en ningún momento mencionéis a nuestro objetivo, tal vez lo conozcan e incluso lo protejan, no nos podemos arriesgar a que nos embosquen - susurro a Sayuri y Yuta, evitando que cualquier persona excepto nosotros tres escuchen la conversación
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La brisa salada acariciaba la piel de Iroh mientras se mantenía de pie en la cubierta del barco imperial que lo llevaba a las misteriosas aguas del País del Agua. La misión, etiquetada como "Aguas Y Nieblas", resonaba en su mente mientras observaba cómo las olas rompían suavemente contra el casco de la embarcación. Un desertor de Kirigakure, un ninja que controlaba una diabólica neblina, se ocultaba en algún lugar de estas aguas, sembrando el caos y la intriga. La identidad de este individuo permanecía velada, como la neblina que caracterizaba sus acciones.

El sol descendía en el horizonte, tiñendo de colores cálidos las aguas que rodeaban el barco. La tripulación se movía con destreza, preparándose para la llegada a la primera isla en la lista. Iroh, mientras tanto, contemplaba el vasto océano, preguntándose qué secretos y desafíos aguardaban en su destino.

Finalmente, el barco atracó en el puerto de la isla, y Iroh descendió a tierra firme. La calidez del lugar contrastaba con la brisa marina, y un tranquilo poblado se extendía ante él. Casas de colores vivos se alzaban entre palmeras, y el murmullo de los aldeanos creaba una melodía relajante. Pero Iroh sabía que, detrás de esta fachada apacible, se ocultaban misterios que debían ser revelados.

—Bienvenido, viajero —saludó un anciano pescador al pasar junto a Iroh—. Si buscas a alguien por aquí, ten cuidado con los secretos que las aguas guardan.

Iroh agradeció con una inclinación y se adentró en el pueblo. El rumor sobre el desertor de Kirigakure había calado incluso en este rincón lejano, y no sería fácil obtener información. Decidió comenzar su búsqueda visitando la taberna local, donde esperaba encontrar a lugareños dispuestos a compartir sus experiencias y conocimientos.

La taberna rebosaba de vida, con risas y charlas que llenaban el espacio. Iroh se acercó al mostrador y pidió un té caliente, su elección habitual incluso en el clima más cálido. Mientras disfrutaba de su bebida, sus oídos se aguzaron para captar cualquier conversación que pudiera llevarlo a la pista del misterioso ninja de la neblina.

—¿Has oído hablar de un ninja que controla la neblina por estas tierras? —preguntó Iroh al tabernero, manteniendo una actitud amigable.

El tabernero, un hombre de edad avanzada con arrugas marcadas por el tiempo, frunció el ceño ligeramente antes de asentir.

—Oh, los rumores sobre aquel que manipula la neblina han llegado hasta nosotros. Pero aquí preferimos mantenernos al margen de asuntos tan peligrosos. Dicen que ha estado rondando estas islas durante años, pero nadie sabe con certeza dónde se encuentra.

Iroh agradeció al tabernero y continuó charlando con los lugareños, recopilando información dispersa sobre avistamientos del misterioso ninja en diferentes partes de las islas. Sin embargo, ninguna pista sólida emergía de las historias y rumores que escuchaba.

Decidió explorar los alrededores del pueblo, buscando indicios que pudieran conducirlo al paradero del ninja de la neblina. La luz del sol comenzaba a ceder ante la llegada de la noche, y la isla revelaba un aura más misteriosa. A medida que Iroh avanzaba entre callejones y caminos, una figura sombría se materializó ante él.

—¿Buscas al que controla la neblina, viajero? —preguntó una voz, y un hombre de aspecto enigmático emergió de las sombras.

Iroh asintió con determinación, y el hombre sonrió, revelando una hilera de dientes blancos.

—Entonces, acompáñame. Hay cosas que debes saber y ver por ti mismo —dijo el misterioso hombre, invitando a Iroh a seguirlo hacia las orillas de la isla, donde la niebla empezaba a tejer su manto nocturno.

La noche prometía secretos y revelaciones, y mientras Iroh seguía al extraño, se preparó para sumergirse en las profundidades de la búsqueda del ninja de la neblina en estas aguas y nieblas desconcertantes del País del Agua.


Con la información obtenida en el pueblo, Iroh se dirigió al puerto, decidido a seguir la pista del misterioso ninja de la neblina. Allí, entre los barcos balanceándose suavemente en las aguas, encontró a un anciano marinero que se ofreció a llevarlo a la isla en la que se sospechaba que el desertor de Kirigakure se ocultaba.

—Te llevaré a la isla, pero ten en cuenta que es un viaje peligroso, así que no serára barato —advirtió el anciano, cuyos ojos reflejaban la experiencia de innumerables travesías por aguas desconocidas.

Iroh asintió con gratitud, comprendiendo que la neblina densa y los misterios marítimos harían que la travesía no fuera sencilla. Abordaron el pequeño barco, cuyas velas ondeaban con determinación ante la brisa nocturna. La oscuridad se cernía sobre ellos mientras se alejaban del puerto, adentrándose en las aguas enigmáticas que rodeaban la isla sospechosa.

El anciano marinero guió con destreza la embarcación, zigzagueando entre islotes y sorteando bancos de niebla que se materializaban como fantasmas en el horizonte. Iroh mantenía la mirada fija en el oscuro contorno de la isla que se aproximaba, sintiendo la tensión crecer con cada ola que rompía contra el casco del barco.

A medida que se acercaban a la isla, la neblina se espesaba, envolviendo el barco en su abrazo fantasmal. Los sonidos de la noche marina se volvían más apagados, y la única guía era la intuición del anciano marinero, forjada a lo largo de los años.

Finalmente, el barco tocó tierra en la isla misteriosa. Iroh agradeció al anciano, cuyos ojos expresaban una mezcla de respeto y preocupación.

—Buena suerte, viajero. Que las aguas y nieblas te guíen en tu búsqueda.

Con esas palabras, el anciano zarpo de regreso hacia el puerto, dejando a Iroh solo en la oscuridad de la isla. La neblina se cerraba a su alrededor, como un velo que ocultaba los secretos que la isla guardaba celosamente.

—Afrontemos este desafío —murmuró Iroh para sí mismo, adentrándose en la espesura de la isla en busca del ninja de la neblina y las respuestas que anhelaba.
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