[salida] la tetera perdida
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El sol se ponia sobre Konoha, y el bullicio de la aldea ninja empezaba a ceder ante la calma de la noche. Iroh, con su clásico sombrero de paja y su expresión tranquila, caminaba hacia la posada después de un día de entrenamiento y reflexión. Pero al llegar a su habitación, se dio cuenta de algo que le heló la sangre: su preciada tetera, la compañera inseparable de sus momentos de reflexión, no estaba donde solía estar.

Desesperado, revisó cada rincón de su habitación, pero la tetera no aparecía por ninguna parte. Fue entonces cuando recordó haberla utilizado durante su visita al mercado de Konoha ese día. Un escalofrío recorrió su espalda al darse cuenta de que la había olvidado en el carro de un mercader.

Sin perder tiempo, Iroh salió corriendo de la posada y se dirigió al mercado, pero era demasiado tarde. El mercader ya pera este momento debería haberse marchado. El pobre hombre, valiente solado Iroh asi lloraba en preocupación, pero tubo que esperara a la mañana para iniciar su búsqueda
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La mañana se deslizaba con suavidad sobre Konoha cuando Iroh se dispuso a iniciar su búsqueda en el País del Viento. Antes de partir, decidió preguntar en el mercado y entre los comerciantes sobre el paradero del mercader. Pronto, recibió la información que necesitaba: el hombre había salido rumbo al País del Viento al amanecer.

Con esa valiosa pista, Iroh se sumergió en la vida de la aldea, hablando con los habitantes y los comerciantes locales. Describía con pasión su tetera favorita y el significado especial que tenía para él. Los aldeanos, conocedores de la importancia de los objetos personales, le ofrecieron detalles que ayudaron a trazar el recorrido del mercader.

La búsqueda lo llevó a callejones y plazas, donde cada conversación agregaba una pieza más al rompecabezas. Finalmente, los testimonios coincidieron: el mercader había salido rumbo al País del Viento para expandir sus negocios y encontrar nuevos productos. Sintiendo una mezcla de esperanza y determinación, Iroh agradeció a los aldeanos por su colaboración.

Al llegar a las puertas de Konoha, una sensación de anticipación creció en el corazón de Iroh. Miró una vez más hacia la aldea que siempre le había brindado tanto y se dispuso a cruzar la frontera hacia el País del Viento. Con el sol ascendente a sus espaldas, emprendió su viaje, listo para enfrentar lo que el viento le deparara en busca de su amada tetera.
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