El día se muestra mas frio de la normal, la niebla es mucho mas espesa que como suele ser, eso no es impedimento ni una molestia para la villa de la niebla, acostumbrados a este clima y una niebla aún mas intensa, para mi hace un día bueno, aunque quizás para las visitas de hoy no sea tan bueno.
A pesar de la espesura, veo a la gente pasar por la calle como si nada, haciendo cada uno su día a día, un par de ellos me saludan devolviéndoles el correspondiente saludo, permanezco apoyado en una columna, justo en la entrada de la oficina del Mizukage a la espera de mi tarea de hoy.
Por lo visto hoy hay una reunión un tanto importante entre diversos políticos y gente influyente del pais del agua en la misma oficina donde me encuentro, como consecuencia algunos se han traído a sus familias como motivo de turismo o vete a saber que más, en parte uno de mis cometidos es averiguar si solo han venido por la reunión o quizás para algo más, algún secreto o intenciones ocultas, aunque sea gente influyente en este país y sean aliados de la villa de la niebla nunca puedes terminar de fiarte de ellos, se mueven por el dinero no por la lealtad.
- ¿Melessar cierto?
Me pongo de pie en seguida, un shinobi de la niebla aparece a mi lado, justamente detrás de él una mujer con un niño pequeño y un señor algo mas mayor, a juzgar por la vestimenta da a entender que se trata de un sirviente o mayordomo, con una leve reverencia asiento ante el ninja tras preguntar mi nombre, seguramente ellos sean la familia a la que tengo que tener el ojo echado durante dure la reunión.
- Bien, pues aquí os dejo con nuestro camarada Melessar - el ninja se voltea nuevamente hacia mi - Espero que todo ocurra sin inconvenientes - sonríe tras desaparecer de repente, dejándome solo con aquellos tres, la mujer portaba un vestido de colores azulados, a juzgar por el grosor del material se ve que ha venido preparada, el pequeño igual, bastante ataviado para el frio con un gran chaquetón de color gris y una bufanda negra, demasiado exagerado para mi gusto ya que solo visto con el respectivo kimono blanco que suelo llevar y nada más, además la parte superior desabrochada dejando que el frio y la niebla abracen mi cuerpo, un verdadero placer.
- Que frio hace aquí madre - el niño se encoge un poco por el frio y me repasa con la mirada - ¿tu no tienes frio?
- Al final uno se acostumbra - le comento al pequeño un tanto serio.
No he venido para entablar conversación ni nada, mi función es meramente de vigilancia y protección, el hacer amigos no está en las órdenes y tampoco es que me agraden mucho, la mujer con esa cara de semi desagrado, se ve que no le gusta el clima, o la villa, o yo tal vez.
- Kuroi vamos a tomar algo caliente - me mira con una mirada tajante, demostrando su superioridad tal vez - tu, llévanos al mejor salón de té mi hijo tiene frio
El mayordomo me mira con cara mas amable, dando a entender que esa desagradable mujer realmente es así, desagradable y prepotente, algo normal de alguien de su estatus, donde única preocupación y "poder" es el dinero de su marido, creyendo que es suyo, tratando a los demás como si fueran de ella, de su propiedad, ya le podían estar pagando bien a ese mayordomo para tener que aguantar a alguien así.
Sin mediar palabras y contestar a la mujer miro al mayordomo, asiento con la cabeza dado a entender que la he escuchado y me doy la vuelta, tengo el sitio perfecto en mente, si quiere el mejor lugar para tomar el té le iba a salir caro a su marido, no creo que le importe pero antes... vamos a dar un pequeño rodeo.
- Por aquí - mi voz resuena seria y seca, no pienso dejar que esa mujer me mangonee como a su mayordomo.
Tengo que admitir que el salón de té está un poco lejos de la oficina del Mizukage, concretamente se encuentra en una parte que incluso en la zona comercial está algo alejada del resto de sitios con el mismo fin, es tan exclusivo ya no solo por los precios y el ambiente, si no que si no conoces el lugar o te llevan es raro que lo encuentres si no es por azar, la exclusividad en aquel salón es de ese tipo, muy normal en los habitantes de esta villa.
Pero antes de ir, voy a hacerles entrar en calor, que mejor manera para combatir el frio que entrar en calor el cuerpo con una caminata, tampoco tengo muchas ganas de estar encerrado en un sitio sentado al lado de esa mujer solamente escuchando tonterías e intentos de demostrar su superioridad de clases conmigo, las ordenes las cumpliría ya que es parte de mi misión pero no las suyas, si no las de mi villa de tenerlos vigilados.
La primera parada está relativamente cerca de la oficina del Mizukage, una gran plaza, con una fuente de agua descomunal, los adornos de piedra de la fuente son unas estatuas del mismo material asemejando a una manada de tiburones repartidos por los alrededores de la fuente de cuyas bocas sale el agua llenando el gran estanque donde hay gente sentada en el filo y si te fijas bien se vislumbran que hay diferentes peces de colores, tamaños y tipos, lo que mas predominan son carpas koi, concretamente hay una plateada que siempre me llama la atención y como muchos peces del sitio lleva varios años formando parte del estanque.
- ¡¡Mira mama!! - el chico se asoma un poco mirando hacia el estanque seguido del mayordomo - cuantos peces
La mujer ni siquiera se limita a mirar, un gesto denotando que no es gran cosa, claro, seguramente tenga una fuente mas grande o a saber que más en su propia mansión, con dinero todo se puede tener.
- El estanque de nuestra casa es mucho mas grande y esa fuente no es para tanto - comenta con altanería.
Las miradas de algunos transeúntes se fijan en aquella estúpida mujer, en voz alta ha criticado una de las fuentes mas bonitas de la villa sin importarle demasiado o nada que la escuchen, es mas, seguramente lo haya echo para llamar la atención, este tipo de personas siempre tienden a ser el centro de atención o intentarlo al menos.
Me quedo un poco alerta por si acaso, aunque ha despertado las miradas de algunos del sitio rápidamente dejan de mirarla y vuelven a sus cosas, como si una leve brisa caliente pasara por el lugar y de repente volviera esa brisa fresca y húmeda de siempre, como si nada hubiera pasado, creo que el pasotismo de los habitantes de esta villa es lo peor que hay para la gente como esa mujer, mientras no nos molestes demasiado solemos ser bastante pasotas, pero no quieres ver la ira de un habitante de la niebla, no en nuestro terreno además.
Con una mirada al mayordomo le doy a entender que sigamos con nuestra travesía, coge de la mano al pequeño y la mujer detrás de ellos dos, con cierta desgana los adelanta, ella no va a ser la que vaya en último lugar, ellos son menos.
La siguiente parada antes del salón del té está un poco más cerca de la zona comercial, dándose a entender por los comercios que empiezan a verse por los lados de las calle y las tiendas de los locales, hay un último destino, el que para mi es uno de mis favoritos en esta villa, los baños termales.
A simple vista parecen unos baños termales cualquiera, grande pero nada que envidiar a otros, pero no es el lugar en si, si no la arquitectura del lugar sumado a unos tratamientos especiales que por ahora los he visto en pocos sitios. En estos baños hay un baño especial, el agua se dice que es una mezcla del agua de mar mas pura del pais junto a agua dulce, eso sumado a unas aromas y algas medicinales dicen que para los heridos este sitio sea un lugar obligatorio, ya no solo por las heridas si no por el ambiente y la tranquilidad que se respira en ese sitio y la niebla constante en el lugar juega con el efecto frio/calor de una forma que no parece darte cuenta cuando estas fuera o dentro del agua, algo realmente magnífico y una idea genial que tuvo al que se le ocurrió, por eso estos son los baños mas famosos y importantes de la villa.
Me paro delante de la puerta, a ciertos metros para ver bien la arquitectura, por lo visto este edificio es de los pocos que se conservan magníficamente desde la época del antiguo mundo, las columnas de mármol haciendo juego con la decoración de madera, una larga serpiente marina va de una punta a otra, enroscándose por los pilares y dando la vuelta para acabar terminando junto a su cola, un símbolo que evoca a lo eterno, nada mejor siendo el sitio que es y lo que representa el edificio.
Todo esto son palabras aun más técnicas, con un poco de historia, de como uno de los anteriores Mizukages pasaba las horas aquí perfeccionando la eficacia del agua y sus propiedades, mis palabras suenan firmes pero transmitiendo cierto respeto y cariño hacia el edificio que tenemos ante nuestros ojos, el niño absorto con la decoración del exterior y con esa boca abierta parece gustarle al igual que el mayordomo se acerca la mano a los ojos para ver mejor las decoraciones ya que la espesura de la niebla parece afectarle.
La mujer sin embargo ni siquiera lo mira, no parece importarle, esta claro que como no hemos llegado al sitio que ella ha ordenado al principio está molesta porque sus ordenes no se están cumpliendo como siempre está acostumbrada, juego con esa impaciencia, no puedo hablarle mal ni mucho menos tocarla pero si puedo herir ese orgullo y altanería hacia el resto estaba dispuesto a ello, además el niño se lo estaba pasando bien y parece no acordarse del frio, se estaba acostumbrado y como no para de correr de un sitio a otro preguntando cosas su cuerpo está empezando a entrar en calor.
- He pedido un salón de té no un guía turístico - comenta con cierto enfado por su voz.
Ignorándola y mas bien haciendo como que no la escucho miro al pequeño con una pequeña pero ciertamente malvada sonrisa, el niño tampoco parece haberse dado cuenta ni parece acordarse de ir a tomar algo caliente, aun así tras las palabras de la madre el mayordomo agarra al niño por la mano para ponerse al lado de ella. Con un leve giro comienzo a andar hacia el interior de la zona comercial y con el destino en la cabeza.
- Aquí estamos
A simple vista parece un salón de té algo pequeño, pero solo por la ornamentación y las decoraciones da a entender de los precios del lugar, los cuales ni siquiera están puestos en una pizarra como suelen hacer la mayoría, sin pararme mucho prosigo a entrar hacia el interior del lugar. Solamente he estado aquí una vez y ya solo la decoración así como los manteles de buena calidad, cortinas de seda y una gran alfombra que da a entender que es carísima por el material, ya solo por esas señales sabes que te van a cobrar mínimo un riñón si quieres tomar algo en este lugar, donde solamente acuden las familias mas adineradas de la villa.
- Mesa para 4 - le comento al recepcionista el cual parecía que iba a decirme algo dadas mis pobres vestimentas pero callándose al instante tras ver a los tres que vienen detrás de mi, ya solo sus ropajes dan a entenderle que solo la bufanda del niño es como su sueldo de un mes o quizás mas.
Creo que la mujer hace un ligero gesto de desagrado, si se espera que no voy a estar con ellos sentados va lista, yo encantado de no compartir sitio con ella pero no puedo separarme mucho aunque es bastante improbable que algo malo ocurra estando dentro de la villa y con la seguridad reforzada por la visita de los diplomáticos, yo meramente actúo como seguridad pasiva y guía de ellos.
Como pensaba el rato en este salón de té iba a ser lo mas parecido a una tortura, me aprovecho de la situación un poco pidiendo un té de flores de camelia, de los más caros de lugar pero que no voy a pagar yo ni nadie excepto el pobre diplomático que sea el marido de esta mujer. Durante el rato en el salón permanezco callado observando los alrededores, analizando la tan variada y cara decoración así como los clientes que ahí en el lugar, me sorprendo al ver que hay mas gente de lo que pensaba, pero sabiendo que hoy han venido varias familias adineradas no me cabe extrañar, el dueño de este negocio hoy va a hacer caja.
El tiempo parecía haberse detenido, la mujer no paraba de hablar con el mayordomo sobre gilipolleces, quejándose de lo mal que ha ido el viaje, de aquel barco de tan poca clase donde ha tenido que viajar, del carruaje que los ha traído a la villa, de la propia villa, de la comida, del salón de té donde no para de comparar ciertos adornos y cortinas con las de su propia casa dando a entender que no era nada para ella, incluso dejaba caer que este salón de té no tenía la clase para alguien como ella.
No es la única, la mayoría de los clientes son mujeres con niños y acompañantes, me fijo en un par de ninjas que conozco de la villa en la misma calidad de guía y seguridad que yo, cada uno con una cara de poker al igual que a mí, se ve que también estaban hartos de esta gente, uno de ellos me lanza un guiño, lo conozco de la academia y es bastante agradable, se ve que nos había tocado a los dos pasar por el mismo infierno, espero que al menos la mujer que él este cuidando no sea tan gilipollas como la que no para de hablar todo el rato cerca de mi.
El niño parece aburrido, interrumpe a veces a su madre para darle a entender que ya no quiere estar mas, ignorado por la madre y cada vez que se quejaba le pedía otra bebida, se que vamos a estar aquí encerrados todo el tiempo.
- Señora ya es la hora, deberíamos de volver - señala el mayordomo.
Me guardo para mis adentros el pequeño resoplido de placer antes esas palabras, ya solo el salir del salón de té y respirar la niebla de la villa me resultaba liberador, eso y dejar de escuchar la voz tan estridente de aquella mujer tan maleducada, se ve que la clase no va unido a ello.
Una vez el mayordomo ha pagado la cuenta bajo la orden de su señora nos disponemos a salir del salón en dirección hacia la oficina del Mizukage donde nos habíamos encontrado al principio, esta vez tengo prisa, quizás más que la que tiene la mujer por irse de aquí, yo porque se vaya y descansar de ella. Esta vez no me paro en ningún sitio ni voy con la parsimonia típica de mi, cojo un pequeño atajo y en cuestión de escasos 10 minutos hemos llegado, con esta acción creo que la mujer se tiene que haber dado cuenta de que he alargado el viaje al salón de te a cosa echa al mostrarle que había un camino más rápido, eso si su escasa inteligencia le da para ello.
- Un placer señor Motomi - le hago una reverencia al mayordomo y otra al niño.
Una vez en la puerta de la oficina el trio se dispone a entrar hacia dentro, a lo mejor la reunión con su marido había acabado y tenían que irse con él, pobre hombre, aunque si la mujer es de esa forma a saber como sería el marido de aquella familia.
Ya libre y relajado después de un día bastante asqueroso por aguantar a esa mujer me dispongo hacia casa para leer un poco y practicar antes de irme a descansar.
A pesar de la espesura, veo a la gente pasar por la calle como si nada, haciendo cada uno su día a día, un par de ellos me saludan devolviéndoles el correspondiente saludo, permanezco apoyado en una columna, justo en la entrada de la oficina del Mizukage a la espera de mi tarea de hoy.
Por lo visto hoy hay una reunión un tanto importante entre diversos políticos y gente influyente del pais del agua en la misma oficina donde me encuentro, como consecuencia algunos se han traído a sus familias como motivo de turismo o vete a saber que más, en parte uno de mis cometidos es averiguar si solo han venido por la reunión o quizás para algo más, algún secreto o intenciones ocultas, aunque sea gente influyente en este país y sean aliados de la villa de la niebla nunca puedes terminar de fiarte de ellos, se mueven por el dinero no por la lealtad.
- ¿Melessar cierto?
Me pongo de pie en seguida, un shinobi de la niebla aparece a mi lado, justamente detrás de él una mujer con un niño pequeño y un señor algo mas mayor, a juzgar por la vestimenta da a entender que se trata de un sirviente o mayordomo, con una leve reverencia asiento ante el ninja tras preguntar mi nombre, seguramente ellos sean la familia a la que tengo que tener el ojo echado durante dure la reunión.
- Bien, pues aquí os dejo con nuestro camarada Melessar - el ninja se voltea nuevamente hacia mi - Espero que todo ocurra sin inconvenientes - sonríe tras desaparecer de repente, dejándome solo con aquellos tres, la mujer portaba un vestido de colores azulados, a juzgar por el grosor del material se ve que ha venido preparada, el pequeño igual, bastante ataviado para el frio con un gran chaquetón de color gris y una bufanda negra, demasiado exagerado para mi gusto ya que solo visto con el respectivo kimono blanco que suelo llevar y nada más, además la parte superior desabrochada dejando que el frio y la niebla abracen mi cuerpo, un verdadero placer.
- Que frio hace aquí madre - el niño se encoge un poco por el frio y me repasa con la mirada - ¿tu no tienes frio?
- Al final uno se acostumbra - le comento al pequeño un tanto serio.
No he venido para entablar conversación ni nada, mi función es meramente de vigilancia y protección, el hacer amigos no está en las órdenes y tampoco es que me agraden mucho, la mujer con esa cara de semi desagrado, se ve que no le gusta el clima, o la villa, o yo tal vez.
- Kuroi vamos a tomar algo caliente - me mira con una mirada tajante, demostrando su superioridad tal vez - tu, llévanos al mejor salón de té mi hijo tiene frio
El mayordomo me mira con cara mas amable, dando a entender que esa desagradable mujer realmente es así, desagradable y prepotente, algo normal de alguien de su estatus, donde única preocupación y "poder" es el dinero de su marido, creyendo que es suyo, tratando a los demás como si fueran de ella, de su propiedad, ya le podían estar pagando bien a ese mayordomo para tener que aguantar a alguien así.
Sin mediar palabras y contestar a la mujer miro al mayordomo, asiento con la cabeza dado a entender que la he escuchado y me doy la vuelta, tengo el sitio perfecto en mente, si quiere el mejor lugar para tomar el té le iba a salir caro a su marido, no creo que le importe pero antes... vamos a dar un pequeño rodeo.
- Por aquí - mi voz resuena seria y seca, no pienso dejar que esa mujer me mangonee como a su mayordomo.
Tengo que admitir que el salón de té está un poco lejos de la oficina del Mizukage, concretamente se encuentra en una parte que incluso en la zona comercial está algo alejada del resto de sitios con el mismo fin, es tan exclusivo ya no solo por los precios y el ambiente, si no que si no conoces el lugar o te llevan es raro que lo encuentres si no es por azar, la exclusividad en aquel salón es de ese tipo, muy normal en los habitantes de esta villa.
Pero antes de ir, voy a hacerles entrar en calor, que mejor manera para combatir el frio que entrar en calor el cuerpo con una caminata, tampoco tengo muchas ganas de estar encerrado en un sitio sentado al lado de esa mujer solamente escuchando tonterías e intentos de demostrar su superioridad de clases conmigo, las ordenes las cumpliría ya que es parte de mi misión pero no las suyas, si no las de mi villa de tenerlos vigilados.
La primera parada está relativamente cerca de la oficina del Mizukage, una gran plaza, con una fuente de agua descomunal, los adornos de piedra de la fuente son unas estatuas del mismo material asemejando a una manada de tiburones repartidos por los alrededores de la fuente de cuyas bocas sale el agua llenando el gran estanque donde hay gente sentada en el filo y si te fijas bien se vislumbran que hay diferentes peces de colores, tamaños y tipos, lo que mas predominan son carpas koi, concretamente hay una plateada que siempre me llama la atención y como muchos peces del sitio lleva varios años formando parte del estanque.
- ¡¡Mira mama!! - el chico se asoma un poco mirando hacia el estanque seguido del mayordomo - cuantos peces
La mujer ni siquiera se limita a mirar, un gesto denotando que no es gran cosa, claro, seguramente tenga una fuente mas grande o a saber que más en su propia mansión, con dinero todo se puede tener.
- El estanque de nuestra casa es mucho mas grande y esa fuente no es para tanto - comenta con altanería.
Las miradas de algunos transeúntes se fijan en aquella estúpida mujer, en voz alta ha criticado una de las fuentes mas bonitas de la villa sin importarle demasiado o nada que la escuchen, es mas, seguramente lo haya echo para llamar la atención, este tipo de personas siempre tienden a ser el centro de atención o intentarlo al menos.
Me quedo un poco alerta por si acaso, aunque ha despertado las miradas de algunos del sitio rápidamente dejan de mirarla y vuelven a sus cosas, como si una leve brisa caliente pasara por el lugar y de repente volviera esa brisa fresca y húmeda de siempre, como si nada hubiera pasado, creo que el pasotismo de los habitantes de esta villa es lo peor que hay para la gente como esa mujer, mientras no nos molestes demasiado solemos ser bastante pasotas, pero no quieres ver la ira de un habitante de la niebla, no en nuestro terreno además.
Con una mirada al mayordomo le doy a entender que sigamos con nuestra travesía, coge de la mano al pequeño y la mujer detrás de ellos dos, con cierta desgana los adelanta, ella no va a ser la que vaya en último lugar, ellos son menos.
La siguiente parada antes del salón del té está un poco más cerca de la zona comercial, dándose a entender por los comercios que empiezan a verse por los lados de las calle y las tiendas de los locales, hay un último destino, el que para mi es uno de mis favoritos en esta villa, los baños termales.
A simple vista parecen unos baños termales cualquiera, grande pero nada que envidiar a otros, pero no es el lugar en si, si no la arquitectura del lugar sumado a unos tratamientos especiales que por ahora los he visto en pocos sitios. En estos baños hay un baño especial, el agua se dice que es una mezcla del agua de mar mas pura del pais junto a agua dulce, eso sumado a unas aromas y algas medicinales dicen que para los heridos este sitio sea un lugar obligatorio, ya no solo por las heridas si no por el ambiente y la tranquilidad que se respira en ese sitio y la niebla constante en el lugar juega con el efecto frio/calor de una forma que no parece darte cuenta cuando estas fuera o dentro del agua, algo realmente magnífico y una idea genial que tuvo al que se le ocurrió, por eso estos son los baños mas famosos y importantes de la villa.
Me paro delante de la puerta, a ciertos metros para ver bien la arquitectura, por lo visto este edificio es de los pocos que se conservan magníficamente desde la época del antiguo mundo, las columnas de mármol haciendo juego con la decoración de madera, una larga serpiente marina va de una punta a otra, enroscándose por los pilares y dando la vuelta para acabar terminando junto a su cola, un símbolo que evoca a lo eterno, nada mejor siendo el sitio que es y lo que representa el edificio.
Todo esto son palabras aun más técnicas, con un poco de historia, de como uno de los anteriores Mizukages pasaba las horas aquí perfeccionando la eficacia del agua y sus propiedades, mis palabras suenan firmes pero transmitiendo cierto respeto y cariño hacia el edificio que tenemos ante nuestros ojos, el niño absorto con la decoración del exterior y con esa boca abierta parece gustarle al igual que el mayordomo se acerca la mano a los ojos para ver mejor las decoraciones ya que la espesura de la niebla parece afectarle.
La mujer sin embargo ni siquiera lo mira, no parece importarle, esta claro que como no hemos llegado al sitio que ella ha ordenado al principio está molesta porque sus ordenes no se están cumpliendo como siempre está acostumbrada, juego con esa impaciencia, no puedo hablarle mal ni mucho menos tocarla pero si puedo herir ese orgullo y altanería hacia el resto estaba dispuesto a ello, además el niño se lo estaba pasando bien y parece no acordarse del frio, se estaba acostumbrado y como no para de correr de un sitio a otro preguntando cosas su cuerpo está empezando a entrar en calor.
- He pedido un salón de té no un guía turístico - comenta con cierto enfado por su voz.
Ignorándola y mas bien haciendo como que no la escucho miro al pequeño con una pequeña pero ciertamente malvada sonrisa, el niño tampoco parece haberse dado cuenta ni parece acordarse de ir a tomar algo caliente, aun así tras las palabras de la madre el mayordomo agarra al niño por la mano para ponerse al lado de ella. Con un leve giro comienzo a andar hacia el interior de la zona comercial y con el destino en la cabeza.
- Aquí estamos
A simple vista parece un salón de té algo pequeño, pero solo por la ornamentación y las decoraciones da a entender de los precios del lugar, los cuales ni siquiera están puestos en una pizarra como suelen hacer la mayoría, sin pararme mucho prosigo a entrar hacia el interior del lugar. Solamente he estado aquí una vez y ya solo la decoración así como los manteles de buena calidad, cortinas de seda y una gran alfombra que da a entender que es carísima por el material, ya solo por esas señales sabes que te van a cobrar mínimo un riñón si quieres tomar algo en este lugar, donde solamente acuden las familias mas adineradas de la villa.
- Mesa para 4 - le comento al recepcionista el cual parecía que iba a decirme algo dadas mis pobres vestimentas pero callándose al instante tras ver a los tres que vienen detrás de mi, ya solo sus ropajes dan a entenderle que solo la bufanda del niño es como su sueldo de un mes o quizás mas.
Creo que la mujer hace un ligero gesto de desagrado, si se espera que no voy a estar con ellos sentados va lista, yo encantado de no compartir sitio con ella pero no puedo separarme mucho aunque es bastante improbable que algo malo ocurra estando dentro de la villa y con la seguridad reforzada por la visita de los diplomáticos, yo meramente actúo como seguridad pasiva y guía de ellos.
Como pensaba el rato en este salón de té iba a ser lo mas parecido a una tortura, me aprovecho de la situación un poco pidiendo un té de flores de camelia, de los más caros de lugar pero que no voy a pagar yo ni nadie excepto el pobre diplomático que sea el marido de esta mujer. Durante el rato en el salón permanezco callado observando los alrededores, analizando la tan variada y cara decoración así como los clientes que ahí en el lugar, me sorprendo al ver que hay mas gente de lo que pensaba, pero sabiendo que hoy han venido varias familias adineradas no me cabe extrañar, el dueño de este negocio hoy va a hacer caja.
El tiempo parecía haberse detenido, la mujer no paraba de hablar con el mayordomo sobre gilipolleces, quejándose de lo mal que ha ido el viaje, de aquel barco de tan poca clase donde ha tenido que viajar, del carruaje que los ha traído a la villa, de la propia villa, de la comida, del salón de té donde no para de comparar ciertos adornos y cortinas con las de su propia casa dando a entender que no era nada para ella, incluso dejaba caer que este salón de té no tenía la clase para alguien como ella.
No es la única, la mayoría de los clientes son mujeres con niños y acompañantes, me fijo en un par de ninjas que conozco de la villa en la misma calidad de guía y seguridad que yo, cada uno con una cara de poker al igual que a mí, se ve que también estaban hartos de esta gente, uno de ellos me lanza un guiño, lo conozco de la academia y es bastante agradable, se ve que nos había tocado a los dos pasar por el mismo infierno, espero que al menos la mujer que él este cuidando no sea tan gilipollas como la que no para de hablar todo el rato cerca de mi.
El niño parece aburrido, interrumpe a veces a su madre para darle a entender que ya no quiere estar mas, ignorado por la madre y cada vez que se quejaba le pedía otra bebida, se que vamos a estar aquí encerrados todo el tiempo.
- Señora ya es la hora, deberíamos de volver - señala el mayordomo.
Me guardo para mis adentros el pequeño resoplido de placer antes esas palabras, ya solo el salir del salón de té y respirar la niebla de la villa me resultaba liberador, eso y dejar de escuchar la voz tan estridente de aquella mujer tan maleducada, se ve que la clase no va unido a ello.
Una vez el mayordomo ha pagado la cuenta bajo la orden de su señora nos disponemos a salir del salón en dirección hacia la oficina del Mizukage donde nos habíamos encontrado al principio, esta vez tengo prisa, quizás más que la que tiene la mujer por irse de aquí, yo porque se vaya y descansar de ella. Esta vez no me paro en ningún sitio ni voy con la parsimonia típica de mi, cojo un pequeño atajo y en cuestión de escasos 10 minutos hemos llegado, con esta acción creo que la mujer se tiene que haber dado cuenta de que he alargado el viaje al salón de te a cosa echa al mostrarle que había un camino más rápido, eso si su escasa inteligencia le da para ello.
- Un placer señor Motomi - le hago una reverencia al mayordomo y otra al niño.
Una vez en la puerta de la oficina el trio se dispone a entrar hacia dentro, a lo mejor la reunión con su marido había acabado y tenían que irse con él, pobre hombre, aunque si la mujer es de esa forma a saber como sería el marido de aquella familia.
Ya libre y relajado después de un día bastante asqueroso por aguantar a esa mujer me dispongo hacia casa para leer un poco y practicar antes de irme a descansar.