- Busca a la Serpiente blanca de las Montañas - me quedo pensativo ante las palabras de aquella serpiente que invoqué con mi técnica.
Montañas, montañas había a pares, lo más lógico es pensar en el Pais de la Tierra o el Pais de las Montañas, el segundo destino sería demasiado obvio, de todas formas debido a la proximidad del pequeño pais a la aldea de la Niebla he preferido empezar por este destino y si la búsqueda no va a ningún lado seguiré mi camino hacia la villa de la roca, tal vez con mas suerte allí.
La gente que va a bordo empieza a salir de la parte de abajo, dada al entretenimiento mientras que dura el paseo, una especie de barra de bar y escasas y por lo que visto insípidas comidas, yo prefiero estar fuera, escuchar el mar y las olas, el viento y sus olores, tengo que estar tranquilo y tener la mente fría dado la tarea que tengo por delante, me puede llevar a un largo viaje, incluso puede que no encuentre a aquel maestro y esa maldita serpiente albina me haya engañado.
- Como me haya engañado se las verá conmigo - murmullo para mis adentros con cierta rabia
Al cabo de un cuarto de hora aproximadamente llegamos a una pequeña ciudad costera donde atracamos, el viaje en barco ha llegado a su fin y ahora empieza lo mas difícil para mi, interactuar con desconocidos preguntándoles por esa serpiente blanca, seguramente mas de uno me tacharía de loco, tengo que andarme con cuidado de como pregunto y a quien.
Busqué durante días en la biblioteca de la villa pero solamente encontraba leyendas y mitos sobre legendarias serpientes blancas, signo de la pureza y de la misma medicina, el arte de la vida y la curación, también había un nombre recurrente en algunos escritos sobre antiguos shinobis del pasado.
- Orochimaru - esas palabras resonaban por mi mente.
La primera vez que leí ese nombre parecía que estaba hablando de un mito, de un ser mitológico, era imposible llegar a tales capacidades y además muchos escritores tienden a exagerar a la hora de contar las cosas, pero contra mas investigaba esa supuesta serpiente blanca más aparecía su nombre, al final resulta que era algo mas que un mito, si no un ser de carne, real, alguien que llegó a culminar su arte y sus avances y llegó a tener la inmortalidad, apodado como la serpiente blanca entre otros nombres.
La inmortalidad es una cosa de cuentos, eso pensaba cuando era pequeño, un niño iluso que simplemente se lo pasaba jugando y aprendiendo en la academia mientras el resto de tiempo se las pasaba practicando con la shakuhachi, pero desde aquel suceso dejó de ser un cuento para mi, si no mas bien algo posible, pero no fácil.
No deseo tal poder, la inmortalidad, busco varias cosas, unas típicas en este mundo y vista muchas veces, pero una de ellas en particular es algo que en muchos libros se consideran leyendas. Pero desde que descubrí el nombre de Orochimaru y investigar un poco sobre él, ya que la pista que me dio el reptil me acaban llevando al mismo nombre, fue un gran científico y un genio en el arte de la medicina, no es de extrañar de alguien con el apodo de la serpiente blanca.
Un ligero golpe me saca de mis pensamientos y me devuelve a la realidad, parado en el pequeño muelle, repleto de gente, un marinero con cierta prisa es quien ha chocado sin querer con mi hombro, no estoy en el mejor sitio, lo primero es tomar un tentempié para recuperarme del viaje en barco.
Tengo en mente un destino, pero ese sería el ultimo punto a ir si no encontrase nada por este lugar, a lo mejor en esa biblioteca aunque mas pequeña que la de mi villa seguramente tengan algo relacionado con la serpiente blanca o incluso con Orochimaru, debía de buscar ambas cosas, de todas formas la primera siempre me lleva a la segunda.
Vislumbro un pequeño puesto de dangos nada mas salir del puerto, entre varios puestos, mas el olor de aquel tenderete me atrae, quizás es la razón por la que voy a ese en concreto. Tras pillar un par de dangos y un pequeño vaso de té para llevar sigo con mi camino en busca de algún sitio para proceder a comer, de mientras pensaría mi siguiente paso.
- Perfecto
Vislumbro lo que parece un pequeño parque o al menos es lo mas parecido a ello, un par de bancos rodeados de un par árboles, justo en una esquina de la calle central, un poco alejado del bullicio, el sitio perfecto para reponer fuerzas y pensar.
Conforme los dangos se van acabando y el té bajando no paro de pensar en aquellas palabras... Busca la Serpiente Blanca en la Montaña... Demasiado evidente que sea en el mismo pais del nombre, demasiado viniendo de una serpiente y siendo una pista, esos mismos pensamientos se entremezclaban con las supuestas características físicas de Orochimaru, un ser albino, facciones reptilianas como la nariz y los ojos, normal que le apodasen la serpiente blanca entre muchos mas nombres.
Necesito despejar la mente, tranquilizarme y poner las ideas en orden, paso a paso, la impaciencia no me va a llevar a ningún lado, mucho menos en esta búsqueda, debía de buscar primero algún sitio con ese nombre, suena menos impactante que preguntar por una persona así, tal vez eso me lleve a alguna pista.
- Necesito pensar - mis manos van al bolsillo interior sacando mi shakuhachi.
Me llevo la flauta blanca y perlada como el mismo hueso, básicamente del material del que está echo hacia la boca, cierro los ojos y dejo que mis dedos se dejen llevar por la melodía, una que evoca la fuerza, resistencia, perseverancia... como una montaña.