Última modificación: 27-12-2023, 10:04 PM por Shin.
24 de Diciembre del 15 D.K.
1930
Cae la primera nieve, luego se derrite en rocío sobre el pasto.
Su primer contacto con el País de la Nieve le permitió descubrir que era un lugar con una naturaleza salvaje. El clima era extremo en aquella época del año, pero no era impedimento para que las celebraciones atrajesen la atención de turistas procedentes de diferentes puntos del mapa. Las cumbres de las montañas estaban coronadas por picos blancos que se perdían entre las nubes pero en aquella pequeña aldea los tímidos rayos de sol que les alcanzaban de lleno habían logrado derretir un poco la nieve del suelo y de los tejados.
Aquella festividad era importante para la mayoría, sobre todo para aquellos que tenían seres queridos con quienes celebrarla, no obstante, para él carecía de significado y de emoción. Desconocía como habían sido las cosas antaño y no podía imaginarse siquiera como hubiesen sido si las cosas hubiesen sucedido de una forma distinta. Ni siquiera sabía a ciencia cierta que era lo que le había motivado a viajar a un lugar tan lejano en inhóspito.
¿Acaso esperaba obtener respuestas a sus preguntas en aquel lugar pedido de la mano de los Dioses?
Caminó por las calles del lugar perdiéndose entre el gentío y un sinfín de puestos de pequeños y medianos comerciantes de productos de todo tipo que incitaban al consumismo y fomentaban la avaricia. No era una persona que se pudiese considerar adinerada, pero había logrado reunir los ahorros suficientes como para poder permitirse algún capricho de vez en cuando, además, había sido nombrado único heredero de todo lo que habían dejado sus padres cuando aún vivían, aunque el no recordase el prestigio y el poder económico que poseían.
Estaba ensimismado, perdido en sus propios pensamientos, cuando sin percatarse se chocó con alguien, desequilibrándose y cayendo al suelo.
—Lo siento, no le he visto.