Se aproximaba el invierno de forma implacable. La nieve comenzaba a cubrir los picos de las montañas, extendiendo su dominio a lo largo de la estructura rocosa cada día, buscando alcanzar el pie de la misma. Cuando lo hiciera, alcanzaría la aldea de la Roca y sería la indudable llegada del gélido invierno.
A la mayoría no les preocuparía que la fría estación llegara, tan solo se refugiarían del frío en la aldea y sus hogares. Pero el caso de Yuta era ligeramente diferente. Su condición de vida austera y minimalista, sin ningún tutor legal o figura familiar que pudiera ayudarla, estaba suponiendo una cierta precariedad en la alimentación de la joven kunoichi.
Como su padre antes de morir le enseñó, aunque no tengamos dinero para comprar comida, los seres vivos formamos parte de este mundo y el mismo nos proporciona lo necesario para sobrevivir en cualquier circunstancia. Y precisamente la época otoñal que estaba por finalizar era muy buena para encontrar algunas hierbas y plantas comestibles, así como diversas setas y hongos. Tan solo era necesario saber cuáles eran comestibles y cuáles serían venenosas. Pero los conocimientos de la chica ya la hacían distinguir algunas que eran comestibles. Y por otro lado, la llegada del frío invernal hacía que comenzaran a poderse encontrar algunas verduras formadas principalmente por la raíz de la planta, que podían resistir la nieve al permanecer enterradas cuando la nieve cayera.
Todos esos ingredientes resultaban en una buena base para preparar una sopa calentita y sabrosa para alimentar el cuerpo y el espíritu en esa época que comenzaba a llegar. Mientras Yuta buscaba los ingredientes que tirar al saquito que llevaba consigo, no podía evitar pensar en los inviernos pasados, cuando acompañaba a su padre a buscar ingredientes y terminaban haciendo la olla de caldo aprovechando el fuego para escapar del frío. Incluso acababan con algunas personas que hubiera por la zona, a las cuales el monje invitaba a comer con ellos.
Pero ahora le tocaba a ella sola conseguir los ingredientes para preparar el platillo. En una situación ideal, se podría mirar de conseguir algo de carne para que fuera un brebaje más sustancioso y sabroso; pero aquel era un lujo que solo se podía dar en ciertas circunstancias especiales en las que se pudiera cazar algo.
A la mayoría no les preocuparía que la fría estación llegara, tan solo se refugiarían del frío en la aldea y sus hogares. Pero el caso de Yuta era ligeramente diferente. Su condición de vida austera y minimalista, sin ningún tutor legal o figura familiar que pudiera ayudarla, estaba suponiendo una cierta precariedad en la alimentación de la joven kunoichi.
Como su padre antes de morir le enseñó, aunque no tengamos dinero para comprar comida, los seres vivos formamos parte de este mundo y el mismo nos proporciona lo necesario para sobrevivir en cualquier circunstancia. Y precisamente la época otoñal que estaba por finalizar era muy buena para encontrar algunas hierbas y plantas comestibles, así como diversas setas y hongos. Tan solo era necesario saber cuáles eran comestibles y cuáles serían venenosas. Pero los conocimientos de la chica ya la hacían distinguir algunas que eran comestibles. Y por otro lado, la llegada del frío invernal hacía que comenzaran a poderse encontrar algunas verduras formadas principalmente por la raíz de la planta, que podían resistir la nieve al permanecer enterradas cuando la nieve cayera.
Todos esos ingredientes resultaban en una buena base para preparar una sopa calentita y sabrosa para alimentar el cuerpo y el espíritu en esa época que comenzaba a llegar. Mientras Yuta buscaba los ingredientes que tirar al saquito que llevaba consigo, no podía evitar pensar en los inviernos pasados, cuando acompañaba a su padre a buscar ingredientes y terminaban haciendo la olla de caldo aprovechando el fuego para escapar del frío. Incluso acababan con algunas personas que hubiera por la zona, a las cuales el monje invitaba a comer con ellos.
Pero ahora le tocaba a ella sola conseguir los ingredientes para preparar el platillo. En una situación ideal, se podría mirar de conseguir algo de carne para que fuera un brebaje más sustancioso y sabroso; pero aquel era un lujo que solo se podía dar en ciertas circunstancias especiales en las que se pudiera cazar algo.