Rango D (auto-narrada) - De patrulla por el parque
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Última modificación: 20-12-2023, 12:28 AM por Sayuri. Razón: Correcion entre parrafos.
La tarde inició con la lluvia cayendo suavemente, un ballet líquido que teñía el ambiente del parque en un manto grisáceo y melancólico. Hana y yo, en nuestra primera misión conjunta, nos adentrábamos en el vasto parque encomendado para nuestra vigilancia. En silencio compartíamos el anhelo de demostrar que juntas éramos capaces de alcanzar grandes alturas y, más allá de las miradas ajenas, nos unía una firme convicción en contra del imperio.

Las gotas de lluvia, como notas musicales, generaban un suave murmullo que se entremezclaba con el susurro de los árboles y la difusa luz del día que se perdía entre las nubes grises. A pesar de que la aldea se había acostumbrado a los diluvios diarios, esta vez la lluvia parecía teñir el paisaje con un encanto especial. Nos movíamos con sigilo entre los árboles, aguzando nuestros sentidos ante la posibilidad de algún peligro inesperado. Aunque el diluvio ya era parte de la rutina diaria, muchos preferían refugiarse en sus hogares, renunciando a la posibilidad de disfrutar de la naturaleza en su plenitud.

El terreno, ahora convertido en un fango resbaladizo, desafiaba cada uno de nuestros pasos. La lluvia persistente no solo afectaba el suelo, sino que también se convertía en una barrera natural para aquellos menos aventureros. Nuestro avance se volvía cauteloso y vigilante, anticipándonos a las posibles precipitaciones que el clima caprichoso podía desencadenar. Hana, con su destreza innata para el sigilo, danzaba entre las gotas de lluvia con gracia. Por mi parte, la visión se veía limitada por las gotas que se deslizaban por mi rostro, añadiendo un matiz de desafío visual a nuestra travesía.

Repentinamente, captamos la atención de un grupo de niños, unos cinco alborotando cerca de un estanque. La lluvia no lograba apaciguar su entusiasmo, y al acercarnos, descubrimos que estaban tratando de rescatar a un pequeño gato atrapado en un árbol caído sobre el agua. La escena, más allá de la ternura, albergaba peligros potenciales para los pequeños aventureros. Aunque la lluvia persistente no disuadía su ímpetu, era imperativo que interviniéramos para evitar un desenlace desafortunado.

"¡Alto, cuidado chicos!" Exclamó Hana, elevando la voz por encima de la lluvia. "¿Qué están haciendo? ¡Eso es peligroso!"

Los niños se detuvieron y nos miraron con sorpresa junto a sus ropas empapadas. Un pequeño aventurero, con un sombrero que delataba sus aspiraciones, señaló hacia centro del estanque. "¡El gatito se quedó atrapado! Queremos ayudarlo."

Hana, con una sonrisa que se dibujaba como un destello de esperanza bajo la lluvia constante, se acercó a la laguna. "No se preocupen, lo resolveremos." Dirigió palabras de tranquilidad a los niños antes de regresar a mi lado para analizar juntas la complejidad de la situación. La lluvia azotaba con fuerza, agitando el agua y el árbol caído, añadiendo un grado extra de dificultad a nuestra tarea.

Con la destreza adquirida en el dominio del chakra, me preparé para afrontar la situación. Hana, preocupada por mi seguridad, me entregó una cuerda, un vínculo que sería nuestra conexión entre orillas. "Ten esto Saru, por seguridad ya sabes... y asi estoy un poco mas tranqui con lo que vas a hacer" Ajusté la soga en mi torso, concentré chakra en la planta de mis pies y me lancé hacia el desafiante escenario, no sin antes mirarla con complicidad y agradeciendole lo de la soga. La lluvia dificultaba cada paso, pero perseveré. Después de varios esfuerzos, alcancé al gato, que me recibió con arañazos de resistencia. Vi a Hana gritándome desde la orilla, sus palabras perdidas en la sinfonía de la lluvia. Tomé la cuerda y la anudé a una rama del árbol, permitiendo a Hana tirar de ella hacia la orilla.

Al concluir la operación de rescate, descendí del árbol con el gato en mis brazos. Los niños, llenos de gratitud y entusiasmo, se acercaron rápidamente, tomando al minino y agradeciéndonos efusivamente, a pesar de sus ropas empapadas. Entonces al ver como se alejaban los pequeños, decidimos que era hora de retomar nuestra vigilancia. No sin antes anotar lo sucedido y dejar en claro la situacion presente con el arbol, alguien debia de arreglar eso, pero nosotras no estabamos capacitadas para ello.

No obstante, conforme avanzábamos en nuestra patrulla bajo la lluvia persistente, nos enfrentamos a un nuevo desafío. Los senderos, ahora más resbaladizos, y los árboles con ramas inestables debido a la lluvia requerían de nuestra atención constante. Nos vimos obligadas a ajustar nuestra ruta y a prestar atención adicional para evitar posibles accidentes.  A pesar de los desafíos climáticos, Hana y yo perseveramos, reafirmando que incluso en condiciones adversas, la intervención ninja adecuada seguía siendo esencial. Al final del día, regresamos a la aldea con la satisfacción de haber superado los obstáculos naturales y haber cumplido con éxito nuestra misión bajo la lluvia que, lejos de ser un obstáculo, se convirtió en la compañera testigo de nuestras hazañas.
Pasivas
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MISIÓN FINALIZADA
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