[Viaje-Entrenamiento] Equipaje ligero
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De camino a ciudad Shukuba, una vez superado el país de los ríos y en una de las vías principales que ya se encontraban en el País del fuego, una figura vestida con taimada elegancia se encontraba sentada sobre el tronco de un árbol que, convenientemente, había ido a parar al suelo varias semanas o meses atrás... Rodeado de vegetación y con poco más que la leve distracción de contados carromatos por la vía que tenía ante él, Samuru estudiaba de un gran pergamino que tenía extendido ante él. Parecía estar sumido en su lectura, repasando conceptos básicos y avanzados de las diferencias principales entre la medicina más "pura" y aquella que él mismo había estudiado, el Ankoku, considerado por algunos un arte oscura, por otros sencillamente una rama incomprendida de la medicina... Para el titiritero, nada más que una herramienta.

La razón de su reciente interés a la hora de estudiar estos matices se basaba íntegramente en el único favor que su alumno, Yukine, le había solicitado en el primer día de su encuentro y aceptación de tutelaje, concretamente "Ayudarle a buscar algún tipo de cura para su hermana". Bien era cierto que Samuru aún ni si quiera había tenido oportunidad de observar a la muchacha, así como tampoco de informar a su nuevo pupilo de los conocimientos médicos que él mismo poseía. "No quisiera darle falsas esperanzas hasta comprender cómo podría ayudarle..." Aquel era el mismo pensamiento que había estado rondando en su cabeza aquellos últimos días y la razón por la que solo estudiaba aquellos viejos pergaminos cuando Yukine no estaba cerca... Ya que efectivamente, el joven peliblanco le había acompañado de vuelta al País del Fuego, en parte como método de aprendizaje, pero principalmente porque era un destino común para ambos.

En este caso la razón de la soledad del titiritero se debía principalmente al hecho de que había enviado a Yukine al bosque a recoger algo de madera y con suerte frutos o carne para, apartados de la frondosa vegetación, hacer un poco de fuego en el que asar alguna desdichada presa. La segunda razón era, de nuevo, tener tiempo para repasar la materia médica. Originalmente Samuru ni si quiera pensaría en la opción de ofrecerle sus conocimientos oscuros como posible medida, consciente de que los mismos solían servir a propósitos muy lejanos a la sanación, pero el muchacho le había asegurado haber preguntado a los mejores médicos de Konoha, quienes no habían podido otorgarle respuesta alguna; dicho esto, ningún o casi ningún sanador oficial de la aldea iba siquiera a sopesar la opción de mandar a un paciente a consultar por otros métodos, rutas que algunos se atreverían a tachar como menos válidas, conocimientos que Samuru dominaba y que sabía que, dependiendo del mal en concreto, podían resolver en cuestión de días casi cualquier síntoma producido por el mismo... El problema consistía en que, normalmente, implicaba la búsqueda y captura de alguien "dispuesto a donar a la ciencia". Además, existía la posibilidad de que el mal concreto que atacaba a la joven desconocida no pudiera ser resuelto de esta manera.

El leve sonido de la tierra y la hierba a sus espaldas llamaría la atención del titiritero, quien con un movimiento sutil de su mano enrollaría el pergamino, haciéndolo desaparecer casi al instante y sin movimiento alguno, como si nunca hubiera estado ahí.

- ¿Has encontrado algo útil? - Girando el rostro, Samuru se encontraría con la imagen del muchacho al que había enviado al bosque, desconocedor de si este habría logrado encontrar algo de utilidad entre el frondoso cúmulo de árboles que quedaba a sus espaldas - Si no nos volverá a tocar comer arroz sin complementos y sinceramente, agradecería algo para darle sabor. En cualquier caso... - Diría agitando la mano y haciendo aparecer un pergamino de similar apariencia que el anterior, pero con contenido interno totalmente distinto - En este rato he preparado la que va a ser tu lección de hoy. Apartémonos un poco, deja la madera en el suelo y siéntate en donde bien te apetezca. Hoy nos centraremos en el aprendizaje de tu primera técnica de Fuinjutsu.
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Entrenamiento - Turno 1 | 5
Con una rodilla apoyada en el suelo, Samuru se encontraba regulando la intensidad de un pequeño horno de viaje que había sacado de uno de sus pergaminos; terminando de clavar lo que Yukine les hubiera traído como acompañamiento, para tostarlo en caso de frutos o asarlo si se trataba de carne, el maestro shinobi trataba de discernir el mejor plan de enseñanza mientras cumplía con su parte dentro de las obligaciones distribuidas como compañeros de viaje.

- Bien - Diría poniéndose en pie, dejando la comida preparándose al fuego lento y caminando hasta el lugar que Yukine hubiera elegido como reposo, para sentarse directamente a su lado, volviendo a sacar una vez más el pergamino anteriormente mostrado, esta vez desde el interior de su kimono - Ya te he hablado alguna vez del Fuinjutsu, arte que engloba entre otras cosas la primera técnica de potenciación que usamos en uno de nuestros entrenamientos. Lo principal que debes saber de esta es que, por norma general, se basa en el uso de sellos y escrituras para la realización de diversas tareas; las posibilidades son casi ilimitadas - Mientras decía aquello, extendería el pergamino, permitiendo ver el contenido del mismo. Consistía en una serie de códigos y anagramas bastante complejos, posiblemente ilegibles para cualquiera que no hubiera sido sumergido en las enseñanzas Fuin - Es importante señalar que escrituras como las que ves aquí presentes no siempre son necesarias de plasmar para su ejecución, pero siempre deberán ser conocidas. Si el ninjutsu y diversas técnicas físicas precisan en muchas ocasiones de sellos, el Fuinjutsu, además de estos, requerirá o bien representar las complejas fórmulas que lo forman, o bien tenerlas presente en todo momento en nuestras mentes. Puede sonar complicado; y seamos sinceros, lo es; pero con un poco de práctica acabarás interiorizando este proceso, casi con tanta facilidad como la detección del chakra interno en la que hemos estado trabajando los últimos días.

Alzando la vista de golpe, como si acabara de caer en cuenta de algo absurdamente crucial, Samuru miraría detenidamente al muchacho y, con la mejor de sus sonrisas acompañando lo que iba a decir, procedería a exponer el miedo que acababa de asaltar su mente - Solo una pregunta, y no te ofendas por la misma, pero... ¿Sabes leer? - Si la respuesta a aquella pregunta era negativa -algo relativamente habitual en algunos pueblos o poblaciones demasiado aislados- Samuru acabaría de encontrarse con un nuevo impedimento.
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Había recorrido un giro de guion que no había anticipado, y seguramente tampoco hubiese sido exitoso en preverlo aún si activamente lo hubiese intentado. Lo que en un inicio fue una participación más en el Coliseo Sabakugami, un intento apresurado por reunir el dinero mínimo necesario de cada mes para las necesidades de su hermana y de las propias, finalizó en el establecimiento de un acuerdo entre el dúo que iba de regreso al País del Fuego.

Yukine emprendería el viaje de regreso junto a Samuru, un hombre que se había encargado de ganar la confianza del peliblanco en un tiempo record; quizá por profesión, quizá por un don de labia con el que hubiese nacido, el resultado final no se alertaba en lo mas mínimo. Había aceptado las condiciones y ventajas que el hombre había propuesto cual cartas sobre la mesa, una oferta de tutelaje para el chico espadachín que se había visto obligado a ejercer el autodidactismo en todas sus habilidades hasta la fecha presente. No hizo falta sino una única sesión para conseguir convencerlo de cuán necesario además de útil era la mano de un maestro para moldear la arcilla en su figura adecuada, más que intentar armarla por inercia y rezar a cada deidad nombrada en papiro para que el material no se partiera en dos mucho antes de lo que empezaría a asumir su forma siquiera inicial.

Como en todo viaje de la extensión que habían asumido, el constante gasto de energía era una consecuencia infranqueable, y con ello rauda iría detrás la andanada de hambre que demandaba nutrientes para recuperar los perdidos en el ejercicio. A instrucción de su mentor, el joven albo se alejaría de la zona en la que habrían montado un improvisado campamento con el fin de utilizar su experiencia de cacería para dar con algo que les diera suficiente sustento para pasar la noche en relativa tranquilidad. Una presa, aunque fuese de las más pequeñas, que les diera suficiente abastecimiento para no tener que supeditarse a la tiranía del arroz sin condimento alguno, el verdadero asesino de toda motivación al torturar con excesiva indiferencia cada región del gusto en la lengua.

Para ello fabricó un arma rudimentaria, una gruesa rama de un árbol que afiló hasta su límite utilizando uno de sus Kunais. Una vista lejana de las más sofisticadas herramientas Shinobi, el arma servía el propósito de no destinar recursos importantes como lo podían ser Shurikens o Kunais en la captura de un animal salvaje; los bandidos no eran poco comunes en la zona que transitaban, y si bien sabía que entre su maestro y él poseían suficientes habilidades para encargarse de cualquier grupo parásito con relativa facilidad, la vida se había encargado de dejarle en claro que ninguna carta debía desperdiciarse hasta que alcanzara la situación correcta que hiciera pleno uso de toda su utilidad.

Su ausencia fue breve. Conocía los bosques en los que estaba, se aventuraba en ellos con frecuencia cada ocasión en la que una misión o contrato llegaba a la puerta de su casa y no tardaba en iniciar su pronta resolución. Sabía dónde buscar, dónde ocultarse y cuánto esperar hasta encontrar una oportunidad; su destreza a la hora de manipular armas además era destacable, incluso rudimentarias como lo era la lanza, algo que claramente tenía sobreentrenado y que Samuru se encargaba de corregir al balancear sus afinidades en la dirección correcta. Tan pronto atravesara la barrera visual de vegetación que separaba el campamento del resto del bosque, el peliblanco sería visible; la improvisada lanza montada sobre su hombro cargaría tres conejos atravesados por el cuello, uno al lado del otro, inertes y con una notable ausencia de manchas de sangre mas allá de la ya existente a la entrada de su lanza. Tres intentos, tres pequeñas vidas que acabó por mano propia. Bajo su brazo libre, un manojo de ramas que servirían como madera para mantener viva una llama, y en la mano cerrada del mismo brazo un puñado de azafrán, algo que agregar como condimento. 

-No estoy particularmente contento haciendo esto.- Suspiró tendido, exhibiendo un tono mas bajo de lo común que pronto corrigió, demostrando aceptación. -Pero al menos por mano propia puedo asegurarme que estos pequeños no sufran más de lo necesario.- Siempre había exhibido un lado débil por los animales, algo que no cambió con el paso del tiempo. A cambio, asumió desde pequeño el código del buen cazador: Tal y como la presa aportaba todo de ella, era gracias a ella que podían comer un día más. Y era su responsabilidad como el cazador honrar la vida tomada al darle el máximo provecho de lo que dejó atrás, sin excepción. 

Una de las palabras contrarias llamó su atención. -¡Oh! ¿Tan pronto?- Su pregunta, lejos de una queja, era de genuina incredulidad y un tinte de emoción en la mezcla. -¡Entendido! Soy todo oídos entonces.- Comentó, expectante. Dejó sus adquisiciones a un lado y se sentaría de piernas cruzadas en el mismo sitio, en el costado opuesto a Samuru a unos cuantos pasos del centro del campamento. 

Su atención se vertió completamente en las palabras del pelinegro, arrancando cada atisbo que pudiera recaer en su parte de los aportes al campamento; lejos de no tener interés en lo que sucedía a su alrededor, su cerebro curioso colocaba cada trozo de concentración en las enseñanzas que Samuru le ofrecía. Quería, y tan pronto escuchó la palabra "Fuinjutsu", sabía que lo necesitaría. Como un niño absorto en su juguete nuevo, sus sentidos estaban restringidos a absorber el conocimiento puesto en bandeja de plata para pronto ponerlo en práctica. 

Formulas. Escrituras. Sellos. Las palabras llegaban a sus oídos y de allí a su cerebro, pero no fue difícil entender la autentica profundidad que el tema podía alcanzar, algo que se resaltó con creces cuando el contenido del pergamino le fue revelado a gusto. Sus ojos danzaban por cada trazo de tinta, cada figura que cumplía su función como la pieza fundamental de un vocablo, pero de alguna forma conseguía evadir su comprensión total. Entendía, pero no entendía. Con la misma mecánica que leer una palabra desconocida en su propio idioma, le hizo dudar si realmente hablaba el idioma tan bien como pensaba que lo hacía, o era solo lana puesta sobre sus ojos por sí mismo para no sentirse mal ante una notable carencia de necesaria educación primaria.

-Sé leer, en mi pueblo había un pastor que me enseñó todo lo necesario. Pero esto...- Achinó los ojos, como si esta acción fuera capaz de aumentar su comprensión sobre el tópico. -...Es sorprendentemente más dificil de lo que pensé.- Rió nervioso, intentando despejar las dudas que instintivamente tomaron posesión de su mente en una fracción de segundo. Pero con la misma celeridad que llegaron, el albo pondría trabajo para despejarlas. 

Rascó su cabeza, un sutil acto nervioso en respuesta al titán invisible que era el bloqueo mental atacándolo. Aun así, de alguna manera, su cerebro consiguió evadirlo por poco y formular un vago entendimiento que intentó articular a su manera. -Es decir... ¿Es como convertir en realidad una palabra?- Una explicación vaga con demasía, pero que no tardó en complementarse. -A lo que me refiero es, ¿sería como utilizar una técnica elemental más compleja? Convertir un pensamiento, una escritura en este caso, y utilizar la energía interna para darle cuerpo y sustancia- Aunque no entendía los caracteres, podía asumir que significaban algo. Y con ello escalaría hasta dar con su propia versión de explicación del Fuinjutsu. -Lo que me hace pensar... ¿Qué sucede si erras en una parte de la formula? ¿La técnica no se ejecuta? ¿O saldría un efecto completamente distinto?- Consumido en su propio mundo, la oleada de dudas que invadieron su cabeza se permitían paso por sus conexiones nerviosas hasta verbalizarse en su boca sin consentimiento del albo. Su hiperfijación se la estaba jugando sin piedad alguna, y a pesar de todo, disfrutaba cada momento como pocos.

Estadísticas de Yukine Yoriichi
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Entrenamiento - Turno 2 | 5

Samuru sonreiría con gentileza ante la respuesta de Yukine. En caso de que la respuesta del joven hubiera sido un no rotundo, podrían haberse visto gravemente limitados en su aprendizaje, pero la falla comprensiva del espadachin parecía deberse más a la dificultad de asimilación de conceptos avanzados que a la imposibilidad de comprensión alguna. Para el titiritero, aquello implicaba que el fallo en la lección era suyo como profesor, tenía que retroceder un par de capítulos; pero antes tocaba aclarar las dudas expuestas hasta el momento.

- Veamos - cruzándose de brazos, pensaría la mejor forma de abordar aquellas preguntas sobre la formulación del fuinjutsu - Los textos, una vez transcritos o traducidos, suelen ser más parecidos a salmos o dogmas que a algún tipo de fórmula per se. Además, en caso de fallar en la inscripcion de estos sería mucho más probable que no ocurra nada, o bien que desperdiciemos chakra. Es como si en la realización de un ninjutsu básico con sellos fallara alguno de los mismos; obtendremos un resultado banal o inexistente, pero en rara ocasión nos encontraríamos con una técnica completamente distinta.

- Dicho esto, cabe aclarar que el Fuinjutsu se basa principalmente en técnicas y fórmulas de sellado. La realización de algo distinto a esto, aunque viable, pasará normalmente por algún tipo de contención, bloqueo o liberación. Por ejemplo, podríamos sellar una gran cantidad de agua y luego liberarla en forma de torrente, pero a diferencia de con el ninjutsu elemental, no podríamos extraer este elemento de la nada. - Con el pergamino en blanco aún extendido, Samuru comenzaría a dibujar durante su explicación varios símbolos en el papel (kunais, monigotes de personas, una tetera...) a los cuales rodearía con círculos de sellado, que finalmente conectaría con líneas simples - Puedes sellar o liberar objetos, personas, chakra... En ocasiones, con un círculo de contención bien situado podrás bloquear el flujo de chakra, o trastocar el mismo, con todo lo que ello conlleva. Destrucción de vínculos de chakra, limitación de ninjutsu o, como ya has conocido, potenciación del mismo. Pero esto es solo la teoría, quizás demasiado compleja sin la base... Así que empecemos por algo más sencillo; el comportamiento más básico del fuinjutsu, usado incluso por quienes no lo dominan - Un gesto teatral acompañaría a sus palabras, haciendo aparecer en su mano y aparentemente de la nada un kunai - Sellado y liberación de objetos.

Con el kunai aún sujeto, Samuru volvería a lanzar un pulso de chakra a su mano, haciendo que el arma volviera a desaparecer, para ser contenida en su pergamino básico de armamento - Esto que ves es, básicamente, una extensión de los pergaminos de sellado comprables por cualquier shinobi... Una vez comprendas su teoría básica, que ahora procederemos a explicar, podré enseñarte a canalizar los objetos de estos sin la aparatosa necesidad de tocarlos en combate - Al tiempo que señalaba los pasos aproximados a seguir, Samuru buscaría en su cintura, extrayendo el pergamino desde el que habia canalizado la técnica. Tras colocarlo en el suelo lo despegaría con un ágil movimiento, mostrando un gran número de círculos de sellado básico dibujados en el mismo. Para ser un ninja especializado en el ninjutsu, el titiritero parecía un arsenal andante.

- Vallamos paso a paso ¿Conoces estos pergaminos y su funcionamiento básico?
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Última modificación: 04-01-2024, 05:59 AM por Yukine.
Su negativa, lejos de provocar desmotivación en su maestro, a cambio ocasionó que el susodicho tomara una aproximación diferente a la teoría entregada en bandeja de plata; el tema que tomó prioridad en la conversación antecediendo el esquema normal de aprendizaje sería la resolución de dudas plagando las ideas del albo, aquellas que había exteriorizado a más que simples ideas y con las que abría un abanico de posibilidades más grande del que era ideal. Experimentar era divertido, pero era un pasatiempo que debía reservarse para el tiempo libre si quería maximizar la enseñanza en cada instancia. 

Su explicación fue clara y concisa, con el punto principal siendo lejano a todas las teorías que el joven había formulado en su cabeza en el corto transcurso de tiempo que había transcurrido desde la primera técnica de sellado que había presenciado y experimentado de primera mano. Una experiencia que seguramente quedaría marcada a fuego en la psique del chico.

Efectivamente, errar en el proceso de creación caligráfico -o imaginario, si es que la formula permanecía solo en la cabeza del Fuinjutser- de la fórmula no conllevaría a ningún rebuscado y caótico resultado cuya equivalencia solo podía encontrarse en el peor o mejor resultado de un dado de cien caras perteneciente a un popular juego de mesa.

No, en esta ocasión era más similar a aliento perdido de palabras que serían arrastradas por el viento hasta perderse: El resultado sería inconsecuente en el mejor de los casos. En el peor, tan solo alimentarías Chakra a inscripciones sin sentido que no serían capaz de entenderse a sí mismas, y por ello solo devorarían la energía vital sin producir nada a cambio.

-Entiendo. Entonces es en extremo importante conseguir dar con las fórmulas correctas si quieres conseguir un resultado, lo que le suma importancia a estudiar con insistencia cada una. Porque puedo verme a mí mismo memorizando todo a fuerza y consiguiéndolo con facilidad en un ambiente controlado... Pero lograr fabricar la fórmula cuando alguien intenta ponerte un filo o dos en la garganta debe ser considerablemente más difícil.- Y hablaba desde indirecta experiencia personal. Después de todo, incluso para una persona devota al filo y cultivadora de técnicas con la espada, la capacidad para encontrar la técnica más efectiva a una situación dada en medio de un combate era sorprendentemente difícil. Y es que los pensamientos lógicos, como las decisiones, pesaban como titanes cuando ponías al otro lado de la balanza una vida, propia o ajena.

Su mirada se desvió hacia el suelo pensativa, intentando digerir la cruel realidad de las palabras dedicadas hacia sí mismo. Ahora sin ninguna duda, la tarea frente a él había mostrado su auténtica profundidad para revelarse como un agujero sin fondo, dispuesto a aceptar nuevos contendientes capaces de desafiar sus límites en su contra. Poner a prueba cuánta era su capacidad real para tomar los conocimientos que yacían seductores al final de este metafórico tunel, pero no sin antes demandar el respectivo esfuerzo de llegar hasta ellos.

Era como una aventura que mostraba cada vez más dificultad.. un prospecto que consiguió sonsacarle una sonrisa que ni él mismo sintió dibujarse en él hasta que era muy tarde para prevenirla. Ni tampoco tenía razones para detener su aparición, en primer lugar. Estaba emocionado, y expectante de lo que traería consigo esta nueva pared que tumbaría a cabezazos si hacía falta.

Nuevamente, la explicación sobre las técnicas de sellado se resumió al punto original. Una explicación que intentaba abarcar los usos más generalizados que podías brindarle a los Fuinjutsus, en el que nombraba utilidades tan prácticas como simples en el guardado de objetos como mucho más avanzados al nivel de destrucción de vínculos de Chakra.

La última en particular llamó su atención, una aplicación que innegablemente tendría una viabilidad enorme en un combate donde su vida estuviera a juego. Y es que incluso en el escenario específico de un combatiente que utilizara estratagemas y técnicas que se basaran exclusivamente en ataques físicos, limitar la capacidad para utilizar su Chakra y el efecto que esté pudiera tener en Yukine implicaban una ventaja gigantesca. Todos los seres vivos utilizaban de ésta energia vital, y encontrar una forma de cortársela era como inmovilizar las alas de un ave. ¿Soluciones? Disponibles, aunque demasiado imprácticas.

Regresaron a la base: El sellado de objetos. Un ademán acompañó la aparición de un kunai a partir de la absoluta nada, algo que el albo contestó instintivamente con una andanada corta de aplausos en seña de impresión; no era la primera vez que lo veía, y fue completamente ignorante de este hecho hasta instantes después en los que un sobresalto acompañó su gesticulación, momento en el cual su maestro señaló el origen de la bizarra sensación de [url=https://es.wikipedia.org/wiki/D%C3%A9j%C3%A0_vu][/url]Déjà vu apoderándose de su cabeza. 

-¡Claro, los pergaminos! Suelo darle mucho uso cuando los viajes son bastante largos y sé que no necesito de mi espada en mano por ser una ruta segura. Pero nunca me molesté en aprender la teoría detrás de lo que guardaba el arma en el papel.- El joven albo, entusiasta al encontrarse con un ejemplo con el que mostraba extrema familiaridad, no tardaría en permitirse demostrar la dicha experimentada en el tono de su voz que se elevó repentinamente. 

Asintió hacia la pregunta que su maestro le realizó, procediendo a dar una mucho más detallada inmediatamente después. -Los conozco, aunque en luz de todo lo que he aprendido contigo, admito que me quedo un poco corto con la explicación avanzada.- Pausó por un momento, permitiéndose sacar una risa nerviosa para minimizar la vergüenza que experimentó a raíz de sus palabras. -Entiendo que los pergaminos de sellado utilizan una inscripción especial para guardar cantidades determinadas de objetos específicos. Desconozco el límite, tan solo sé que pueden ocupar mi limitada armería en ellas.- Entiendase por ello: Su mandoble de acero negro, una Wakizashi y las herramientas ninja que no cargara en su portakunais o portautensilios. 

-En otras palabras: Haces un sello, canalizas Chakra en la formula y el pergamino dispensa las armas contenidas que le ordenes liberar. Mas allá de eso... Me apena admitir que nunca tuve la suficiente curiosidad como para preguntar, ni tuve a una persona con el conocimiento suficiente como para explicármelo con algo más que sonidos de onomatopeyas graciosas.- Porque sí, se había topado con gente capaz de detallarte la ejecución de un Fuuton avanzado como si estuviese haciendo ruidos para entretener a un crío con problemas para dormirse tranquilamente.
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Entrenamiento - Turno 3 | 5

En el momento en que las palabras del maestro y la mente del aprendiz parecían conectar, el flujo de aprendizaje daba muestras inmediatas de estar siendo correctamente encauzado. Por cada explicación que Samuru otorgaba sobre la materia a tratar Yukine no solo asimilaba con rapidez los aspectos tratados, si no que desarrollaba su propia comprensión del mismo, desafiando así a la lección otorgada y mostrando por tanto que verdaderamente estaba entendiendo aquello que se le quería transmitir; aquello no hacía más que entregar orgullo al titiritero, pues experiencias pasadas le habían llevado a dudar de su capacidad como instructor, pero aquel joven alimentaba sus deseos de compartir los conocimientos adquiridos en sus viajes "Es una asimilación impecable y, por lo que veo, se activa principalmente con los ejemplos más prácticos. Tiene sentido, debería tenerlo en cuenta."

La explicación del titiritero al respecto de las funciones básicas del fuinjutsu y su "truco de manos" con la aparición y desaparición del kunai, producirían los resultados esperados, aumentando la curiosidad del aprendiz al respecto de esta materia y fundamentando la base de entusiasmo necesaria para que el clásico hastío, que generalmente acompañaba al proceso más básico de aprendizaje, no se apoderara de las siguientes horas que ambos shinobi aún tenían por delante. Así pues, para cuando Samuru terminara de dar las bases previas a la lección a tomar, guardaría silencio, permitiendo que Yukine desarrollara una respuesta acorde a sus conocimientos, para ver así hasta donde llegaban y por donde debía proceder con la correcta nutrición de los mismos.

Asentiría ante las primeras elucubraciones del espadachín con respecto a la funcionalidad más básica de aquellos artilugios (los pergaminos de armas) no demasiado extensas en la teoría, pero perfectamente ceñidas a la realidad que, al menos en su base, todo shinobi llegaba a dominar con respecto a aquella herramienta ninja. Se cruzaría de brazos, expectante a la continuación sobre los pasos básicos a seguir para el almacenamiento y extracción de sus herramientas; sonreiría ante la pequeña broma insertada al final de su explicación y se permitiría unos instantes de silencio para decidir el mejor cauce a tomar a partir de ese punto, sopesando la teoría que resultaba realmente importante a enseñar a partir de ese momento, para separarla de aquellos conceptos que, en su base, únicamente complicarían y desviarían la atención del verdadero problema a tratar.

- Diría que tu comprensión de la funcionalidad de estos pergaminos es, al menos en su base, correcta. Y aunque el proceso general nos llevaría a estudiar un tema más complejo e innecesario a estas alturas, sencillamente señalaré que, lo que hace verdaderamente especial a estos manuscritos, es el hecho de que sus fórmulas de sellado sean reutilizables - Decoraría aquella perla de información con una sonrisa misteriosa, queriendo plantar una pequeña semilla en la curiosidad de su alumno para que, con suerte, este mismo quisiera investigar el proceso mencionado de cara al futuro - Así que vamos a centrarnos en rellenar los espacios de la materia que nos concierne; el sellado de objetos y su paralelismo con nuestro propio ser.

Samuru arrastraría el pergamino que estaba usando para dibujar los ejemplos visuales de la lección, colocándolo en debajo y en paralelo al pergamino de sellado de objetos. Tras esto, tomando de nuevo el carboncillo que estaba usando para dibujar los ejemplos, representaría en el pergamino inferior un sello más bien sencillo - El elemento principal a tener en cuenta es el sello de objetos. En estos, podemos guardar utensilios de casi todos los tamaños, siempre que se traten de objetos materiales o no vivos; es decir, podremos guardar un cadáver, pero no a una persona... Al menos en este nivel - Trazando una flecha desde el sello, dibujaría al final de la misma un sello de manos - Como bien has indicado, es la concentración y canalización de chakra lo que nos permite sellar o extraer objetos del mismo, si bien el gasto es tan insulso que prácticamente no queda reflejado en nuestro flujo interno... Esto es debido a la gran optimización del pergamino, y donde hay optimización, existe la posibilidad de añadir nuevas funciones sacrificando energía. Volvamos al principio - Subrayando ligeramente el sello de manos, retrocedería en el pergamino hasta colocar el carboncillo justo debajo de donde inicialmente había dibujado el sello de chakra. Ahora, dibujaría lo que a grandes rasgos parecía un torso humano, en cuyo centro, representaría su núcleo de chakra con una espiral.

- Para la tarea que nos acontece, debemos pensar en el sello de objetos como una especie de equivalente a nuestro propio núcleo de chakra... Un lugar del que extraer aquello que necesitamos a cambio de un gasto fijo de nuestra energía espiritual. Esto, en el caso de nuestro cuerpo y el ninjutsu, nos dará distintos resultados dependiendo del proceso; mientras que en el caso del pergamino o fuinjutsu, el resultado ya está definido por su contenido. De modo que, y teniendo en cuenta que el objeto ha sido, a grandes rasgos, previamente convertido en chakra para su sellado... ¿Qué es lo que nos impide canalizar al mismo desde el pergamino y a través de nuestro cuerpo o vicebersa? Si somos capaces de producir hilos, cordones, bolas de energía o incluso fuego de nuestro interior... Yo diría que hacer de puente entre un elemento ya existente y nuestras manos debería de ser bastante razonable - Mientras exponía su punto, dibujaría una nueva flecha, que acabaría justo debajo del anterior dibujo del sello de manos, pasando a representar ahora el símbolo de una llama y a su lado el de un objeto - Lo único importante para poder llevar a cabo esta ecuación es aprender a vincular el sello físico - Diría mientras comenzaba rodear el símbolo del Fuinjutsu con un gran círculo, que también englobaría al que tenía bajo el mismo, el organismo de chakra - Con nuestra corriente interna. Realmente, una vez se comprende, es un proceso bastante sencillo; de hecho, es una técnica más simple que el más elemental de los Fuinjutsus básicos. Pero vallamos poco a poco. ¿Comprendes a grandes rasgos mi ejemplo? Puedes preguntar lo que quieras.
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Última modificación: 06-01-2024, 05:20 AM por Yukine.
Las elaboraciones de su maestro no tardaron en provocar que la mano del albo se posara sobre su barbilla y la frotara suave como repetidamente, una exteriorización de su estado meditativo que habría inducido exitosamente en el albo al momento de plantear la reutilización de las fórmulas de sellado presente en los pergaminos. Eso, nada más de entrada, implicaba una enorme diferencia con los Ninjutsus comunes que no fueran de naturaleza inherentemente duradera como terraformaciones provocadas por el Elemento Tierra. Así, la chispa de la curiosidad lo invadió nuevamente, pero esta vez con una dirección muchísimo mas clara.

-Eso significa que las formulas de Fuinjutsu pueden reusarse múltiples veces, aunque puedo asumir que necesitarán Chakra cada vez que necesitas accionar un efecto con ellas, ¿no es así?- Pero sus dudas no acababan ahí. Al contrario, lejos de ser una duda, tan solo era un pensamiento que se había sacado de la cabeza, cuya teoría ya podía confirmar empíricamente con la existencia de los pergaminos; con todo el tiempo que le habían servido, carecía de la capacidad para encontrar una razón por la que mágicamente la formula de sellado expiraría al día siguiente, o a la semana siguiente. Por lo mismo, había una duda que se sacó de la cabeza. -... ¿Existen fórmulas que puedan existir indefinidamente? Es decir... ¿Puedes sellar algo por una vida entera sin que salga de su contenedor?

Su mente divagó, e incluso se permitió irse a extremos mucho más salvajes, indecorosos, inhumanos incluso por la naturaleza de las dudas, o mejor dicho de las consecuencias si sus suposiciones eran acertadas. Profundos, peligrosos conocimientos que casi tuvo miedo por un instante de descubrir su verdadera respuesta, pero que eventualmente su curiosidad superó cualquier reticencia vagando en su corazón. No para utilizarlo, sino para entender el peligro hacia el que estaba caminando. La clase de poder que sus manos debían aprender a no abusar, antes de que sus capacidades lo sedujeran a actos que usualmente pensaría impensables, a falta de decir imposibles. 

-Maestro, antes de que continúes la explicación... ¿Es posible sellar personas?- Tan tajante como directo. Su expresión había asumido una seriedad innatural en el peliblanco, pero su mirada brillante demostraba que aún carecía de la malicia para recorrer el sendero con intenciones despóticas. Si debía estrellarse con un muro de realidad, mejor que fuera cuanto antes. Así, su cerebro podría procesar todo a tiempo y contaría con más instantes para asimilarlo. 

Y aunque admitía que deseaba llegar a uno de los puntos cúspide del agujero de conejo que era, no podía descuidar la lección que se le daba ahora mismo. Incluso, si su maestro decidía postergar su ansiada respuesta para después de la presente explicación, entendería y continuaría con genuina naturalidad, como si aquella densa respuesta jamás hubiese sido arrojada. 

Su atención ahora se dirigió a la explicación ilustrada. Una cadena de garabatos que relataban el proceso, contando con la suficiente fidelidad al diseño de las imágenes como para ser comprensible incluso si la parte auditiva se ignoraba completamente, pero que en este caso era increíblemente útil para volcarse todavía más en la teoría impartida. En todo el proceso asentía, lejos de ser un gesto que buscaba ocultar incomprensión, era un movimiento instintivo en señal de cuán absorto estaba su mente en lo que escuchaba y observaba.

El conocimiento entraba y se retenía cual andanada de agua hacia una esponja nueva, a tal punto que casi parecía haber intercambiado su materia blanca con la de una persona mucho más experimentada en el campo o de procesos mentales muchos más rápidos que el suyo propio. Un concepto tan sencillo como: Donde hay poco gasto, puedes permitirte gastar más para obtener un mejor resultado.

Se cruzó de brazos. Al finalizar la explicación, su cuerpo hizo cuanto pudo por procesar todo lo que sus oídos habían absorbido en señales eléctricas que su cerebro finalmente guardaría como información legible y disponible a su disposición; no sería tan sencillo como describirlo, pues la bomba de conceptos que Samuru había arrojado en su dirección era cuanto menos bíblica, la explicación de una teoría que buscaba simplificar el concepto de Fuinjutsu a una mente novata como podía ser la de Yukine. Aun así, esto estaba lejos de ser un desmotivante para su causa. Muy por el contrario, encontrar este metafórico muro en frente de él lo instaba a querer derribarlo y obtener para sí mismo las recompensas al otro lado, y vaya que quería tener esas recompensas.

-Mmm... Honestamente, me decepciona un poco de mí mismo admitir que no tengo tantas preguntas sobre la explicación.- Comentó, una forma de articular bastante peculiar; lo usual sería sentir alegría de haberlo pillado todo. -Por otro lado, tengo algunas dudas mas allá de la explicación. Por ejemplo, ¿es posible utilizar cualquier superficie como un medio para el proceso de sellado? Por ejemplo, el tronco de un árbol o la superficie de una piedra.- Inició su andanada de preguntas, y poco a poco las escaló. -¿Que ocurre con los contenidos de un sello que se rompe? ¿Solo se recomponen en su forma original y son expulsados sin daño? ¿O quizá recibirían el mismo daño que su contenedor?- Pausó un momento para tomar aire, y más importante para dar tiempo a su maestro a responder con calma cada punto aunque fuese de manera unificada. Pero era un chico tan curioso como hiperactiva, y no iba a quedarse en silencio por mucho ni suficiente tiempo.

-Y... ¿Que ocurriría con una superficie que pueda disiparse? No se me ocurre un ejemplo inmediato que dar, pero si el sello fuese plantado en una superficie que sea capaz de... "Desaparecer" o "Dejar de existir", ¿las cosas se irían en ese sello?- La creatividad del chico, como bien era sabido, estaba intrínsecamente atada a los combates. Era natural que sus primeras y más complejas preguntas se vieran relacionadas a situaciones hipotéticas con amenaza de ocurrir. Y si éstas podían convertirse en realidad, el peliblanco querría ser el primero en entederlas de antemano para prepararse de la misma manera. 

Pero su lado más gentil no tardaría en regresar, enmascarando la vergüenza de su arranque sediento por respuestas con una risa nerviosa y su mano rascando suavemente un costado de su cabeza. -¡Ah! Lo lamento, creo que se me ha ido un poco la mano con las preguntas. Demasiadas en muy poco tiempo.-
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Última modificación: 10-01-2024, 09:21 PM por Skuld Samuru.
Entrenamiento - Turno 4 | 5

No pasaría demasiado tiempo antes de que Yukine volviera a bombardearlo con múltiples dudas, potenciadas por la curiosidad y avidez de aprendizaje del joven peliblanco. De cualquier forma, postergaría la resolución de las mismas hasta el final de su propia explicación, indicándole con un gesto de mano que, si bien podía seguir preguntando sin temor alguno, le respondería todas las dudas al final de su explicación. Así pues, el momento llegaría, y tomando aire para hacer acopio de fuerzas, Samuru procedería a responder sus dudas en conjunto.

- Sobre tu primera pregunta. Algunas de estas fórmulas serán reutilizables, depende de las características de la misma... Por eso el caso de los pergaminos de sellado es tan peculiar y útil; si su uso finito estuviera reducido a uno, perderían prácticamente toda su utilidad. En cuando a las fórmulas indefinidas... - Samuru guardaría un instante de silencio mientras sopesaba la mejor respuesta para aquella segunda pregunta, pues tenía que evitar dar una contestación vaga o inconcluyente - Dependería de lo que consideres indefinido. En corto, no, nada es eterno... Incluso la... - Pero guardaría silencio, realizando un gesto vago para restar importancia a lo que estaba a punto de mencionar, consciente de que el comentario podría resultar improductivo; "Incluso la vida y la muerte pueden ser intermitentes", no era el momento para hablar del tema - Una fórmula de sellado en un hipotético caso de conservación eterna y si el ser en su interior fuera inmortal... Podría contenerlo hasta el fin de los tiempos, si, pero estas condiciones nunca se darán. A fin de cuentas, incluso si el sello pudiera ser "eterno" el recipiente no lo sería. Por que como bien ha discernido otra de tus dudas, los recipientes y contenedores pueden romperse, en cuyo caso, podrían darse distintos efectos, que dependerán en parte del método de destrucción y tipo de contenido.

Entonces tomaría un matiz más serio, dejando que se desdibujara la sonrisa en su rostro, puesto que el siguiente tema a tratar, junto a la destrucción de los sellos y las repercusiones del mismo para el "objeto" de sellado, era el de contención de formas de vida. Eran dos temas que era importante explicar a la vez, dado que la falta de entendimiento sobre los mismos podría provocar la muerte de un fuinjutser hábil y ambicioso, pero desinformado.

- Si el contenedor tiene objetos dentro y o él o su fórmula de sellado son destruidos, el contenido saldrá al exterior sin daño alguno; en caso de que solo la fórmula se hubiera destruido, el contenedor podrá verse en un estado perfecto, e incluso podría sopesarse usarlo en el futuro para contener un nuevo elemento en su interior. Como nada es absoluto en el fuinjutsu, podrían haber excepciones. Igualmente, la más importante a mencionar relativa a esta materia, sería la de el sellado de un ser vivo dentro de un contenedor vivo - Samuru guardaría unos segundos de silencio, al tiempo que volvía a centrarse sobre el pergamino explicativo, en el cual dibujaría el monigote de un cuerpo humano - A tu respuesta, si, es posible sellar animales, espíritus y por supuesto, personas. Y cabe señalar que no siempre se tratará de una acción tan atroz como podrías imaginar, si bien, la más oscura de estas acciones, sería encerrar a un ser vivo dentro de otro.

Volviendo el carboncillo sobre el monigote del pergamino, Samuru dibujaría a su alrededor varias espadas, rayos y fuego - Supongamos que te enfrentas a un enemigo imposible de eliminar. Ya sea por su gran resistencia, una alta capacidad curativa o, como cuentan las leyendas, seres eternos de gran poder que, por alguna razón, no pueden morir. En todos estos casos, el sellado sería la alternativa más eficiente para controlar el mal y si solo fuera hasta ahí... Podríamos debatir la ética de la acción, pero no su eficacia o necesidad. Ahora bien ¿por qué encerrar a un ente dentro de una persona? - Un nuevo trazo guiaría la mano de Samuru a insertar un nuevo monigote humano en el interior de aquel de mayor tamaño - La respuesta, como siempre, es bastante sencilla; poder.

Dejando a un lado el pergamino, Samuru se incorporaría, sacudiendo parte de la suciedad de sus piernas. Tras ello, caminaría hasta situarse al lado de la hoguera, aún apagada. Haciendo aparecer un cuchillo en su mano, empezaría a hacer cortes increíblemente precisos sobre la piel de los conejos atrapados, para, tras ello y con una facilidad casi absurda, despellejar a los mismos, retirándoles la piel como si se tratara de un abrigo - Al final se trata siempre de lo mismo, ¿no crees? El débil sirve como alimento del fuerte... Pero hay excepciones. Pongamos de ejemplo a estos conejos - Mientras decía aquello, pasaría al segundo animal, procediendo a realizar los mismos meticulosos movimientos que con el primero, hasta arrancarle también a este toda su piel - Eres más fuerte que ellos y necesitas comer, así que los cazas y devoras su carne... Es un método comprensible, pero ineficaz; este conejo solo va a poder darnos la energía que contiene su carne - Un tercer conejo sustituiría a los dos primeros, mientras el proceso se repetía una vez más sobre el mismo - Pero un ser vivo en realidad es mucho más que carne, huesos y vísceras... Producimos energía, algunos más que otros. ¿Te imaginas que este conejo fuera capaz de contener en su interior a un ser más poderoso que él? ¿Un oso quizás? Pese a su aspecto, sería capaz de luchar a la par con lobos y derrotarlos sin esfuerzo. A fin de cuentas, todos tenemos un circuito interno de chakra que, generalmente en nuestro abdomen, se ocupa de concentrar energía... Para los primeros que sopesaron la posibilidad del sellado de seres vivos, había una pregunta increíblemente evidente; ¿Por qué no sellar una segunda fuente de energía dentro del cuerpo? ¿Por qué no usar a los fuertes para potenciar al débil? - Una siniestra sonrisa se dibujó en el rostro del maestro - Hazme un favor y ves encendiendo el fuego.

Una vez despellejados, Samuru pasaría a eliminar las impurezas o restos externos de los mismos - Según los antiguos escritos, las técnicas de sellado de seres vivos se usaban principalmente en espíritus o bestias con colas; aunque hace bastante tiempo que no se ve ninguna de estas en los alrededores. Aquel shinobi que tenía dentro a uno de estos entes era enormemente temido por las naciones vecinas, a veces incluso por su propia nación, puesto que no solo eran guerreros de gran poder, también bombas de relojería inestables... Una sola grieta en el sello que contenía a la bestia y... - Un rápido movimiento del cuchillo sería suficiente para que las vísceras de la primera criatura salieran al exterior; momento en el que el titiritero apartaría los intestinos y demás órganos con posible toxicidad, continuando con la limpieza del animal - ¿Pero qué ocurre con el recipiente en este caso? ¿Sigue siendo funcional? Bueno... Si y no. Una tinaja de por si tenía un espacio ya existente en su interior y al vaciar su contenido nada impide volver a usarla, llenándola esta vez de algún producto distinto. Pero un ser humano no es una tinaja - Añadiría mientras repetía el vaciado intestinal en el segundo conejo y luego en el tercero - Una vez vaciado, un ser vivo pierde... Bueno, su vida. Y mientras tanto aquello que contenía, dependiendo de la naturaleza del sello, podría campar a sus anchas sin nadie para detenerlo.

Con las piezas de caza listas para ser asadas, Samuru tomaría parte del sazonado traído por Yukine, distribuyéndolo por los animales antes de volver a clavarlos en su estaca, dejando estas a suficiente distancia del fuego como para que empezaran a cocinarse - Que les dé bien el fuego, yo voy a ver si hay algún sitio en el que lavarme las manos. Asimila la lección, interiorízala y guarda para mi regreso cualquier duda sobre la misma. Para entonces, aprenderás a canalizar los objetos de un pergamino a través de tu cuerpo y hasta el exterior... Y si es posible, antes de empezar me dirás en qué se parece el concepto del sellado de seres vivos con la técnica elemental que vamos a realizar hoy.
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Varios minutos más tarde, tras haber encontrado algo de agua con la que aclararse las manos y arrancar el olor a sangre, Samuru volvería al lugar del camping. Aún faltaría algo de tiempo para que la carne estuviera lista, pero aquello solo les daba algo más de tiempo a la hora de resolver dudas y aplicar la parte más práctica de la técnica... Una técnica que, una vez dominada la teoría, era relativamente sencilla de dominar.

- ¿Y bien? ¿Qué tal tu debate mental?
HablaPensamiento | Narración
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La lluvia de preguntas cesó, y con ello su maestro no tardó en tomar el relevo de responder todas las preguntas que el albo había generado en su cabeza y prontamente exteriorizado. Con cada una de las resoluciones que Yukine recibía, la niebla mental en su cabeza se despejaba un sector a la vez, rebuscando en el agujero de conejo formado por la introducción a las técnicas de sellado que poco a poco recorría hasta su final. 

La duda resuelta que concernía a los pergaminos fue entregada sin inconveniente alguno, algo que no era difícil de notar. No obstante, la pausa generada a la siguiente pregunta provocó que el chico levantara una de sus cejas en muestra interrogante, una exteriorización gestual que demostraba buscar entender y que pronto conseguiría claridad al respecto: Entendía que era un tema complejo, no en su entendimiento sino de las delicadezas que requería él como maestro tomar a la hora de explicar lo que quería. En su mente ya había formado un intento de rompecabezas a medio armar, un vestigio de la imagen al otro lado de la incógnita que plagaba su vista mental.

Hasta que finalmente obtuvo no una suposición fabricada en su mente, sino una respuesta directa de su maestro. Su caso había sido una enorme hipótesis que colapsó sobre sí misma rápidamente, arrojando luz sobre la razón: La posibilidad de un contenedor que pudiese subsistir hasta el alba de los tiempos, y mas allá de ellos, era cercana a imposible. Por mucho que los esfuerzos para este objetivo estuvieran puestos sobre la mesa, lograr la vida eterna aún era algo que escapaba a la realidad e imaginación de quienes aventuraban ese campo con sus propios medios. Su mano rascó su barbilla con razón de hacerlo, un gesto de decepción hacia sí mismo ante el prospecto rechazado, pero no por ello no significaba que obtuvo nada: El conocimiento siguiente era la segunda mejor opción que podía pedir, y la única que esperaba en absoluta honestidad. 

Su conocimiento, o al menos una de las partes más inquisitivas que parecía tener pocos miramientos mas allá de conocer más, sintió saciedad aunque fuese por una única sesión. Encontrándose con la positiva de que era posible sellar seres vivos de todas las categorías, incluso en algunas que no había llegado a pensar -pero que lo haría, dado el suficiente tiempo y hambre por conocimiento-, una andanada de ideas se crearon en su mente y transitaron por su conciencia, supliendo el espacio vacío que había dejado la desaparición de las anteriores dudas. Quería experimentar con su nuevo entendimiento, probar las fronteras y romper el muro invisible que lo separara de la máxima extensión para caminar mas allá hasta el próximo nuevo limitante. Por supuesto, todo con la suficiente cabeza fría para no dejarse consumir por su avidez y tornarse en algo que dejara de llamarse Yukine. Y ante todo: Primero completar las bases y formarlas adecuadamente, antes de que su ambición se tornara en arrogancia buscando hacer algo cuyo núcleo aún no dominaba.

La nueva explicación, aquella en la que se expuso el ejemplo de un ser imposible de eliminar, atrajo consigo una duda importante. Una que no consiguió callar antes de que las palabras salieran de su cabeza. -¿Entonces es posible sacar poder directamente de una entidad viva sellada?- Confundido en parte pero sacándole todo el sentido posible poco a poco, se percató de la limitada vista que le había asignado a los sellos: Un medium por el cual convertir materia a energía contenida, y energía contenida a materia siempre que se siguiera una linea general de normativas. En ningún momento consideró la capacidad de tomar prestado un trozo de esta energía de una fuente ya contenida que posteriormente pudiera utilizar él mismo para sus propósitos, o incluso de utilizar una fórmula para extraer la energía en resguardo de otro ser sin necesidad de pasar por el proceso general de sellado ya explicado. Solo tomar una pizca, lo que necesitara. En cualquiera de los dos casos, un peligrosamente intoxicante atajo a una escala envidiable de poder. 

La justificación dada por medio de los conejos era clara, y aunque admitía para sus adentros que era una ideología con la que no podía familiarizarse en su totalidad, al final del día era una triste realidad imposible de evadir. Todos necesitaban comer eventualmente, y aunque los seres vivos no llegaban al mundo con el puntual propósito de ser devorados por un orden más agresivo y mejor preparado para acabar con otras vidas, servir como sustento para el susodicho era algo que ocurría no solo de manera cotidiana, sino en números con el que el peliblanco solo podía soñar o tener pesadillas, según desde qué ángulo se viera. Un trago duro de pasar, pero necesario si pretendía no vivir en laureles de su imaginación idealista.

La sonrisa siniestra llamó su atención, e incluso consiguió producir un escalofrío que recorrió su espalda, suficiente para que su cabeza abandonara su contemplación excesiva y retomara control de su cuerpo nuevamente, en un intento de resolver la tarea encomendada. -Fuego, entendido.- Comentó, aún intentando procesar en segundo plano la bomba de información que su maestro había arrojado hacia él. Curioso como fuera, no resentía ni se arrepentía de ello: Lo tomaba como una señal de confianza, y hacía cuanto podía para usar su esponjoso cerebro para asimilar todo lo que estaba a su disposición. Tanto bueno como malo, era él quien debía filtrar lo que quería integrar a su ser de lo que podía tener diferencias ideológicas.

Removió el pergamino del agarre en su cintura, extendiéndolo tan solo unos centímetros y realizando un único sello de mano para recuperar una pieza que cargaba consigo en situaciones que incluían reposo al exterior: Un trozo de pedernal bien definido, pieza que había obtenido de un aldeano en las cercanías sin reconocer el valor de venta del material, y que él mismo había reformado a lo largo del tiempo en cada oportunidad presentada para dar lugar a la figura geométrica hipperrectangular que sostenía en su mano. Dejó su pergamino a un lado y de su portakunais extrajo una de las armas mencionadas, con la que frotó el pedernal por el lado sin filo hasta que produjo varias chispas, y con ello fuego controlado en la fogata para después regresar todo a su respectivo lugar de almacenamiento. 

Las últimas explicaciones vinieron explicadas con demostraciones gráficas, algo que explicó sorpresivamente bien las consecuencias del sellado de seres con tan inimaginable poder como lo eran las bestias con cola; una falla en la fórmula de sellado, debilidad en la capacidad para sustentar el sello o inclusive la bestia consiguiendo la capacidad para poner suficiente presión en el contenedor imaginario como para romper el condicionado ambiente interno del Jinchuriki, y no solo acabaría en la remoción de vida del ser que lo contenía sino también en todos aquellos que lo rodeaba. 

Con ello, la comida que pronto los nutrirían habría quedado lista, además de toda la lección que quedaba pendiente por asimilar. Asintió mientras su mentor se marchaba en busqueda de una fuente de agua en la cual remover el resultado de la evisceración de los conejos cazados. Sus ojos estaban clavados en la fuente de luz más prominente del lugar, la fogata, mientras que su mente nuevamente se había disuelto hacia el interior de sus pensamientos para dar orden a todos los nuevos conceptos que habían sido inyectados en él. 

Admitía que tenía mil dudas al respecto, y muchas más si hablaba de los cuestionamientos con respecto a utilizar fórmulas de sellado sobre seres vivos. Las limitaciones, los usos, las posibles modificaciones e inclusive su propia capacidad para utilizar tales habilidades y deformarlas para implementar conceptos nuevos que pudieran agregarse al conocimiento general de la maestría. 

Sus ojos se entrecerraron, y pronto cerraron del todo, mientras que la explicación se convertía en imágenes sobre el fondo negro que era privarse de su propia vista temporalmente por medio de sus párpados. Recorría una tras otra, avanzando como si repasase la lección escrita sobre una pizarra antigua una y otra vez, hasta que finalmente culminó en una acción que no compartió palabra alguna. Por primera vez su mente no jugaba en su contra, sus emociones múltiples no entorpecían sus pensamientos, sino que trabajaban en una envidiable armonía sincronizada para facilitar todo el trabajo necesario para la realización correcta del proceso. 

Su mano nuevamente fue al pergamino de sellado donde llevaba la parte más demandante de espacio de su equipo, pero esta vez extendió una enorme porción de éste, revelando el recorrido de las fórmulas a lo largo del papel hasta que tenía una clara vista panorámica de los jeroglíficos en frente suyo. Removió el mismo Kunai usado para frotar contra el pedernal y, clavándolo en el suelo, empezó a imitar las formulas que sus ojos podían apreciar; su mirada clavada en la tinta y el Kunai obedeciendo la información que su cerebro proporcionaba, sus escritos iniciales serían torpes y de poca fidelidad, pero la repetición de letras le permitió imitarlas cada vez mejor hasta que conseguía hacerlo sin dedicar siquiera su vista periférica a cada movimiento del Kunai haciendo zurcos en el suelo. Por supuesto, de momento se mantenía enteramente como un trabajo de memoria a corto plazo, pero esto le había demostrado algo importante y más que suficiente: Podía aprenderlos, si repetía lo suficiente. Y con ello, podía usar su cerebro para reproducirlos en batalla, o su memoria muscular cuando su materia blanca le fallara. 



-Creo... Creo que estoy listo para aprender la técnica de la que hablaste.- Su voz contestó a la de su maestro a su retorno, aunque con clara duda en el tono de su voz. Aún carecía del ejemplo práctico necesario para convencerse a sí mismo de que tal complejidad estaba dentro de sus optimistas probabilidades, y no era solo él dándose a sí mismo una palmadita en la espalda para motivarse a echar para adelante. 

Su personalidad quedó a tela de juicio contra sí mismo, de su orgullo y de su convicción para seguir adelante. Inspiró profundo por un momento, una pausa de algunos segundos que acompañó con un suspiro tendido. Al culminar, su mirada se levantó hacia la del pelinegro con un brillo que ya antes había demostrado. El mismo brillo cuando sostenía la espada, el mismo que se mostraba cuando aprendía algo nuevo. El mismo destello de determinación cuando su cabezonería se mezclaba con su temple mental. -No, quiero decir... Enséñame una técnica para sellar, por favor. Estoy listo.- Sus dudas estaban despejadas, producto de los antes mencionados rápidos procesos mentales del albo. Ahora solo quedaba la lección práctica.
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