Los caminos del poder era variados, y esta no era una excepción. Una mañana tranquila, fresca como correspondería a estas épocas del año, avanzaría hasta el palacio de la aldea mayor, la capital de este país.
Un sujeto de piel tan blanca como la nieve, encapuchado y vestido de blanco, como una figura espectral, se mostraba ante el palacio en donde los guardias acudieron a interceptarlo antes de que llegara a la entrada.
-¿Quién es usted y que intenciones tiene?- me cuestionó uno de los guardias.
-Quiero entrevistarme con el oficial al mando de la defensa. Quiero hablar con él-les contesté. Los guardias se vieron mutuamente y se mostraron más serios.
-¿Quién eres? ¿Porque llamaríamos al oficial al mando?- me cuestionaron.
-Verá, soy Nakai, un ninja errante y pretendo otorgarle un presente que son bandidos que han estado buscando. Es un servicio para el pueblo- les dije, extendiendo los brazos- pueden registrarme, se que necesitan hacerlo, no escondo nada.
Uno de los guardias llamó a otro, el cual llamó al capitán de la guardia, quien me revisó en persona y tras esto, me llevaron hacia un edificio lateral, no al palacio, en donde el capitán mandaría a llamar al Oficial a cargo, el sargento Mirio Yotsuki.
-Así que ¿dices traer un presente para el oficial al mando de la defensa?- me cuestionó el capitán de la guardia- ¿que es ese regalo?
-Cabezas de bandidos. Buscados en el país y que se refugian en las montañas- le repondí. Me ofrecieron a beber un poco de té frío, pero activé mi lengua que me permitía detectar aromas. El capitán se sorprendió al ver mi lengua de serpiente entrar y salir de mi boca- siento si le desagrada, sirve para saber si mi bebida tiene algo extraño... como esta, que parece que está hecha para dormirme, si no me equivoco
El capitán ordenó que retiraran el té y nos trajeran agua natural.
-Es por seguridad. Si usted intenta algo, nosotros así podríamos combatirlo con facilidad, pero veo que es precabido- dijo el capitán, levantándose de su asiento- el Oficial al mando de la defensa vendrá en unos momentos.
Tras esto, escondí de nuevo mi lengua. Los olores indicaban que había una considerable concentración de gente detrás de la puerta y alrededor mío, por fuera. De hecho, mi detección de calor me indicaba que, efectivamente, al menos treinta soldados rodeaban mi posición y, hasta los cincuenta metros que podía detectar, había otras cuarenta personas.
Una figura alta, de más de 2 metros, quizás 2.30 metros, ingresó por la puerta. Era un sujeto de tez morena pero largo cabello rubio, musculoso y con varias cicatrices en todo el cuerpo.
Sin decir nada, se sentó frente a mí y bebió agua antes de servirme. Hice una referencia.
-Señor Yotsuki Mirio, soy Nakai, un ninja errante que se ha asentado en las montañas alejadas de la ciudad... vengo a traerle un regalo- dije, pero el enorme sujeto, sólo se quedó serio, mirándome.
-Primero dígame, señor Nakai ¿porque se ha asentado en nuestro país?- me cuestionó el Oficial.
-Yo nací sin clan ni aldea y me dedico a viajar por todo el mundo en búsqueda de conocimiento-le respondí.
-¿Que clase de conocimiento?- me cuestionó, alzado una ceja.
-Médico. Pretendo encontrar la "panacea" y curar cualquier enfermedad o herida, incluso la misma vejez-le respondí.
-Es un sueño noble, loco e ingenuo...-me respondió.
-Si funciona, no importa que sea loco o ingenuo- le respondí. El oficial sólo se me quedó mirando.
-Respecto a esas cabezas que dices tener ¿donde puedo verlas?- me cuestionó.
-Déjeme invocarlas para usted-le respondí. Tras hacer unos sellos, invoqué una Odoroki no Hebi, la cual estaba llena de las cabezas de los bandidos con los que había acabado. La serpiente regurgitó decenas de cabezas hasta quedar delgada otra vez y desaparecer.
El oficial se quedó sorprendido y abrió los ojos con sorpresa. El capitán, quien observaba todo detrás de la puerta, entró también al ver que había invocado algo. Otros soldados se asomaron y mostraron desagrado y náuseas.
-Pueden verlos en sus carteles de búsqueda. Todos son ladrones, asesinos y traficantes buscados. Ingresé en las bases en su búsqueda, los embosqué durante sus tratos y los cacé uno a uno en diferentes puntos. No fue fácil, pero fue espero sea de su agrado.
El oficial al mando, al ver que sus hombres habían entrado y estar observando, con voz estruendosa les regañó y ordenó salir de ahí. Sujetó una cabeza que le parecía conocida.
-Es impresionante ¿que es lo que quieres?- me cuestionó.
-Busco servir a su guardia. Puedo ser un caza recompensas, y que me dejen asistir a algunos eventos menores de la clase alta, y que se me deje, de forma oficial, la propiedad de mi refugio.
Le entregué un documento con la descripción de las medidas y la estructura de la fortaleza que había "tomado", la cual era un nido de bandidos y traficantes mundanos.
Él leyó el documento, lo enrolló y lo dejó a un lado.
-Puedo hacer que seas un cazarecompensas, se hará de la vista gorda de crímenes menores si los justificas con tu trabajo. Voy a enviar este documento para que se hagan las escrituras de ese "pozo de ratas" abandonado, pero no te puedo permitir ingresar en los eventos de la sociedad. En vez de eso, permitiré que el Capitán Midorya Ashido te de acceso a información de los criminales y ex criminales que estén en búsqueda o sean sospechosos. Eso es lo que puedo concederte-me respondió.
Asentí con la cabeza y agradecí.
-Excelente, señor. Acepto lo que me ofrece-dije haciendo una leve reverencia.
-Perfecto. A partir de ahora cualquier cosa la verás con el Capitán de la Guardia Midorya en vez de molestarme. No creo que sea necesario que volvamos a vernos, salvo si realmente me traes otra cosa muy importante. No abuses de tus privilegios y, aunque seas médico y tengas tu "fortaleza", si haces cosas raras o ilegales serás juzgado como cualquier criminal-dijo el Oficial. Yo sólo asentí con la cabeza- es todo, me retiro a mis labores. Puedes retirarte.
Tras esto, salió de la sala y le mencionó algo al oído al capitán, quién asintió con la cabeza.
-Bien, cazarecompensas blanco, tiene lo que buscaba. Puede retirarse y cuando quiera algo hable con la guardia, no se vuelva a acercar al palacio- dijo el capitán. Tras asentir, ordenó que me escoltaran hasta la salida de la torre de guardia.
Había conseguido un poco, no mucho, pero un poco y eso me serviría para comenzar a escalar en la jerarquía del país.
Un sujeto de piel tan blanca como la nieve, encapuchado y vestido de blanco, como una figura espectral, se mostraba ante el palacio en donde los guardias acudieron a interceptarlo antes de que llegara a la entrada.
-¿Quién es usted y que intenciones tiene?- me cuestionó uno de los guardias.
-Quiero entrevistarme con el oficial al mando de la defensa. Quiero hablar con él-les contesté. Los guardias se vieron mutuamente y se mostraron más serios.
-¿Quién eres? ¿Porque llamaríamos al oficial al mando?- me cuestionaron.
-Verá, soy Nakai, un ninja errante y pretendo otorgarle un presente que son bandidos que han estado buscando. Es un servicio para el pueblo- les dije, extendiendo los brazos- pueden registrarme, se que necesitan hacerlo, no escondo nada.
Uno de los guardias llamó a otro, el cual llamó al capitán de la guardia, quien me revisó en persona y tras esto, me llevaron hacia un edificio lateral, no al palacio, en donde el capitán mandaría a llamar al Oficial a cargo, el sargento Mirio Yotsuki.
-Así que ¿dices traer un presente para el oficial al mando de la defensa?- me cuestionó el capitán de la guardia- ¿que es ese regalo?
-Cabezas de bandidos. Buscados en el país y que se refugian en las montañas- le repondí. Me ofrecieron a beber un poco de té frío, pero activé mi lengua que me permitía detectar aromas. El capitán se sorprendió al ver mi lengua de serpiente entrar y salir de mi boca- siento si le desagrada, sirve para saber si mi bebida tiene algo extraño... como esta, que parece que está hecha para dormirme, si no me equivoco
El capitán ordenó que retiraran el té y nos trajeran agua natural.
-Es por seguridad. Si usted intenta algo, nosotros así podríamos combatirlo con facilidad, pero veo que es precabido- dijo el capitán, levantándose de su asiento- el Oficial al mando de la defensa vendrá en unos momentos.
Tras esto, escondí de nuevo mi lengua. Los olores indicaban que había una considerable concentración de gente detrás de la puerta y alrededor mío, por fuera. De hecho, mi detección de calor me indicaba que, efectivamente, al menos treinta soldados rodeaban mi posición y, hasta los cincuenta metros que podía detectar, había otras cuarenta personas.
Una figura alta, de más de 2 metros, quizás 2.30 metros, ingresó por la puerta. Era un sujeto de tez morena pero largo cabello rubio, musculoso y con varias cicatrices en todo el cuerpo.
Sin decir nada, se sentó frente a mí y bebió agua antes de servirme. Hice una referencia.
-Señor Yotsuki Mirio, soy Nakai, un ninja errante que se ha asentado en las montañas alejadas de la ciudad... vengo a traerle un regalo- dije, pero el enorme sujeto, sólo se quedó serio, mirándome.
-Primero dígame, señor Nakai ¿porque se ha asentado en nuestro país?- me cuestionó el Oficial.
-Yo nací sin clan ni aldea y me dedico a viajar por todo el mundo en búsqueda de conocimiento-le respondí.
-¿Que clase de conocimiento?- me cuestionó, alzado una ceja.
-Médico. Pretendo encontrar la "panacea" y curar cualquier enfermedad o herida, incluso la misma vejez-le respondí.
-Es un sueño noble, loco e ingenuo...-me respondió.
-Si funciona, no importa que sea loco o ingenuo- le respondí. El oficial sólo se me quedó mirando.
-Respecto a esas cabezas que dices tener ¿donde puedo verlas?- me cuestionó.
-Déjeme invocarlas para usted-le respondí. Tras hacer unos sellos, invoqué una Odoroki no Hebi, la cual estaba llena de las cabezas de los bandidos con los que había acabado. La serpiente regurgitó decenas de cabezas hasta quedar delgada otra vez y desaparecer.
El oficial se quedó sorprendido y abrió los ojos con sorpresa. El capitán, quien observaba todo detrás de la puerta, entró también al ver que había invocado algo. Otros soldados se asomaron y mostraron desagrado y náuseas.
-Pueden verlos en sus carteles de búsqueda. Todos son ladrones, asesinos y traficantes buscados. Ingresé en las bases en su búsqueda, los embosqué durante sus tratos y los cacé uno a uno en diferentes puntos. No fue fácil, pero fue espero sea de su agrado.
El oficial al mando, al ver que sus hombres habían entrado y estar observando, con voz estruendosa les regañó y ordenó salir de ahí. Sujetó una cabeza que le parecía conocida.
-Es impresionante ¿que es lo que quieres?- me cuestionó.
-Busco servir a su guardia. Puedo ser un caza recompensas, y que me dejen asistir a algunos eventos menores de la clase alta, y que se me deje, de forma oficial, la propiedad de mi refugio.
Le entregué un documento con la descripción de las medidas y la estructura de la fortaleza que había "tomado", la cual era un nido de bandidos y traficantes mundanos.
Él leyó el documento, lo enrolló y lo dejó a un lado.
-Puedo hacer que seas un cazarecompensas, se hará de la vista gorda de crímenes menores si los justificas con tu trabajo. Voy a enviar este documento para que se hagan las escrituras de ese "pozo de ratas" abandonado, pero no te puedo permitir ingresar en los eventos de la sociedad. En vez de eso, permitiré que el Capitán Midorya Ashido te de acceso a información de los criminales y ex criminales que estén en búsqueda o sean sospechosos. Eso es lo que puedo concederte-me respondió.
Asentí con la cabeza y agradecí.
-Excelente, señor. Acepto lo que me ofrece-dije haciendo una leve reverencia.
-Perfecto. A partir de ahora cualquier cosa la verás con el Capitán de la Guardia Midorya en vez de molestarme. No creo que sea necesario que volvamos a vernos, salvo si realmente me traes otra cosa muy importante. No abuses de tus privilegios y, aunque seas médico y tengas tu "fortaleza", si haces cosas raras o ilegales serás juzgado como cualquier criminal-dijo el Oficial. Yo sólo asentí con la cabeza- es todo, me retiro a mis labores. Puedes retirarte.
Tras esto, salió de la sala y le mencionó algo al oído al capitán, quién asintió con la cabeza.
-Bien, cazarecompensas blanco, tiene lo que buscaba. Puede retirarse y cuando quiera algo hable con la guardia, no se vuelva a acercar al palacio- dijo el capitán. Tras asentir, ordenó que me escoltaran hasta la salida de la torre de guardia.
Había conseguido un poco, no mucho, pero un poco y eso me serviría para comenzar a escalar en la jerarquía del país.