Kaito, en los días siguientes, dedicó su tiempo a investigar los secretos oscuros de la aldea. Finalmente, el anciano shinobi retirado, un hombre cuyo pasado como ninja había quedado atrás por una tragedia personal, se acercó a Kaito con una expresión sombría en su rostro. Reveló a Kaito que su profundo conocimiento sobre el culto de Jashin se debía a una experiencia devastadora: había perdido a su propia hija ante las garras de esta secta maldita. La niña, que una vez había sido su orgullo y alegría, se había convertido en una adoradora de Jashin y escapó de la aldea, sumiéndose en la oscuridad.
La historia del anciano era un relato desgarrador de cómo una dulce niña había caído bajo la influencia de la secta y se había transformado en un ser sádico que su propio padre ya no podía reconocer. La pérdida de su hija lo había llevado a renunciar a su vida como shinobi, desilusionado con el mundo y en busca de respuestas.
Ahora, con un brillo de venganza en sus ojos, el anciano estaba dispuesto a ayudar a Kaito y a la gente de la aldea a atrapar al adorador de Jashin. Era una mezcla de justicia, venganza y la esperanza de redimir el honor de su familia lo que lo impulsaba.
Junto con el anciano, Kaito y los habitantes del pueblo idearon un plan para atraer al adorador de Jashin. La dama marina, representante de los Hozuki, se ofreció como cebo, disfrazándose hábilmente con un jutsu de transformación como una niña indefensa y vulnerable. La estratagema era atractiva para un adorador enfermo como el objetivo. El anciano lideraría la operación, con Kaito oculto y vigilante en las cercanías, listo para intervenir en el momento adecuado.
Kaito, el anciano shinobi retirado, la dama marina y los aldeanos se reunieron en la modesta sala del ayuntamiento del pueblo. Las paredes estaban decoradas con pergaminos antiguos que contaban la historia de la aldea y su relación con el santuario de los Hozuki. La tensión en la sala era palpable mientras discutían los detalles del plan para atraer al adorador de Jashin.
El anciano shinobi habló con voz firme, con los ojos llenos de determinación y un toque de tristeza por su hija perdida.
─ Hemos planeado un señuelo que atraerá al adorador de Jashin. La dama aquí presente en representación de nuestros vecinos del agua los Hozuki se ofrecerá como carnada, fingiendo estar sola, se transformará en una niña, nada más atractivo para un enfermo, y se ocultará en la granja de los Yumi -Señaló con un dedo a uno de los muchachos de la multitud antes de seguir hablando-. Kaito, estarás oculto en las cercanías y vigilante, listo para intervenir en el momento adecuado. Nuestra esperanza es que el adorador de Jashin, atraído por la presencia de la niña como lo ha hecho tantas noches, aparezca y se revele, sin saber que es parte de una trampa. Una vez lo haga, usaré todo el chakra que mi decrepito cuerpo pueda moldear y levantaré una barrera alrededor de ustedes. Muchacho, una vez la barrera esté activa estarás solo contra ese enfermo.
Kaito asintió, comprendiendo la importancia de esta operación.
─ Entiendo, pero debemos asegurarnos de que la dama marina esté a salvo en todo momento. No podemos permitir que corra peligro. También necesitaremos un plan para inmovilizar al adorador de Jashin una vez que lo atrapemos ─agregó Kaito.
El anciano asintió con aprobación y se acercó a la dama marina.
─ Estarás a salvo. Kaito estará cerca, y tan pronto como levante la barrera, me encargaré de mantenerte fuera del conflicto. Estaremos observando desde las sombras. Si algo sale mal, intervendremos de inmediato.
La dama marina, con una expresión seria, aceptó su papel en el plan, sabiendo que esta era la única forma de resolver el misterio y devolver la paz a la aldea.
El momento de la operación finalmente llegó. La dama marina, con su apariencia transformada, se adentró en la granja de los Yumi, un lugar que se había elegido cuidadosamente. Paseaba en el jardín frente al granero, aparentemente sola y vulnerable. Kaito, oculto en las cercanías, mantenía una vigilancia constante, alerta y preparado para actuar al primer indicio de peligro. El anciano, junto con los aldeanos, esperaba en las sombras en todos los rincones de la granja, cada uno armado con horquillas, preparados para el enfrentamiento si fuera necesario.
La tensión en el aire era palpable mientras aguardaban en silencio. La tranquilidad de la noche parecía un preludio ominoso a la trampa que habían preparado para el adorador de Jashin. Cada uno de ellos estaba decidido a poner fin a la pesadilla que había afectado a su comunidad y llevar al culpable ante la justicia, sin importar cuán oscuro y retorcido fuera el camino que les esperaba. La noche envolvía la granja en un manto oscuro, mientras la dama marina, transformada en una inocente niña, caminaba por el jardín. La quietud del lugar parecía eterna, y los minutos se alargaban como horas. Cada pequeño sonido se amplificaba en la mente de los presentes, aumentando la tensión.
Kaito, oculto en las sombras, mantenía su mirada fija en la figura de la dama marina. Sus ojos rojos brillaban en la oscuridad, listos para actuar en cualquier momento. El anciano shinobi y los aldeanos esperaban en silencio, con el corazón latiendo con fuerza.
De repente, un susurro del viento rompió el silencio. Un escalofrío recorrió la espalda de Kaito, y sus sentidos se agudizaron. Percibió un movimiento en las sombras, una presencia acechando en la oscuridad. Algo se aproximaba.
Entonces, emergió de la penumbra un individuo, delgado y de apariencia descuidada, un dibujo extraño en tinta roja en su frente. Era el adorador de Jashin. Su cabello oscuro caía desordenado sobre su rostro pálido y retorcido por una sonrisa sádica. Llevaba una túnica negra, y en sus manos sostenía un cuchillo alargado, oxidado y manchado por el constante uso.
La dama marina, aún transformada en niña, continuaba caminando en aparente ignorancia. El adorador de Jashin se acercó a ella murmurando una especie de rezo, su mirada llena de lujuria y sed de sangre. Pero antes de que pudiera actuar, Kaito, con una velocidad impresionante, se lanzó desde su escondite y se interpuso entre la dama marina y su atacante.
─ ¡Alto! ¡No permitiré que hagas daño a nadie más! ─gritó Kaito con determinación, su voz resonando en la noche.
El adorador de Jashin retrocedió sorprendido por la aparición repentina del joven marionetista. Pero su sorpresa se convirtió en una risa maniaca, y con un gesto rápido, arrojó su cuchillo hacia Kaito. El arma brilló en el aire antes de que el marionetista pudiera reaccionar.
En ese momento crítico, el anciano shinobi retirado, quien había estado observando desde las sombras, apareció de la nada y bloqueó el cuchillo con su horquilla, desviándolo hacia un lado. La hoja se clavó en un tronco cercano, resonando en la noche.
─ ¡No dejaré que lastimes a nadie más! ¡Tu oscuridad no prevalecerá! ─gritó el anciano con determinación mientras se enfrentaba al adorador de Jashin.
La dama marina, transformada en niña, observaba con asombro y miedo. La lucha estaba a punto de comenzar en serio.
El anciano shinobi retirado se enfrentó al adorador de Jashin con ferocidad, cada movimiento de su horquilla era preciso y calculado. A pesar de su avanzada edad, demostraba una destreza impresionante, luchando con la fuerza de la venganza y la determinación de proteger a la aldea de la amenaza del oscuro adorador. Incluso a ojos de Kaito parecía que el anciano comenzó a dominar el combate al punto que en un movimiento rápido consiguió atravesar el pecho del sectario. Una sonrisa se dibujo en el rostro del anciano, pero Kaito sabía que no era el fin. EL Jashinista como si la herida no representara ningún problema se movió ágilmente pateando al anciano lejos mientras tomaba la horquilla sacándola de su propio pecho en una risa desecajada.
Tan pronto como el anciano cayó al suelo realizó una rápida sucesión de sellos de manos, al hacerlo, una especie de muros formados por chakra puro rodearon a Kaito y al Hozuki corrupto a modo de una prision cuadrada.
Kaito, por otro lado, se preparó para un enfrentamiento directo con el adorador de Jashin ahora que estaban solos.
El adorador en medio de su risa maníaca, sacó una serie de sellos explosivos y los arrojó hacia Kaito, los sellos explotaron en un estallido de chispas y humo. Sin embargo, Kaito se movió con agilidad y logró evitar la explosión, desplegando a dos de sus creaciones de madera, marionetas humanoides de apariencia aterradora.
Ambas se abalanzaron contra el Hozuki, pero el sadico hombre parecía no notar el daño, aun cuando las monstruosas figuras de madera haciendo uso de todo tipo de armas conseguian despdezar el cuerpo del hombre, el asesino simplemente se transformaba en agua tal y como lo hacia la dama marina evitando así todo el daño y recuperándose de las posibles heridas.
La dama marina, transformada en niña, observaba con preocupación. Sabía que no podía intervenir directamente en la batalla, ya que eso podría ponerla en peligro. En cambio, se centró en mantenerse a salvo y en alerta para actuar en caso de que la situación empeorara.
Mis disculpas por la confusión. Aquí está la corrección:
La batalla entre Kaito y el adorador de Jashin alcanzó su punto máximo en un enfrentamiento de habilidades y estrategias. El Hozuki corrupto, con su capacidad de transformarse en agua, era un oponente formidable. Creaba armas y formaciones de agua a partir de su propio cuerpo, manifestando cuchillos afilados, lanzas acuáticas y escudos líquidos para defenderse de los ataques de Kaito y sus marionetas.
Kaito, por su parte, desplegó sus marionetas guardianas con maestría, aprovechando sus hilos de chakra para controlar sus movimientos y ataques. Las marionetas humanoidas de madera avanzaban con ferocidad, tratando de golpear al adorador de Jashin y detener sus maniáticas acciones. Sin embargo, el sectario respondía con movimientos ágiles y esquivas, transformándose en agua para evitar el daño. Su risa maníaca resonaba en la noche, y su demencia era palpable.
La dama marina, oculta en la sombra, observaba con creciente preocupación. La barrera de chakra que rodeaba a los combatientes mostraba signos de debilidad a medida que la intensa lucha continuaba. Sabía que debía mantenerse lista para actuar si la situación empeoraba.
Con maestría, Kaito desató su presencia, como sí de pronto creciera dentro de la mente de su opoonente, quien no pudo entender lo que sucedia, el Chikamatsu había conseguido hacer un genjutsu sobre el adorador de Jashin. Imágenes aterradoras y perturbadoras llenaron la mente del sectario, haciéndolo revivir las peores torturas que Kaito pudo imaginar. Gritos de placer resonaron en la noche mientras el genjutsu atormentaba al adorador de Jashin.
El sectario se retorcía y luchaba contra las ilusiones, pero estaba atrapado en la mente de Kaito. La dama marina, transformada en niña, observaba con asombro y miedo mientras el genjutsu hacía estragos en el adorador de Jashin.
Finalmente, el adorador de Jashin cayó al suelo, agotado y mentalmente abrumado por el genjutsu de Kaito. Sus risas maníacas se desvanecieron en gemidos de cansancio mientras luchaba por mantener su cordura.
En ese momento crítico, la dama marina, transformada en niña, utilizó sus habilidades acuáticas para solidificar una especie de prisión en la que encerraron al adorador de Jashin. Su cuerpo quedó atrapado en una capa de agua que se volvía más densa y sólida con cada segundo que pasaba. Era una prisión acuática que lo inmovilizaba por completo.
El anciano shinobi retirado se adelantó con una vasija especial, un antiguo artefacto diseñado para sellar seres oscuros y peligrosos. La colocó frente a la prisión de agua y comenzó a entonar un antiguo canto de sellado. La vasija comenzó a brillar con un resplandor tenue, y poco a poco, el adorador de Jashin fue arrastrado hacia su interior.
Con un último grito de derrota y desesperación, el sectario desapareció por completo en la vasija, que fue sellada por el anciano con determinación.
La batalla había llegado a su fin, y la amenaza del adorador de Jashin finalmente había sido contenida. Los aldeanos miraron con alivio y gratitud a Kaito, el anciano y la dama marina, sabiendo que habían recuperado la paz y la seguridad en su comunidad.
Con el prisionero sellado de forma segura en la vasija, el anciano shinobi se dirigió a Kaito y a la
dama marina.
─ Gracias a su valentía y determinación, hemos logrado poner fin a esta pesadilla que ha afectado a nuestra aldea. Ahora, con el adorador de Jashin sellado, podemos vivir en paz una vez más.
Kaito asintió con humildad, sabiendo que habían logrado su objetivo. La dama marina sonrió con gratitud y alivio, sabiendo que había cumplido su papel en la resolución de este oscuro misterio.
La noche llegó a su fin, y el amanecer iluminó el horizonte del País de las Estrellas. La aldea, una vez sumida en la oscuridad, estaba lista para comenzar un nuevo día, libre de la sombra de la secta de Jashin.