[MISION AUTONARRADA C]"El Misterio del Ojo de la Estrella":
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Última modificación: 29-09-2023, 07:51 PM por Kaito.
El sol abrasador del desierto castigaba implacablemente a Kaito mientras viajaba en una caravana de viajeros que se aventuraba a través del vasto y árido paisaje. La arena dorada se extendía hasta donde alcanzaba la vista, y el aire caliente ondeaba en el horizonte. El marionetista había decidido unirse a este grupo de comerciantes, mercaderes y aventureros que buscaban cruzar la Gran Cordillera del Oeste, la frontera norte del desierto, para llegar al remoto País de los Osos. La caravana se movía con dificultad a través de las dunas y las rocas, mientras Kaito soportaba el calor agobiante que hacía que cada paso fuera un desafío.

El viaje a través del desierto había sido agotador. El cambio de clima era notorio, y la transición del calor asfixiante del desierto a las montañas frescas y nevadas de la cordillera era evidente. Kaito había sentido la brisa fresca del viento al ascender por la cordillera, y la vista de la nieve en contraste con el desierto quedó grabada en su memoria. A medida que avanzaba, la belleza natural de la región lo dejaba sin aliento.

Finalmente, la caravana llegó a su destino: el pequeño pueblo fronterizo conocido como el "Ojo de la Estrella" en Hoshigakure, la aldea oculta del País de los Osos. Kaito descendió de la caravana y se encontró en las afueras de Hoshigakure, una aldea que parecía ajena al bullicio de las principales naciones ninja. Las calles de tierra estaban salpicadas de edificios sencillos, y los habitantes locales llevaban una vida tranquila dedicándose a la agricultura, la ganadería y la tala de árboles.

Con el estómago vacío después del arduo viaje, Kaito decidió hacer una breve parada en una de las tabernas locales. Mientras saboreaba un platillo local, escuchó murmullos entre los lugareños. La conversación giraba en torno a un enigma que había envuelto al pueblo: la reciente desaparición de un importante artefacto histórico conocido como el "Ojo de la Estrella". Según los habitantes, esta antigua reliquia había sido robada del museo local sin dejar rastro alguno.

Intrigado por la historia y deseoso de contribuir a la comunidad, Kaito decidió investigar el misterio del "Ojo de la Estrella" en Hoshigakure. Se levantó de su asiento en la taberna y se encaminó hacia la oficina del jefe de seguridad de la aldea, un experimentado ninja de unos cuarenta años. Allí, se presentó ante el ninja y expresó su deseo de ofrecer su ayuda para resolver el misterio de la reliquia desaparecida en esta remota aldea oculta.

El jefe de seguridad, cuyo nombre era Takeshi, escuchó atentamente a Kaito. Sus ojos experimentados evaluaron al joven marionetista mientras sopesaba la oferta de ayuda. Tras un breve silencio, Takeshi habló con una voz grave y tranquila.

─ Es un asunto delicado, y la seguridad de la aldea es primordial. Si estás dispuesto a ayudar, deberás ser cuidadoso y discreto. El "Ojo de la Estrella" es una pieza importante de nuestra historia, y su desaparición ha causado un gran revuelo entre los habitantes. Necesitamos recuperarlo lo antes posible. Si estás dispuesto a asumir esta misión, te recompensaremos adecuadamente.

Kaito asintió con determinación, comprendiendo la gravedad de la situación.

─ Estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para resolver este enigma y recuperar la reliquia. Pero antes de que continúe, me gustaría saber más sobre el objeto robado, cómo ocurrió el robo y si hay alguna pista que pueda seguir.

Takeshi sonrió ligeramente ante la determinación de Kaito.

─ Muy bien, muchacho. Ven conmigo, te daré los detalles y te mostraré la escena del crimen. Si decides ayudarnos y tienes éxito, recibirás una recompensa justa por tu valiosa contribución.

Ambos salieron de la oficina del jefe de seguridad y se adentraron en la aldea, Kaito siguió al jefe de seguridad, Takeshi, mientras caminaban por las calles polvorientas de Hoshigakure. La aldea tenía un aire misterioso y un tanto sombrío, como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar aislado. Pronto llegaron a su destino: el Museo Histórico de Hoshigakure, el lugar donde se encontraba originalmente el "Ojo de la Estrella".

El museo se erguía como un testigo silencioso del pasado de la aldea. Su fachada estaba adornada con relieves que representaban eventos históricos y figuras legendarias de Hoshigakure. El interior del museo estaba decorado con cuidado, con vitrinas de cristal que albergaban artefactos y objetos antiguos. El "Ojo de la Estrella" había sido exhibido en una vitrina especial en el centro del museo antes de su desaparición.

Takeshi llevó a Kaito al interior del museo, donde las luces parpadeantes arrojaban sombras inquietantes sobre las exhibiciones. La vitrina que solía albergar la reliquia estaba vacía, y un vidrio roto en el suelo indicaba el punto de acceso. Takeshi se agachó para examinar el vidrio roto y señaló hacia una huella de arrastre en la dirección opuesta.

─ Parece que el ladrón rompió el vidrio y tomó el "Ojo de la Estrella". Luego, escapó de aquí arrastrándolo hacia la salida. No sabemos si tenía cómplices o si actuó solo. Lo que sí sabemos es que nadie más resultó herido, lo que sugiere que el ladrón era hábil y quería evitar enfrentamientos.

Kaito examinó la escena con atención. El museo estaba lleno de pistas potenciales, pero necesitaría más información para resolver el misterio. Preguntó a Takeshi:

─ ¿Han entrevistado a los testigos? ¿Hay alguna pista adicional que pueda ayudarnos a seguir el rastro del ladrón?

Takeshi asintió.

─ Sí, hemos hablado con algunos testigos, pero sus relatos son inconsistentes. Algunos afirman haber visto una figura encapuchada salir corriendo del museo, mientras que otros no pudieron proporcionar una descripción. Nuestra prioridad es recuperar el "Ojo de la Estrella" de manera segura. Si estás listo, podemos continuar con la investigación y seguir las pistas que tenemos hasta ahora.

Kaito asintió con determinación, sabiendo que se avecinaba un desafío intrigante. La búsqueda del "Ojo de la Estrella" lo llevaría por un camino lleno de secretos y peligros en la aldea oculta de Hoshigakure.
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Última modificación: 29-09-2023, 11:12 PM por Kaito.
La aldea de la montaña tenía un ambiente tranquilo y apacible, como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar remoto. Las casas de madera envejecida se alineaban a lo largo de calles empedradas, y los jardines, meticulosamente cuidados, exhibían una variedad de flores y arbustos en plena floración. El canto melodioso de los pájaros llenaba el aire, y una brisa fresca traía consigo los aromas de la naturaleza circundante.

Kaito y Takeshi avanzaban con paso cauteloso por las estrechas calles empedradas de la aldea, atrayendo las miradas curiosas y cautelosas de los lugareños. La desaparición del artefacto había dejado una huella de preocupación en la aldea, y eso se reflejaba en las miradas inquisitivas que recibían.

Finalmente, llegaron al mercado local, un lugar que rebosaba de vida y color. Puestos de comida ofrecían delicias locales, desde platos exóticos hasta comidas caseras que hacían agua la boca. Artesanos exhibían sus obras maestras, y los productos locales llenaban los puestos con colores vivos y tentadores aromas. A primera vista, todo parecía tranquilo y apacible, pero Kaito sabía que debían estar atentos a cualquier indicio que los llevara al ladrón del museo.

Se acercaron a uno de los vendedores locales, un hombre de mediana edad con una expresión amable que estaba ocupado mostrando joyas y objetos antiguos en su puesto. Kaito le mostró la imagen del Ojo de la Estrella y preguntó con voz respetuosa si alguien había intentado vender algo similar recientemente.

El vendedor, un amante de la historia y las antigüedades, examinó la imagen detenidamente antes de responder. Sus ojos se iluminaron con un destello de reconocimiento.

─ No he visto nada como esto por aquí, pero podría preguntarle a algunos de mis contactos si han oído algo. ¿Pueden darme un momento?

Kaito asintió con agradecimiento, y el vendedor se retiró hacia el interior de su puesto para realizar algunas averiguaciones. Mientras esperaban, Kaito y Takeshi observaron el bullicio del mercado, tratando de discernir cualquier movimiento sospechoso entre la multitud.

Fue entonces cuando Kaito notó algo inusual en uno de los puestos de antigüedades cercanos. Entre una colección de objetos viejos, una pequeña lente de vidrio llamó su atención. La lente tenía un diseño peculiar, adornado con inscripciones en un idioma antiguo y desconocido para Kaito. Sus dedos la tomaron con cuidado, y la lente parecía resonar en sus manos como una pieza de un rompecabezas que faltaba.

Takeshi se unió a Kaito en el puesto, y ambos contemplaron el objeto con creciente intriga. Se preguntaron si este artefacto podría estar relacionado con el robo del museo y si contenía pistas ocultas sobre el paradero del ladrón.

─ ¿Crees que esto podría estar relacionado con el robo? ─susurró Takeshi, igualmente intrigado.

Kaito asintió con cautela, sintiendo que estaban cada vez más cerca de descubrir la verdad detrás del misterio. Decidieron comprar la lente y continuar con su búsqueda en el mercado, manteniendo la imagen del tatuaje y la descripción del ladrón en mente.

La conversación con el vendedor de antigüedades los llevó finalmente a un comerciante que afirmaba haber visto a un individuo sospechoso en las afueras del museo la noche en que ocurrió el robo. Según este comerciante, el hombre había llegado de una aldea cercana y había estado merodeando por el museo antes del robo. Parecía nervioso y evitaba cualquier contacto visual. Además, mencionó que el hombre tenía un tatuaje peculiar en el antebrazo, un símbolo que no había visto antes en la aldea.

Kaito y Takeshi agradecieron al comerciante por la valiosa información y se dirigieron hacia las afueras de la aldea en busca de pistas adicionales sobre el ladrón.


La pareja de shinobi se aventuró en las afueras de Hoshigakure, adentrándose en un paisaje que contrastaba enormemente con la bulliciosa aldea. El tranquilo campo estaba salpicado de pequeñas granjas y casas dispersas, rodeadas por vastos campos de cultivo. El aire tenía un aroma fresco y limpio, muy diferente al polvo del desierto que era todo con lo que Kaito se había cruzado previamente.

Siguiendo la descripción proporcionada por el comerciante del mercado, Kaito y Takeshi buscaban a un hombre con un tatuaje en el antebrazo. A medida que avanzaban, se acercaron a un grupo de aldeanos locales que estaban trabajando en los campos. Kaito se acercó a uno de ellos, un hombre de edad avanzada que estaba ocupado recolectando vegetales.

─ Disculpe, señor, ¿ha visto a alguien que coincida con esta descripción? ─preguntó Kaito mientras mostraba la imagen del tatuaje y describía al sospechoso.

El hombre mayor dejó su trabajo momentáneamente y examinó la imagen antes de asentir lentamente con la cabeza.

─ Sí, lo vi hace unos días. Venía de la dirección de la aldea de la montaña, una aldea remota en las estribaciones de la cordillera ─respondió el agricultor con un acento local.

Kaito y Takeshi agradecieron al hombre por la información y se dirigieron hacia la dirección indicada. Parecía que estaban siguiendo la pista del ladrón hasta su lugar de origen. Mientras avanzaban por un camino de tierra que serpenteadas entre colinas, el terreno comenzó a inclinarse hacia las montañas.

El clima también cambió notoriamente a medida que se acercaban a la cordillera. El sol del mediodía les proporcionaba calor, pero la brisa fresca de la montaña comenzó a enfriar el aire. Kaito se estremeció ligeramente y ajustó su abrigo antes de continuar.

A medida que se internaban más en la zona montañosa, notaron un aumento en la flora y fauna. Árboles altos se alzaban en el horizonte, y podían escuchar el sonido del agua corriendo de un arroyo cercano. Se detuvieron brevemente para beber agua y tomar un respiro, conscientes de que la búsqueda podría volverse más desafiante a medida que se adentraban en la aldea remota.

Finalmente, avistaron la aldea de la montaña en la distancia, una colección de casas modestas y una única posada. Parecía un lugar tranquilo y apartado, rodeado de bosques frondosos. Kaito y Takeshi se prepararon para adentrarse en la aldea y buscar al sospechoso del tatuaje.

La aldea de la montaña tenía un ambiente tranquilo y apacible, como si el tiempo se hubiera detenido en ese lugar remoto. Las casas de madera envejecida se alineaban a lo largo de calles estrechas y empedradas, rodeadas por jardines cuidadosamente mantenidos. El sonido de los pájaros cantando llenaba el aire y una suave brisa hacía que las hojas de los árboles susurraran en un agradable coro.

Kaito y Takeshi se adentraron en la aldea con cautela, sus ojos aguzados en busca de cualquier señal del sospechoso. Preguntaron a los lugareños locales si habían visto a alguien con el tatuaje en el antebrazo, pero la mayoría negó con la cabeza, afirmando no conocer a ningún forastero reciente.

Decidieron dirigirse a la posada del lugar, un edificio de dos pisos con un tejado de tejas rojas. Al entrar, fueron recibidos por la cálida luz del sol que se filtraba por las ventanas, iluminando una habitación con mesas de madera pulida y sillas de aspecto cómodo. El aroma tentador de comida casera flotaba en el aire, tentándolos después de su largo viaje.

Se acercaron al mostrador donde un posadero de mediana edad estaba ocupado limpiando vasos. Kaito le mostró la imagen del tatuaje y preguntó si había visto a alguien con ese símbolo.

El posadero frunció el ceño mientras examinaba la imagen y finalmente asintió.

─ Sí, creo haberlo visto. Hace unos días, un forastero llegó aquí. No hablaba mucho y mantuvo su rostro oculto bajo una capucha, pero recuerdo ese tatuaje en su brazo. Se quedó una noche y luego partió hacia las colinas del norte ─respondió el posadero, señalando en la dirección que debían seguir.

Kaito y Takeshi agradecieron la información y se dirigieron hacia el norte, saliendo de la posada y adentrándose en un sendero que los llevó más profundamente en las montañas. A medida que avanzaban, el terreno se volvía más accidentado y la vegetación más densa.

Finalmente, llegaron a un área boscosa donde el susurro del viento a través de los árboles era la única banda sonora. Kaito sintió que estaban cerca de su objetivo y mantuvo su guardia alta. Poco después, vieron una pequeña cabaña en medio del bosque, con humo saliendo de su chimenea. Parecía ser la única estructura en kilómetros a la redonda.

La cabaña en medio del bosque emanaba un aura misteriosa mientras Kaito y Takeshi se aproximaban con cautela. El humo que se elevaba desde la chimenea insinuaba que alguien estaba dentro.

La luz del sol se filtraba a través de las hojas del bosque, creando un juego de sombras en el interior de la cabaña. Kaito y Takeshi observaron las sombras en busca de algún indicio de movimiento.

Fue entonces cuando notaron una figura encorvada junto a una mesa en el interior. Parecía estar examinando algo minuciosamente. El ladrón estaba allí, y tenía el tatuaje en el antebrazo que los había guiado hasta este lugar.

Manteniéndose ocultos entre los árboles, Kaito y Takeshi se prepararon para acercarse sigilosamente. A medida que se aproximaban, pudieron escuchar el sonido de murmullos procedentes del interior de la cabaña.

El ladrón hablaba consigo mismo mientras inspeccionaba un objeto que había sacado de una bolsa. Sus palabras eran ininteligibles en un principio, pero a medida que se acercaban, Kaito pudo discernir algunas frases.

─ ...el poder de la Estrella... debo desbloquearlo... ─murmuraba el ladrón con urgencia.

Kaito intercambió miradas con Takeshi, confirmando que estaban en el lugar correcto y que el artefacto robado estaba presente. Decidieron esperar un momento adecuado para confrontar al ladrón y recuperar la reliquia.

Dentro de la cabaña, el ladrón seguía absorto en su tarea, ajeno a la presencia de los dos shinobi que acechaban en la penumbra del bosque. El momento de la verdad se acercaba, y Kaito estaba decidido a recuperar el "Ojo de la Estrella"
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Kaito y Takeshi, ocultos entre los árboles del bosque, observaban con detenimiento al ladrón dentro de la cabaña. Este individuo parecía absorto en su tarea, rodeado de objetos extraños y antiguos que reforzaban la idea de que el "Ojo de la Estrella" se encontraba allí. Pero no había señales de que estuviera dispuesto a entregárselos fácilmente.

Después de un breve intercambio de miradas con Takeshi, Kaito trazó un plan en su mente, consciente de que la confrontación sería inevitable. Se giró hacia su compañero, asintiendo con determinación para indicar que estaban listos para actuar.

Con sigilo, se movieron hacia la cabaña, esquivando ramas y hojas secas en su camino. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Kaito se adelantó, acercándose a la puerta de la cabaña. Sus hilos de chakra estaban listos para cualquier eventualidad.

La puerta se abrió de golpe, llenando la cabaña de luz y sorprendiendo al ladrón en su interior. Sus ojos eran una ventana a su obsesión, centelleando con una pasión desenfrenada mientras miraba el artefacto con avidez.

─ No intentes huir ni hacer ningún movimiento sospechoso. Estamos aquí por el "Ojo de la Estrella" ─advirtió Kaito, su voz firme y decidida.

El ladrón, en lugar de bajar lo que tenía en las manos, lo levantó aún más alto, mirando el artefacto con una especie de devoción enfermiza. Era como si el objeto tuviera un control sobrenatural sobre él.

─ No puedes entender... la belleza de la Estrella. Ella me habla, me guía. No puedo entregártela. No, no puedo ─murmuró el ladrón, con voz entrecortada por su obsesión.

Takeshi, consciente de que la situación se complicaba, mantuvo su posición detrás de Kaito, listo para intervenir si la confrontación se volvía violenta. Pero Kaito, en lugar de aumentar la presión, optó por una aproximación diferente.

─ Entendemos que este objeto es importante para ti, pero no sabes qué peligros puede desencadenar. Déjanos llevárnoslo para asegurarnos de que no cause más daño. Te prometo que lo trataremos con respeto ─ofreció Kaito, tratando de apaciguar la obsesión del ladrón.

El ladrón vaciló por un momento, sus ojos todavía clavados en el "Ojo de la Estrella". Era evidente que estaba luchando internamente entre su deseo de retenerlo y la lógica de las palabras de Kaito. La confrontación estaba en un punto crítico, y el desenlace dependía de la decisión final del ladrón obsesionado.


Kaito, enfrentándose a la obstinación del ladrón obsesionado con el "Ojo de la Estrella", sabía que debía tomar medidas drásticas para recuperar el artefacto antes de que causara daño. La oscuridad de su mente se manifestó en su expresión, sus ojos rojos destellaron de una manera siniestra y su sonrisa se torció en una mueca macabra.

El joven marionetista, hábil en el arte de los genjutsus, desató su chakra de manera ominosa. El ladrón, sin sospechar la pesadilla que se cernía sobre él, continuó sosteniendo el objeto con mirada obsesionada.

Kaito extendió  sus Brazos realizando una rápida sucesión de sellos de manos frente del ladrón absorto en sus pensamientos, de pronto una mirada hundida en un toque gélido hizo que el hombre soltara un grito ahogado. En un instante, el ladrón quedó atrapado en un abismo de pesadillas que Kaito tejía a su alrededor.

Dentro de la ilusión, el ladrón se encontraba en un mundo retorcido y aterrador.dentro de su propia cabaña un paisaje de dibujaba  Los cielos estaban llenos de nubes negras que arrojaban una lluvia de sangre que empapaba su piel y ropa. El suelo bajo sus pies se desmoronaba en un abismo sin fin lleno de serpientes monstruosas que se retorcían y se enroscaban alrededor de él.

Gritos y lamentos llenaban el aire, mezclándose con el susurro siniestro de las serpientes. Las ilusiones se volvieron más horripilantes a medida que avanzaba, mostrándole imágenes de sus seres queridos sufriendo torturas inimaginables, rostros distorsionados por el dolor y el terror.

El ladrón, completamente a merced del genjutsu de Kaito, temblaba de miedo y horror. No podía discernir la realidad de la ilusión, y su cordura comenzaba a resquebrajarse bajo el peso de las pesadillas. Kaito, en su faceta más macabra, seguía tejiendo el tapiz de su tormento, utilizando sus habilidades para sumergirlo en un abismo de sufrimiento.

─ Ríndete... y la pesadilla puede terminar ─susurró Kaito con voz sombría, como un verdugo implacable.

La ilusión continuó, sus horrores incesantes, mientras Kaito mantenía al ladrón atrapado en un mundo de oscuridad y tormento, forzándolo a enfrentar imágenes de pesadilla sin cese alguno, después de todo el ladrón nisquiera un ninja, que oportunidad tenía de defenderse. La obsesión del ladrón por el "Ojo de la Estrella" se convirtió en su propia maldición, y Kaito no mostraba piedad alguna mientras extraía la reliquia de sus manos.

El ladrón, en un último suspiro de rendición, finalmente soltó el artefacto y cayó al suelo, temblando y balbuceando incoherencias. Kaito, con una mirada fría  recogió el "Ojo de la Estrella" y salió de la ilusión, dejando al ladrón en su propio abismo de horror

Takeshi, el encargado de la seguridad del pueblo, apenas conocía a Kaito. Solo habían compartido unas pocas palabras desde que Kaito llegó al pueblo por casualidad. Mientras caminaban de regreso al pueblo después de recuperar el "Ojo de la Estrella," Takeshi decidió abordar el tema que había estado rondando su mente.

─ Kaito, lo que hiciste allá... Fue extremo, incluso para alguien que acaba de llegar como tú. Estoy seguro de que tenías tus razones, pero...

Kaito asintió, comprendiendo las dudas de Takeshi. Aunque no se conocían bien, Takeshi era el encargado de la seguridad del pueblo y tenía la responsabilidad de cuestionar las acciones de cualquier forastero, especialmente si eran tan drásticas como lo que acababa de presenciar.

─ Tienes razón, Takeshi. Fue una medida extrema, y entiendo por qué estás preocupado. Pero estaba convencido de que era la única forma de recuperar la reliquia antes de que el ladrón hiciera algo irreparable con ella. Mi deber como shinobi es proteger a la gente y preservar el equilibrio, incluso si eso significa enfrentar la oscuridad ─respondió Kaito, su voz llevaba un rastro de pesar.

Takeshi suspiró, aceptando la explicación de Kaito aunque aún tuviera reservas.

─ Entiendo, Kaito. A veces, la determinación puede llevarnos a tomar decisiones drásticas. Sigamos adelante, pero recuerda que la seguridad de nuestro pueblo es mi responsabilidad, y estaré vigilante ─dijo Takeshi con un tono de advertencia, aunque también mostrando respeto hacia el viajero.

La conversación continuó mientras regresaban al pueblo, con Kaito y Takeshi explorando sus diferencias y llegando a un entendimiento mutuo. Finalmente, llegaron al pueblo y entregaron el "Ojo de la Estrella" a las autoridades locales, quienes agradecieron la valiosa ayuda de Kaito. Después de todo, Takeshi y Kaito eran dos individuos con diferentes perspectivas pero un objetivo común: la protección del pueblo.
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