Última modificación: 08-09-2023, 06:49 PM por Riku Ashira.
Viendo el éxito que había tenido en las misiones anteriores, esta vez las autoridades de la Tierra le asignaron una misión un poco más compleja, o al menos, un poco más interesante que las anteriores. Quizás no haría falta que use sus habilidades shinobi para la misma, pero el hecho de que reconocieran que Riku estaba apto para una misión C era ya algo de destacar. Esta misión no era a la mañana como las demás, si no que el ricachón que debía cuidar llegaba del País de las Aguas Termales a eso de las 2 o 3 de la tarde, así que a las 13:30, Riku se fue a las puertas de la aldea. Se acercó a la caseta de control, donde un Jounin un poco dormido contestó a su pregunta ~No, aún no se han registrado ingresos desde el País de las Aguas Termales.~ Riku suspiró, al menos no habían llegado temprano y empezado sin él, lo cual, más allá de no ser su culpa, implicaba que la misión quedaba automáticamente fallida para él, ya que no estaría cuidando al ricachón desde su ingreso a la aldea hasta su ingreso al hotel un tiempo después. Se sentó en un pequeño banquillo que había allí, cerca de la puerta de ingreso. Se puso a jugar con su arcilla, que más allá de ser explosiva, no lo era si él no lo decidía. Hizo un pequeño gorrión, que arrojó al suelo y antes de que siquiera tocara el piso, una pequeña nube de humo y un *pof* hicieron que el gorrión tomara un tamaño idéntico a un gorrión real. Éste voló hacia un grupo de gorriones que había en un árbol cercano y se puso a jugar con los demás. Riku se entretenía mirándolo, viendo si los demás gorriones lo aceptaban... Tal parecía que sí. Luego de un rato así, escuchó unos pasos resonantes en el túnel que daba a la puerta de la aldea. Se incorporó y miró a través de él, y vio un gordo con pinta de millonario, seguido por dos ninjas de una aldea que no logró reconocer. Se acercaron a la caseta en la que estuvo Riku minutos atrás, y firmaron unos papeles. Cuando hicieron esto, los ninjas fueron escoltados hacia las afueras de la aldea, quedando el millonario solo, y Riku se acercó a explicar sus intenciones. ~Buenas tardes, soy Riku Ashira, he sido asignado por el Tsuchikage para su protección personal en la aldea por el día de hoy. Mi trabajo consta de cuidar de usted durante su recorrido por Iwagakure y lo que desee hacer durante el mismo, hasta su check-in en el hotel.~ luego de decir esto, hizo una pequeña reverencia -órdenes directas del que le asignó la misión- y se incorporó lo más derechito que pudo. A lo lejos, venía corriendo un tipo hacia ellos. Riku sabía que había una tercer persona implicada en la misión, así que no se preocupó demasiado por el hecho de que un tipo viniera corriendo desesperado directamente hacia el magnate, pero sí se puso delante de él, sólo por si acaso. El tipo llegó, se detuvo enfrente de ellos, se quedó jadeando por el cansancio unos segundos y se incorporó, a lo que hizo una reverencia enseguida ~¡Mis más sinceras disculpas por la tardanza! Soy el emisario del Tsuchikage, le doy la bienvenida en nombre de él a la Aldea de Iwagakure. Lo estaré acompañando durante todo el recorrido por la aldea.~ se incorporó de la reverencia, la cual mantuvo durante todo el breve discurso. Luego de esto, extendió la mano indicándole el camino al ricachón, y empezaron a caminar por las avenidas concéntricas de la Aldea. El emisario iba explicándole la historia de cada edificio interesante por el que pasaban, cosa que también era interesante para Riku ya que él no se había criado allí. Luego de una hora y media caminando, el gordito quiso parar en un ramen-ya a beber algo y a reponer energías... aunque parecía que no le hacía falta. Tanto el emisario y Riku fueron invitados cordialmente a comer lo mismo que el ricachón, que parecía tener alma de aristócrata. Luego de pagar y retirarse, caminaron un tanto más, ya tomando rumbo hacia el hotel donde iba a alojarse el magnate: un hotel imponente, lujoso y que destacaba sobre la vibra rústica y rocosa del resto de la aldea. El ricachón los saludó y se retiró, y Riku sacó un pergamino que el emisario firmó rápidamente, y se retiró tan rápido como había venido. Su primera misión C había sido más sencilla que algunas otras D que había tenido.
