Última modificación: 06-09-2023, 03:53 PM por Riku Ashira.
A eso de las 20:30, Riku aprovechaba alguno de sus ingresos como ninja para comer en algún sitio. Siempre había lugares económicos en la aldea que le permitían cenar por unos cuantos ryos, y sin dejar de lado el sabor también. Ahora mismo se dirigía a uno de esos lugares: Una especie de bar y restorán entallado en la caliza de la pared de un viejo túnel, que al ser meramente de tránsito sin muchos locales alrededor más que algunas ronroneantes máquinas expendedores, tenía un público más bien selecto. Podría decirse que uno no elegía a "La raíz extendida", si no que el establecimiento te elegía a tí. Ya llegando al túnel, pasó por al lado de dichas máquinas, que emplazadas como guardaespaldas en la entrada de un lugar muy refinado, escondían y protegían el túnel que finalmente llevaba al bar. Caminó esos pocos metros, y entró al bar, sonando el característico ding-dong de los comercios de Iwagakure. Un gong sutil de un reloj en la pared le recordó que eran ocho y media puntuales, a la hora que solía estar allí los días que podía. El encargado, un tal Noboru, hacía la típica reverencia con una sonrisa amable. Riku se sentó en una de los taburetes, y dejó su abrigo en su pequeño respaldo. "Buenas, hoy estoy algo corto de efectivo, así que será... Un tempura de raíces con un refresco de limón, por favor. Ah, y extra de salsa, por favor." Noboru terminó de tomar nota, reverenció de nuevo y colgó la nota en algo que parecía un tendedero -el comandero- e hizo sonar una campana. Rápidamente, una mujer vetusta y con abundante melena que rogaba escapar de esa cofia tomó la nota, la leyó y la colgó en su parte del "tendedero". Riku no pudo hacer más que esperar en ese bar que no tenía otro sonido más que el de la freidora haciendo ese ruido tan característico, como a lluvia, y una música ambiente muy leve, que le recordaba las épocas en su aldea natal.