Recolección de Ingredientes | Misión [Rango D]
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Lavi intentaba llamar la atención de los altos mandos de la aldea para ser tomado en cuenta para misiones más importantes debido a que desde su graduación de la academia solamente había participado en encargos de menor nivel. Y lo entendía, era un Genin y nada más por lo cual no podían encargarle una misión donde su vida corriera riesgo pues no contaba con la experiencia necesaria como para sobrevivir o llevar a cargo un trabajo de inteligencia sin ser descubierto. Aunque en el fondo quería demostrar de lo que era capaz y también ganar experiencia en el área, hacerse más fuerte e ir subiendo de escalón en escalón hasta convertirse en una leyenda para la aldea ya que era uno de sus sueños desde pequeño. Por esas razones aceptaba cualquier encargo disponible por más tonto que fuese, con el tiempo le darían otras responsabilidades y le asignarían tareas mucho más importantes.
 
Eran un poco más de las cuatro de la tarde, el sol comenzaba a bajar la intensidad con la que brillaba dando a entender que en unas horas se ocultaría para darle paso a la luna. Estaba reunido con un pequeño grupo justo en frente del edificio donde estaba el vendedor de raíces, pócimas y remedios caseros; El señor del local los había reunido en aquel lugar pues necesitaba un pequeño favor de ellos, tenía una pequeña lista de ingredientes que debían ser recolectados para un encargo y debido a su longeva edad le era imposible aventurarse como lo había hecho en tiempos pasados, por lo tanto, recurrió a la ayuda de los recientes Genin de la aldea. De hecho, el pelirrojo reconocía algunos rostros como compañeros.
 
El anciano le entrego a cada uno un papel donde había escrito lo que iban a buscar. Entre todos se pusieron de acuerdo para saber que le tocaba buscar a cada uno. En total debían buscar diez objetos por lo que se dividieron dos por cada persona. Y una vez que todos sabían lo que debían recolectar, partieron en su búsqueda para terminar lo antes posible.
 
Mientras iba corriendo por la aldea a toda velocidad, saltando por los techos para evitar toparse con los peatones de la calle, de forma que pudiera llegar más rápido; Iba revisando el papel con los ingredientes que le habían tocado, uno de ellos era una flor de loto la cual era difícil de encontrar pues crecían en lo más alto de las montañas de la aldea, estas flores eran famosas por su longevidad ya que podían germinar sus semillas después de diez siglos. Y seguramente el boticario la buscaba por sus particulares propiedades. Debía tener cuidado porque estás flores estaban ocultas en lo más profundo de las cavernas de Iwa puesto que crecen en lagunas y lugares cerrados. Cualquier extraño se perdería fácilmente en los caminos oscuros de las montañas, los corredores tenían muy poca luz y si no conocías el camino correcto podía parecerte que ibas caminando en círculos y eso en poco tiempo haría que te perdieras, por suerte el chico conocía casi todos los caminos porque de niño paso la mayor parte de su infancia explorando estas cuevas con su abuelo para conocer todos los secretos que estas mismas ocultaban y para recolectar ciertas cosas interesantes.
Bookman no tardó mucho en llegar a la entrada de la cueva donde encontraría la flor de loto que necesitaba para su búsqueda. Estaba seguro de estar en el lugar correcto ya que no era la primera vez visitando aquellas cuevas. Antes de entrar el shinobi hizo un par de sellos con sus manos y concentró chakra para crear unas pequeñas esferas redondas de fuego alrededor de su cabeza las cuales servirían como linternas para alumbrar su camino dentro de la montaña, aunque conociera el lugar como si fuese su casa debía tener precaución y no ir caminando por la vida como si nada le importara porque incluso él podía terminar perdido dentro de la cueva y eso sí que sería un enorme contra tiempo. Sin más que pensar entro directo a la oscuridad que cada paso que daba se iba iluminando, fue pasando pasillo tras pasillo hasta llegar a un lugar donde había una enorme laguna oculta por un techo lleno de estalagmitas, con sus dedos señalo una de las bolas de fuego que lo acompañaba y luego movió su brazo en dirección a la laguna, con esto ilumino por un breve momento la trayectoria de esta y pudo ver un montón de lotos que flotaban en la superficie del agua.
 
Una vez más el shinobi juntos sus manos, pero esta vez en un único sello, cerró sus ojos para tener una mayor concentración, llevo una leve capa de chakra a la planta de sus pies y la dejó allí para luego dar un paso con su pie derecho en el agua. Era complicado porque debía concentrar su chakra y a la vez enviar continuamente el mismo para no perder el equilibrio, por suerte el chico tuvo un arduo entrenamiento donde había aprendido todo lo necesario.
 
Ya sobre el agua siguió su camino hasta llegar a la mitad del lago, que era donde estaba su premio, e iluminado por sus creaciones se agacho para recoger varias muestras de estas flores enigmáticas y sagradas; Con mucho cuidado las coloco dentro de unas bolsas especiales para ellas, y una vez terminada la recolección volvió por donde vino. Era hora de continuar con la búsqueda y seguir hacia el otro ingrediente. Fuera de la cueva sacó la lista de su bolsillo para tachar el primer artículo y miró una vez más cuál sería el siguiente para saber el destino al que iría. Lo siguiente en la lista era la cornamenta de un ciervo canadiense, lo que sería una tarea complicada, estos animales eran bestias enormes y que utilizarían su fuerza bruta para defenderse en caso de sentirse en peligro, debía ser muy astuto y sigiloso para poder lograr esta tarea sin salir herido en el intento. Era difícil, pero no imposible.
 
No tardó mucho en llegar al bosque más cercano de la aldea. Este lugar era peligroso debido a la existencia de muchas criaturas salvajes, unas más grandes que otras. Por lo tanto, debía tener mucho cuidado de no encontrarse con un depredador, no porque no pudiera defenderse, sino porque podría espantar a la que era su presa pues sería muy fastidioso tener que corretear con un animal asustado dentro de la espesura del bosque. Dentro de lo más profundo el shinobi tendió una trampa para el animal, en unos arbustos dejo un poco de comida y subió a la rama más alta de uno de los arboles cercanos. Posado en las ramas tan solo quedaba esperar a que el ciervo cayera en su trampa, cuando estuviera debajo de él se lanzaría con su tantö en la mano y de esa forma acertar un golpe certero.
 
Al cabo de unos extensos minutos por fin apareció el animal el cual iba lentamente hasta la trampa, en su trompa podía ver como con sospecha olisqueaba el lugar buscando que no hubiese ningún peligro cercano, ellos tenían un olfato muy desarrollado, pero el Genin había provisto esto y antes de llegar a ese lugar había activado una técnica secreta que le permitía moverse sin dejar ningún rastro de olor ni de presencia por lo que podía decirse que estaba totalmente oculto para el animal. El muchacho esperaba pacientemente con su mano en la empuñadora del arma a que fuera el momento oportuno, y una vez cayó en su trampa y comenzó a comer su última comida con calma fue entonces que el shinobi se aventó del árbol y cayó encima de la cabeza de este y sin pensarlo dos veces enterró su puñal en el cuello del animal justo por donde pasaba una de las venas principales con lo que murió casi al instante, luego del acto sangriento el shinobi procedió a cortar sus cornamentas.
 
Al final del día todos se reunieron en el mismo edificio donde comenzaron la tarea del día. Todos llegaron algo sucios, desaliñados y con uno que otro moretón por las exigencias de sus tareas. Reunidos con el señor cada uno le fue dando la bolsa con los ingredientes que les había tocado conseguir y le hicieron entrega de las bolsas a su empleador. Y este les dio a cada uno la recompensa merecida, luego de eso cada uno se fue directo a sus hogares.
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MISIÓN FINALIZADA
recompensas

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