Comía en la hora de almuerzo con sus amigas tranquilamente, siempre fue una chica social que gustaba de la compañía más que de estar sola, era tan así que las risas del grupo se escuchaba por casi toda la academia, pero nadie prestaba atención, era de lo más normal y por suerte, nadie resaltaba pues no eran ni las más bellas del salón ni las más inteligentes, tres chicas comunes y corrientes que gustaban de hablar y chismear. Se encontraban en el patio sentadas en una banca comiendo dangos mientras los otros niños jugaban. —
Jajaja si, te imaginas que empiecen a salir esos dos juntos, serían la pareja más fea del mundo. —Las otras hicieron un gesto de disgusto arrugando sus narices afirmando. —
Sii, que horrible, no no jajaja, pero serían perfectos para el otro, jajajaja. —Parecían un grupo de chicas bastante burlistas.
Vestía con un top, que mostraba mi trabajado abdomen, de mangas largas color rojo para combinar con mi gorra. Unos pantalones con velcro color cafecito claro para permitir la movilidad a la hora de hacer ejercicio, las sandalias eran negras con un poco de tacón grueso y de complemento unas pulseras oscuras para acompañar el calzado. El cabello vino tinto lo llevaba suelto terminadas en ondas adornado por unas gafas de sol de su difunto padre.
Interrumpiendo su descanso se escuchó unas risas más fuertes no muy lejos de donde estaban sentadas, se levantó e hizo señas a sus amigas para que la acompañaran a ver lo que sucedía, habían muchos compañeros reunidos en un lugar formando una especie de círculo. Tomó a Rangiku de la mano mientras Himeko las seguía por detrás; Al llegar y ver una escena de las que más detestaba, una persona más grande y fuerte aprovechándose de uno más pequeño y débil, rápidamente el ceño se le frunció de rabia y Rangiku notaría como le apretaba más fuerte la mano, su mirada se mostró preocupada y rápidamente la tomó también con la otra mano para detenerla pues sabía que iba a salir en su rescate o algo. —
No, no lo hagas Minami, no te metas, es peligroso. —Ella la volteó a ver negando con la cabeza. —
No puedo aguantar tipos como esos. —confesó.
Y se soltó con un tirón fuerte de Rangiku y se abrió paso entre la gente hasta ponerse frente al peliazul y el grandote. —
Alto ahí, déjalo en paz, no te ha hecho nada. —Aunque eso realmente no lo sabía, asumió que se trataba simplemente de un acosador atacando a otro simplemente por ser una presa fácil. —
O llamaré a los profesores. —Porque ella no iba a pelear contra alguien el doble de su tamaño y probablemente fuerza, pero tampoco iba a dejar que abusaran de alguien frente a ella, si está entrenando es para defender a personas así, es normal meterse a defenderlo, sino de nada serviría todo ese entrenamiento que está realizando.