El coliseo estaba lleno de anticipación y emoción, mientras Juri observaba desde su asiento con un balde de palomitas en la mano. Sus ojos se centraban en los dos combatientes que se enfrentaban en el centro del escenario. Rudra, con su capa carmesí y capucha, emanaba una determinación y mistisismo palpables, mientras que Kurosame, con su expresión seria, irradiaba experiencia y cautela. — Interesante... Rudra parece la clase de persona misteriosa que guarda varios ases bajo la manga. Mientras que el tipo tiburon parece alguien calmado y experimentado, como un guerrero de cuna. —murmuró Juri para sí misma, apoyándose cómodamente en su asiento y tomando unas palomitas que se llevaba a la boca.
La joven observaba a Kurosame acercarse a Rudra con paso tranquilo, transmitiendo un aire de confianza. Sus palabras respetuosas y su deseo de aprender algo de este combate captaron la atención de Juri. — Parece un oponente interesante. No busca simplemente ganar, sino también aprender. Tiene una mentalidad abierta y un enfoque humilde. Será divertido ver cómo se desenvuelven en el combate. — Comentaba a la nada misma, o tal vez al joven que tenia a su izquierda el cual la escuchaba hablar sola y se sentia incomodo y un poco intimidado por su elocuencia. Los dos combatientes se separaron a una distancia de diez metros, listos para comenzar. El ambiente estaba cargado de energía mientras el público esperaba ansiosamente el primer movimiento. Rudra parecía concentrada y lista para mostrar su verdadero poder, mientras Kurosame mantenía su semblante sereno. La megafonía resonó una vez más en el coliseo, anunciando el inicio del combate. Juri apretó su puño ligeramente, emocionada por presenciar la confrontación.
—Aquí vamos. Que empiece el espectáculo —susurró Juri con una sonrisa en los labios. Las habilidades de Rudra con la arena eran conocidas especialmente en el Pais del Viento, y Juri esperaba ver cómo las utilizaba en este combate. Observaba con atención cada movimiento, cada gesto y cada interacción entre los dos shinobis. —¡Vamos, Rudra! ¡Muestra lo que puedes hacer! Demuestra tu verdadero potencial. ¡Tú puedes! —animó Juri a los gritos, agitando bruscamente el tazón de palomitas en sus manos, tirando varias palomitas al suelo. A medida que el combate se desarrollaba, Juri no podía evitar notar la estrategia y la astucia de Kurosame. Cada movimiento parecía medido y calculado, como si estuviera analizando cuidadosamente a Rudra y buscando sus puntos débiles. —Hmm, ese Sharkboy es un oponente formidable. Parece tener una gran comprensión de las tácticas de combate. Rudra tendrá que esforzarse al máximo para superarlo. Esto se está poniendo interesante. —
Juri se dejó llevar por la emoción del combate, animando internamente a ambos contrincantes mientras disfrutaba de sus palomitas. Podía ver la pasión y la determinación en los ojos de la arenosa joven combatiente, y eso resonaba con su propia experiencia personal. Con cada movimiento, cada técnica y cada estrategia, Juri seguía atentamente el combate, deleitándose con la habilidad y el ingenio de los dos shinobis, tanto que se termino su balde de palomitas en un santiamen y de inmediato ya le estaba comprando un vaso enorme de refresco y una hamburguesa a un vendedor ambulante. Este tipo de eventos sacaban su lado mas infantil y compulsivo a veces, sobretodo cuando estaba de buen humor. Como espectadora, sabía que estaba presenciando un enfrentamiento algo especial. Juri continuó observando, sumergiéndose en el combate mientras saboreaba su comida y bebida. Su entusiasmo y disfrute se reflejaban en su rostro, admiraba la habilidad y valentía de ambos combatientes.
La joven observaba a Kurosame acercarse a Rudra con paso tranquilo, transmitiendo un aire de confianza. Sus palabras respetuosas y su deseo de aprender algo de este combate captaron la atención de Juri. — Parece un oponente interesante. No busca simplemente ganar, sino también aprender. Tiene una mentalidad abierta y un enfoque humilde. Será divertido ver cómo se desenvuelven en el combate. — Comentaba a la nada misma, o tal vez al joven que tenia a su izquierda el cual la escuchaba hablar sola y se sentia incomodo y un poco intimidado por su elocuencia. Los dos combatientes se separaron a una distancia de diez metros, listos para comenzar. El ambiente estaba cargado de energía mientras el público esperaba ansiosamente el primer movimiento. Rudra parecía concentrada y lista para mostrar su verdadero poder, mientras Kurosame mantenía su semblante sereno. La megafonía resonó una vez más en el coliseo, anunciando el inicio del combate. Juri apretó su puño ligeramente, emocionada por presenciar la confrontación.
—Aquí vamos. Que empiece el espectáculo —susurró Juri con una sonrisa en los labios. Las habilidades de Rudra con la arena eran conocidas especialmente en el Pais del Viento, y Juri esperaba ver cómo las utilizaba en este combate. Observaba con atención cada movimiento, cada gesto y cada interacción entre los dos shinobis. —¡Vamos, Rudra! ¡Muestra lo que puedes hacer! Demuestra tu verdadero potencial. ¡Tú puedes! —animó Juri a los gritos, agitando bruscamente el tazón de palomitas en sus manos, tirando varias palomitas al suelo. A medida que el combate se desarrollaba, Juri no podía evitar notar la estrategia y la astucia de Kurosame. Cada movimiento parecía medido y calculado, como si estuviera analizando cuidadosamente a Rudra y buscando sus puntos débiles. —Hmm, ese Sharkboy es un oponente formidable. Parece tener una gran comprensión de las tácticas de combate. Rudra tendrá que esforzarse al máximo para superarlo. Esto se está poniendo interesante. —
Juri se dejó llevar por la emoción del combate, animando internamente a ambos contrincantes mientras disfrutaba de sus palomitas. Podía ver la pasión y la determinación en los ojos de la arenosa joven combatiente, y eso resonaba con su propia experiencia personal. Con cada movimiento, cada técnica y cada estrategia, Juri seguía atentamente el combate, deleitándose con la habilidad y el ingenio de los dos shinobis, tanto que se termino su balde de palomitas en un santiamen y de inmediato ya le estaba comprando un vaso enorme de refresco y una hamburguesa a un vendedor ambulante. Este tipo de eventos sacaban su lado mas infantil y compulsivo a veces, sobretodo cuando estaba de buen humor. Como espectadora, sabía que estaba presenciando un enfrentamiento algo especial. Juri continuó observando, sumergiéndose en el combate mientras saboreaba su comida y bebida. Su entusiasmo y disfrute se reflejaban en su rostro, admiraba la habilidad y valentía de ambos combatientes.