[Priv Sumiko y Nagato] Otro Amanecer
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La academia Shinobi era un lugar de nostalgia. Desde que fui admitido en Konoha, dejando atrás la vida errante de huérfano, casi no había visitado la academia desde entonces.

La tarde era tranquila, por lo que decidí hacer una visita a la academia, en donde podría visitar a viejos amigos, maestros y, quizás, entrenar un poco con sus instalaciones.

Ahí seguía el columpio colgado de la rama de un árbol, enfrente de la entrada de la academia. Llevaba conmigo algunos Sirvientes de Tinta, como siempre escoltándome y cargando mis cosas, pues como nuevo mangaka, aprovecharía para dejar ahí algunos tomos de mi manga. 

Era un buen descanso de mis misiones, de Benji... Emaki Tensei... y de otras cosas que me sucedían recientemente.

Ingresé a la academia, saludando a mis maestros, llevando bajo el brazo mis tomos de manga. La gente veía extraño mis creaciones de tinta, con forma de personajes de manga, pero no le daba importancia a ello.

En el patio había gente entrenando, sobre todo chiquillos quienes ponían a enfrentarse los sensei. Había algunos novatos, quienes apenas sabían como canalizar su chakra o lanzar un puñetazo.

Era cierto que apenas estaban aprendiendo, pero aún les faltaba mucho por avanzar. Los demás alumnos los veían y reían, otros señalaban y murmuraban. 

-¿Has venido a entrenar?- me preguntó una sensei, Anko Uzumaki, sonriendo y con una pose llena de confianza y seguridad de sí misma.

-Quizás. Ahora mismo quiero retomar el ritmo y quizás ver algunos combates. Podría dar un par de consejos a otros y probar algunas técnicas. Eh avanzado mucho en el Fuinjutsu y con mi tinta... quizás ahora pueda darte batalla- le dije a la sensei, la cual sólo rió y movió la mano en gesto de que le había hecho una buena broma.

-Quizás, algún día...- dijo la sensei, retirándose del lugar para seguir observando a sus alumnos.

Yo seguía sonriendo, esperando a ver quién parecía interesante o si sucedía algo interesante mientras yacía observando.
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Esta se encontraba leyendo un libro bajo las ramas de un árbol, el día era cálido y agradable, los suaves rayos de sol tocaban su pálida piel dándole algo de coloración a esta, no le tomaba mucha importancia pues no era algo relevante.
Las hojas caían del árbol, las aves cantaban y los pequeños bichos también, era un ambiente realmente agradable por ende era perfecto para ella pues era un ambiente tranquilo que le ayudaba a concentrarse en su libro el cual era para estudiar y mejorar sus técnicas, al ser del rango más bajo necesitaba mejorar sus técnicas y subir su rango.
Quería mejorar sus habilidades por su hermano, que era un rango más que ella sí mal no recordaba. Su mayor motivación para ser la mejor era su hermano, quería que se sienta orgulloso de ella y la felicite por mejorar, pero bueno, al final del día no solía explotar sus habilidades, pero sí su gran cerebro y tal vez su belleza, al final todo para ella era un arma.
Tengo que ser la mejor o al menos intentarlo —dijo con convicción— lo haré por mí hermano, el se sentirá orgulloso de mí.
Acabó de leer el libro de forma rápida y soltó un bostezo de aburrimiento pues los libros no eran su mayor dificultad, más bien el lado físico.
El día empezaba a volverse algo frío, unas nubes taparon el cálido sol y solo quedo un día nublando, ya no era tan agradable, solo se limito a suspirar pesado pues le gustaba el clima como estaba antes. Alzó la mirada y ahí lo vio, él otro ninja, se veía mucho más fuerte, demasiado. Le generó curiosidad y alzó ligeramente la mirada, con unos ojos serios se le quedó viendo y admirando a los guardias de tinta que tenía, tenían un diseño particular que llamó aún más su atención, era algo que llamaba mucho su atención, tal vez más luego se acercaría a él para indagar más, pero aun seguía viéndolo con esos profundos, serio ojos verdes con degradados amarillos, no era muy expresiva así que era difícil saber que era lo que pensaba por lo cual no era muy evidente porque miraba tanto a aquel joven, bueno, observaba más a los guardia.
Suspiro pesado y dejo el libro de lado, se paro de donde estaba sentada y estiró el cuerpo para quitar la tensión muscular, el viento movió su larga cabellera de un lado a otro, tomó un a liga y ató su cabello en una cola baja para mejor comodidad.
Es realmente tonto tener el pelo tan largo… debería cortarlo —dijo con voz tenue pues se le hacía algo tedioso tenerlo largo—
Iba a tomar sus cosas cuando un viento mucho más fuerte que una simple brisa las arrastro hasta el joven de los guardias de tinta, sus libros y apuntes fueron llevados por el viento, corrió detrás de estos y llegó frente a uno de los guardias que al verla se puso modo defensa, esta cayó al piso de la impresión y trato de levantarse.
Lo siento, mis cosas llegaron hasta usted por culpa del viento —dijo con una voz formal y algo seria—
De cerca los guardias se veían mucho más detallados, era algo sorprendente para ella.
interesante diseños, si me permite decirlo.
Dijo cordial, se para y hace una pequeña reverencia como saludo ante el mayor por respeto.
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Yo estaba observando las batallas. No era mucho pero era una forma de pasar el rato. Movimientos comunes, poco refinados o nada refinados, todos esos chicos entrenando duro para sobrevivir. 
Ahí estaba sentado, dejando pasar el día, que aunque tenía que publicitar mis obras, no me daría mucha prisa en ello.

De pronto, una corriente de aire sopló, llevando hasta los pies de uno de mis sirvientes de tinta unas hojas, apuntes de una chica que yacía también sentada no muy lejos de ahí. Pude verla, cómo se acercaba a recoger sus apuntes pero intimidada por mis sirvientes de tinta.
Les hizo un halago.

-Gracias, es grato oír que alguien aprecie mi arte- dije mientras sonreía, ayudando a levantarla. El viento seguía soplando, meneando los cabellos de ambos. Miré al cielo y vi que las nubes avanzaban deprisa. Quizás se acercaba una lluvia en pocos minutos.

-¿Eres de los chicos nuevos?-le pregunté, observándola. Sí, se veía seria pero no se veía tan ágil, o esa impresión me dio al no recoger sus apuntes a tiempo- he estado viendo a los chicos combatir, les falta pulir sus estilos. Formar estrategias, bueno, nunca se termina de aprender eso, hasta yo a veces fallo en ello. 

Tras levantar sus cosas, le ofrecería una copia de mi propio manga, sobre un ninja e increíbles aventuras contra villanos propios de un comic. 

-Si no te molesta, puedo enseñarte algunas cosas. Un par de consejos, después de todo, somos del mismo bando-le diría a la chica, esperando su respuesta.

Alzaría un pincel y crearía una copia de la chica, en un pergamino, generando otro sirviente de tinta con la forma de la chica. Otros chicos del entrenamiento verían esto con sorpresa y admiración. Le pediría a mi creación que la ayudara a llevar sus cosas.
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