[Auto-Narrada C] Fin del contrato vigente
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Resumen de la misión
[Imagen: Umr46MN.png]

Dos sombras se deslizan entre la oscuridad de los callejones en la capital del Fuego... Moviéndose de esquina en esquina y sorteando las zonas concurridas por los tejados, se dirigen con rapidez a su destino, aprovechando todos los puntos ciegos de la guardia de la ciudad.

Unos minutos más tarde, paran ante una vivienda aparentemente normal, abandonada quizás hace años. En su interior no parece haber nada especial, pero a estas alturas de la misión Samuru, que es una de las sombras, ya sabe que es lo que están buscando; los terroristas a los que se ha unido como parte de su misión han estado buscando distintas zonas con un tramo de alcantarillado abandonado en la ciudad, y plantando sellos en lo más hondo de estos, donde nadie podría verlos. Cuando podían asaltar zonas abandonadas como aquella, era fácil. Cuando tenían que adentrarse en viviendas o negocios ocupados, simulaban atracos a modo de cortina de humo. Todo los había marchado relativamente bien, hasta el momento en que el País del fuego decidió que lo más seguro sería enviar a alguien a investigar los golpes.

- No parece que haya nadie vigilando - Susurra el marionetista tras asegurarse que nadie les observa - Este punto podría haber sido asegurado por una sola persona.

El shinobi se muestra escéptico ante la división en dos grupos que hablaron el día anterior, especialmente tras ver cómo su asignación es la más segura. Tanto el hombre que le acompaña como él mismo son los combatientes más entrenados; y sin embargo es improbable que el segundo punto de la noche (Al que se ha enviado a los dos hermanos) sea menos arriesgado que el que tienen delante.

- ¿Qué está ocurriendo Vas? ¿Por qué los miembros del grupo con más entrenamiento militar hemos sido asignados al punto más seguro? - En su tono no intenta ocultarse mínimamente la desconfianza del titiritero, que está tocando disimuladamente los pergaminos de sus títeres - Tienes un minuto para explicarte, antes de que me vuelva en tu contra.

El delincuente, que ya se encontraba dentro de la casa, buscando la entrada al alcantarillado, para y mira a su acompañante con cierto horror en el rostro, como si tras varias horas ocultándolo, estuviera a punto de derrumbarse. Al principio duda, pero en cuanto Samuru pasa a empuñar en una fracción de segundo un Kunai en su siniestra, y recordando la facilidad con la que anteriormente habían dejado una hoja de similares características en su cuello, tuerce la mirada y comienza hablar con desgana y pesadumbre.

- Nos han descubierto... Nuestro contacto ha hablado demasiado rápido - Hasta ahí, ninguna sorpresa para el marionetista, que ya ha recibido órdenes de concluir con la misión - Esta casa es el último punto verdadero, cuando plante aquí el sello habré terminado y pase lo que pase podré marcharme de este maldito País. Su ponto por otra parte... Tienes que entenderme...

El terror inunda el tono de un hombre que, normalmente, parece ser sereno y tener la situación bajo control. A la hora de la verdad, cuando han reventado todas sus tapaderas, solo queda un cascarón lleno de miedo e instinto de supervivencia.

- Los has traicionado... Y sin embargo has decidido no enviarme a mí a la misma trampa... - Samuru elige con cuidado cada una de sus palabras, mientras analiza las razones que pueden haber llevado al terrorista a salvar a un extraño y vender a sus camaradas - Sabes que existe la posibilidad de que salgan vivos de esa encerrona, pero tratándose de ellos o lo achacarán a una filtración de vuestro contacto o huirán... Sin embargo, si yo salía vivo, iría a por ti. Pero además, si demuestras ser útil, podría ofrecerte una nueva tapadera, un lugar en el que esconderte... ¿Es correcto? - Un lento asentimiento confirma las palabras del Shinobi.

- Ah, Vas... - Samuru suspira con resignación - Eso explica muchas otras cosas. Como el por qué decidiste creer tan rápido que yo no fuera la rata... En tu dura cabecita no quedaba ninguna salida limpia más allá de que, por algún milagro, yo decidiera ayudarte. Supongo que en ese aspecto los dos hemos tenido algo de suerte... Por un momento me preocupaba tu facilidad para descartarme como sospechoso. Si la mano ejecutora de esta operación resultara ser un imbécil todo esto no habría servido de nada. 

A estas alturas, el criminal comprende que su última cuerda de seguridad acaba de arder como una tea. En su cabeza era una posibilidad, pero su verdadero ser, más cercano a una alimaña que a un humano, se agarraba a aquella posibilidad con una convicción hasta cierto punto encomiable.

- Por desgracia, si ellos son prescindibles... Significa que eres el único al que merece la pena sacar información - El tono de Samuru escala con rapidez a uno cruel, viperino y claramente colérico - Lo que significa que si les hubieras permitido retirarse antes de este golpe, habrían podido vivir su vida... Pero necesitabas un cebo, y ahora tienen una X marcada en sus espaldas. Lo que los lleva a poder terminar solo de dos maneras, muertos o torturados por los AMBU para extraerles una información que no tienen... Lo que les hará sufrir mucho más que a una babosa como tú, que no durará ni un día sin abrir la boca.

Vas se incorpora con toda la velocidad de la que es capaz. Ha dejado caer sus herramientas y el pergamino que ntenía que colocar en el lugar indicado, y empieza a correr sin ningún objetivo en mente, más allá de escapar de quien claramente ha sido enviado para atraparlo. En cuanto el criminal se incorpora, una pequeña explosión de humo se forma tras el shinobi, y la nueva silueta que surge como producto de la misma, no tarda ni un segundo en dar alcance al criminal, que se ve acorralado, empotrado y retenido contra la pared por una figura aterradora; formada por un cuerpo que al amparo de la oscuridad parece humano, hasta que te percatas de los seis brazos que surgen de su rostro, y las pequeñas hendiduras que recorren su cuerpo de madera y metal.

- Por tu culpa voy a tener que mancharme las manos en una misión que, de otra forma, podría haber sido sencilla... Así que al menos haznos un favor a Kuroari y a mí. Necesito que alertes a la guardia de nuestra posición y me ahorres tiempo de entregarte a los mismos - La marioneta separa cuatro de sus brazos del cuerpo del terrorista, manteniéndolo inmovilizado con solo dos de estos, mientras del resto surgen con un chasquido metálico cuatro cuchillas retráctiles - Pero tranquilo, que yo te ayudo.

Ante el rostro horrorizado de su víctima, y con un solo movimiento de su mano izquierda, Kuroari apuñala los codos y las rodillas del hombre en una simple pero brutal demostración de fuerza. Como respuesta evidente, un chillido desgarrador atraviesa la otrora silenciosa noche.

- Gracias por tu colaboración.
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[Imagen: FirmaSamuru.gif]
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Dos nuevas sombras se escabullen entre las calles de la ciudad, huyendo apresuradamente de sus perseguidores. El bufón y su hermana han logrado huir de la trampa tendida por su propio mentor, al que consideraban familia, pero están heridos. Tras unos minutos más corriendo, finalmente llegan a una zona despejada, un lugar seguro, su supuesto punto de encuentro en otros asaltos.

- Veo que habéis salido bastante ilesos.

Sentado sobre una pila de ladrillos, Samuru observa a los recién llegados can tranquilidad. Parece completamente relajado mientras, pese a la oscuridad, escribe algo en su libreta personal.

- Disculpad, he decidido aprovechar el tiempo para rellenar el parte de misión. - Guardando la libreta entre sus ropajes, Samuru sonríe con cierta pena a los dos hermanos, indicándoles con un gesto de su mano que se sienten cerca suya - Venid, tenemos que hablar.

- No - Responde el bufón sin dudar un solo instante - ¿Dónde está Vas? ¿Qué le has hecho?

- No me gusta tu tono - La voz de Samuru es tajante y amenazadora, pero pese a todo, el pesar sigue percibiéndose en su rostro - Vas os ha traicionado. Os envió a una trampa para ganar el suficiente tiempo como para terminar su misión y huir. A mí me mantuvo a su lado por temor a que, en caso de escapar, después me dirigiera a acabar con su vida... Os advertí que os apartarais, que abandonarais la misión. De no ser por esta noche, Konoha no habría puesto un precio a vuestras cabezas, y yo podría haber suavizado vuestra implicación.

El silencio se apodera de la escena nocturna, mientras los dos hermanos, sobreponiéndose a sus heridas, intentan asimilar lo que el hombre que hay ante ellos les está diciendo. Al principio quieren dudar de lo que está ocurriendo, pero poco a poco todas las piezas encajan en su cabeza, comprendiendo que lo que Samuru dice es cierto, y peor aún... Él no está ahí para ayudarlos.

- L-lo... ¿Lo has...? - Pese a saber de la traición de Vas, la voz de Rukia se rompe ante la mera idea de que este haya sido asesinado.

- No - Responde Samuru - Me habría gustado, detesto a la gente que traiciona a su propia familia, estén o no relacionados por la sangre. Pero tenía que atraparlo para que pudieran extraerle información. Vuestro caso, por desgracia, es distinto. ¿Por qué no me hicisteis caso...?

Un nuevo silencio surge de la confirmación de la peor sospecha de los hermanos. Samuru era el infiltrado y está ahí para detenerlos. Y por su forma de hablar, no parece dispuesto a dejarlos escapar.

- Tengo que deteneros aquí - Sentencia el marionetista antes de que sus presas puedan decir nada - Si os dejo escapar, pondré en riesgo los años que he tardado en ganarme su confianza y con ello pondré en riesgo a mi hermano... Te lo advertí; la lealtad debería terminar en el momento que afecta a tu verdadera familia - Levantando sus dos manos, dos marionetas surgen desde la silueta del shinobi, como si su cuerpo fuera un portal invocando demonios - Quiero que entendáis algo, mi misión es deteneros o entregaros. Si os detengo os torturarán durante meses antes de otorgaros el alivio de la muerde, así que...

- ¡Putas escusas! - Un grito desesperado del bufón, que en este punto se encuentra temblando mientras abraza a su hermana, en un vano intento de protegerla, corta las palabras del marionetista. Rukia por su parte está completamente pálida, sin saber que decir, sin saber que sentir, mientras mira con los ojos en blanco al hombre que...

- Es cierto - Las palabras de Samuru interrumpen los pensamientos de ambos hermanos - Simplemente soy más egoísta.

Las marionetas, que se habían colocado con lentitud a ambos lados de los hermanos, extraen con un chasquido metálico todas sus armas ocultas, al tiempo que el marionetista levanta sus manos, forzando una sonrisa tranquilizadora mientras memoriza los rostros de sus víctimas por última vez.

- Cerrad los ojos; acabaré en un momento.

Con sus últimos segundos de vida, el bufón terminaría de rodear a su hermana, tratando de protegerla de lo inevitable mientras, quizás por desesperación, o por otro vano intento de protegerla, cubre los ojos de Rukia, aislándola del terror que los rodea. Un segundo más tarde, las cuatro figuras humanoides se han fusionado en un solo ente y el silencio vuelve a apoderarse de aquel lugar, roto únicamente por el leve siseo de más de una docena de cuchillas siendo extraídas lentamente de la carne humana; dejando caer ambos cuerpos inertes al suelo.

Ambas marionetas vuelven hacia su dueño, desapareciendo de nuevo en el pergamino que está oculto a su espalda. Observa por última vez a los cadáveres que decoran el panorama y, suspirando con más resignación que pena, comienza a caminar de vuelta al cuartel de la capital del fuego, dispuesto a entregar el reporte que había terminado mientras esperaba a que los hermanos aparecieran. En su interior, se encuentra mucho más apaciguado de lo que el mismo se esperaba y, en parte, eso es lo que más le incomoda.

Al final, decide abandonar aquellos pensamientos y reconfortarse con la idea de que finalmente podrá regresar a casa. Han sido dos largas semanas.

~Misión Concluida~
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MISIÓN FINALIZADA
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