Última modificación: 22-05-2023, 07:06 PM por Skuld Samuru.
Aún faltaban varias horas para que se pusiera el sol en el País del Fuego. Entre la gente que iba y venía de sus hogares, trabajos o entretenimiento, Samuru se encontraba sentado en un puesto callejero, tomándose con tranquilidad una taza de té mientras hacía tiempo, esperando a que llegara su cita.
Tras haber presentado información sobre los atracos ocurridos en las últimas semanas, se le había encomendado una segunda misión al respecto de los mismos, concretamente la de infiltrarse en la organización, que había resultado ser o estar encubierta por un circo ambulante. Había sido elegido para aquel papel por que cumplía con el estándar de alguien que podría encajar en un lugar así: De corte artístico, algo peculiar, con dominio en una o más "artes del entretenimiento" y un aliciente para poder ser considerado un marginado de la sociedad; en su caso, ser un extranjero de un país que ya no existía. De hecho, en el pasado, la única razón que había llevado al titiritero a no vincularse con otros artistas ambulantes era el carácter casi sectario de muchos de estos grupos, que en ocasiones (Incluida esta) rozaban o alcanzaban lo criminal.
Para cuando la gente había empezado a desaparecer por completo de la calle, en busca de un hogar en el que refugiarse, Samuru notó como alguien que ya llevaba un rato observándolo se acercaba por su espalda, sin embargo, al no detectar intención asesina alguna, decidió hacer como si no se hubiera dado cuenta; al menos hasta que escuchó un cascabel justo detrás de su nuca.
- ¿Alguien tan poco atento como tú ha logrado sobrevivir tanto tiempo solo?
Ante el rostro del titiritero se hallaba, literalmente, un bufón de colores vivaces y llamativos, con la parte superior del rostro cubierta por una máscara teatral y cuyos cascabeles ahora si, tintineaban con normalidad; en su rostro, se dibujaba una sonrisa cómicamente enorme "Para ser justos, su sigilo no es poca cosa si sabe moverse sin hacer ruido" Samuru sencillamente sonrió ante las palabras de su acompañante, al tiempo que llamaba la atención del trabajador del puesto con un gesto.
- Por favor, relléname la taza... Y ponle algo de beber a mis dos acompañantes. Lo necesitarán después de todo el día trabajando.
La sonrisa del bufón se ensanchó aún más, hasta casi alcanzar lo que a Samuru le pareció que rozaba un matiz siniestro.
- ¿Dos...? Oh querida... Creo que no vas a poder sorprender a este.
Acompañando a las palabras del primer bufón, dos nuevas manos surgieron de detrás de la cabeza de Samuru, pasando a ambos lados de su rostro antes de cerrarse en un abrazo "sorpresa", frotando su mejilla contra la del perfecto desconocido. A su espalda, ahora dejándose ver, otro bufón, o más concretamente un arlequín, había logrado deslizarse con un sigilo antinatural para alguien sin reflejos, hasta el punto de que el ninja, pese a su entrenamiento, solo la había detectado a un metro suya.
- ¿Podemos quedárnoslo...? Sinceramente, estoy un poco harta de que mi única compañía masculina sean: payasos, domadores con olor a perro y el hombre más peludo del mundo... Prometo cuidarlo y comerlo todos los días. - Su voz era dulce y forzadamente infantil.
- ¿No querrás decir darle de comer?
A causa del contacto directo de ambas mejillas, Samuru pudo percibir lo que parecía el indicio de una sonrisa por parte de la arlequín - Solo si le parece mal mi desliz...
Un deje de clara diversión y picardía se dibujó en el rostro de Samuru "Genial, bromas sexuales nada ingeniosas, es como volver al burdel. Si este es su nivel de humor no me extraña que tengan que robar como segundo oficio" Pese a su aspecto animado y tranquilo, el titiritero estaba bastante incómodo con el tosco acercamiento, pero sabía que debía seguirle el juego a los extraños, que claramente estaban allí para entrevistarlo y que, por su tono de voz, se trataban de dos de los tres ladrones de la noche pasada.
- Supongo que sois mis contactos para la entrevista de hoy. Aunque según el anuncio vendrían tres personas, así que a no ser que alguien esté a punto de salirme de debajo de la túnica... - Acompañó sus palabras con un movimiento de disuasión indirecta, completamente dominado por años de experiencia, en el cual recogió las manos de la muchacha y las deshizo con completa ternura, besando una de estas y guiñándola un ojo en referencia a las últimas palabras mencionadas - ¿Se ha perdido o tenemos que esperar un rato más?
La arlequín retrocedió un paso, algo desarmada por el gesto del hombre, casi como si pareciera intimidada pese a haber sido ella quien había realizado la primera insinuación. Aquello, por alguna razón, le pareció increíblemente gracioso al bufón, que no escondió mínimamente su carcajada, antes de señalar a la taza de té del joven.
- No de debajo de tu túnica... Si no de tu bebida.
Samuru miró primero a su taza y luego al tabernero, quien le sonreía con una expresión casi siniestra... Al mismo tiempo, el titiritero empezó a notar finalmente los efectos del sedante que le habían echado en la taza que se había tomado mientras esperaba, comenzando a marearse. Ahí estaba el tercer ladrón.
- Supongo que eso explica ese sabor tan gracioso... - Un cabezazo contra la mesa más tarde, Samuru se había quedado fuera de combate.
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